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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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KyungSoo estaba a punto de tocar, su corazón iba a mil por culpa de la curiosidad. Relajó su rostro una vez más, intentando que su sonrisa no fuera tan evidente y dejó caer su dedo sobre el timbre de la entrada del edificio. Unos sonidos raros salieron del intercomunicador, frunció un poco el rostro y esperó a que el sonido fuera tomando forma.

¿Soo? —sonó la voz mecanizada de su amigo.

—¡Tao! Soy yo, estoy afuera.

¡Qué bueno que llegaste! Pasa, pasa.

Con un pitido más, el seguro automático de la puerta se desactivó, dejando que KyungSoo entrara al condominio. Las paredes eran rojas, un tono muy pálido que combinaba a la perfección con el gris de las columnas.

El pequeño subió las escaleras con pereza hasta encontrar el piso al que pertenecía el departamento de Tao. La puerta era de madera y llevaba el número colgado en color plata. Dio los golpes sobre esta, mirando con atención la manija hasta que le abrieron.

—KyungSoo, pasa. —Tao estaba en pijama y le daba la bienvenida a su abarrotado departamento.

—Sería bueno que pusieran un elevador. —dijo el mayor mientras avanzaba.

Dos pasos dentro del lugar y fue imposible no notar que el lugar estaba lleno de cajas medio cerradas. Las paredes blancas de lucían casi tanto como ese sillón a mitad de la habitación que con algunos plásticos encima para protegerlo del polvo dejaba nota que era amarillo.

—Tao… ¿y esas cajas?

El aludido suspiró. El mayor no lo miró, pero estaba sonriendo. Soo seguía mirando fijamente el lugar, muy quieto—Prometiste que no lo harías, ¡estás rompiendo una promesa! —lo acusó dando pasos sobre el sitio—No te puedes ir a China, me dejarás solo con Baekhyun;

—KyungSoo —le interrumpió— No me estoy yendo, en realidad voy llegando.

Dio una vuelta sobre sí mismo. Ladeó la cabeza al encontrar la sonrisa de su amigo— ¿Llegando?

—Hay algo de lo que quería hablarte, es algo un poco complicado, solo espero no pienses mal de mí. De veras, lo que menos quiero es que me dejes de lado, KyungSoo.

—Me estás asustando, porque si me dices que tenemos que enterrar un cuerpo te juro que me voy. —Tao sonrió al caminar y negó con la cabeza, cayendo sobre el sofá cubierto de plástico en cuanto lo tuvo en frente, dando palmadas a su lado esperando que KyungSoo entendiera rápido la idea— Aunque, claro, si es el cuerpo de Baekhyun no tengo ningún problema.

Soo se acercó y recostó en el sofá, dando un golpe sordo con su cuerpo. Acurrucó su cabeza en el pecho de Tao y envolvió el torso ajeno con sus brazos— Cuéntame. —le pidió.

Tao tanteó con sus dedos. Estaba muy nervioso con KyungSoo esperando las explicaciones que le estaba prometiendo. Su pulso le tembló, sería una de las conversaciones más raras que tendría en toda su vida, estaba seguro. Tomó aire, aunque eso no sirvió de nada para calmar sus nervios. Había ensayado qué decir frente al espejo en cuanto llegó de clases. Había ido y venido, ordenando cajas para despejar su mente, pero nada funcionó. Hasta el pijama que se había puesto para estar más cómodo parecía no servir en lo absoluto.

No quedaba de otra. Tomó los dedos de KyungSoo, jugando con ellos, mirando sus uñas mordidas y recordando el día en el que Luhan les contó que cuando conocieron a KyungSoo siempre andaba con vendas en los dedos porque se lastimaba mucho al masticarlos.

Si Tao conocía la vida de su mejor amigo de ida y vuelta, él también tenía el derecho a conocer la suya, sin más tapujos. Nunca más, KyungSoo era de los mejores, merecía lo mejor.

—Cuando vivía en China;

—¡No, no! —le interrumpió— Si es una historia dramática y triste, cuéntala de otra forma.

—Entonces… —Tao se quedó unos segundos en silencio, ordenando los hechos en su cabeza— Había una vez un príncipe.

—¿Ahora eres un príncipe? —se burló por la burda opción para modificar la historia.

—No precisamente. —respondió rápido— El príncipe lleva el nombre de YiFan, tenía padres reyes como lo supones. Tenían un par de amigos, de años y años, bueno ¿eran duques? Sí, duques. Duques que tenían a un hijo llamado Tao. —se detuvo un instante para ver los ojos bien abiertos y confundidos de Soo— Digamos que estos niños fueron amigos desde la barriga, o algo así. A lo que iba la historia era, que cuando los duques tuvieron un bajón de economía y no pudieron sostenerse como familia, ahí llegó la familia Wu para tender su mano y ayudar. Unificaron todo, familias, empresas, reforzaron lazos y con ella crecía una esperanza de que el reino pasara a manos de los hijos.

