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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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«Espera, esto significa que yo me siento con...»

—¿Junmyeon? —Yixing había llegado.

Odiaba a Jongdae con el alma, no importó que fuera uno de sus mejores amigos, en ese instante el objetivo era asesinarlo en cuanto la campana de salida sonara. Ya eran dos días seguidos en los que se tenía que sentar con esa molestia.

«Este chico estaba mejor oculto en las sombras, así no me molestaba la vida.»

Todo fue a regañadientes, se la pasó refunfuñado todo el día. La única forma de huir, o por lo menos escapar de su infierno privado, era cuanto tocara la campana de receso. Podía ir con sus amigos a hacer las cosas a las que él estaba acostumbrado, ser el que dirige y controla la situación por ejemplo. Aunque estos tampoco fueron de gran ayuda, se la pasaron burlándose de su mala suerte, ladrando teorías que implicaban que Yixing estuviera enamorado de él. Suho decidió no hacerles caso, él nunca se involucraría con alguien así. En su opinión estaba por completo fuera del alcance de Yixing y nada lo haría cambiar de opinión.

Era tan infantil y ridículo, como cuando volvió a su salón. Se le acercaba con descaro, miraba hasta el punto de ponerlo nervioso. En esa clase de situación extrañaba a sus admiradoras rodeándolo casi dejándolo sin aire, prefería aquel acoso loco. A distancia y no a veinte centímetros de su cuerpo.

¿Qué acaso todos estaban locos? Chen, Sehun y Chanyeol estaban interactuando con ellos. No sabía si había empezado a ser paranoico o de verdad el dialogo entre estos dos grupos se había abierto en algún momento que estuvo distraído. No podía soportarlo. ¿Qué les pasó? Chanyeol no importaba, él siempre había sido así de caritativo con su atención. Pero a la actitud de Jongdae y Sehun lo dejaba inquieto, pensativo.

La campana sonó, antes de que se diera cuenta ya era hora de irse a casa.

Y eso era seguramente el colmo de los colmos. Acosarlo dentro de la preparatoria, seguirlo por los pasillos, al salón, al baño, sentarse con él, todas cosas muy normales en la vida de Junmyeon, pero ir tras él cuando estaba de camino a su casa le resultaba intolerable.

A Suho parecía temblarle uno de los ojos. Desde la esquina del instituto Yixing venía a solo unos pasos más atrás manteniendo una dizque conversación con él, hablando y hablando sin parar. Se esforzó por ignorarlo, se colocó los audiófonos corriendo la música en su celular, pasando tan solo unos minutos para que se apagara solo y él mismo se diera cuenta de que no le había recargado la batería la noche anterior. Se regañó por eso, y mucho.

Miró a todos lados y odió vivir a media hora de la preparatoria. Su casa tenía que sentirse tan lejos justo en esa situación, fantástico. Yixing cada vez avanzaba más, quedando a su costado, invadiendo su espacio.

Algunos de los señores dueños de los quioscos de la zona reconocieron a Suho, seguro porque lo veían todos los días por la misma ruta. Esa vez un gesto de confusión de armó en sus rostros, él nunca había venido con nadie, siempre caminaba solo. Era una gran diferencia ver a un Junmyeon que saludaba con la mano al cruzar miradas y continuar su camino, a observar como el joven con la cabeza casi hundida en el piso hacía una seña con el rostro mientras que el chico que iba a su lado saludaba a todo el mundo como si fuesen conocidos de años.

Llegaron a un paradero y eso era malo para Junmyeon. Desde ahí solo eran diez minutos hasta llegar a su casa. Si Yixing se enteraba donde vivía, ¿qué iría a hacer? Lo espiaría, podía casi jurar que lo haría. ¿Lo vendría a recoger en las mañanas? ¿Se treparía hasta su habitación?

No, no, no y no. Jamás, eso no debía pasar. Junmyeon se detuvo en seco, frenando el camino y volteando a ver al menor, que sonriente estaba erguido y esperando escuchar sus palabras.

—Vete.

—¿Por?

—Quiero ir a mi casa.

—¿Y?

—Necesito que te retires.

—¿Por?

—No quiero que me sigas hasta allá.

—¿Y?

—¡¿Qué acaso no sabes decir otra cosa?!

—Ay, Suho, no seas escandaloso, estamos en una vía pública.

—No me llames así. -gruñó.

—¿Por?

«¡Aish!» Gritó molesto. Eso ya rosaba con un comportamiento infantil. El mayor dio vuelta sobre sus talones y espero un par de minutos a que el autobús llegara. Minutos en los que se la pasó alejando su mano de la del contrario, el que se dedicó a balancearla de un lado a otro, consiguiendo rosar la punta de sus dedos antes de que el otro cortara su contacto lanzando miradas enojadas.

