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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Notas del capitulo:

 

Yixing colocó la alarma en su celular. Esta sonaría exactamente a las seis en punto de la mañana. No podía llegar tarde, tanto tiempo estudiando encerrado en su habitación con los ojos pegados a sus apuntes debían valer la pena y él no arruinaría todo llegando retrasado al instituto.

Al terminar de colocarse su pijama favorito, el de estampado felino, se escurrió bajo las sábanas blancas recién lavadas que el mismo le había colocado al colchón horas antes y relajando el cuerpo hundió su cabeza en la suave almohada. Sus pensamientos por fin se disiparon y podía subsistir con tranquilidad. Los enredos, la culpa, los sentimientos, Junmyeon. Por fin todo se alejaba. Sí, el sueño se encargaría.

Y caería, en el sueño, desaparecería...

¡Puff!

La mesa era redonda. Yixing abrió un ojo. Sí, un ojo. El otro iba cubierto de un parche que él no recordaba haberse colocado.

—Hermanos Fury, ¿están bien?

Notó que en aquella rotonda no era solo él, lo acompañaba otros cinco, todos recién despertando y de una forma muy peculiar, los seis compartían el mismo vestir. Chaqueta, pantalón, e incluso el saco color negro.

—Luhan... —habló dudoso.

—¿Sí?

—¿Dónde estamos?

Paseó sus ojos por el lugar, dando solo en una conclusión.

—En S.H.I.E.L.D

Aquellas palabras no sonaban nada lógicas. Los demás solo analizaron la propuesta, y después de darles unas vueltas al sitio con los ojos cayeron en la cuenta de que Luhan tal vez tuviera algo de razón en su respuesta.

—Señores, Los Vengadores han llegado.

Dieron un salto sobre sus asientos. Ese tipo de magia era solo de la que se podía tener en un sueño. Exacto, un sueño. Sus héroes desde la infancia iban desfilando por la entrada y se sentaban al otro lado de la mesa. Iron Man, El hombre Araña, Ojo de Halcón, El capitán AméricaEsas figuras de gran porte entraban en sus respectivos uniformes.

—Mr. Fantástico y Antorcha Humana parecen tener un ligero retraso. —informó una de las secretarias.

Tao Y KyungSoo soltaron un chillido al escuchar los nombres de los personajes, en sus opiniones, más fantásticos de los comics.

Por otro lado Yixing y Baekhyun estaban conteniendo las ganas de lanzarse a besar al Iron Man y Capitán América que de alguna forma los estaban mirando. El soldado del siglo pasado y el genio multimillonario.

SpiderMan y Ojo de Halcón mantenían una plática entre ambos, sin notar como Minseok y Luhan se estaban deshaciendo por tocar tan solo un segundo sus trajes.

—¡Ya llegamos, no nos maten!

Las puertas de entrada se abrieron de par en par. Los dos faltantes se presentaron. Se hizo el silencio, como correspondía, según Marvel, Antorcha humana y Mr. Fantástico no llevaban mascara, sus rostros se veían.

—Tao...

—¿Sí?

—¿Por qué Jongin y YiFan están aquí?... ¡Y vestidos así!

Los miraron de pies a cabeza. Algo estaba mal.

Y recién se dan cuenta.

—¡Ah! ¡¿Quién dijo eso?!

La voz del más allá.

Restándole importancia a la voz, que provenía de quien sabe dónde, Minseok Fury dio una orden. —Quítense los cascos y máscaras.

Los superhéroes acataron el dictamen. Algo se revolvió en sus estómagos.

—¡¿Qué hacen ellos aquí?! —chilló Baekhyun señalando a Chanyeol, Sehun, YiFan, Junmyeon, Jongin y Jongdae

Una secretaria entró nuevamente a la sala, dejando informes del caso a los Hermanos Fury, la misma copia a cada uno. Ahí figuraban los nombres de sus héroes.

Iron Suhot Man, El Chenchual Araña, Kai el Hálcón, Capitán Yeollie América, Mr. FantásKris y Antorcha SeHunmana.

«¿Qué clase de broma pesada esta?» Pensaron.

—Señores, el plan para destruir a Lee Soo Man ¿Está listo? —interrogó Mr. FantasKris

—Ehm...

—Destruyó nueva York.

—Yo...

—Atacó civiles.

—Pero...

—Secuestró inocentes.