—Tao… —KyungSoo estaba confundido con la extraña fabula— ¿En qué termina esta historia?

—No es que haya terminado, pero el nudo, el problema cumbre del cuento fue cuando ese niño princeso y engreído empezó a cambiar. Ignoró a sus amigos, les dio la espalda a todas las personas que de verdad lo apreciaban.

—Tao, ¿conocías a YiFan?

—Más allá de conocerlo, la historia intentaba explicar que hasta hace dos días yo le preparaba el desayuno.

—¿Qué? —KyungSoo se sentó erguido sobre el sillón, mirando a su amigo. Al parecer él tenía una historia que superaba a la bolsita de caramelos.

{*}

Junmyeon tenía un nudo en la garganta, casi como nunca antes lo tuvo. Seguro había tenido una semana rara, un revuelo de emociones que aparecían de un momento a otro, sí, debía ser eso. Apenas y era lunes, pero el universo entero lo estaba empujando a hacer cosas que no había planeado para su futuro inmediato.

Se había vuelto más sensible en los últimos días, no solo en un modo emocional. No se podía decir  que Junmyeon hubiera cambiado radicalmente, solo que ahora se podía decir que intentaba expresar mejor sus emociones, las cuales luchaban por salir a flote con más frecuencia que antes y tendía a explotar con más facilidad.

Como cuando empezó a salir con Yixing, uy, ese sí que fue un evento. No esperaba que todo el vómito verbal se viniera, no, pero las cosas habían dado un giro un tanto extraño cuando de la nada había empezado a gritar y hablar en metáforas.

Junmyeon… ¿qué fue esto?

¿Esto?

Sí, ehm, nosotros… ¿estamos…?

A Yixing le dio vueltas la cabeza por unos segundos. Su rostro estaba muy rojo, Junmyeon contenía la risa al tiempo que solo se permitía mostrar una sonrisa reflejada en una curva al final de sus labios.

¿Estamos?

Exacto.

¿A qué te refieres?

A estar.

No supo de inmediato si se sonrojó, no se molestó en preguntar. Yixing en ese momento dudaba si dar un pasito atrás, solo por si se estaba equivocando y había tomado todo de manera muy metafórica cuando debió hacerlo de una forma más literal.

¿Estar cómo?

Estar… tú ya sabes.

No entiendo.

¡Estar juntos!

No gritó enojado, lo hizo muy rojo y temblando. Dio un paso hacia atrás, frustrado, pero Junmyeon en ese mismo segundo colocó sus manos sobre los hombros de su menor. Lo abrazó. Sí, debía ser la escena más cursi de su vida, debía dar nausea de lo romántico que se había puesto Junmyeon en ese instante, pero no importaba, porque él nunca era impulsivo con cómo se sentía ni se atrevía a demostrarle a la gente cuanto lo desordenaban por dentro.

Pues .

Junmyeon había besado el cuello de Yixing, haciéndolo temblar y tomándolo de la mano para que al desenvolver su cuerpo del agarre pudiera seguir teniéndolo cerca. Lo guio hacia la puerta mientras asentía con la cabeza.

Por cierto, te entendí desde el inicio, pero me gusta verte perder los estribos.

El viernes a la tarde Junmyeon ya tenía novio, lo tomó de la mano hasta antes de pasar el portón del instituto. En automático se soltaron al cruzar la entrada, era un acuerdo mudo que solo ellos conocían. Nadie debía verlos, al menos por el momento.

Junmyeon se limitó a decirle adiós con la mano cuando notó que los amigos de Yixing se habían marchado, al igual que los suyos. Fueron por lados diferentes. Oh, pobre Suho.

Estaba aprendiendo a ser espontáneo e impulsivo. Aprender cuesta trabajo y esfuerzo, pero sobre todo tiempo; y cinco minutos de tener valor no eran suficientes como para considerar a Junmyeon un experto. Le entraron los nervios en cuanto se quedó solo, se preguntó si no había sido más un arranque de adrenalina o un ataque de romanticismo contenido el que lo había guiado a decir tales cosas. Junmyeon estaba seguro, mucho, de lo que estaba sintiendo por Yixing, pero claro que sus pensamientos no iban en son de felicitarlo por su valiente actuar.

Suho estuvo nervioso toda la tarde, toda la noche, la mañana siguiente y su paranoia continuaba hasta el momento en el que Chanyeol irrumpió en su casa como si fuera suya. ¡Todo le daba vuelta a la cabeza! Y Chanyeol con sus malas explicaciones no ayudaba en nada.

