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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Enumeremos las cosas normales, ¿sí?

Es normal ir al colegio y tener amigos, no importa mucho de qué tipo sean. También es muy común que durante la preparatoria tengas algún curso que te friegue la vida, en el caso de Baekhyun son la mayoría, pero no interesa. Otra cosa que puede calificarse total y absolutamente usual es que cuando lleguen las vacaciones el descanso sea lo que uno más desea. Pero no, las madres están ahí para arruinarlo todo. Normal, también podríamos decir, es conseguir un empleo, digo, diecinueve años o casi veinte y un trabajo de medio tiempo junto con la preparatoria es algo que podemos ver como irrelevante.

Pero algo que si no podemos considerar usual es que Baekhyun, un chico de enterizo color rosado neón, y anteriormente con una escoba en la mano, esté ahí en el pequeño baño individual de la cafetería donde trabaja siendo cargado, con las piernas abrazadas al torso de Chanyeol, un chico al que él odia —u odiaba— hace unos segundos atrás. Oh, pero el más alto tampoco se queda atrás. Sus manos recorren la espalda del mayor cuando Sehun lo está esperando afuera en una de las mesas junto al ventanal.

¿Cómo llegamos a esto? Pues les explicaré. Empezó hace como dos semanas atrás, en la habitación de Junmyeon.

¿Y qué haces? –preguntaba la voz al otro lado de la línea.

—¿Tan aburrido estás que me llamas a preguntar qué hago?

Algo así.

—Chanyeol, búscate una vida.

Junmyeon no estaba para que lo molestaran. Acababa de lograr echar a su hermano mayor de la habitación, y que Chanyeol lo llamara para complementar su soledad era algo bastante molesto.

Junmyeon cerró los ojos con la esperanza de que el sueño llegara, una siesta de media tarde era algo que no se había permitido desde hace ya tanto. Pero el sueño no llegó, pasó media hora y él no abría los ojos, esperando que su cuerpo se adormilara y exigiera el descanso, sin embargo no lo hizo. Daba vueltas en su cama sin parar y sus energías se negaban a bajar la guardia.

—Esto es inútil. —musitó para sí mismo.

Tomó asiento sobre el colchón. Se levantó de la cama, pasando sus pies desnudos por el suelo, para luego colocarlos dentro de las zapatillas que reposaban de un lado de esta.

Al salir de su cuarto el pasillo estaba vacío. Bajó a la segunda planta de la casa, asomando la cabeza por la puerta de la recamara del frente, la puerta estaba abierta pero no había señal de Siwon. Era ya un poco tarde para aceptar el ofrecimiento de su hermano para salir, pero bueno.

Paseó un poco más por aquel piso, vio a su padre salir de su habitación con su usual suéter de fin de semana y una cajetilla de cigarros que sostenía firme con su diestra. Una leve inclinación de cabeza con la mira puesta en Junmyeon para luego seguir caminando y seguir con su camino al patio trasero de la casa.

Apoyó su cuerpo sobre la pared. Justo su madre salió de su cuarto de trabajo rumbo a su habitación. Los lentes puestos a mitad del puente de su nariz, su traje era gris ese día, no había ido a su oficina ese día, allá por el centro de Seúl era su central de trabajo, pero después de la llegada de Siwon su estadía en casa había sido prolongada.

—Madre, ¿sabes a donde ha ido Siwon? —preguntó colocando el cuerpo sobre el umbral de la puerta. La señora estaba ahora frente al espejo de su tocador repasando su maquillaje.

—Con un amigo, Chang Min.

—¿Será que me puedes llevar o decirme dónde queda?

—Junmyeon, estoy ocupada. —habló firme— En mi mesa de noche hay dinero, lleva lo que necesites. —respondió señalando el velador junto a su cama.

No hubo siquiera un agradecimiento de por medio para cuando Suho salió de aquella habitación con algunos billetes en su bolsillo. Tenía cargado su celular, no hubo necesidad de volver a su cuarto.