—Sçi...

—Mató a Yoda.

—¡ASESÍNENLO!

Espera, Yoda no está en esta película.

—¡Ahhh! ¡Miércoles, ahí está de nuevo la voz!

Que escandaloso, Yixing.

—¡Sabe mi nombre!

Sí, el de todos.

—¡¿Qué quieres de nosotros?!

Los héroes intercambiaron miradas, era raro ver a sus jefes hablar solos con el aire, al parecer discutían con alguien. ¿Será que la mujer invisible estaba ahí y no se habían enterado?

Los están asustando, idiotas.

—¡Espera! A ver si entendí, esto no es real.

No.

—Es un sueño.

Sí.

—Y nada de lo que haga aquí tendrá consecuencias.

Exacto.

Luhan se levantó de sus asiento a paso decidido, llegando hasta el lado se Sehun. Cogió el rostro ajeno entre sus manos y le estampó sus labios. De una vez cumplió dos fantasías. Besar a su Antorcha Humana, besar a su Oh Sehun.

¡Al fin alguien que entiende la dinámica de este juego!

Pasaron unos segundos en los que parecían comerse entre ellos para que por fin se separaran.

—Eso fue hermoso. —Luhan volvió a su asiento, dejando a Sehun en un trance total con su rostro por completo rojo.

¿Quién sigue?

Ninguno respondió.

¡Oh, vamos! Un par más y los llevo al siguiente escenario.

—¡¿Hay más?! —exclamó Tao.

Por supuesto.

Minseok se levantó tembloroso de su asiento. Se acercó por detrás a SpiderMan. —Por el equipo. —se decía.

Sí claro, solo por el equipo.

Tocó su hombro dudoso. Este volteó sonriente mirándolo a los ojos. Minseok tomó aire e inclinando su cuerpo posó por un segundo su boca sobre la de Jongdae. Fueron apenas unos instantes.

Así me gusta. ¡Ahora uno más!

No hubo respuesta.

Bueno, ya nos estamos tardando, así que igual en el siguiente bloque obtendré un beso más.

¡Puff!

Todos, sin excepción fueron expulsados como mala comida de un hueco en el suelo al pie de un gran árbol. ¿Qué era eso? El vestuario era el mismo para los seis. Un vestidito azul con un delantal blanco. Algo muy simple.

—Somos...

Alicia.

—¡Ahhh! ¡Esa voz nos está siguiendo! —lloriqueó Luhan.

Ya dejen de llorar, no me iré hasta que acabe el sueño.

Asimilaron un poco lo que pasaba. Ese lugar parecía de en cuento, o más bien era un cuento. Las praderas se extendían por el horizonte, el sol aún estaba en lo alto de su esplendor. Nada interrumpía la vista. Nada excepto aquel chico de largas orejas blancas que se venía acercando con sus pantaloncillos cortos y jugando en con una de sus manos un reloj de bolsillo.

—Vamos tarde. —señaló la hora.

Les presento al Conejo Junmyeon.

No, nadie le hizo caso esta vez a la voz parlante, estaban muy ocupados buscando a Yixing. De la nada se había perdido por entre los arbustos al seguir al seudoconejo. Pasaron alrededor de tres minutos y la búsqueda se paralizó.

—Deberíamos encontrarlo.

—Sí.

—Deberíamos.

—Ñeh, es un sueño, no puede ir muy lejos.

Continuaron su camino. Se fueron encontrando con la espesura del bosque, las plantas se hacían cada vez más grandes. Lo que les rosaban los tobillos ahora les doblaban el tamaño. Un humo extraño irrumpió en el ambiente. Siguieron ese desconocido aroma hasta llegar frente a un gran, y deben resaltar, gran hongo. Sobre el que reposaba una criatura azul, o más bien un chico, uno azul.

—¿Quién eres? —preguntó Minseok.

—Una oruga, una oruga azul.

—No eres una oruga. —sañaló Baekhyun.

—Eso lo decido yo. —soltó un vapor por entre sus labios, eran unos círculos, espirales que fueron a estrellarse contra la cara de Baek.

—Ajá, una oruga fumadora, eso es muy normal.

—Cállate, te mueres por esta oruga.

—¡Ya quisieras! —El pequeño se cruzó de brazos ofendido. Eso no le gustó nada a la oruga.

Chanyeol, llámenlo Chanyeol.