¿Qué? —soltó el más alto cuando terminó de gritar nervioso y angustiado.

Seguro que Chanyeol era torpe y con esa torpeza estaba reflejando torpemente su torpe relación con Baekhyun sobre lo que torpe Junmyeon acababa de gritar.

Chanyeol era torpe y repetitivo, lo sé. Le estaba dando a su mayor una de las peores ideas. Y no porque en sí estuviera mal lo que le proponía hacer, no, era el contexto el que le jugaba en contra a Junmyeon, ese mismo en el que Chanyeol no pensaba cuando estaba repitiendo una y otra vez deberías contarles a todos que tienes pareja.

¿Yixing estaría de acuerdo? —Junmyeon dudaba sobre la respuesta, tanteó la mirada entre sus pies mientras le buscaba respuesta a sus propias preguntas.

No lo sé. —Chanyeol rio bajito— Es tu novio, no el mío.

Estaba muy seguro de que no tomaría lo que Chanyeol le decía como opción, en ese momento claro está.

—Junmyeon… —repitió Seul Gi, atrayendo la atención de Junmyeon, trayéndolo de nuevo al presente y sacándolo de los saltos de su memoria—  Me gustas mucho, quisiera pedirte una cita… —tomó una gran bocanada de aire dirigiéndole una mirada directa— Tomo de testigo a todos para prometer que será agradable.

La chica agachó la cabeza, como si de una reverencia se tratara, esperando que el apoyo y presión que representaba la atención de sus compañeros fuera suficiente como para conseguir algo.

Oh, no, pero Junmyeon se había fastidiado tan solo en los cuatro últimos segundos.

Nunca le gustó la presión, odiaba cuando la gente intentaba ejercer poder de masa sobre él. Odiaba las declaraciones públicas, y ahora también a Seul Gi. Junmyeon estuvo más seguro de qué hacer tan solo con esos últimos dos segundos de vergüenza pública.

—Tsk. —soltó sarcástico— ¿Tomas de testigo a todos?

Las piernas de la chica temblaron como nunca, había errado garrafalmente y no pudo evitarlo. Kris se estaba esforzando por contener una risilla que se le quería escapar, al igual que Chen. El grupo de cinco personas que había entrado con Suho al salón estaba tomando sus lugares mientras admiraban el espectáculo que se había montado cuando a Seul Gi se le ocurrió retener el caminar de Junmyeon por entre las sillas al tomarlo por el brazo.

—No necesito la aprobación de ellos, —anunció firme— esta es una muy mala manera de expresar tus sentimientos, ¿no crees? —suspiró— Te estoy rechazando, y por tres cosas en específico que me voy a dar el esfuerzo de explicar.

Seul Gi levantó la cabeza, buscando un poco de compasión con los ojos vidriosos que presentaba.

—Uno, no me interesas. Dos, me molesta de sobremanera que tengas que hacer esto frente a todo el salón. Y tres… —Suho desvió la mirada hacia el grupo de muchachos en la esquina opuesta del aula, ahí donde dos asientos vacíos mostraban que Yixing aún no llegaba— El tres es que ya estoy saliendo con Yixing, dudo que a él le guste que tenga una cita contigo, pequeña.

Le hincó la cabeza con el índice antes de tomar asiento y dejar que los murmullos transformaran el silencio. Dejó caer su cuerpo por su propio peso, relajando los hombros e ignorando las miradas de ojos redondos que mantenían sus amigos.

Seguro a Jongdae se le había caído la mandíbula. Y nadie podía evitar notar el ceño ligeramente fruncido y los ojos perdidos de YiFan. Kai y Chanyeol no dijeron ni pio. Parpadearon un par de veces y fijaron las miradas en sus cuadernos.

—Suho. —lo llamó Sehun con un gruñido bastante enojado.

—¿Mhn?

—¿Podemos hablar?

Antes de que pudiera responder el maestro entró al aula con su maletín en mano con un típico Buen día, alumnos se acercó a su escritorio y sacó unas tizas de un bolsillo. Sus manos estaban empezando a escribir en la pizarra, números que Sehun entendía poco o nada.

—Que sea luego. —le pidió Suho para fijar su mirada en la pizarra.

Sehun estaba a punto de ahogarse en su bilis. Estaba sufriendo una extraña sensación en el estómago que lo fastidiaba al punto de querer irrumpir la clase para aclarar un par de puntos con su amigo. Un Toma, se quedó en mi casa el otro día le dio vueltas por la cabeza de forma brusca, no podía evitar pensar en Luhan primero y Yixing después en la lista de Suho.

Eso lo enojó.

