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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Las cosas tal vez habían pasado de golpe, y no era que Yixing quisiera sentirse el centro del mundo; mucho menos de su salón. Sin embargo la sensación de ser observado no se le quitaba de encima, tal vez era su imaginación, pero Yixing estaba intentando convencerse de que el grupo de chicas a su lado no lo estaba señalando. Suplicó al cielo estar loco, delirando.

Estaba sentado, abrazando sus rodillas a la espera de que alguno de sus amigos atravesara el portón. No había llegado junto a Luhan esa mañana; Jimin había tenido fiebre toda la noche anterior tras ser contagiada por su madre y Luhan había tenido que encargarse de llevarla al colegio antes de siquiera pensar en ir a sus propias clases.

—Lleguen, por favor. Lleguen, por favor. Lleguen, por favor… —repitió varias veces.

Yixing se levantó, agitó la cabeza para mover el flequillo de cabello que caía sobre su frente y empezar un pequeño camino hacia el baño. El estar sentado a mitad del patio, solo, no estaba resultando muy agradable.

Anduvo erguido hasta llegar a los servicios. Cuando estuvo ahí abrió las puertas con pereza, con pocas ganas de volver a sentirse solo allá afuera. Su madre lo había regañado mucho por llegar tarde a clases a causa de Luhan; en definitiva la mujer no lo iba a dejar volver a recogerlo en un tiempo.

Colocó una mano en el borde del lavabo y abrió la llave. Estaba un poco cansado, se sonrojaba con ligereza si pesaba en que se había dormido tarde por estar enviándole mensajes a Junmyeon. Sus mejillas se acaloraban con el recuerdo, por lo que Yixing mojó su rostro con el agua fría tan rápido como pudo.

—Debo dejar de ponerme en este plan. —dijo esperando poder acatar sus propios pedidos y no estar adquiriendo la rara manía de Minseok de hablar solo.

Respiró profundo, soltando luego el aire que se le acumulaba en los pulmones— Hora de salir. —Oh, diablos, sí estaba hablando solo.

Caminó lento hasta la salida del baño, sin mirar a ningún lado en específico y perdiendo la noción de donde estaba. Mala idea, pues no notó cuando algo se hubo atravesado con sus pies y perdiendo el equilibrio sus palmas golpearon el piso con velocidad, igual que sus rodillas y un lápiz que cayó de su bolsillo.

Quiso pensar al menos por dos segundos que había sido un accidente, pero ni Yixing podía ignorar la maldad ajena tan fervientemente. Las chicas frente a él se estaban riendo y continuando su camino mientras él se levantaba y sacudía sus rodillas. Estaba un poco adolorido.

—¿Te hiciste mucho daño? —Yixing levantó la mirada con timidez, los ojos de Junmyeon estaban grandes esa mañana— Acabo de llegar, —le explicó acomodando su mochila tirando el hombro para atrás— ¿pasó algo?

Yixing solo sonrió ante su novio, negando con la cabeza y evitando decir en voz alta que las chicas de primero, las de su grupo de admiradoras, lo habían echado de cabeza al piso. Los rumores corrían rápido, ¿quién lo diría? Desde ese lunes tan confuso para todos hasta esa mañana de viernes quizás, solo quizás, Yixing se había ganado un par de enemigos por estar saliendo públicamente con el adorado Kim Junmyeon.

—Está todo bien. —dijo.

, claro.

No podía evitar mentir, Junmyeon con su sonrisa lo desarmaba y hacía que dejara de lado las palabras de su madre, esas como decir la verdad te puede salvar de muchas cosas dichas en su perfecto y fluido mandarín. Fueron apenas un par de minutos en lo que pudieron intercambiar miradas y algunas palabras antes de que Baekhyun y Luhan llegaran corriendo hacia él. Yixing quería golpear a Baekhyun por saltar en su encima y hacer que Junmyeon diera un respingón. Luhan se reía de los dos mientras miraba como Yixing moría por dentro al ver como Suho ubicaba a sus amigos con la mirada.

—Creo que te dejo con los chicos, yo voy por allá. —señaló con la cabeza como Chanyeol iba entrando por el portón— Nos vemos luego, Yixing. —dijo dando pasitos atrás— Adiós; Baekhyun, Luhan.

Agachó la cabeza como reverencia y dio vuelta sobre sus talones al tiempo que corría hacia Chanyeol.

—Creo que asustamos a tu noviecito. —canturreó Baekhyun, riendo.

—Tú, como ser viviente, asustas a cualquier cosa que produzca sombra. —le corrigió Luhan a su menor.

Baekhyun le hizo una mueca, abrazando con más firmeza el torso de Yixing, aunque el agarre no duró mucho puesto que Minseok iba cruzando el patio con apuro hasta llegar a él— Vi a Tao y KyungSoo caminando juntos en la esquina, deben estar llegando pronto.