Salió de la casa vacilante entre que hacer. Su cuarto había perdido el atractivo, casi tanto como Chanyeol para con las mujeres.

Dio vueltas en la puerta un par de minutos, se dedicó a pisar las flores que se colaban entre la acera del pórtico, a sabiendas de cuanto le molestaba a la señora Kim ver su jardín maltratado mientras salía por la mañana a la oficina. Lo más probable era que les ganara una buena a las empleadas cuando volvieran a trabajar el siguiente mes, pero ya no era su problema.

Sacó su celular del bolsillo, en marcación rápido— Chanyeol, ¿estás ocupado?

¡Ah! Ahora si quieres hablar conmigo, pues mira que yo ya no quiero hablar contigo.

—Pues llamaré a Sehun.

¡No! ¡Si estoy libre!

—Paso por tu casa en un rato.

Igual, ya había llamado a Sehun antes.

Junmyeon tenía hambre, no tanta, pero la suficiente como para salir de su casa y no andar rebuscando en el refrigerador con intentos inútiles. Sus padres no habían hecho el mercado y considerando que Siwon había salido antes del almuerzo, las ollas y cacerolas estarían vacías.

En la casa de los Park esperó en la sala. Agradeció al dueño de la casa por la invitación a pasar, ese hombre que venía a recibirlo con un casco de soldado en la cabeza y las rodillas de sus pantalones raspadas. Ni bien el invitado estuvo instalado salió disparado por la escalera a continuar su labor con sus soldados de plástico que lo esperaban junto a su cama puestos de una manera estratégica para liderar juntos el ejército contra la ropa sucia.

Chanyeol bajó al par de minutos. Con las manos en los bolsillos y su atención dirigida al reciente portazo en la habitación continua a la suya.

—Te demoras más que mujer.

—Fueron solo unos segundos.

—Me vale.

—Todos me han dicho eso estos días.

Junmyeon ignoró el quejido y solo le importó informarle al más alto sobre la asistencia de Sehun. Aquello ofendió más el pequeño ego de Chanyeol.

El camino fue tranquilo, todo hasta que al menor se le ocurrió cobrárselas. No paró de burlarse se la estatura del contrario, desordenaba su peinado de manera constante y cada que una de sus vecinas pasaba por su costado de forma muy casual se le ocurría levantar el volumen de su voz y hacer que las chicas postadolescentes aguantaran la risa al escuchar cosas como «Hyung, ¡Todo en ti es pequeño, de verdad todo!».

Malditas mentes pervertidas las que se manejaban las muchachas ahora.

Anduvieron por un par de esquinas más, por el camino hacia la casa del menor del grupo. Sehun esperaba en el pórtico, su madre se encargaba de barrer la entrada mientras su hijo se dedicaba a mirar a la mujer mujeres en su labor por lo que ni bien el par se vio cerca de la casa Sehun logró divisarlos.

—Maldito, Suho te llamó antes de a mí. —Chanyeol gruñía cruzado de brazos, dirigiéndole unos ojos dolidos y ariscos a sus amigos.

—¿Quién no me llama antes que a ti?

『n88;』

Yixing tragó saliva más de una vez. Luhan podría ser su mejor amigo, su hermano de otra madre, su compañero de infancia, pero en esa ocasión era un maldito desgraciado. El abandonarlo a su suerte era malo. Sehun y Chanyeol estaban ahí sentados junto al ventanal revisando el local con la mirada, no habían notado su presencia por la curva que había entre el mostrador y su mesa ya que el reciente movimiento de muebles hubo dejado al mostrador del lado derecho del local, ya no frente a la entrada.

Jongdae les había recomendado ese sitio, YiFan y Kai habían secundado en ofrecimiento halagando con esmero las tartas que la cafetería ofrecía. Junmyeon no le tenía mucho interés a la decoración, solo tenía hambre, hambre y unas ganas espantosas de encontrar el baño del lugar porque gracias al niño que pasó corriendo por su lado ahora su camiseta tenía tatuado lo meloso de una paleta. Chanyeol lo tomó como un toque de karma, pero Suho ignoró sus palabras, como siempre cada que tenía ganas de joder la paciencia del más alto.

