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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Junmyeon tenía la mano de Yixing tomada con la suya, caminaban juntos a casa del menor.

—¿No es curiosos que todos se hayan dispersado así de rápido? —Yixing irrumpió el silencio.

—Nadie parece tener ganas de estar con el otro. —le respondió Junmyeon, pausado, con la mirada al frente— Igual con tus amigos, creo.

—Con nosotros todo está bien, aunque es un poco raro, todos de la nada tienen cosas que hacer. —Yixing negó la afirmación sin prestarle atención al rudo tono con el que se refería el contrario— Con ustedes es que la cosa está rara por inmaduros.

—No hables así. —le cortó al instante— Basta, ¿sí?

El mayor se vio con una creciente incomodidad.

Junmyeon estaba haciendo referencia a la última distancia que se provocó entre Yixing y Baekhyun. El cuento del desacuerdo en la cafetería llegó a sus oídos y le causó un poco de vergüenza para con la situación. Ya era bastante para él soportar la mirada desaprobatoria de YiFan y la indiferencia del nuevo trato que le tenía Jongdae al iniciar el día. Cuando se enteró de que Yixing y su amigo estuvieron discutiendo públicamente se le revolvió el estómago al imaginarse siendo señalado por el resto del instituto como el novio del chico que se discutió durante el almuerzo.

—¿Ahora qué fue?

—Nada, solo… —encogió los hombros arrastrando las sílabas— No me parece que tengas derecho a opinar sobre eso. Tú también estás metido en discusiones raras. Haces quedar a mis amigos como unos conflictivos cuando también están pasando por un momento complicado.

Junmyeon había detenido el paso. Estaban a poco menos de dos cuadras de la casa de Yixing cuando le soltó la mano e infló su pecho como si la presión arterial le estuviera subiendo hasta la cabeza. Todavía no entraba en molestia, pero no encontraba la manera de aflojar su mandíbula para no parecerlo. Por alguna razón, estaba bastante ofendido por las palabras del menor.

—¿Estás bromeando o qué?

Yixing, un poco fastidiado, después de que el otro dejara caer su mano llevó ambas a su cintura. Con poca paciencia y sintiendo sumamente personales las palabras de su novio ciñó las cejas, una a la otra.

Ya estaban andado juntos un par de semanas y no habían discutido ninguna vez en ese tiempo. Tal vez era lo reciente de su relación o la poca objetividad que les nació ese día, pero el defender a sus amigos se presentó como la prioridad por el par de minutos en los que se miraron fijo. Tenían el cuerpo tieso y no estaban contemplando que tal vez ese era solo un pequeño error de comunicación.

— Sabes que andas de malas con Baekhyun y vienes libre de culpas a señalar a mis amigos. Me parece estúpido. —le respondió el castaño debatiendo dónde posar la mirada, moviendo los ojos para todas partes excepto hacia el menor— Así que ahora no te pongas intransigente conmigo, me duele la cabeza, por favor.

Yixing rechinó los dientes.

—Tú eres el que me está llamando exagerado.

—No dije eso.

Suspiró fuerte, llevando sus dedos a la cien, masajeando y tratando de buscar las palabras correctas para detener el conflicto que ahora se envolvía con él.

—Calla, en serio, Yixing, está haciendo una tormenta en un vaso de agua.

—¡No me calles! —chilló Yixing levantando un poco la voz, sin querer.

—Deja tu espectáculo, no tengo ganas de ridículos ahorita.

Le dieron ganas de decir tantas cosas, le llegó como vómito verbal. Apenas y si logró retener su temperamento explosivo. Yixing era del tipo que analizaba, pensaba y luego escupía sus puntos de vista, sobre todo cuando estaba de malhumor. Junmyeon era del que no aguantaba pulgas, cualquier comentario que no le gustaba o consideraba que viniera al caso lo desechaba e insistía en defender su argumento.

—Ahora tú estás siendo malcriado. —agregó el menor.