—Minnie. —chilló Baekhyun interrumpiendo lo que el mayor venía diciendo y cambiando el cuerpo de Yixing por el de Minseok— Extrañaba tu suavidad.

—¿Gracias? —respondió arqueando las cejas

Luhan y Yixing dirigieron sus miradas a la entrada, por donde KyungSoo y Tao llegaban hablando, caminando hacia ellos sin desviar la atención que compartían.

Durante el día Minseok se resbaló dos veces por las escaleras y Luhan se comió dos hamburguesas de la cafetería del instituto. Las clases fueron largas y aburridas. Mucha teoría y pocos ejercicios en las materias. El cerebro de Baekhyun reventaba y Luhan se reía de él junto a KyungSoo. Las notas de los primeros exámenes de muestra estaban saliendo y las cosas para Baekhyun no estaban yendo como esperaba. Tao lo miró con un poco de lástima cuando sus calificaciones llegaron por encima de las de su amigo cuando sus promedios casi siempre fueron los mismos.

No supo atinar si era que él había subido o Baekhyun bajado.

—Baek, ¿pasa algo?

Tal vez Baekhyun podía seguir fingiendo que todo estaba bien, que seguía la rutina de siempre. Que iba a clases y regresaba a ver anime hasta quedarse dormido, esperando que al día siguiente Minseok lo salvara de las prácticas y ejercicios que no entendía.

Pero no, nada seguía siendo así. No es que Baekhyun se martirizara todo el día recordado cada detalle de la situación. No le gustaba pensar demasiado en los besos de Chanyeol, se sentía raro, se sentía hipócrita al buscarlos a la salida de clases y hablar más de él cuando Minseok por accidente mencionaba su nombre o el tema de Junmyeon y Yixing llegaba a debate.

Baekhyun nunca había mentido tanto en toda su vida, odia sentirse así.

—Baek, ¿estás bien? Te puedo acompañar a casa si necesitas. —Minseok le agitó los hombros, sonriéndole.

Baekhyun se sintió triste y culpable al negar con la cabeza —No es necesario, no te preocupes, Minnie. Estoy bien.

Había sido un día largo, por lo que Minseok decidió creerle y continuar caminando al tiempo que se despedía con una mano. Decidió pensar que el álgebra y física lo habían dejado con el cerebro seco y continuar su camino junto a Luhan y KyungSoo que lo esperaban a tan solo dos metros.

—Bye, bye. —dijo con voz serena.

Fingió sacar cosas de su mochila, acomodar cuadernos y buscar dinero en sus bolsillos hasta que Minseok se hubo perdido de vista junto a Luhan y KyungSoo.

Suspiró con las mejillas sonrojadas, girando sobre su eje y poniendo sus pies de nuevo dentro de la preparatoria. Pasó de frente, ignorando al señor de limpieza, soltando un simple «he olvidado uno de mis libros» antes de pasar de largo hasta la siguiente planta.

Claro, porque los libros se pierden en el baño.

Su cuerpo se golpeó contra la puerta cerrada, sentía la presión del otro lado. Vaya, él siempre olvidaba el proceso cuando se sentía muy nervioso. Baekhyun dio un golpe suave en la puerta, esperando un segundo, lo que duró su parpadeo; dando dos seguidos al final.

Como arte de magia, como si de su propio ábrete sésamo se tratara.

—Toma. —ni bien la puerta se abrió ahí estaba ya Chanyeol, extendiéndole un libro—Lo olvidaste al salir.

Era el libro de química— Oh, no lo noté siquiera, gracias. —dijo sonriendo y rascando su nuca.

—Baekhyun. —lo llamó el más alto.

«No, no iré a tu casa»

—Quisiera hablar de algo.

«No quiero que juegues conmigo»

—Es una historia larga, el otro día hablé con una chica de esto…

«Tampoco quiero seguir jugando contigo»

No importaba cuán bien se sintiera que Chanyeol le prestara atención, si tal vez Baekhyun se sentía cómodo con que alguien lo buscara o si se había acostumbrado a la ansiedad de mirar el reloj y calcular cuánto tiempo le faltaba para verlo.

Eso no era amor.

Pero era inevitable, cuando Chanyeol había decidido saber qué pasaba, Baekhyun sentía la necesidad de correr— Quisiera hablar de esto.

—Chanyeol, iremos a estudiar.

Pero Baekhyun, además de cobarde, era egoísta. Había tomado posesión de ese sentimiento sin darse cuenta; y Chanyeol no dijo nada para detenerlo.

—¿Cuándo?

También era débil.

Pero claro, eso no era amor.

{*}

—Te ves feo.

—¿Y así?

