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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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—Nadie se identifica aquí con nada.

—Pues solo sigan caminando y conservarán todo en su lugar. —habló Chanyeol.

—Jódanse y piérdanse.

—Antes ustedes.

—Cierren el hocico.

Ajá, eso y muchas cosas más.

KyungSoo analizó mejor la escena, los más altos estaban al frente, mientras que Jongdae y Junmyeon hasta atrás, uno en cada lado.

—¡Eres un imbécil!

—¡’Jo’e puta! —La gente empezaba a verlos cuando los gritos comenzaron.

—Es un espacio público. No hagan problemas. —pidió Baekhyun firme al notar como los guardias iban dirigiendo sus miradas al grupo.

Suho sonrió de lado.— Claro. No hay inconveniente.

Minseok fue el primero en continuar caminando, algo dudoso por el permiso recibido, pero después de unos instantes de silencio todos fueron avanzando a la gran salida del centro comercial. Era la parte trasera, zona de carga prácticamente, pero por ahí se iba más rápido a la parada, con tantas bolsas en mano sería complicado solo caminar hasta la casa de KyungSoo.

Fue todo muy normal por un par de minutos, no había gente en la calle. Todo transcurrió bien en lo que tardaron en llegar a la esquina, justo para dar la vuelta. Minseok cayó al suelo de rodillas. Las frutas que traía cargando en las bolsas plásticas rebotaron en el suelo, sus manos dieron contra la acera. Las piedrecillas de esta rasparon un poco sus palmas.

Al voltear estaban ahí. Esta vez Junmyeon encabezando el grupo. Le había golpeado con uno de sus pies justo en la parte trasera de las pantorrillas. Los demás parecían contener la risa.

—¡¿Cuál es tu problema?! —Luhan se acercó de inmediato a su amigo, ayudándolo a levantarse. El único que percibió el grito de KyungSoo fue Jongin.

—El espacio público.

Imponentes. Suho dio varios pasos al frente, sus amigos lo imitaron. Era tanta la tensión que los otros fueron obligados a retroceder, las miradas saltaban entre sí. Tao empezó a preocuparse. Esa situación le acusaba un pequeño deja vu que desembocaba en su garganta.

—Perro que ladra no muerde.

—No somos perros.

Sinceramente estaban hartos. Chen, Chanyeol, Kris, Sehun y Suho estaban hasta el tope con las respuestas altaneras, no había momento en el que al menos uno no se la diera de valiente y les contestara con toda sagacidad.

—No... No se atreverían...

Yixing tembló. Su pecho se agitó de más. Sabía y daba por hecho que a lo que sus amigos habían temido todo su tiempo en la preparatoria, a lo que él no creía llegar, había llegado.

Recibirían aquella paliza tan esperada.— Adelante.

Chanyeol avanzó por el lado derecho, Sehun por el izquierdo.

Lo primero que hicieron fue soltar las bolsas, separando un poco los pies y dándose un mejor centro de gravedad. Miraron a todos lados, nadie venía por esa ruta. Solo había un par de camiones de descarga, vacíos.

Chanyeol avanzó hasta Yixing, él intentó defenderse, más el alto logró a fin de cuentas tomarlo por los brazos, levantándolo en el aire y despegando sus pies del suelo. Así fue también con Sehun quien fue a por Baekhyun, a pesar de todo lo que se movía el pequeño pudo rodear su cuello con un brazo, pegando su cabeza a su pecho, inmovilizándolo.

Tao se había ido contra YiFan, no por querer enfrentarse, solo que ya sabía en que terminaba ello, por lo que en un esfuerzo de que este no llegara al lado del resto se lanzó a intentar sostenerle los brazos. El más alto atinó a darle la espalda contra la pared. Su cabeza rebotó. Sus manos ahora estaba por encima de su cabeza, unidas y siendo sostenidas por Kris.

—¡No!

Minseok, Luhan y KyungSoo estaban con las lágrimas a punto de salir. Junmyeon, Jongdae y Jongin los rodeaban, arrinconándolos a los tres hacia el muro. Kris fue el primero en atacar. Tiró de las manos de Tao, desequilibrándolo para que en cuestión de segundos sus rodillas diera con su estómago. Tao cayó llorando al suelo, logrando observar entre las lágrimas como YiFan se iba uniendo a Sehun.

Arremetieron contra Baekhyun. Sehun con una patada en las piernas lo hizo caer soltando un chillido, ahogado en su garganta cuando un golpe en su espalda le quitó el aire.

—¡Basta! ¡Déjalo! —Luhan lloraba, gritó desesperado cuando vio a Chanyeol hundir su puño en Yixing repetidas veces.

