Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

De miércoles a viernes las cosas estuvieron bastante tensas, y esa era la versión corta. El anteriormente sonriente y amigable Chanyeol, junto a su un poco más silencioso amigo Junmyeon, ahora tomaban los recesos cómo tiempo en los cuáles la humillación era necesaria. No tenían idea de cuántas veces Baekhyun y Yixing habían caído de cara frente a todo el instituto, todas las ocasiones en las qué las llaves de los grifos que ellos utilizaban casualmente estaban sueltas o incluso las veces en las que varios de sus cuadernos y anotadores desaparecían como por arte de magia y luego volvían de maneras algo inusuales. Fue difícil explicarle al maestro de psicología como sus  anotadores con tema de Willy Wonka llegaron a su maletín.

Sí que fue complicado para Baekhyun llegar y no agarrar a golpes a Chanyeol en el asiento que compartían, sabía que perdería. O para Yixing, lo incómodo que era sentarse con Jongdae y escuchar a Junmyeon por su tras soltando risas sin reprimir.

Baekhyun se aferraba a su orgullo, no quería aceptar que había hecho mal, incluso aun sabiendo que aquella vez que Tao lo había ido a vigilar a su casa había presenciado como al pequeño en un ataque de ira y frustración se le habían aguado los ojos de la impotencia. No, se negaba rotundamente a creer que él era el malo de la película; no quería pensar ni por un momento que Chanyeol se había torcido por su causa.

Y KyungSoo... él solo dejaba pasar las cosas. En su mente Chanyeol, el que le gustó desde el principio, volvería en sí.

—Con eso terminarían las recomendaciones, pueden volver a casa, gracias por su tiempo. —finalizó el maestro retirándose del aula.

La semana más pesada del bimestre estaba cerca. Pronto haría presencia y todos empezarían a preocuparse, al menos los que no habían estudiado nada durante esos últimos dos meses de clases, lo cual haría mucho más complicados esos cinco días cargado de pruebas y exámenes. Por fin, unos pocos días más de puro esfuerzo y la preparatoria les otorgaría una semana para relajarse y descansar de los profesores, las tareas, los ensayos y los compañeros.

Algunos tomaban tan simple los exámenes próximos, eran cosas sencillas que podrían manejar con confianza. Por otro lado, existían los que aún necesitaban tener anotado una pequeña y minúscula ayuda en el antebrazo.

Sehun y Kai en especial iban preocupados, sus notas no eran buenas en cualquier materia que no se relacionara con deportes. Si no se esforzaban y sacaban una nota aceptable en cada prueba se perderían tiempo de relajo. Maldecían matemáticas, ciencias, comunicaciones y sociales.

{*}

YiFan estaba muy tranquilo tendido solo en su habitación, escuchando música y paseando su mirada en la pantalla de su celular en la cual revisaba la mayoría de sus redes sociales. Las notificaciones eran abundantes, lo suficiente como para alimentar su gran ego.

Luego de un rato la puerta del departamento sonó, anunciando la llegada de su compañero de piso. Ya iba a ser la hora del almuerzo, y bajo las reglas establecidas en el acuerdo que ellos mismos se impusieron, Tao sería siempre el que se encargara de las comidas importantes del día, considerando que Kris no controlaba correctamente ninguno de los artefactos de cocina. Aún sufría por el dinero que tenía que invertir para reponer el refrigerador que por culpa de esa sartén y él mismo ya no estaban en buen estado. Sus padres no podrían dárselo y tampoco lo recibiría aunque se lo ofrecieran.

—YiFan. —sonaron toques en la puerta de su cuarto— Ya casi termino de cocinar, sal de ahí en diez minutos.

Kris acató la orden mentalmente y rodando sobre su propio cuerpo quedó echado boca arriba, contemplando el techo. Ese viernes en especial se estaba haciendo aburrido. No tenía planes y a la vez la suficiente pereza como para no hacerlos.

Levantándose de su cama, haciendo que el colchón rechinara al movimiento, estiró los brazos y buscó sus pantuflas debajo de la cama, alcanzándolas después de un rato de arrastrarse bajo esta como culebra.

—Debería barrer ahí abajo. —murmuró al ver como los rastros de polvo y telarañas habían sido retirados del piso y esparcidos alrededor de su polera.

Intentó regresar a su aspecto anterior, en vano. Decidió cambiarse la parte superior de su vestuario, sacándose la chompa, quedando desnudo de la cintura para arriba. Buscó una camisa dentro de su clóset cuando unos golpes frenéticos a la entrada se hicieron presentes. Él gruñó por la invasión, no respondió, aún faltaban por lo menos cinco minutos más antes de que el almuerzo estuviera listo según la hora en su teléfono.