—Ufff… más feo.

—¿Y con esta?

—¿Te has visto la cara?

—¡Vera! —Jongdae suspiró y le lanzó un zapato a la niña que estaba sentada en el piso de su cuarto con varias cajas alrededor— No eres de ayuda, en lo absoluto.

Jongdae estaba ya media hora cambiándose. No era que su ropa no lo convenciera porque oh, ¿qué le puede quedar mal a Kim Jongdae? Nada. Solo que la niña que había invadido nuevamente su casa ponía esa cara de asco a cada combinación que aplicaba. Chen estaba poniendo y sacándose ropa sin cesar a una velocidad increíble para que Vera estuviera contenta.

—¿Sabes? No me importa lo que digas, me voy así y punto.

O eso fue lo que intentó.

—Yo solo decía. —soltó ella encogiendo los hombros y volviendo a su navaja. Estaba cortando cajas y apilándolas de forma calculada para armar su casa. Sí, una casa hecha de cajas en medio de la habitación de su vecino— Cuando termine con esta belleza seguro hasta tú querrías jugar conmigo.

—Sigue pensando esas cosas. —respondió echando su flequillo para atrás— No eres mi tipo.

—¿No te gustan la niñas hermosas y con gran habilidad para cortar cajas?

El mayor sacudió la cabeza y colocó su mano sobre el picaporte— Voy a llegar temprano, más te vale terminar esa casa en dos horas o menos… sino no podremos jugar juntos. —le sonrió antes de salir de la habitación y pasar al pasillo.

Bajó las escaleras con la espalda recta, confiado de su aspecto y de la colaboración de Minseok con el asunto. Aún recordaba cuando este lo había llamado infantil, tanto a él como a su venganza de primaria. Bueno, eso ya no importaba.

Chen anduvo a paso ligero, recordaba perfectamente el camino a la cafetería. En el proceso de llegar no pudo evitar jactarse de lo bien que le iban las cosas. Acomodó sus mangas sobre las muñecas y palpó su bolsillo para saber que su celular seguía ahí; sonrió al saber que así era.

Ya casi estaba en la cafetería a la hora acordada. Desde la esquina ya venía a Minseok junto a la entrada, a un lado de la puerta para que no se viera su silueta a través del cristal. Se acomodaba el cabello y las mangas de la camisa blanca con nerviosismo.

Aceleró el paso— ¡Minseok! —llamó, atrayendo la atención del mayor.

Al aludido levantó la cabeza de inmediato, acercándose a Jongdae hasta tenerlo a pocos pies de él mismo.

—¿Entramos? —preguntó Minseok más nervioso de lo que esperaba.

—Claro. —Jongdae tomó la mano del contrario antes de pudiera decir algo en contra, aunque de todos modos esa nunca fue la intención.

Minseok se dejó llevar por el menor, atravesando la puerta y haciendo sonar la campanilla. Algunas mesas ya estaban llenas, en la barra no había espacio. Jongdae buscó un lugar con la mirada mientras Minseok pedía al cielo que Chang Min no estuviera ahí. Claro, eso era imposible, él había extendido la invitación precisamente para verlos.

—Bienvenidos. —y, oh, hablando del rey de Roma.

Chang Min estaba frente a ellos, vestido en su totalidad de negro a excepción de la camisa que se asemejaba más a un gris oscuro. Minseok tragó saliva como si el mayor estuviera hecho a imagen y semejanza de un dementor.

—Hola, Chang Min, ¿nos puedes conseguir una mesa?

Sí, ¿falta de educación? ¿Dónde?

El castaño achinó los ojos, relajando el rostro luego para girar la cabeza— Hay una mesa al fondo, en la esquina del local, en unos minutos les enviaré un mesero. —explicó— Minseok conoce las ubicaciones, seguro él podrá llevarte.

Minseok asintió al comentario y tomando con más fuerza la mano de su acompañante, lo hizo avanzar.

El encontrar la mesa no fue difícil, Minseok conocía el funcionamiento del local al igual que sus posiciones. Se sentó junto a Jongdae, era una de las mesas que daban espacio para sentarse en un sillón forrado a los clientes. Sus cuerpos estaban muy cerca, Minseok se sentía muy fuera de sí. Su rostro estaba muy rojo, la preparación mental que se había dado a sí mismo no estaba funcionando. Había estado hablando solo toda la noche, ensayando como su voz sonaría más confiada y varonil.

Sus manos ya se habían soltado apenas tomaron asiento. Minseok miraba de reojo a Jongdae que parecía muy concentrado en la carta que estaba sobre la mesa para cuando ellos llegaron. Tenía ganas de tomarlo del brazo o de inclinar su cabeza hasta que cayera sobre el hombro ajeno, quería sentirse como una pareja, lo que había venido a hacer. Quería aprovechar la situación.