«Junmyeon está más insoportable de lo usual.» Pensó Sehun, se cuestionó si alguien más lo había notado. Su humor había empeorado desde que su hermano hubo llegado, pero sabía que no era tan solo eso. No había tenido a nadie en quien descargar su alborotada energía, Sehun lo notaba, siempre notaba todo, su falta de interés en lo cotidiano hacía que ciertas cosas saltaran a la vista para él. Terminaba llegando a hacer cosas sin pensar en lo que pudiera causar, la última vez orilló a Jongdae junto con él para jugar con esos chicos, ¿recuerdan?

Su apuesta inofensiva. Él lo sabía, Jongdae igual, pero nadie más, porque era un secreto que tenían que guardar. Todo era un secreto, excepto el mal humor de Junmyeon, eso sí era notorio para Sehun pero no le menciona nada a Chanyeol, quien solo estaba concentrado en doblar algunas servilletas, jugando con sus dedos. El menor podía reír en su interior por la forma en la que Chanyeol canaliza su aburrimiento.

—¿Dónde se ha metido Suho?

—No sé, buscaba un baño, seguro está ahí. —respondió Sehun restándole importancia a la ausencia del mayor. No pasaron ni cinco minutos desde que entre gruñidos se hubo separado, pero estaban en una cafetería, no era como si se pudiera perder.

—Buenas tardes, ¿qué les puedo ofrecer?

—¿Luhan? —habló Chanyeol.

Y no, no era Luhan, de hecho era Yixing el que se había acercado con una libreta en mano para recibir la orden del par de clientes, pero Chanyeol es tan él que los estaba confundiendo, creía que el chico que está parado frente a él con el pulso tembloroso se llama Luhan.

Sehun notó la diferencia, sabía quién era quién, el chico con quien alguna vez quiso jugar y a la vez se encontró en Navidad, pero no se preocupa en corregir el error de Chanyeol. Yixing tampoco parecía querer responder la interrogante, puesto que había vuelto a repetir su primera línea, agregando un señor al final de la oración, como si no los conociera.

Chanyeol tomó la carta que estaba sobre la mesa y hasta ese momento había ignorado, revisando de arriba abajo, buscando la dichosa tarta de la que Kai le había platicado. Cuando la encontró una pequeña chispa se situó en sus ojos.

—Esta, por favor. —señaló sobre el papel plastificado.

—De acuerdo, ¿y usted? –Yixing miró a Sehun con una sonrisa chueca.

—Lo mismo, trae tres porciones.

—De inmediato.

Luego de eso el joven se dio la vuelta. No había anotado nada en la libreta, el bolígrafo seguía adherido a su diestra, pero la orden era sencilla y al llegar al mostrador la colocó en el papel donde debió ir en primer lugar, dejándola donde correspondía para que los encargados prepararan la orden.

—¿Huyendo?

La voz burlona por detrás de él era la de Minseok, aunque no exactamente estuviera detrás de él, sino debajo de él. El mayor estaba bajo el mostrador. Sí, tal y como has leído. Minseok estaba abrazando una taza bajo el mostrador. Había abierto el gabinete y retirando la caja llena de servilletas su cuerpo hubo cavido a la perfección en ese reducido espacio, con la cabeza agacha, pero mientras que le sirviera de escondite lo valía.

—Yo huyo, pero tú eres el que está metido donde van los trapos.

—Al menos yo no atiendo mesas, Yixing.

Minseok sonreía socarrón, el menor podía sentirse ofendido por sus palabras, pero su Hyung era tan lindo cuando se le daba por divertirse un rato que le permitía unos momentos más burlándose mientras que su mirada tanteaba entre las mesas y encontraba a Luhan atendiendo a una pareja mayor. Quería ir a golpearlo con un servilletero, ya que valía, si Minseok se había deshecho de las servilletas a nadie le importaría si partiera un par en la cabeza de su amigo.