Junmyeon suspiró, respiró hondo con los ojos cerrados y para cuando los abrió de nuevo solo tenía ese gesto poco amigable que tanto lo caracterizaba con la gente en general. Sus cejas rectas y cabeza inclinada con desdén.

—Te hablo más tarde. —concluyó dando vuelta y avanzando con pasos suaves, ignorando que dejaba por detrás a su menor con la boca semiabierta.

Yixing ajustó los dientes y apretó las muñecas contra su frente. Sus dedos se pegaron con brusquedad a su cabello y resistió las ganas de gritar. Estaba rojo de la cólera y fruncía los labios, enojado. Se resignó a dejar de mirar como Suho caminaba tranquilamente en dirección contraria a la suya. Las cosas hubieran salido mejor si tan solo los planes de ir a visitar a Luhan se hubieran concretado.

Cosas como citas y aciertos, eso le faltaba a más de uno; a KyungSoo y Jongin por ejemplo.

La casa Do estaba muy callada, el sonido del televisor de la habitación del hijo único del matrimonio estaba sentado en el suelo mirando fijo la pantalla, son los dedos helados y las piernas ceñidas al torso. Su pulso era fuerte y constante, nada mejor explicado con que no estaba solo en el cuarto, y eso lo traía demasiado nervioso.

Jongin al costado, con el flequillo bien peinado de un lado tenía las piernas extendidas y relajadas. Trataba de aplicar toda su capacidad de comprensión para entender qué era un ewok y porqué a KyungSoo se le había ocurrido poner esa película en particular.

—Sabes que no entiendo esto, ¿no? —dijo bajito y con vergüenza.

—Lo imaginé, pero amanecí con ganas de ver esa película hoy.

El mayor encogió los hombros sin despegar los ojos del televisor, mordiendo sus mejillas para evitar que se le escapara una risa.

—No es por ofender, pero no le veo nada de especial a Star Wars. —pronunció el menor haciendo que KyungSoo tuviera que respirar dos veces, muy profundo, para lograr apaciguar sus ganas de matar a Jongin.

Ofendido, inclinó su cabeza y le posó la mirada encima.

—Esto es La Caravana del Valor, niño sin cultura. —chistó sacándole la lengua.

—Pues disculpe, señor, por no tener un amplio conocimiento de tu cultura.

Jongin relajó la espalda cuando Soo por fin dirigió el cuerpo hacia él. Lo estaba mirando con sus cejas levantadas. No pudo evitar sonreír, incluso cuando entre los dos había casi medio metro de piso que los separaba. Sabía que su mayor estaba nervioso y guardaba su distancia, aunque dudaba de que él supiera que no era el único.

—Eres como un perrito al que falta entrenar, —bromeó— ¿ya sabes ir al baño en el afuera o lo sigues haciendo en los tapetes?

—Muy bueno haciendo chistes para alguien que no tiene muchas personas a quienes contárselos. —Jongin arrugó la boca mientras achinaba los ojos y fruncía el ceño.

—Me ofendí.

—Somos dos.

Unos momentos en silencio antes de que ambos relajaran el rostro y rieran. El día estaba casi muerto en ambos lados del asunto. Jongin se vio libre de cualquier tipo de planes con sus amigos después de que todos desaparecieran con cosas que hacer individualmente. Eso le ahorró por completo un rato incómodo y extraño dando excusas para librarse de tener que visitar a alguien que no fuera KyungSoo.

Por otro lado mayor con un simple tengo sueño se alejó de todos y fue a casa como un buen dueño del malhumor y desgano con respecto a lo social.

Cuando llegó a la casa de KyungSoo lo encontró vestido y con un olor a jabón desprendiendo de su cuerpo. Entró a la casa con una familiaridad diferente a las primeras veces que estuvo ahí. Reconoció las escaleras y el camino a la habitación de su anfitrión. Comieron galletas en la cocina y Jongin luchó para que el contrario lo mirara a él y no al suelo. Paseó por la cocina y trató de darle un beso por un instante de debilidad. KyungSoo no lo notó en lo absoluto.