Pero la puerta se abrió de repente.

—¡¿Qué haces?!¡Maldición, sal de aquí!

Cubriéndose como podía el torso gritó mientras que por el bochorno su rostro se tornó un color carmesí, incluyendo sus orejas. Estaba prohibido para Tao entrar a su cuarto sin autorización solicitada con una semana de anticipación, y viceversa.

— YiFan Idiota, tus amigos están en la entrada. —Los ojos del menor parecieron volverse más oscuros de lo que ya eran, dándole un aspecto terrorífico.

Kris se tomó unos segundos para procesar lo que le acababan de informar. Era totalmente irreal, ninguno de sus amigos podía estar en la entrada, él nunca, en ningún momento, les dio ni pista de donde residía.

—Me estas jodiendo, ellos no pueden estar ahí. No saben dónde vivo. —sentenció dando pie a la posibilidad de que Tao solo le estuviera haciendo una broma de mal gusto

—Si insinúas que miento solo asómate a la mirilla y cerciórate tú mismo.

Esa fue la última palabra antes de que girara sobre sus talones y seguido por Kris caminara hacia la puerta de pintura blanca que decoraba la gran pared junto a un par de macetas. Habían ruidos desde en otro lado. Algo dudoso el mayor acercó su rostro al orificio y válgame dios, ahí podía ver en una imagen algo distorsionada a sus cinco amigos, todos jugando y haciendo ruido.

Unos toques en la entrada resonaron.

—Ve a tu cuarto. —murmuró.

—¿Ah? —Kris colocó con rapidez una mano sobe la boca de Tao evitando que este hiciera algún ruido que los visitantes pudieran oír desde el otro lado de la puerta— No se irán, los conozco, no importa cuánto se los pida, o incluso que los bote de aquí, no estarán satisfechos, solo déjame hacerlos entrar, será una tarde y de ahí me encargaré que nunca vuelvan. —suplicó lo más rápido que pudo.

Tao analizó la situación y a juzgar por el tipo de amigos que tenía YiFan era lógico lo que le pedía. Asintió sin decir más, caminando a su habitación y cerrando la puerta por su tras.

El mayor soltó un gran suspiro, dando frente a la puerta, recargando sus brazos en el umbral. Respiró una vez más y giró el pestillo.

—¡Al fin! —fue lo primero que oyó— Nos estábamos haciendo viejos de tanto esperar.

El primero en entrar fue Suho. Iba muy asombrado por el orden presente en el bello espacio tan bien ambientado.

—¿Qué hacen aquí?

—No es educado decirles eso a tus amigos que te quieren tanto y vienen a visitarte.

—¿Cómo supieron mi dirección?

Kai guiñó un ojo mientras se acomodaba en uno de los sofás. La verdad no le sorprendería si lo hubieran seguido desde que se despidieron después de dejar al menor del grupo en su casa. No lo enfurecería en realidad, la única preocupación era si alguno de ellos habría visto a su compañero ingresar al edificio. Solo podía confiar en la costumbres de Tao de partir a casa apenas la campana de salida sonaba, rara vez faltaba a esa regla.

—Hyung, —habló Sehun— me gusta mucho tu departamento. ¿Por qué no querías que viniéramos? No veo por qué avergonzarse, este lugar es una joya, lo decoraste bien.

El crédito por la decoración se lo llevaba el segundo de los residentes, pero claro, eso no se los podía comentar. —¿Quieren salir? —ofreció el ahora anfitrión.

—No. —se negó Chen de forma casi instantánea— Hemos llegado a la fortaleza de la soledad, ahora debemos explorarla.

Y no, ninguno de los presentes entendió la referencia.

—Es de Superman, la película, cuando, ¡Ay, olvídenlo! —Jongdae enrojeció— Solo registren la casa y punto.

Los demás enarcaron una ceja y encogieron los hombros.

—Tengo hambre, Kris. ¿Tendrás algo de comer?

No le dio tiempo de analizar la pregunta cuando Chanyeol ya se había metido a la cocina dándose con que sobre el mesón se encontraban dos platos Kimchi servidos y listos para comer. Eso le resultó extraño.

—¿Esperabas a alguien más? —interrogó el alto aún dentro de la cocina.

—No, ¿por qué? —Kris siguió el rastro de la voz de Yeol. Y no, no sabía cómo responder a eso— Yo... como por dos. —contestó nervioso.