Ahora la criatura se había echado boca abajo, arrastrándose como el animal que decía ser hasta las orillas de su hongo. Fijó la vista en aquel chico tan testarudo.

—No me gusta tu actitud.

—Eso lo noté. —Estaban incómodamente cerca uno del otro. Chanyeol sabía qué hacer. Estiró sus labios y en un simple movimiento un pico fue lo que Baekhyun recibió. Este se desmayó.

Listo, esto lo que quería. Ahora sigan por el sendero a su derecha.

—¿Y Baekhyun? —interrogó KyungSoo

Está en buenas manos.

Acatando las órdenes dieron la vuelta y anduvieron por el camino de su derecha. El bosque seguía avanzando, era muy hermoso ver esas plantas, los animalitos pequeños que se cruzaban por sus pies.

Unos ruidos muy peculiares se oían a lo lejos, decidieron descubrir el porqué del bullicio, buscando su origen acercándose más, sintiendo las voces cada vez más cerca. Era una enorme mesa. Estaba llena de tazas, teteras y al final de esta una gran silla en la que alguien, portador de un enorme sombrero, reposaba.

—¡Llegan tarde a la hora del té!

Estaba acompañado de una liebre, la cual estalló en risas al ver a los cuatro chicos en vestido.

—¡Lárguense! —chilló Luhan.

—¿Qué? ¡Tú no nos puedes botar de aquí!

—¡Sí que puedo! En parte es mi sueño, y ahí tengo a Sehun, así que se largan y siguen lo que diga la voz del más allá o esto se volverá pesadilla. —anunció severo.

Será mejor que se vayan...

—Lo sabemos. —respondieron al unísono. Lo último que escucharon antes de irse totalmente fue un empalagoso Sehunnie de parte de Luhan.

La zona a cada paso que daban se volvía más obscura, casi al punto de resultar tenebrosa. Los cantos de las aves cesaron y solo se podía escuchar una risa que parecía provenir del mismo aire.

A mí ni me miren, no soy yo.

Una sonrisa se dibujó frente a ellos. Esos gestos felinos fueron tomando forma hasta dar como resultado un gato, Cheshire según el cuento tradicional. Pero sí que esto no era tradicional.

—¡Jongdae! —exclamó Minseok

Este rió y levantó sus cejas en respuesta. Desaparecía y aparecía a su antojo. Eso fastidiaba al pequeño cachetón. —Hey, quédate quieto. —gimoteaba viendo a Chen reaparecer a su lado

—¿Por qué debería?

—Es molesto. —arrugó sus labios en un puchero.

—También podría decir que tus ropas son molestas, pero no por eso te las quitas… —murmuró jugando con las blondas de su delantal.

Ehm, yo...

—Sí, sabemos que hacer. —esta vez no hubo necesidad de un lárguense.

Os siguientes minutos caminando fueron tranquilos. No hacían nada de lo que debieran preocuparse, pero claro que lo normal no se apegaba en nada a ese escenario. De la nada unos caballeros planos y con marcas sobre sus cuerpos aparecieron y los tomaron. No fue difícil reducirlos, se trataba ahora tan solo de dos chicos.

Oh, KyungSoo y Tao estaban en problemas.

La caballería los llevó ante un gran castillo. Los soltaron por fin en medio del gran jardín. Todo estaba rodeado por rosas, rosas blancas para ser preciso.

—Deben pintarlas, son órdenes del Rey Rojo.

Las cartas se retiraron, dejándolos solos junto a un par de latas de pintura, negra y roja.

—¿Cuál se supone que debemos usar?

—¡Negra! Como mi alma. —rió Soo tomando una brocha.

No tardaron demasiado, ya iban la mitad de los arbustos cuando unas trompetas sonaron, seguida por el anuncio de la llegada del soberano. Era un gran hombre de traje rojo, con corazones marcados por todos lados.

—Eso no es lo que ordené.

Esto se pone bueno.

—Mi rey, —habló una carta— ellos son los responsables. —señaló a los dos jóvenes que sostenían las brochas.

—¡Perderán la cabeza;

—Wow, wow, wow, wow. —cortó Tao.

Ese rostro lo reconocía en cualquier parte.

—¡Tú a mí no me mandas a decapitar!

—¡Claro que sí! ¡Soy el rey!

