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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Notas del capitulo:

 

Llegó el jueves y con este Baekhyun. No podía esconderse el resto de su vida y después de días dedicados a su cuidado, su madre ya no le creía que tenía gripe, por lo que lo envió contra su voluntad de vuelta a clases. Sus manos temblaron mucho, sus mejillas se encendieron demasiado, pero no lo suficiente como para que la señora Byun se convenciera de que su hijo necesitaba una prolongación de su reposo.

Minseok fue el primero en recibirlo en la puerta, lo abrazó dando un salto sobre él, adelantándose al resto del grupo que en manada venía a recibir a su pequeño desaparecido. Sintió el confort al abrazar a Minseok, le transmitía tranquilidad y estaba seguro que el contrario también estaba feliz de verlo.

—Debiste avisar que llegabas, te hubiera traído los apuntes. —le sonrió el mayor.

—No quería molestar.

Ese en definitiva no era Baekhyun. El original y auténtico tendía siempre a causar molestias, pero incluso hasta después de entrar al salón él se mantuvo callado. Pero claro que no quieto, los escalofríos aumentaron cuando Chanyeol entró. El pasar por el umbral de la puerta fue suficiente para que los recuerdos de los toques sobre su piel regresaran de forma vivida y salvaje.

—Baek, estás rojo. ¿Estás bien? —le preguntó su mayor.

—Sí, no es nada.

Quiso levantarse de su lugar, lavarse la cara con agua fría y volver, pero no pudo. La mejor solución para el problema que estaba teniendo era mantener su mochila sobre las piernas, cubriendo la erección que estaba sobresaliendo entre la tela de sus jeans.

Nadie lo notó, pura suerte. Mantuvo la cabeza hundida y la atención en el pizarrón, algo que para él era nuevo. Baekhyun sobrevivía siempre de los apuntes de Minseok y Luhan, a veces de los de KyungSoo cuando este le permitía husmear entre sus cosas.

Chanyeol no estaba mejor. Sus expresiones eran normales, sus gestos igual, pero ni bien notó la presencia de Baekhyun en la habitación su piel se calentó. La necesidad de recrear la escena que se había paseado todos esos días por su cabeza se presentó brutal.

El resto del día no mejoró. Porque el tiempo no cura todo, no se crean eso. Ambos, tanto Baekhyun como Chanyeol, evitaban siquiera pensar en la existencia del contrario. Manejaban sus conversaciones con naturalidad. Pronto el mayor pudo retomar su tono natural. Desenvolverse correctamente frente a sus amigos fue lo primero.

Chanyeol por su lado abrió su dialogo con las chicas, sonriendo y siendo lo más accesible no levantaba sospechas. Tenía especial cuidado con Kris y Chen, quienes analizaban su comportamiento en segundos. Así como KyungSoo descifraba código binario en minutos, los amigos de Chanyeol percibían su incomodidad en instantes.

—¿Estás bien? —le susurró Kai al oído.

—Sí, no hay problema. Todo normal, todo usual, lo común.

—¿Seguro?

—Sí, ¿por qué preguntas? —tembló tomando un lapicero entre sus dedos. Y no, no estaban en clases.

—Me has dicho tres sinónimos en una oración.

Le sonrió nervioso, mostrando sus dientes. El receso estaba tranquilo. Junmyeon había vuelto a desaparecer entre alumnas. Sehun, Kris y Chen procuraban que su imagen de los más guapos del instituto se mantuviera, sonriendo a las chicas que pasaban y lanzando frases superficiales y pomposas a los muchachos que se atravesaban.

—Tal vez tengo algo que confesar.

—¿Ah, sí?

Chanyeol asintió con la cabeza, acercando su boca al oído de Jongin. Era susurrar o nada. Mantuvo palabras simples y poco rebuscadas. A medida de que la historia avanzaba los ojos del menor se hacían más grandes, abriéndose como platos cada que los detalles se volvían más íntimos.

—Tienes que aclarar las cosas. —soltó rápido.

—Pero.

Pero nada, tienes que aclarar las cosas hoy mismo. Le has dejado con demasiado que pensar, ¿acaso crees que ha podido dormir tranquilo?

Las cosas que le decía eran verdad. Pensó en Baekhyun rodando por su cama, mordiéndose las uñas, cubriéndose hasta los cabellos con las sábanas y cargando tanta vergüenza encima, la suficiente como para no haber asistido los primeros tres días.

Al sonar de nuevo la campana todos pasaron a sus salones. La profesora de Química entró con su ceño fruncido y una mueca de asco a todos sus alumnos, como siempre.

Ciencias no era el área favorito de la mayoría. Luhan y KyungSoo más que ninguno dentro de esas cuatro paredes mantenían la mirada fija en el pizarrón y no desviaban la atención en unos ojos vacíos.