Pero claro, antes de que hiciera otra tontería, llegaron a la puerta dos chicos, agitados.

—¡Lo siento, hemos llegado tarde! —Yixing y Luhan se pegaron al marco de la puerta, con una capa perlada sobre sus frentes como indicio de que habían corrido para llegar a tiempo.

El profesor suspiró— Pasen rápido. —gruñó un poco enojado, volviendo a tomar una tiza entre sus dedos.

El par de amigos agachó la cabeza con vergüenza y avanzó hasta el fondo del salón. Estaban sentados juntos para cuando el maestro estaba retomando lo que iba diciendo. Yixing no pudo poner los ojos sobre la pizarra ni dos segundos antes de que un dedo se hundiera entre sus costillas y tuviera que ahogar un chillido de dolor.

—¿Cuál es tu problema, Baek? —gruñó adolorido al voltear ligeramente la cabeza y hablar muy bajo para que no lo regañaran por interrumpir aún más la clase.

Luhan volteó un poco, curioso por lo que ocurría. Minseok, al igual que Tao y KyungSoo los miraban con expectativa y sin parpadear. Luhan temió por lo que fueran a decir. ¡Solo habían llegado diez minutos tarde! No entendía que era lo pasaba.

—¿Cuál es mi problema? Cuál es el tuyo dirás. ¿Cuándo pensabas decirnos que estás de novio con Junmyeon?

Luhan se golpeó mentalmente y anotó en su cabeza que nunca más debía pedirle a Yixing que llegara a su casa a hacer el desayuno para sustituir a su madre con gripe.

{*}

Siwon se recostó sobre el marco de la puerta, atrayendo la mirada de su hermano con su acción.

—Mi taxi llega en unos minutos.

—Lo sé. —Suho desvió su mirada hacia la caja que su hermano le había encargado, las cosa que le dejaba antes de regresar a Estados Unidos. No se había atrevido a abrirla desde que la habían puesto en su habitación, solo la hubo arrinconado en una esquina de la habitación— ¿Mis padres te esperan en el aeropuerto?

El mayor asintió— No pudieron volver aquí, prefirieron ir de frente de su reunión al aeropuerto.

—Así que es cierto… te vas. —dijo bajito.

—Esto es muy triste.

—¿Qué cosa?

—Mi última imagen de ti es una en la que te dejo solo en casa, una casa llena de empleadas y sin padres ni hermano mayor.

Suho sintió un hincón en el pecho—No está tan mal. —agachó su cabeza un poco avergonzado de sí mismo al saber que estaba acostumbrado a estar solo. Antes de poder completar la frase para que no sonara tan patética un claxon sonó, el taxi había llegado y estaba dando señal de estar afuera.

Siwon sonrió de lado, triste. Le hizo una seña con la cabeza a su hermano para que se levantara de su cama y lo siguiera. Así lo hizo, Junmyeon le hizo caso y dejó su celular sobre la cama, siguiendo los pasos de Siwon escaleras abajo

No dijeron nada, a Suho se le deshizo la garganta cuando al llegar a la primera planta vio las maletas de su hermano frente a la entrada. Una de las empleadas ya estaba abriendo la puerta y sacando el equipaje para embarcarlo en el auto.

Los hermanos se detuvieron en seco frente a la puerta abierta.

—Prométeme que te cuidarás, que dejarás de ser tan amargado y empezarás a dar tanto amor como cuando tenías siete años. —le pidió Siwon con un ligero temblor en su voz.

No iba a llorar, se lo había prometido a sí mismo, pero igual no pudo evitar que sus cejas se curvearan en una mueca triste ante su hermano menor.

—Siwon…

—Solo promete que a lo que vale la pena no lo soltarás.

El taxista volvió a sonar el claxon, sacándole una sonrisa melancólica a Junmyeon.

—Lo prometo.

Siwon no pudo mantener su promesa, se le aguaron los ojos y estrechó a su hermano en un fuerte abrazo. Si tenía que irse otros seis años no toleraría la idea de no haberlo abrazado tan fuerte la última vez que lo vio.

No, Siwon no estudiaba lejos para su familia, no lo hacía por sí mismo. Tal vez le gustaba estar fuera de Corea, tal vez se había acostumbrado a Estados Unidos, o quizás era que no soportaba su madre, no sé.

Su único pesar era Junmyeon, no lo veía crecer y no hablaban seguido. Lo bueno era que por lo menos tenía la certeza de que él haría las cosas mil veces mejor. Era hábil aunque no lo supiera, tenía talento para sacar de quicio a su madre y no dependía del dinero de su padre.

Siwon amaba a Junmyeon por sobre todas la cosas.

—Te llevaré a pasar un verano conmigo, te lo prometo. —le susurró al oído mientras sonreía.


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