Kai se estaba cuestionando la facilidad que siempre tuvo cuando acordaba citas. Con él le estaba resultando más complicado el acercarse, nunca había conocido a alguien que anduviera tan despistado y al mismo tiempo lo analizara de pies a cabeza.

El pobre estaba esforzándose, mentiría si dijera que por lo menos quería tomarle la mano.

—Conste, solo veo esto porque se trata de ti. —la película seguía rodando.

Jongin lo soltó sin notar la forma en la que rebotaron las palabras en los oídos del contrario.

—Y ahora me doy cuenta de lo raro que sonó eso, o siento. —suspiró un poco abochornado, tirando la cabeza contra el colchón y pasando las manos por sus ojos.

Las mejillas de KyungSoo se encendieron, pero lejos de retraerse sintió un destello en medio del pecho.

—No hay problema… No estuvo mal.

El uno al otro se miraron. Estaba el ruido del televisor reteniendo el romance del momento, pero aligerando la tensión capturada. El menor tragó saliva y se acercó un poco. Indeciso entre si hacerlo o no, siguió avanzando con cortes entre sus movimientos. Soo también tragó duro, inclinando un poco la cabeza, casi sin que el otro se diera cuenta inclinó un poco el cuerpo hacia delante queriendo dejar caer sus pestañas. Otra vez percibió la colonia en el cuello de Jongin.

—¡Kyunggie, ya llegué! —estúpido destino.

Jongin estaba alrededor de cinco centímetros de conseguirlo, pero vaya que la señora Do tenía unos pulmones fuertes y no podía dejar de presumirlos al anunciar su llegada del mercado.

KyungSoo irguió el cuerpo hacia su costado, alejándose del menor y volteando la cabeza hacia la puerta entreabierta. Sus mejillas quemabas y sentía que estaba a punto de comenzar a sudar de la ansiedad que le produjo el fallido momento.

—¡Estoy en mi cuarto, mamá! —gritó fuertemente, haciéndole honor a los genes.

Se volvió hace Jongin para pedir disculpas por el pequeño instante frustrado y la obvia incomodidad que los esperaba después de que su madre subiera y se enterara de que tenían visita en casa y, por primera vez, no era uno de sus amigos. Estaba por darle todo ese discurso cuando la señora Do volvió a interrumpir con sus gritos y le heló la sangre al mayor.

—¡Bebé, Tao está aquí abajo, ahí lo hago subir!

«Por la santa trinidad y los apóstoles benditos».

Abrió los ojos cual platos, Jongin lo notó y se asustó un poco por la reacción. Se levantó con apuro y sin delicadeza alguna, asomando la cabeza hacia el pasillo, mirando como su migo estaba saludando a su madre. Las pequeñas visitas sorpresas de Tao nunca habían sido un problema, esa fue la primera vez que KyungSoo en toda su vida se maldijo por no decirle al otro que no quería hacer nada con ellos ese día.

—¿Hyung? —le preguntó Jongin levantando el cuerpo— ¿Qué tienes en mente?

Fue un mal plan, pero KyungSoo culpa de todo al apuro.

—Métete bajo la cama.

—¿Qué? —escupió el menor.

Ya escuchaba los pasos por la escalera, el rechinido que tenían los últimos peldaños de la escalera de madera delataba que Tao estaba asolo diez pasos de su puerta y con el corazón a mil KyungSoo no tuvo una mejor idea.

Por favor, te lo suplico. —gimoteó con el cuerpo temblando al borde del colapso— No estoy preparado para decirle.

Jongin con la conciencia de lo que era el confesar una, entre comillas y diciéndolo de la forma más simple, relación oculta recordó las escenas de sus amigos discutiendo, haciendo el ridículo y cayendo en una situación incómoda con respecto al resto del grupo, todo como carnaval de cina en su cabeza. «Aish, okey» gruñó resignado a lo que le tocaba de toda esa situación.