—Aprende a callarte.

Jongdae intentó retener a Luhan, tomándolo de los antebrazos, mas este más rápido en una sacudida, reuniendo su fuerza lo golpeó en la mejilla con uno de sus puños. Chen ahora sangraba mientras que Luhan salía corriendo hacia Yixing.

—¡Luhan! ¡Tao!

La voz de Minseok se desgarraba en llanto. Intentó ir por detrás a ofrecer ayuda, pero en un salto al intentar huir Junmyeon le dio con la rodilla en el torso, cayendo de costado. Pudo apenas divisar al rostro de Jongdae y Jongin antes de que su frente se diera contra la acera.

—¡Minseok!

KyungSoo era retenido por Kai. Sacudido y sostenido ahí contra la pared estaba recluido y alejando de la pelea, sin poder hacer nada, solo contemplando el desastre.

Luhan ahora intentaba llegar con Yixing, siendo tomado del torso por Sehun, su amigo también intentaba alcanzarlo apenas sosteniéndose de pie. Sus manos estaban a pocos centímetros de poder tomarse cuando Chanyeol y Jongdae con toda fuerza se fueron contra ellos. Tao se unió igual al poder recuperar un poco de su impulso, pero aun así no sirvió.

Ahora todos tendidos en el suelo sangraban y lloraban, excepto KyungSoo que al ser soltado cayó de rodillas, arrastrándose hasta Minseok que tenía la ceja partida.

Luhan y Yixing tirados en el suelo no lograron alcanzarse, solo mantenían las miradas unidas. Baekhyun intentaba levantarse, siendo traicionado por sus brazos y cayendo de nuevo al suelo.

—YiFan, por favor. —lloriqueo Tao perdiendo fuerza de su cuerpo. Kris intentó no inmutarse con su rostro bañado en lágrimas.

—Suficiente, vamos.

Todos los que seguían aun de pie miraron una vez más su obra para luego dar la vuelta sobre sus talones y salir de ahí, vigilando que no hubiera nadie alrededor.

Solo el llanto y los hipos de KyungSoo se oían, aun habiéndose golpeado la cabeza un par de veces al intentar escapar del agarre de Jongin era el que estaba en mejor estado, o al menos el que se podía levantar.

—Minseok, Minseok. —gimoteaba— Dime algo, reacciona.

KyungSoo tomó la cabeza del mencionado, acomodándola sobre sus piernas. Tenía los ojos abiertos, pero parecía no estar dentro de sí mismo. Respiraba con normalidad y parpadeaba, pero no articulaba palabra con el hilo de sangre que le bajaba por el rostro.

Tao se levantó, gateando se aproximó a Baekhyun quien lloraba solo en el suelo. Yixing y Luhan ya se habían alcanzado, abrazados, siendo el apoyo uno de otro intentaban mantener la calma.

—Baek, Baek, ven.

La voz de Tao era cortada. Baekhyun alzó la cabeza, sus ojos estaban aguados. Con lentitud se acercó al más alto, dejándose caer en su pecho, no hizo más ruido, solo permaneció ahí en silencio.

—Tenemos que irnos de aquí.

『n88;』

Luhan le secaba el cabello a Yixing. El mayor estaba sentado sobre la cama, frotando la toalla en la cabeza del segundo que yacía en el suelo. No habían hablado mucho desde que llegaron a la casa de Luhan.

Yixing había llamado a su madre, avisando que lo habían invitado a aquedarse la noche, ella aceptó gustosa. Luego de eso Luhan le ofreció la ducha. Pasó un buen rato antes de que Yixing saliera del cuarto de baño. Ahora estaban los dos en la habitación del castaño.

—Hey...

—No digas nada.

—Pero...

—Nada, dije. —Yixing estaba dolido y se sentía traicionado de una extraña manera; y no por Luhan, sino por Junmyeon.

—No puedes evitarme el tema el resto de tu vida.

—Pero no quiero hablar de eso, en serio. Mi cuerpo está más que adolorido, las marcas moradas están apareciendo en estos precisos momentos en mi torso y no quiero destrozarme más pensando en que aunque me haya dado una paliza los sentimientos no cambian. ¡No lo hacen, maldita sea!

Luhan suspiró, entendía lo que el otro estaba sintiendo. Quería que su enamoramiento muriera, que sus ilusiones se ahogaran antes de sentir más dolor, pero seguían ahí. Era culpa de su madre de seguro, por haberlo educado y guiado a pensar que todas las personas cambian y aun siendo las peores podrían tener un lado bueno escondido. ¿Qué tenían ellos? No se explicaba que era lo que habían podido haber vivido o la crianza que pudieron haber tenido para que terminaran siento ese tipo de gente. ¡Vaya dilema! ¿Cómo se detienen las mariposas en el estómago?