Sus dedos se estiraron hacia el antebrazo del menor, despacito, se deslizó sobre la mesa con la esperanza de alcanzarlo.

—Disculpen, —el mesero que los atendería había llegado y carraspeando reclamaba la atención que necesitaba, interrumpiendo a Minseok— ¿les puedo tomar la orden?

El hombre de cabellos rojillos, evidentemente teñidos, los miró sonriente y con los ojos bien abiertos. Le causó un escalofrío a Minseok. El mesero, aunque ese par no lo supiera, estaba acatando las órdenes de su jefe. Le había expresado su deseo de que vigilara muy bien a la pareja que acababa de entrar al local.

«Ocúpate de la zona interna del local, necesito especial atención con los chicos de la mesa seis. Serás mis ojos, todo lo que hagan me lo vas a decir»

No se preocupó en preguntar las razones. Su jefe era su jefe, no había manera de decir que no quería ser su espía sin tenerlo luego encima por mala actitud.

—Oh, sí. —Jongdae fue el primero en hablar— La cuenta va por el gerente, —anunció— por lo tanto trae un par de tartas y dos tazas de café. —Jongdae volteó a ver a Minseok— ¿estará bien eso, amor?

El rostro de Minseok se puso de todos los colores posibles, era una paleta de pintura. No atinó a decir nada más que un extraño balbuceo para luego asentir.

—La traeremos en breve. —dijo el mesero antes de dar vuelta y continuar su trabajo con la siguiente mesa.

Jongdae sonrió, volteando su rostro hacia Minseok, inclinando la cabeza y mostrándose tierno; muy entregado a su papel de novio.

—¿Amor? —preguntó dando referencia a como lo había llamado antes.

—Amor. —repitió el menor acercándose y robándole un besito en la mejilla, haciendo temblar a Minseok de pies cabeza.

—¿Y eso qué fue?

Jongdae sacó su celular del bolsillo, desbloqueando la pantalla y revisando los mensajes que le habían llegado.

—Minseok, son muchas preguntas, parece que nunca hubieras tenido una cita, menos pareja. —se burló sin levantar la mirada de su pantalla— Y en caso de que lo que estoy diciendo sea cierto, debo agregar que tu vida ha sido muy vacía, eh. —rio.

Jongdae se sentía poderoso, le gustaba el control que tenía sobre Minseok, sabía que él se moría por darle un beso; y eso le encantaba.

{*}

Minseok no era nada discreto cuando se sentía atraído, menos cuando le gustaba alguien seriamente. Al contrario de su actitud usual, no se mantenía callado y con el perfil bajo. Tendía a tropezar con sus propios pies y empezar a toser mientras bebía agua, por el simpe hecho de olvidar que estaba tomando agua. Se volvía desatinado y podía quedarse dormido en clases. Minseok no era Minseok cuando se sentía así.

—Minseok, ¿estás bien? —hasta su madre notaba el cambio.

—Sí, todo bien. —atinó a decir mientras se levantaba del suelo tras haber tropezado al intentar alcanzar el primer peldaño de las escaleras con un salto.

La señora Kim, cada que lo veía en ese estado, lo reportaba enfermo. Justificaba las mejillas sonrojadas y el pulso acelerado con una extraña baja y subida de presión. Desde niño lo había aislado a frazadas y tazas de té cuando notaba que su hijo perdía la noción de sí mismo.

—¿Seguro? —volvió a preguntar la señora mientras su hijo subía las escaleras, ya estaba considerando sacar los jarabes de su cajón para administrárselos a su hijo por mareos constantes.

—Sí, sí, estoy bien. —dijo rápidamente Minseok para llegar a su cuarto.

Minseok corrió a su estante donde su colección de animes shoujo para casos de emergencia se lucían. Eran para ocasiones de falta de internet o laptop malograda. Tal vez unas horas de protagonistas sufridas lo mantendrían ocupado.

Colocó el disco tan pronto como pudo y se lanzó a su cama, hundiendo la cabeza en su almohada en dirección al televisor.

A Minseok le gustaba la tranquilidad, extrañaba los juegos de rol en el patio de Yixing y debates sobre historietas de Tao y Luhan. Extrañamente muchas de esas cosas habían desaparecido en los últimos meses.

No había tiempo para nada con el último año que les había llegado tan rápido. Exámenes, prácticas, estudio y niños malcriados. El pobre de Minseok había entrado al grupo de los desviados entre sus amigos gracias a sus enormes ganas de besar a Jongdae.

—¡Maldigo a todos los Usui Takumis del mundo! Tanta perfección no existe, o por lo menos el resto de mortales no la alcanza. —chilló lanzándole una almohada a la pantalla.

 


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