Para cuando Tao puso su mano sobre la puerta y la hizo deslizar para abrirla ya no logró ver como los pies de Kai se escurrían bajo la cama. Tan solo el rostro de Soo agitado y sonrojado que volteaba a verlo con las manos temblando como si hubiera visto un fantasma.

—¿Qué haces aquí? —KyungSoo dio un respingo y aguantó el escalofrío que le recorrió la espalda cuando la puerta se abrió—Taozi. —disimuló su brusquedad provocada por los nervios.

El menor lo miró con la ceja arqueada.

{ * }

¿Les cuento un secreto? Chanyeol y Baekhyun sabían desde el inicio que se estaban enredando en una enorme maraña de mentiras, pero lo que no entendieron de inmediato fue que lo estarían pagando luego. Baekhyun le recorrió el cuello a Chanyeol con los dedos, sus pulgares le acariciaban las patillas al mismo tiempo que el más alto apegaba su cuerpo al del contrario con una suave presión en su cintura. Ese día a la hora del descanso Chanyeol se había desaparecido con la excusa de ir al baño.

¿Y Yeol? —preguntó Junmyeon reuniéndose con el grupo después de dejar a Yixing con sus amigos. Apegándose a la tregua silenciosa que se le había otorgado a él y a Sehun sobre no comentar nada hasta que ellos eligieran hablar se permitió preguntar sin inmutarse.

YiFan lo miró de reojo, tragándose un poco de su molestia al pensar de donde venía.

Se fue a achicar la bomba. —Y en parte era cierto, Chanyeol quería ir al baño con apuro, aunque no para liberar la vejiga exactamente. Todo era por ese pequeño de cabellos rubios que, al igual que él, se escapó de su grupo de amigos. Claro que con una excusa más elaborada, ese día Baekhyun le dijo a Minseok que necesitaba hablar con un profesor sobre algunos temas que no había alcanzado a comprender.

Baekhyun queriendo repasar clases es casi el anuncio del apocalipsis, está en la biblia. —dijo el mayor antes de encoger los hombros y continuar con sus asuntos.

Ese día entre clases Baekhyun y Chanyeol se tomaron un tiempo para besarse en silencio en el baño. Las mentiras no pararon ahí, pues ese día fue el inicio del declive de todo lo que habían ocultado durante sus vacaciones. La peor de las decisiones.

Esa tarde, después de clases, como se les había vuelto usual, Baekhyun y Chanyeol se escabulleron con apuro a sus casas. Para el menor no fue tan difícil, desde que Sehun se había negado a asistir a clases los planes dentro del grupo habían estado algo muertos. Igualmente, la visita programada a la casa de Jongdae para ver a la señora Kim era hasta el fin de semana. Sin ataduras, Chanyeol corrió a su casa para bañarse y embadurnar su cuello en colonia.

Min, me voy rápido, me duele la pancita. —Baekhyun fingió lloriquear cuando le ofrecieron ir a ver a Luhan a su casa tras su extendida ausencia— Saluda a Lu de mi parte. Lo iré a ver, no sé, el fin de semana tengo tiempo.

Y así de simple desapareció.

En menos de dos horas Baekhyun ya estaba en la casa Park, bien peinado y con dos cuadernos bajo el brazo. Se sentó frente a Chanyeol como si de verdad entendiera alguno de los tantos apuntes que tenía. Estaban los dos tendidos sobre la cama, con el estómago contra el colchón y la luz del día todavía vigente contra el ventanal.

—¿Entiendes? —le preguntó como ya era costumbre— Podemos repasarlo de nuevo, si quieres.

—Entiendo, no hay problema. —y como siempre, la misma respuesta.

Había pasado tan solo una hora y quince minutos desde que empezaron a fingir que entendían lo que estaban diciendo. Vaya tontería, solo trataban de disimular el verdadero objetivos de sus visitas.