Baekhyun contaba las horas con sus dedos y retenía los minutos que pasaban con su mente. Cuando por fin hubo sonado el timbre de salida se sintió afortunado, solo faltaría correr a su casa y ocultarse bajo la cama. Su rostro tenía que dejar de estar rojo, ese estado no le era familiar. ¿De cuándo acá Byun Baekhyun se cohíbe ante alguien?

Se levantó de inmediato, esperó ansioso a que sus amigos estuvieran listos. Se colgó del brazo de Minseok en cuanto este estuvo con los pies fuera de la carpeta. Caminaron tranquilos, la mayoría. Bajando las escaleras y llegando al patio principal se encontraron con el tumulto. Todo el alumnado estaba ahí, mezclado y aglomerándose para llegar al portón.

—Baekhyun. —escuchó llamar. Era Jessica quien le hablaba, con su sonrisa calmada y saludando con una pequeña seña con su cabeza al resto de los presentes.

—Te buscan en el salón, tienes que volver.

—¿Quién? Ya me tengo que ir, y rápido. —mintió.

—Yo solo me encargo de avisarte, tienes que volver. —respondió encogiendo los hombros— Con permiso. Cuídense, bye.

Y no es que alguna de las maestras quisiera verlo, y no es que a alguno de sus maestros lo detestara, pero ¿para qué siquiera uno querría llamar a Baekhyun? Sus notas no eran malas, pero tampoco sobresalientes. Su conducta no posaba de lo usual a su edad. Y por último, ¿quién es advertido por un profesor el cuarto día de escuela? Lo único que lo distinguía del resto en esos momentos era su inasistencia.

Asomó su cabeza por la puerta. Su estómago se retorció y su temperatura interna se elevó. No era la maestra de química, el profesor de física o de literatura, ninguno. Solo Chanyeol de pie junto a las carpetas de la fila del fondo del salón.

—Baekhyun.

No era el plan mejor pensado de todos. Chanyeol quería arreglar las cosas, por consejo de Jongin decidió que debía hacerlo lo más pronto posible. Pero al ver a su mayor dando un paso dentro del aula; caminando por el lado opuesto para terminar separados por una fila de mesas sus ideas se revolvieron. Un caldo de pensamientos. Se veía incluso mejor sin ese enterizo neón y sonrojado a más no poder.

—Tú me llamaste. —una afirmación más que una pregunta.

—Sí, bueno, quería... —lo que buscaba estaba claro, pero en sus boca se atropellaron la palabras y formando frases en su totalidad diferentes— Tienes que dejarme en paz.

—¿Qué?

—Que no me acoses, lo que pasó antes. No significó nada, ¿no?

—Repito, ¿qué?

Sus palabras no iban con su expresión. Su rostro impreso en preocupación con mensajes mezclados a lo estúpido.

—¿Yo te he acosado?

—Bueno, no quise decir eso con exactitud...

—Pero dijiste eso. Y no, ¡no lo hice! ¡Fuiste tú el que me besó! —y Baekhyun, como en la mayoría de ocasiones que habían pasado, gritó primero.

—¡Shshshsh! ¡No lo repitas! —pidió Chanyeol cubriendo sus oídos con las manos.

—¡¿Entonces para qué diablos me estás llamando?! ¡¿Para echarme en cara lo que pasó?! ¡Ya tengo suficiente con comerme la cabeza pensando sobre qué hacer!

—¡Ya deja de gritarme, que no te he acusado de nada! —señaló agitando los brazos.

—¡Eso es lo mismo que has hecho!

El mayor que llevaba su mochila colgada de un solo hombro la tiró al piso de la furia, con las palabras que se le venían en vomito verbal contra el más alto.

—¡Te detesto!

—¡Te aseguro que no más que yo!

Detuvieron sus gritos. Sus ojos conectaron, fue el instante de revelación. El inicio de lo que ya no podrían detener luego. Si hubieran querido escapar no hubieran seguido. Baekhyun dio un salto sobre la banca que los dividía, y rápido dio el par de pasos que lo separaban de Chanyeol.

Lo quería y pronto. Y por primera vez desde que todo empezó se dieron cuenta de que sus labios encajaban perfectamente. Que las manos del menor recorriendo su espalda era el toque más simple y delicado. Y Baekhyun pesaba lo justo para los brazos de Chanyeol.

El más alto lo tomó de la cintura, y envolviendo sus piernas en el torso lo fue recostando. Respiraban al ritmo de su pulso, agitados. Sus movimientos se volvieron más torpes y rápidos. No fue hasta que Chanyeol posó sus manos sobre la bragueta del pantalón de Baekhyun cuando pisaron tierra.