Y fueron tres largos segundos salvados por la estupidez de Chanyeol.

—¡Ah! Con que era eso. —agitó un dedo en el aire.

Después de una sonrisa Chanyeol salió de la habitación junto al resto. Estando juntos siempre hacían mucho escándalo, no había excepción, y YiFan en realidad disfrutaba de eso, se había hecho parte de eso, de ellos en realidad. Pero a Tao eso no le gustaría, para nada. Solo esperaba que se hubiera echado a dormir, una queja con sus padres y lo más seguro es que le redujeran el presupuesto para sobrevivencia a la mitad.

—¿Y qué piensan hacer?

—No sabemos, la idea es quedarnos todo lo que queda del día, incluso si se puede la noche, a fin de cuentas mañana es sábado.

No, no hablamos de pijamadas, ellos son hombres hechos y derechos que no se juntan como nenas a compartir secretos. No, jamás. Ellos son machos, salvajes y terrenales.

—No, no, no van a quedarse.

Fuera de que Tao estaba en la habitación frente a la suya, YiFan no estaba dispuesto recoger desorden que no fuera suyo, de hecho ni siquiera recogía el suyo. Para algo estaba el otro sumiso en casa.

—Ay, se te está saliendo lo aburrido. Pero ya qué, a fin de cuentas ni queríamos. —murmuró resentido Kai.

Aunque pudo percibir el sentido en la voz de Jongin solo soltó una sonrisa burlona y tomó asiento junto a sus amigos. A duras penas podían caber todos en el sofá, aún con Sehun y Suho montados en los brazos del mueble, considerando que este estaba diseñado para darles espacio a tan solo tres personas. Después de todo, nunca hubo más de dos.

La película fue por elección unánime, de terror. Apenas el filme empezó los cinco se aferraron, con uñas y todo al sillón. Todo desapareció de la cabeza de Kris cuando el primer cráneo explotó. Nada podía interrumpir el destripamiento de los personajes secundarios.

—Te odio, te odio, te odio. —maldecía Tao desde su habitación

Iba abrazado a su almohada, ahogando sus chillidos en esta por cada grito que escuchaba provenir de la sala. Lo tocaban de nervios ese tipo de películas. Podía disimularlo cuando estaba con sus amigos en alguna casa, en el cine, incluso en las funciones de la escuela, porque aún con el miedo se sentía protegido al estar rodeado de más gente; pero en esa ocasión estaba solo dentro de su habitación. Era inútil lanzar injurias a su compañero, no lo oiría.

Se arrinconó en la cabecera de su cama, evitando que sus pies se salieran por las orillas, como si bajo la cama algo estuviera preparado para saltarle directo a la cara.

—Kris, —susurró Kai sin alejar su mirada de la pantalla— ¿dónde está el baño?

—Está en el pasillo. —señaló hundido en lo que estaban viendo, sin poner del todo su concentración en lo que el otro le había preguntado.

—Gracias.

Jongin se levantó sabiendo que los demás no pausarían la diversión por su vejiga, así que se levantó rápido de su lugar en dirección al pasillo. Ahí se dio con cuatro puertas, dos del lado derecho, una a la izquierda y finalmente otra en el centro. Eso era malo., malo para Kris, malo para Tao.

—Creo que... esta.

Se acercó a la derecha del pasillo, eligiendo la primera puerta, solo se encontró un armario lleno de productos de limpieza y un estante con un par de sabanas. Le sorprendió, siempre consideró a Kris alguien muy descuidado.

—Entonces... esta.

La que le seguía era la habitación de YiFan. No le pareció nada impresionante, y ese era el problema. Ese lugar, comparado con el resto del departamento, estaba más que desordenado y un ligero olor a polvo invadió sus fosas nasales. Salió de inmediato.

—Debe ser esta.

Posó su mano en la perrilla, intentando girarla, pero a diferencia de las dos que había probado anteriormente no abrió, estaba asegurada, y no se abriría según veía. Necesitaba una llave o a alguna persona que abriera desde adentro.

—Diablos. —musitó Tao del otro lado. Alguien agitaba la entrada a su habitación.

—Qué extraño. —mencionó Kai rindiéndose.

Tomó la última entrada, al fin encontrando su destino. Una pequeña habitación al fondo del pasillo. No paso mucho hasta que saliera y volviera junto a los otros cinco. La película iba avanzando. De poco en poco el tiempo para que acabara se iba disminuyendo. Finalmente terminó con un par de gritos de miedo de parte de Jongdae y Chanyeol.

—Kris, ¿por qué en el pasillo hay una puerta asegurada? No la pude abrir.