—¡Pues ya no! —Tao tomó entre sus manos la corona, colocándosela a sí mismo.

—¡Ahora yo soy el rey! ¡Y quiero que él pierda la cabeza! —Sus guardias asintieron y cumpliendo la orden tomaron YiFan de ambos brazos. Arrastrándolo.

KyungSoo...

—¿Sí?

Será mejor que salgas de ahí; además de que te esperan en otro lado, tu amigo enloqueció.

KyungSoo a hurtadillas se alejó del castillo, perdiéndose por los senderos. Paseó un rato por la zona. Aquel vestido le hacía un poco complicado el explorar, pero aun así continuaba. Tal vez podría tener suerte y encontrar a uno de sus amigos en el trayecto.

Sigue el camino amarillo.

—¿Qué? Eso es en El Mago de Oz, te estás equivocando de historia.

Yo pongo las reglas aquí, tú solo sigue el camino amarillo.

El chico encogió los hombros y anduvo por el camino que se abrió justo frente a él. Unas canciones chillonas estaban de fondo. Sentía que estaba yendo en círculos, iba perdiendo el interés en la misión cuando por fin pudo divisar a pocos metros de él un tumulto de gente.

—¡He llegado! —exclamó.

Los hombrecitos le dieron la bienvenida.

—Está llegando...

—¿Quién? —preguntó.

Una burbuja apareció en el cielo, estaba acercándose cada vez más, agrandando su tamaño y por fin cayendo, dando paso a un chico con un vestido de un rosa muy pálido, casi blanco.

—Hola, KyungSoo. —saludó— Soy el brujo bueno del Sur. —se presentó.

El aludido reconoció el rostro de Jongin, pero como ya se había dado cuenta, nada ahí era como él pensaba, así que decidió solo seguirle el juego.

—Quisiera volver con mis amigos —pidió.

—¡Oh! Claro, tienes dos opciones para verlos de nuevo.

—Dímelas. —dijo dando unos pasos al frente.

—Puedes dar tres toques con tus tacones mágicos.

—Pero no tengo tacones mágicos. —KyungSoo señaló sus zapatos de charol.

—Oh, es una pena...

—¿Cuál es la otra opción?

El sureño sonrió ampliamente.

—Otorgarle un beso a tu servidor.

—¿Sabes dónde venden esos tacones?

Él negó, el pequeño suspiro. No quedaba de otra.

Esto es más de lo que podría pedir.

Cerró sus ojos con fuerza, dándole un beso rápido al Brujo.

¡Puff!

El escenario ahora era blanco. Todo, completamente blanco, sin inicio ni final al igual que la locura de esta autora. Baekhyun, Luhan, Tao, Yixing, KyungSoo y Minseok vestían tan solo un moño rojo y un saco azul aparte de su ropa interior.

A tan solo unos metros de ellos se veía a Chanyeol, Sehun, YiFan, Junmyeon, Jongin y Jongdae, todos con un traje por completo gris. Unas orejas largas y peludas sobresalían de sus cabezas, y en sus manos reposaban unas perfectas zanahorias.

—¡¿Por qué miércoles somos Porky?! —exclamó Luhan.

Por qué me dio la gana.

—¿Y entonces ellos son...?

Bugs Bunny

—Minseok, —una voz casi erótica se escuchó— no te había visto eres trasero.

El mencionado enrojeció a las palabras de Jongdae, le afectó directamente en el sonrojo, mientras que este solo se dedicaba a mascar esa zanahoria.

—¡CAMBIO DE ESCENARIO! —exigió aferrándose a la espalda del Porky más cercano.

Okey, okey, no te esponjes.

¡Puff!

Entonces Minseok apareció solo, estaba en una fiesta, y por alguna extraña razón que no quería averiguar usaba un largo vestido celeste, al igual que todo lo que acompañaba al conjunto.

—¡¿Qué rayos es esto?!

Haló de la gargantilla, encontrándose con unos redondos pendientes en sus orejas. Corrió a la mesa de comidas más cercana. Ahí, en el reflejo de las bandejas se dio con la sorpresa que ahora era rubio.

—Oh, princesa mía.

Volteó de inmediato al oír aquella voz conocida. Chen se lucía con hombreras y un bello traje de gala. No sabía que era más raro. Que Jongdae estuviera extendiéndole la mano para bailar o que su vestido tuviera unos extravagantes bolados por todos lados.