—Espera. —le detuvo el mayor.

Se reincorporó con las mejillas rojas y una ligera capa perlada de transpiración que le iba cubriendo la frente. Sus miradas no abandonaron la conexión.

—Dios, ¿qué estamos haciendo?

La pregunta sin respuesta. ¿Qué estaban haciendo? Estaba mal, en primera estaban aún en su salón de clases, sobre la carpeta de Taeyeon. Y en segunda se suponía, al menos hasta hacía unos minutos atrás, que la relación entre los dos no era más que... en realidad, no existía tal relación.

Baekhyun se bajó de la mesa, no estaba dentro de sí. Acomodó su camiseta, sus pantalones, su cabello e intentó que el rubor que le abarcaba las mejillas desapareciera.

Chanyeol hizo lo mismo. Aunque sin dejar de mirar al más pequeño, estaba respirando incómodo con una sensación extraña. De esas que no se explican, el por qué se producen, y de igual manera no se explica cómo se manifiestan.

—¿Mañana vendrías a la misma hora? —preguntó Chanyeol tragando saliva.

Lo pensó, pero no demasiado; y Baekhyun asintió antes de salir corriendo del salón.

{*}

Las cosas estaban... No, tensas no. Kyungsoo por su lado no se mostraba nervioso. Su paranoia de ser observado había bajado considerablemente, dejó de mirar a todos lados cuando salía de su aula o cuando compraba cualquier cosa en la cafetería del instituto. Dejó de ganarse con las miradas indiscretas que ahora Jongin, con más ganas y entusiasmo que antes, le regalaba.

Tao seguía con los labios sellados, no dijo nada de las inquietudes que su mejor amigo le había expresado, al igual de su posible traslado a finales de año. Él nunca le ocultaba nada a KyungSoo, era su conciencia, pero en esa ocasión la sola idea de pensar en explicarle que podría volver a China era muy dolorosa.

—¿Incluso los sábados limpias? —preguntaba Victoria sentada en el sillón, comiendo una manzana, mientras observaba al más alto terminar se sacar el polvo de debajo de estos con la escoba.

—Sí, si no lo hago yo no lo hace nadie.

Ignorando por completo la conversación, la decencia o educación, YiFan entró al departamento. Sin saludar a las dos personas ahí, caminando sobre el polvo que recién Tao había reunido, en dirección a su cuarto.

Victoria, en su opinión, desde que llegó su resentimiento hacia YiFan fue bien reprimido. Tao no opinaba lo mismo. La expresión impresa en su rostro era tan amable como lo puede ser Baekhyun con un antifan de Star Wars. Y las palabras que le soltaba cada que podía tan cortantes como KyungSoo con los extraños.

—¡Algunas personas si tienen modales! —gritó la chica lanzando el corazón de la manzana por donde desaparecía la silueta del mayor— Estúpido.

—Deja de escupir palabras.

Terminó de recoger la basura, echándola al tacho de basura de la concina para luego volver a la sala y darle una seña con la cabeza a Victoria. Ella lo siguió a su cuarto.

Aunque ella estuviera durmiendo y ocupando esa habitación; y Tao pasara la noche en el sofá, gran parte del día se iba en conversaciones tendidos en la cama, hablando y recordando su niñez juntos.

—No sé por qué sigues viviendo con él. —le dirigió acomodándose sobre las sábanas. Tao se limitó a mirarla de reojo al tiempo que se sentaba— Te estoy ofreciendo salir de aquí. ¿No lo ves? Tao, te quiero mucho y te extraño, quisiera que volvieras a China.

—No es tan fácil.

—Por lo menos deberías vivir solo, fuera de este lugar, con eso ya sería suficiente como para que respiraras con paz.

—Mis padres creen que seguimos siendo los mejores amigos, lo sabes.

Victoria quería preguntar, pero la expresión en el rostro de su amigo le decía que tal vez necesitaba pensar por él mismo. Recordaba con nostalgia las tarde de a cuatro, con Micaela que los roseaba con la manguera del jardín y los otros tres corrían sin importar el pasto ni los vecinos que los miraban. Pero las posibilidades de que eso volviera a pasar eran nulas.

—Deberías conocer a mis amigos, te caerían bien. —habló Tao.

—Tráelos, podría preparar algo.

—Eso no sería una buena idea.

Luego le explicaría mejor el hecho de que vivía el una dirección desconocida para sus amigos, o que solo Minseok podía llegar si es que al pequeño se le ocurriera salir de su casa, o de su cuarto si era mucho pedir.