—Luhan lleva conversando allá desde que te fuiste a atenderlos. No ha vuelto y creo que no lo hará mientras que tú estés aquí.

—Lo sé, pero él se va conmigo de vuelta a casa, así que de todos modos le va a caer un grito de mi parte, Min.

—Yixing gritando, hasta a mí me parece interesante, ¿puedo irme con ustedes hoy?

—Pues claro. Lástima que Baekhyun no está aquí.

—Yo no me quejo, al menos no soy yo a quien mandaron a llevar esas botellas al reciclar.

Yixing planeaba que su Hyung lo ayudara a cargar el cuerpo de Luhan, inerte, y Minseok no se negaría solo porque ese día estaba de buen humor y los actos inusuales y vandálicos de Yixing le daban más gracias.

Gracia, eso era lo que le dio a Chanyeol cuando Suho volvió del baño con una gran marca de agua a mitad de su abdomen.

—Insisto, es karma.

—Cállate, Chanyeol, la puta llave no cerraba y me salpiqué un poco.

—¿Un poco? —sonrió Sehun mirando por el ventanal.

Junmyeon le gruñó a ambos, Sehun sonrió por la muestra de bestialidad y empezó a jugar con sus dedos por sobre la madera de la mesa.

Suho reconoció el lugar, era el que en fotos su hermano le había mostrado intentando sacarlo de su habitación, pero considerando el que él no estuviera ahí lo llevaba a pensar que ya se había ido o ni llego a ir. Era algo patético, el lugar tenía un extraño nombre, la sillas levaban una franja neón en el respaldar y no se imaginaba el uniforme del personal.

—¿Qué nadie atiende aquí? Tengo hambre.

—Ya hemos pedido tres tartas, Hyung.

—¡Cierto! Y no lo vas a creer. –inició Chanyeol con emoción— Luhan nos ha atendido.

—¿Luhan?

Suho volteó a ver a Sehun buscando una secunda a lo que Chanyeol había dicho. Este solo se encogió de hombros mientras sonreía de lado, por lo que Suho descartó lo que Chanyeol había mencionado y se dedicó a revisar su celular. No había nada bueno. El internet ilimitado, al igual que el saldo que rebosaba en su línea, los últimos días no los había usado en lo absoluto. No había hablado con nadie que no fueran sus amigos, y por mensaje en su mayoría.

—¿No se están tardando? Van algunos minutos de más.

Sehun se había propuesto responder, diciendo que ya deberían ir trayendo la orden, pero el timbre del celular de Junmyeon interrumpió sus palabras. La mueca en su cara le indicaba que era su madre o su hermano, pero considerando el interés que le tenía esa mujer a su hijo mejor daba pensar que era Siwon Hyung el que estaba llamando.

—Voy a contestar afuera. —anunció el mayor levantándose de su silla y dirigiéndose a la salida para luego situarse en la acera de en frente.

—¿Su madre? —preguntó Chanyeol tranquilo.

—Su hermano.

Corrigió el menor pensando que sus teorías son las acertadas.

—Aquí está su pedido. —Yixing había vuelto. En bandeja traía los tres postres. Las tartas se lucían hermosas y apetitosas cuando eran colocadas sobre la mesa por esa mano nerviosa.

—Gracias, Luhan.

Yixing miró a Chanyeol y no dijo nada solo porque su estupidez no merecía que se saliera de su personaje de mozo, así que continúa su camino, apoyando la bandeja contra su cuerpo y volviendo a su puesto, perdiéndose en la curva que tenía el local.

«¿Cómo ha terminado aquí?» Se preguntó Chanyeol colocando su mano sobre su mentón, haciéndose ver más ridículo de lo que ya Sehun lo veía, pero ya que, molestarlo no valía la pena, la comida había llegado y se veía deliciosa.