—Al menos ya no eres Bugs Bunny. —el príncipe ladeó la cabeza confundido.

Él no sabe de qué hablas, niño. ¡Solo baila con él o te elimino!

Minseok asintió de inmediato y tomando la mano del príncipe Chen fue atraído a la pista de baile. Una mano en su cintura y la otra unida a la del contrario.

—Oh, hermosa dama, deme la alegría que saber cuál es su nombre.

—Minderella.

Y eso no lo inventé yo.

—¡Cállate! ¡Solo te intento seguir el juego! —le gritó a la voz parlante del más allá.

—¿A quién le habla, Minderella?

—A la voz en mi cabeza.

¡TIK! ¡TAK! ¡TIK! ¡TAK!

El reloj sonó, el medio día había llegado.

¡Corre, Minderella! ¡Corre! ¡La calabaza te espera!

—Pero aun no tocan la macarena. —gimoteó.

Corre, demonios.

La princesa soltó de inmediato a su acompañante y encontrando la salida de inmediato lazó su sandalia de cristal a la cabeza de Chen. Seguro así lo encontraría luego.

—¡Guardias, reténganla!

El príncipe ordenó a su caballería encontrar a su amada. El que ya estaba corriendo en dirección al boque, que por la extraña geografía estaba justo en la entrada del castillo. Minseok ni en sueños era bueno corriendo y lo atraparon.

—¡Suéltenme! ¡Ayúdame, voz del más allá!

Lo siento, toca contar la historia de Luhan de las Nieves.

Ahí, en el bosque por donde estaban llevándose a Minseok se encontraba una entrada entre los arbustos, bella flores y aves cantaban.

—¡CIERVOS A MI! —y un Luhan con faldas amarillas y chillonas que hacían juego con su corsé azul— LalalalaLalalalaLalalala.

Los animales lo rodeaban, había de todo. Conejos, palomas, elefantes, serpientes, de todo menos ciervos. En este cuento los ciervos están extintos después de que Bambi y su madre se mudaron a la ciudad.

¡No hay ciervos! ¡Ríndete y come esa manzana de una buena vez!

Con algunos giros sobre sus hermosos tacones se acercó al árbol que centraba el claro del bosque. Solo una manzana roja y pulida colgaba de sus ramas.

—¿Y la bruja? Debería haber una bruja que me envenene. ¿Qué pasó? —se quejó

Falta de presupuesto, ahora clava tus dientes en eso. Right Now.

Sus labios se deslizaron por la suave piel de la fruta, dándole una mordida, una sola que bastó para que la princesa cayera en un profundo sueño. Entonces los siete enanos se aparecieron de entre las sombras, colocando a la dama en su caja. Ya que el presupuesto no da para el ataúd de cristal.

—¡Estoy incomodo!

¡Cállate y duerme!

Al horizonte se podía divisar un bello hombre a caballo. —¿Él me va a besar?

¡Cállate o te buscas otro FancFic!

El príncipe al notar que el chico era lindo, delicado y estaba en una caja en medio del bosque se acercó, y encantando por su belleza decidió besarlo. Y cuando se iba acercando a sus labios...

¡Siguiente!

La música selvática empezó a sonar. BaekHontas se columpiaba por las lianas. Lo más probable era que el muy idiota se hubiera confundido de cuento y se creía en Tarzán en vez de Pocahontas.

—¡Hey! ¡¿Por qué no tengo un vestido?! ¡Yo también quería un castillo!

Porque la autora ya se cansó de ti, así que baja de ahí de una maldita vez.

—¡Pero yo también quiero ser princesa! —se seguía quejando BaekHontas.

De acuerdo.

—¿En serio? —Se veía emocionado, tanto que bajó de aquella liana, dando una mejor vista de su traje de indígena y cabellos que llegaban hasta las caderas

Sí, tengo algo especial para ti.

—¡Dámelo! ¡Dámelo!

Okey, nos saltaremos esta historia. ¡Continúen!

En la cima dela torre más alta que por falta de espacio estaba a dos cuadras del castillo, reposaba un chico rubio, de labios carmesí, sedosas ropas y cierta tiara que adornaba su cabellera. Era Yixing la Durmiente.

—¡¿A qué hora llega mi príncipe?! —se quejaba.