La conversación se perdió entre juegos tontos y un pequeño debate sobre qué cenar. La luz solar se iba perdiendo y con ella un largo viernes. El fin de semana había prometido llevar a Victoria a pasear, ver Seúl como se debía y comer algo en el camino. Liberados por completo de las malas vibras que les transmitía el departamento.

—No tendrías que volver a verle la cara a YiFan solo digo.

{*}

Jongdae intentaba dormir, pero la voz dizque femenina y las risas estruendosas que producía la niña a su costado no lo dejaban. Pocos días llevaba la niña viviendo con sus tíos y ya se había hecho dueña y señora de la casa Kim, la casa del costado. Hasta ese viernes Jongdae juraba que la había visto más a ella que a su profesor de literatura.

Según lo que le había dicho —dentro de lo mucho que había hablado— al parecer la niña se la pasaría ese año viviendo con sus tíos. Puesto que sus padres viajaban bastante ella pasaba de escuela en escuela. Ahora, sus doce años, conocería Corea. El año pasado hubo visitado Taiwán y el siguiente si los planes iban bien se mudaría definitivamente con su familia a China.

—¿Vera, no piensas irte a tu casa? Son más de las siete. —anunció con la cabeza pegada a la almohada al terminar de ver la pantalla de su celular.

—Me voy en un rato, ya será hora de cenar y mi tía hará su experimento de pollo y remolacha.

Ella se levantó del suelo, mirando bajo la cama el desorden que acumulaba Chen. Cajas de zapatos, ropa y mucho polvo se arrimaba. Caminó en círculos, asomando la cabeza por el pasillo. La escalera al primer piso de madera y tenebrosa a falta de luces encendidas en la primera planta.

Chen se levantó de su cama, siguiendo por detrás a su invitada. Ella miraba curiosa los espacios, aunque ya los hubiera revisado por completo el primer día cuando Sehun llegó a auxiliar a su amigo en aprietos con posibilidad de robo. Pero no, era una niña despeinada y enana la que se asomaba.

—¿Dónde están tus padres?

—En el trabajo.

—No los he visto, ni por las noches.

—Trabajan fuera del país, niña.

Vera soltó un suspiro comprensivo. Al llegar al primer escalón su mayor encendió las luces. Ella como ya le parecía normal caminó a la cocina sin ser invitada.

—Si fueras amable me darías de cenar aquí y no permitirías que vaya a tragar las sustancias sospechosas que mi tía me tiene preparada.

Chen quería por ratos arrancarle la lengua para que dejara de hablar, pero a decir verdad la compañía se sentía bien. Aunque bastante imprudente y falta de modales ella era un gran factor en su diversión después de ir a la academia. Esos últimos días todos parecían tener algo que hacer. Kris y Kai se iban antes que nadie. Chanyeol permanecía en la luna y Suho no hablaba demasiado, solo partía apurado.

—Si fuera malo hace rato hubiera llamado a la policía y mandado a talar ese árbol que conecta tu ventana con la mía.

La niña abrió la nevera, mostrando una mueca de asco al instante. Cada una de las cosas que había ahí dentro, además de poder ser contadas con una sola mano se podía deducir que no era posible ingerirles.

—Eso y que además no tienes nada en la refrigeradora. Un tomate verde y zanahorias debiluchas no son una cena. Para mañana quiero pizza, ¿de acuerdo?

Él rió, cerrándole el electrodoméstico en la cara. Vera dio un estirón de brazos, mirando por la ventana de la cocina, notando com el sol se había puesto y ella no lo hubo notado.

—Es tarde, ahora si me voy.

Chen asintió con la cabeza, guiándola hasta la puerta. Si entraba por la ventana como animalito del bosque lo menos que podía hacer era salir como una persona normal. Sus tíos la verían entrar por la puerta y le preguntaría por tercera vez en la semana en que momento salió que no se dieron cuenta, pero eso no importaba, extraña o no se sentían tranquilos sabiendo que ya había conseguido amigos en la cuadra.

—¡Vengo mañana a las cuatro!

—Como si no lo supiera. —ironizó cerrando la puerta cuando su vecina ya estuvo fuera.

Chen subió las escaleras arrastrando los pies. Dormir era su objetivo principal, eso hasta que su celular vibró. La respuesta a su pregunta previa había llegado, su madre por fin había contestado su mensaje. Tarde, pero ya era algo.

«¿Segura que esta vez sí?» Le dijo esta mañana antes de partir a clases.

Abrió el mensaje entusiasmado con lo que le tuviera que decir.

«Si, ya tengo muchas ganas de ver a mi bebé, debes estar mas guapo que cuando nos fuimos!!!!»

Respondió rápido, aunque deseara mucho hablar con su madre, el sueño le ganaba y quería descansar temprano.

«Eso no se duda ;)»

Notas finales:

 


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