—No hay insecticida para esas, ¿no?

—Lo dudo. Estuvimos todo el día en el súper mercado y en ningún momento lo vi.

Dejaron escapar una sonrisa. Luhan había dejado de frotar la cabeza de Yixing, ahora este se subía a la cama y hundía su cuerpo entre las almohadas y sábanas. Ambos se acurrucaron debajo de las colchas. Como si volvieran a tener cinco años. Como si volvieran a estar allá, en China.

—¿Cómo estarán los demás?

—No sé y no me imagino como Minseok podrá pasar a su casa con esa herida en la ceja.

—Ni Baekhyun con la mejilla partida.

—Tao tiene suerte, no vive con su familia.

—KyungSoo suertudo, no tiene ni un rasguño.

La cuestión se quedó tendida en el aire. KyungSoo no analizó eso cuando volvió a su casa, solo se aseguró de que sus amigos estuvieran bien y procuró haber reunido todo que lo habían comprado de vuelta en sus bolsas. Nada más.

Pobre Baekhyun. De sus ojos no volvieron a salir lágrimas después.

Casi no dijo nada, su pómulo sangró un rato hasta que el líquido rojo se iba secando sobre su mejilla. De rato en rato se quedaba mirando el suelo, pensando, cuando sus ojos volvían a humedecerse y en su boca se formaba una mueca. No quiso que nadie lo acompañara a su casa, caminó con las manos metidas en los bolsillos y una bufanda cubriéndolo hasta la nariz.

Su madre interrogó cuando lo vio entrar tan rápido a su cuarto sin siquiera acercarse a saludarla. Baekhyun no le contestó, solo anunció que quería estar solo. Cerró la puerta de su habitación con fuerza por su tras.

—Idiota.

Empezó a odiar, y no a otra persona que no fuera él mismo. Por fin aceptaba la culpa que cargaba en ese caso. Tampoco podríamos decir que Baekhyun hubiera sido el culpable de que todo eso se desatara, pero había contribuido a un quiebre importante, Chanyeol. No debió involucrase. Nunca debió ofrecer aquella apuesta con Yixing, probar lo malos que eran no valía todo lo que ahora sufrían todos.

«Baek, ¿estás? Avísame cuando hayas llegado a tu casa.»

El mensaje se Minseok interrumpió su silenciosa impotencia.

«no te preocupes, ya estoy en mi casa :')»

—¿Cómo entrarás tú a la tuya?

Minseok había ido a caminar, Tao no lo quiso dejar solo con el aspecto que llevaba por lo que fueron ellos dos los que se encargaron de dejar a cada uno por su camino para que volvieran enteros a sus casas. Los padres del mayor eran conservadores, más chapados a la antigua, si veían a su hijo entrar con esa herida que se lucía abierta sobre su ceja de seguro pegarían el grito al cielo. Que Minseok esto, que Minseok el otro. Hasta podrían pensar que se había unido a una pandilla.

Por favor, ¿Minseok?

—No lo sé. Mi madre ha de estar en la cocina, mi padre en la sala. A menos que me meta por la ventana del baño, lo cual veo imposible puesto que está sellada, creo que me pillarán.

Era lo más que habían hablado Minseok después de levantarse del suelo.

Tao suspiró. Ya no sabían que hacer y la noche pronto caería, el cielo con su tono naranja les estaba avisando. No había ni siquiera necesidad de revisar la hora en su celular, los minutos se pasaban y no había solución.

—¿No tienes llave?

—No.

El menor se pasó una mano por el rostro, aunque eso significara que volviera sentir el dolor en su abdomen. Minseok al ya no sentir más fuerza en sus piernas se tambaleó hasta quedar sentado en el suelo. Empezó a mirar con detenimiento el camino que las hormigas hacían a un costado de la vereda central de aquel parque.

—Min.

—¿Qué?

—Levántate.

—No.

—Levántate.

—Que no.

—Párate y no me discutas, jovencito, te irás conmigo esta noche. ¿De acuerdo?

Los ojos del pequeño se abrieron de sorpresa. Al instante se puso de pie, limpiando con una mano sus pantalones un poco empolvados por la tierra del suelo, sin dejar de mirar un poco confundido a Tao.

—¿Me llamaste jovencito?

—Exacto.

—Soy mayor que tú.

—Eso no te quita lo terco y molesto.