Chanyeol pasó su mano por la pasta del libro, cerrándolo lentamente sin quitar la mirada de encima de Baekhyun. Lo vio tragar saliva, sus mejillas se encendieron en cuestión de segundos. Se inclinó sobre él, vio como el mayor dejaba caer la espalda sobre el colchón y él le colocó el pecho encima, igual que los labios.

Se estaba volviendo rutina.

Baekhyun le pasó las manos por la nuca, estirando el cuello. A veces le daba miedo que el señor Park entrara a la habitación, pensamiento que desaparecía cuando Chanyeol le besaba las orejas y mordía el labio inferior. En ocasiones bajaba a su cuello, una vez le mordió la piel con suavidad. Chanyeol traía un poco loco a Baekhyun.

Y bueno, Chanyeol adoraba esa sensación. Estaba tan despistado con la ruleta de emociones que no se daba cuenta —o recordaba— el hecho de que Baekhyun estaba significando para él más que solo un rato de adrenalina y diversión. Ambos decidieron ignorar que sentían algo más, era más fácil besarse. Respiraron uno encima del otro, la espalda de Baekhyun se dio contra sus libros, incluso aquel lápiz que poco usaban le hincó ligero la columna, pero no dijo nada en lo absoluto.

—¡La mierda! —de la impresión, el mayor aferró lo brazos a la espalda del contrario y contrayendo el cuerpo sintió el peso de Chanyeol caerle encima cuando resbalaron de la cama, por idiotas.

Las costillas de Baekhyun recibieron el golpe de los codos de Chanyeol, quien tampoco pudo notar que estaban al borde del colchón y las sábanas solo servirían de tobogán hasta irse de cara al piso. Resbalaron y cayeron con todo el peso. El menor casi puede jurar que escuchó la cabeza de Baekhyun darse contra el suelo.

Fueron dos o tres segundos de pensar en lo que había pasado antes de reaccionar.

—Dios.

Ambos se echaron a reír. Baekhyun tiró la cabeza para atrás mientras Chanyeol se encargaba de quitarse de encima. De la nada, los dos estaban sonriendo, reían dando vuelta por el piso. Rodaron un poco ante de que el mayor se detuviese.

—Eso dolió, —dijo poniendo fuerza en la columna y sentándose— pesas mucho.

—Disculpa, te juro que no me di cuenta. —Chanyeol poco podía contener la risa mientras respondía y acomodaba su cabello que todo revuelto resultó enredado sobre su frente.

Al tiempo de que el menor se preocupaba de que sus costillas dejaran de doler de la risa, Baekhyun ubicó con la mirada sus cosas. Uno de los cuadernos seguía encima de la cama, a diferencia del otro que de cara a las hojas se había estrellado en el suelo. Igual su lápiz y borrador. Bendito el breve destello de inteligencia que tuvo al dejar su celular sobre la mesita, estaría golpeado y seguro rajado a ese punto, conociendo Baekhyun su suerte.

Gateó sin decir nada y manteniendo la sonrisa en sus labios estiró los brazos para ir reuniendo sus pertenencias.

—¿Qué haces? —preguntó Chanyeol por detrás.

El otro volteó la cabeza y su mirada cayó sobre la cabellera castaña del contrario. Tendido de espaldas al suelo estiraba los brazos para relajar el cuerpo.

—El universo a golpes me dice que vuelva a mi casa, se acercan las ocho de la noche y necesito cenar. —respondió de buen humor y sin pensarlo mucho.

Estuvo a punto de pedirle que se quedara a comer. Chanyeol lo pensó unos instantes, pero con la imagen de sus sábanas desordenas y las mejillas aún rosadas del pequeño, prefirió morderse la lengua y tan solo permitirse observarlo.

«Se ve lindo apurado y tímido».

—Te acompaño a la puerta.