Ya iba esperando al hombre de brillante armadura desde que empezó el cuento de la cenicienta. Estaba aburriéndose solo mientras que sus tres haditas en la mesa habían empezado a jugar al Monopolio.

Tú no te pongas espeso también que te dejo sin cuento.

Yixing asintió y volvió a recostarse en la cama. BaekFlora, BaekFauna y BaekPrimavera notaron los prolongados suspiros de su protegido.

—¿Qué pasa, princesa?

—Me aburro y el famoso príncipe no llega. —aclamaba mirando su reloj de mano.

—No se angustie, estamos seguros de que;

Un ruido en la ventada resonó.

—¡Váyanse! ¡Ya llegó!

De un manotazo apartó a sus hadas, volviendo a la posición de Bello Durmiente.

Así me gusta.

—Oh, dulce princesa. —aclamó el recién llegado— Amor mío. —se acercó a la figura sobre el colchón— Yo, el príncipe Junmyeon, te liberaré de este sueño.

Tomó su rostro entre sus manos. Estiró sus labios hacía Yixing...

¡Continúen! ¡No se detengan!

—¡Un mundo ideaaaal!

JazminSoo se aferraba a la vida clavando las uñas en la alfombra voladora que compartía con el bien parecido príncipe, o al menos en esta parte del cuento aun creía que lo era, Kai.

—¡Bájame! ¡Te voy a acusar con el sultán!

Jongin tomó por la cintura descubierta a su princesa.

—¿Confías en mí?

Al fin alguien que si sabe seguir la corriente.

—No, para nada.

Y otro que la friega. ¡Sigan el guion!

—¡¿Cual guion?! —gritó el pequeño.

—¿Con quién hablas?

—La verdad no tengo idea, ¿no escuchas esa voz?

¿Cómo me va a oír? Él es producto del sueño.

—¡Princesa, mire!

El príncipe Jongin señaló el prado de verdes pastos donde se podía apreciar a los unicornios pastando. Saludaron ambos agitando los brazos por los aires. Aquellas criaturas les devolvieron le gesto con las patas delanteras.

—Son tan bellos —murmuró JazminSoo.

—No tanto como tú. —sus miradas se cruzaron. Se perdieron en lo profundo de los ojos del contrario.

Bueno... la cosa se puso rara. Mejor que vengan los que siguen

La gran mansión estaba bien decorada. Dos personas bailaban en el centro de la pista, siendo rodeados y admirados por varios elementos de la casa. Por ahí el candelabro y el reloj discutían de quien se veía mejor, pero quienes se celebraban eran la dama de vestido amarillo y la bestia dos veces más grande.

—Tao... —murmuró la criatura.

—¿Sí? —dieron un giro, terminando por salir de la habitación al balcón.

—El último pétalo pronto caerá... —advirtió la bestia— ¿Me amarás pase lo que pase?

Su delicada dama asintió con dulzura. Fue justo ahí cuando unos rayos y destellos de luz rodearon al más alto y lo elevaron.

Efecto especiales, pues.

Una gran y cegadora explosión de colores adornó. El espectáculo había acabado, ahora solo quedaba tendido en el suelo un cuerpo. Las ropas le quedaban grandes. La princesa se acercó con apuro a su caballero.

Y ahí estaba...

—¿YiFan?

—Sí. —sonrió acariciando su mejilla

—Yo te amo... —De pronto las imágenes se hicieron más borrosas. Casi perdiéndose.

¡WOW! ¡FANTASTIC, BABY! ¡DANCE! ¡I WANNA DAN DAN DAN DAN DANCE!

Era la alarma. Tao despertó sobre saltado. Sudaba como nunca después de levantarse. Su pulso estaba acelerado y su respiración entrecortada. Miró a todos lados, buscando a aquella bestia.

—¡YIFAN! ¡MALDITO HIJO DE TU MADRE! ¡¿QUÉ PUSISTE EN MI SOPA?!

Los vecinos ya luego se quejarían por los gritos a las seis de la mañana.

{*}

Poco a poco los seis chicos fueron llegando al instituto. Todos venían algo pálidos. La noche había sido larga. Demasiado. Lo único que los obligó a salir de sus sábanas fueron los exámenes que tenían que dar más tarde.

—Soy el único ¿o alguien más soñó algo recontra fumado? —preguntó KyungSoo

El resto levantó la mano. —¿Han oído de los sueños compartidos?


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