Tao empezó a caminar, Minseok lo seguía por su tras. El más alto de rato en rato volteaba a cerciorarse de que este aún siguiera ahí.

El mayor se sorprendió bastante cuando el paso se fue aligerando al llegar al frente de un gran edificio gris. Parecía una edificación reciente, por lo tanto también un precio de alquiler elevado.

—Tao...

—Dime.

—¿Cómo rayos pagas esto?

El pelinegro sonrió al ver la ensoñación en los ojos de Minseok mientras contemplaba la entrada abierta a visitantes. Era una pequeña recepción, un espacio lleno únicamente por unas sillas para los que esperaban, dos elevadores en la pared izquierda y una escalera que pocas personas usaban a la derecha.

—¿Escalera o elevador?

—Elevador. No quiero caminar más.

—Solo es al tercer piso.

—Igual.

Al cabo de unos segundos de apretar el botón para subir, las puertas eléctricas del ascensor se abrieron solas, invitándolos a pasar. La mayoría de cosas en ese edificio eran gris, o al menos lo que Minseok iba viendo hasta el momento.

«3» Anunció el marcador digital en la parte superior.

En unos pasos más, Tao sacó una llave de su bolsillo trasero. Abrió la puerta más cercana, quitándole el cerrojo, invitando a su invitado a pasar. El mayor dio pasos lentos, como si no quisiera hacer ruido alguno.

Pasó sus manos por las paredes, era todo bastante limpio y le gustaba.

—Deberías avisarle a tus padres donde estás. ¿No crees?

Minseok asintió y llamó a su casa desde su celular. Su madre no sonó muy convencida de sus palabras cuando le mencionó el plan de quedarse en casa de un amigo hasta que escuchó a Tao saludarla desde el otro lado de la línea. La mujer aceptó insegura de que su hijo estuviera de verdad en ese lugar, puesto que nunca había oído de donde quedaba.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo?

Con una mueca Minseok dijo todo. Su estómago no estaba listo para recibir comida. Todo él estaba entumecido y su cerebro funcionaba mucho más lento. El dueño de casa le ofreció su habitación para que durmiera, y aunque Minseok se negó muchas veces a quitarle la cama terminó siendo prácticamente obligado a quedarse ahí. Tao dormiría en el sofá, ni con paga se metería al cuarto de YiFan.

Le prestó unos pijamas a su amigo, le quedaron notablemente largos, tuvo que remangar mucha tela, las mangas eran casi el doble de sus brazos, o al menos así lo sentía. Nunca se había sentido tan pequeño. Tao incluso se acercó a arroparlo, Minseok renegó por ser tratado como un niño.

No aceptó el vaso de leche tibia que le ofrecieron.

—Igual la dejo aquí por si tienes sed. —dijo burlón el menor colocando el vaso sobre la mesa de noche y apagando la luz que emitía la lámpara— Ya me retiro, descansa.

Se dio vuelta, en dirección a la puerta, tomando la manija con una mano y arrastrando la puerta con él mientras avanzaba.

—Buenas noches.

—Buenas noches. —respondió

—Tao. —llamó antes de que el mencionado cerrara la puerta del cuarto.

—¿Sí?

—Gracias por dejarme quedar en tu fortaleza de la soledad.

—No hay problema, amigo. —concluyó cerrando la entrada a la habitación.

Tao sacó su celular cuando ya estuvo solo en la sala. Una de las esquinas del aparato tenía una pequeña rajadura sobre el cristal de la pantalla. Apenas eran las ocho de la noche y no había ni señal de que su compañero de departamento fuera a venir, pero era mejor asegurarse y dar por hecho que estarían solos la noche. Con un mensaje bastaría.

«Ni te molestes en venir, tengo a Minseok aquí»

No quería verle la cara, no quería tratar con YiFan. Se la debía, ahora le debía una muy grande, si se negaba a la orden se armaría otro problema.

«ntp no ire»

{*}

Kai estaba dispuesto a irse, estaba despidiéndose frente de la casa de Chanyeol, había sido invitado a cenar después de la complicada tarde. Ya era de noche y tenía que volver a casa con su padre.

—No vemos luego. Te mando un mensaje más tarde. —se despidió con un ademan con la mano y dando unos pasos más salió del jardín principal de la casa, colocándose en la acera.

—Kai. —lo detuvo Chanyeol— Jongin. —volvió a llamar

—¿Qué pasó? —preguntó extrañado por escuchar que el más alto usara su nombre y no el apodo.

—Tú no le tocaste ni un pelo a Do. ¿Por qué?

Notas finales:

 


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