Se levantaron casi al mismo tiempo, sacudiendo las rodillas y acomodando las mangas sobre sus muñecas. Baekhyun siguió a Chanyeol hacia la puerta y luego por el pasillo hacia las escaleras con su pequeña mochila pegada al cuerpo. Estaba evitando pensar en la tarde que habían pasado juntos y concentrar su humor en el último instante de risas que compartieron. Eso era menos bochornoso.

Las piernas del rubio estaban un poco adormecidas. Ocultó muy bien ante Chanyeol que entre los últimos dos escalones estuvo a punto de resbalar y solo apresuró sus pasos hacia la entrada para tomar la manija de la puerta con una confianza de amigos que no había notado que tenían.

—Vuelve con cuidado. —le dijo bajito, como era costumbre con todas las personas que visitaban su casa.

—Claro, lo haré. —fue respuesta que salió en automático de la boca de Baekhyun mientras se volvía hacia él para despedirse.

Fue rápido, casi sin repasar sus acciones y como si les hubiera nacido. Baekhyun le deseó las buenas noches a su menor despidiéndose con la diestra y achinando los ojos con una pequeña sonrisa. Chanyeol le respondió un audible pero suave por supuesto y sin pensarlo se agachó hacia el mayor. El otro igual estiró el cuerpo hacia arriba y se colocó de puntitas para recibir el pequeño beso de despedida.

No pasó nada antes de que notaran lo que había ocurrido en un transcurso de cuatro segundos máximos.

—Chanyeol.—murmuró rojo de la impresión.

Baekhyun se detuvo en seco, todo en su cabeza dejó de procesar por un minuto.

—Tenemos que hablar. —oficialmente, habían sobrepasado el límite.

Un beso de despedida, uno delicado, suave y rápido como ese. No, eso ya era algo totalmente diferente. Eso se parecía al amor.

{ * }

Minseok no se lo esperó en lo absoluto, en realidad, esa noche había sido tranquila. Tras un par de días de haber logrado ignorar por completo que había cometido el mayor error de toda su educación preuniversitaria él estaba tranquilo, mirando Iron Man por millonésima vez en la semana. Comiendo rápido y glotón todos los dulces de limón que logró comprarse en la tienda estaba muy a gusto sobre su cama. Nadie lo molestó en todo el día, de hecho sus padres habían salido a casa de unos tíos para un día de presentar halagos porque una prima había logrado graduarse de la universidad.

Había sido un buen día, tranquilo y callado, como aquella vez cuando Baekhyun se quedó afónico durante la secundaria.

El muchacho estaba disfrutando de lo pacífico de su ambiente para cuando su celular empezó a sonar. Vibró fuertemente dentro de su bolsillo. Minseok le detuvo la película con el control remoto y sacó el celular de sus pantalones.

Un número no registrado le estaba llamando. Él suspiró, últimamente había tenido muchas llamadas comerciales para que cambiara o mejorara su plan mensual de línea, cosas que a Minseok no le importaban o siquiera entendía. Todo un desperdicio con él, ¿para qué gastar saliva hablando sobre paquetes y promociones con alguien que no sabe ni su propio número de teléfono?

—¿Diga? —dijo descolgando la llamada, acercando el celular a su oído.

¿Hola? —se le agitó el corazón, en un segundo le fue todo a mil— ¿Minseok?

—Ah, sí, soy yo, ehm. —se atragantó, tragó mal la saliva y se puso rojo al sentir como le faltaba el aire tras atorarse tan solo con respirar. Empezó a toser— Soy yo.

Este es mi número de casa, no me tienes registrado. —le explicó sin que el otro empezara a preguntar, estaba más ocupado buscando cómo hacer que el oxígeno volviera a llegar a sus pulmones sin que se notara mucho para el contrario— En fin, llamaba por… por lo de la última vez. ¿Podemos hablar?

Jongdae supo disimular demasiado bien que tampoco sabía qué decir, que no tenía ni idea de cuál era el motivo por el que llamaba.

 


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