Y ahí estaba, la interrogante fue lanzada sin anestesia.

—No es nada. —tragó saliva— Es solo un deposito.

—¡Ah! Con que era eso. —Chanyeol agitó un dedo en el aire.

Relajó sus hombros cuando por fin sus amigos voltearon sus miradas posadas en él, ya dándole más interés a los créditos del filme. Y una hora más tarde YiFan estaba despidiendo a todos desde la puerta del departamento. La reunión se había tardado un poco.

—¿Qué creen que haya ahí adentro? —preguntó Suho cuando ya estuvieron en el camino de vuelta a sus casa.

Todos pensaron en la respuesta. No se les venía nada lógico. Se suponía, o al menos hasta donde tenían conocimiento, entre ellos no había secretos. Estaban enterados hasta que cuando Jongin iba en primaria se fue de cabeza por una escalera a causa de una apuesta en la que ganaba un simple e inútil título de el más valiente.

—Dudo que ahí solo estén guardadas cajas de allá, de China. —analizó Junmyeon.

Los cinco asintieron.

—Tal vez ahí guarda los cuerpos de sus víctimas.

De acuerdo, Chen estaba dejando volar demasiado su imaginación sabían que Kris alguna vez fue de esas personas que se peleaban todo el tiempo, pero algo era agarrarse a golpes con un segundo, pero algo totalmente diferente era asesinar gente y coleccionarlas sus cuerpos en una habitación.

—¡Ya sé! —exclamó Chanyeol— Tal vez tiene un pasatiempo que le avergüence. ¿No creen?

—¿Cómo qué?

—Bordado.

—Crochet.

—Leer.

—Bailar.

—Pintar.

—Carpintería.

—¿Maquillaje?

—¡Ay! No se me ocurre nada que de verdad merezca que no estemos enterados. —gimoteó Sehun.

Lanzaron varios comentarios al aire de cosas que ellos consideraban bochornosas. Ninguna les convenció. Decidieron dejar el tema de lado y continuar con su camino. Ya casi daban las nueve de la noche, el cuerpo de todos iba cansado y sinceramente al no conocer del todo la zona deseaban volver rápido bajo la cobija.

Sí, esos machos salvajes y terrenales se estaban despidiendo en algún punto entre las avenidas que ya se les hacían familiar las calles.

—¡Se me ocurrió algo! —interrumpió Suho antes de que estén lo suficientemente lejos unos de los otros— ¿Alguien aquí ha visto 50 sombras de Grey?  —los cuatro restantes intercambiaron miradas y asintieron a la pregunta— Me imagino que Kris tiene una habitación roja en el pasillo. —movió sus cejas insinuante.

Echaron a reír.

—Sí, seguro, debería prestárnosla alguna vez.

{*}

Al cortar la llamada KyungSoo se sentó sobre su cama, los cuadernos estaban esparcidos alrededor de esta. Solo se había tomado unos minutos para informarle todo lo que habían explicado durante el día a Minseok, el cual había faltado a clases por culpa de un resfriado.

«Ese chico no soportaría sin falta al menos una vez cada dos semanas al instituto.»

Toda la tarde se la había pasado ahí, estudiando sin parar. Se había descuidado un poco el último par de semanas con sus estudios, así que decidió empezar a retomarlo para poder estar listo y preparado para el lunes que venía. Aunque, dentro de su estudio, en todos sus cuadernos, para su desgracia, había cierto nombre dibujado al final de estos, Park Chanyeol.

Se sentía igual de extraño que Luhan, pero a la vez silenciado como Minseok. Era complicado lo que se revolvía en su estómago y su cabeza.

Miau. —Su gatito, su pequeña mascota de colores marmoleados se asomó por la puerta, subiéndose a su cama y acurrucándose en su regazo

—¿Qué pasa, tienes hambre?

Le frotó la cabeza, recibiendo un ronroneo en respuesta. Su cola se estiraba para luego enrollarse entre sus patas.

—Dime qué hago. —sus manos ahora se paseaban por el estómago del animal— ¿Lo olvido o solo espero?

Se le salió una media sonrisa. Su expresión era algo melancólica, no quería renunciar. O no se lo permitía. Si lo dejaba otro defecto se agregaría a su lista. No podría nunca más ver a ese grupo y pensar en posibilidades, solo observaría una mancha, al igual que con el resto de expretendientes que alguna vez hicieron que esas mariposas azules lo albergaran.

Miau.

Suspiró sonriente asintiendo luego con la cabeza.

—Tienes razón.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).