—Al fin, justo a tiempo. —ese era Suho volviendo a entrar a la cafetería.

Tomó asiento de nuevo, donde le correspondía, y tomando una de las cucharillas que se habían colocado junto al postre engulló el primer bocado. Su garganta, papilas gustativas, lengua, y todo lo que sea que constituía su boca agradecía al probar aquella delicia, era tan hermosa esa danza de sabores después de negarse a cenar en familia la noche anterior y haber quedado de hambre hasta esa tarde.

La conversación inició, incoherencias en realidad, banalidades las que constituían a ese dialogo, pero después de una semana tan aburrida y frustrante era lo que estos tres necesitaban.

Chanyeol era el primero en acabar con su dulce, Suho insistió que era porque su cuerpo amorfo y ridículamente dotado de una manera vertical necesitaba combustible para poder moverse. El aludido solo rio y le robó un poco al plato de Sehun. Y así, de cuchara en cuchara los platos se vaciaban.

Yixing, no Luhan, lo notaba desde su lugar y ni bien los chicos hubieron terminado se preparaba mentalmente para avanzar, porque Minseok lo había sobornado con una gorra de Pikachu que tenía en su casa para que fuera a limpiar la mesa en su lugar.

—¡Maldito Chanyeol!

Es el gritillo que atraía la atención de algunos. Era Suho quejándose de que Chanyeol había embarrado la poca crema que quedaba en el platillo sobre su camiseta. Refunfuñando volvió al baño y Yixing podía sentir su corazón latir de formas catastróficas, respiraba una y otra vez, al menos Junmyeon había salido de su vista, eso facilitaba su trabajo, no se lo había topado y no quería hacerlo.

—Permítame. —dijo retirando los servicios sucios de la mesa.

—¿Dónde pagamos?

Le pudieron pagar a Yixing, ahí mismo y en el acto, pero el chino solo quería molestar un ratito a Luhan y de paso tener tiempo de controlar el calor que ha subido a sus mejillas cuando vio a Junmyeon.

—Al mostrador, el de la derecha, ahí puede pagar, mi compañero lo atenderá. —indicó sonriente.

—Gracias, Luhan. —Chanyeol y Sehun se levantaron en silencio y avanzaron por donde se les había indicado— Disculpe, nos han dicho que pagáramos aquí.

Luhan estaba en cuclillas hablando con Minseok el que seguía metido en la gaveta y sonriente se levantó. No supo quiénes eran los que lo llamaban, no hasta que estuvo por completo de pie, ahí sí pudo sentir la garganta secarse.

Oh Sehun.

Tragó saliva y volviendo a su sonrisa anterior revisó entre los pedidos que Yixing había dejado regados por la mesa para corroborar que no se estaba equivocando.

—¿Tres tartas? —preguntó manteniendo su profesionalismo.

—Sí, eso mismo, Yixing. —respondió Chanyeol. Sehun no se preocupó en corregirlo.

Luhan les presentó su monto a pagar. Fue cuando Sehun hizo una mueca por no esperar a Suho y hacer que él pagara, pues ahora él y Chanyeol eran quieres estaban sacando los billetes de sus bolsillos para alcanzar juntos el precio.

—Es todo, que tengan un buen día. —les despidió Luhan.

Los dos más altos dieron vuelta y caminaron hacia la puerta, donde los esperaba Junmyeon mirando su celular. Un pequeño regaño de «Desgraciados, creí que me habían dejado» en lo que los alcanzaba a ver.

Los tres se retiraron del lugar, estaban de lo más tranquilos. Todo lo contrario a Luhan, que estaba suplicándole a Minseok que le hiciera espacio en la gaveta, mientras Yixing a su lado reía victorioso.

Oh, ahora que lo pienso, ¿dónde quedaron los calientes de Chanyeol y Baekhyun? A este punto de la narrativa deberían estar con los pantalones abajo... Será que me equivoqué, es más adelante.

 


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