Por fin el transporte llegó. Ambos subieron, ambos se sentaron. Juntos. Yixing junto al pasillo, acorralando a su mayor que se sentó al lado de la ventana, dirigiendo sus ojos a las líneas de la pista que pronto se convertían en borrones.

—¿Por qué me ignoras?

—¿Y todavía tienes la desfachatez de preguntar?

—Sí.

Volvió a mirarlo. Frunció el ceño y rechinaron sus dientes del enojo. El carro se detuvo, ya no había vuelta atrás, en un cruce estaría en su casa y el chico que lo asediaba sabría su ubicación. Quiso impedirlo, intento que la puerta se le cerrara en la cara a su menor, pero no lo logró. Intentó que se tropezara para desaparecer, falló. Intentó que un auto lo arroyara, también fracasó por suerte para Yixing.

Llegaron a la puerta. Suho sacó su llave del bolsillo y abrió la puerta. Volteo a mirarlo, este solo sonreía, no dejaba esa expresión nunca.

—Aléjate.

—Y vuelves con lo mismo, se más educado.

—No.

—¿Qué tienes en mi contra?

—¿En contra tuyo? —Exclamó— ¡¿En contra tuyo?! ¡Tú eres el que me ha estado siguiendo por todos lados!

—¿Y eso te molesta?

—No, para nada. —ironizó.

—Entonces no veo el problema;

—¡Sí, me molesta ¡ ¡Me jode y me friega!

Unos segundos pasaron en silencio. Sus miradas no se desconectaron. Fue incomodo en muchos sentidos. —¿Piensas alejarte?

—No.

—¡¿Por qué?!

—¿Qué me dirías si te confesara que me gustas?

—¿Qué?

—Lo que oíste, me gustas.

—¿Y qué pretendes que haga? A mí ni me importan tus sentimientos;

Y un beso lo interrumpió.

{*}

«¡Sí, sí! ¡Espera, estoy gritado! ¡Espera, sigo gritando!...» Aclaró su garganta y corrigió su postura. «Creo que sí estaré disponible.»

Sehun aun reía de forma desmedida al recordar como su mayor se exasperó al terminar de procesar quien era la persona con que le estaba hablando en ese momento. Era demasiado cómico pensar en el efecto que causaba sobre Luhan. Le resultaba divertido lo que los sentimientos del mayor desataban con su sola presencia. Simplemente ameno, aunque en fin, el punto es que después de todo el drama y proceso en el que Luhan logró volver a sus cabales acordaron verse en la biblioteca de la zona al día siguiente, jueves.

Sehun en realidad llegó muy tranquilo. No sería nada difícil interactuar; lo único que debía hacer era encontrarle un lado divertido y exprimirlo hasta ver cuál era su límite. Lo sabía a la perfección, él ofreció el reto. Era sorprendente lo que a una persona aburrida se le ocurría. Bueno, menos era mejor que la última vez que empezó a salir con una chiquilla por pura curiosidad. No terminaron la relación en buenos términos, si es que salir durante unas de tres semanas se le puede llamar relación en todo el sentido de la palabra. Pero en definitiva malos términos se apegaba a la perfección al hecho de que la cicatriz en la punta de su mejilla se debía a un juego de llaves que fueron a parar en su cara.

Todo estaba previamente planificado, o algo así. Sabía que Jongdae con su espíritu busca problemas terminaría aceptando si este reto incluía un final en el que alguno de ellos sucumbiera ante su encanto. Todo resultaba tan gracioso, resultó gracioso cuando acepto a gritos y lo que parecía un ataque de bipolaridad; igual de gracioso que lo que estaba pasando en ese mismo instante en la puerta de la biblioteca.

Sehun no recordaba en ese entonces los nombres de todos ellos, así que mejor yo se los explicaré, para no enredarlos. Luhan había llegado al lugar de encuentro, pero claro, tan inseguro de todo decidió pedirles apoyo emocional a sus queridos amigos. Solo cuatro de ellos accedieron a acompañarlo. Minseok, Baekhyun, Yixing, KyungSoo. Tao tenía mejores cosas que hacer que jugar a la mejor amiga hazme un pinki promise con sus amigos.

En fin, en la puerta se había armado un revuelo. Luhan iba en medio mientras Baekhyun y Minseok luchaban por llevar a su amigo de vuelta a la salida tirando de su brazo derecho, Yixing se sujetó al muslo del mayor con los brazos firmes y manteniéndose aferrando con las piernas a la pata de una de las mesas del recibidor.

—¡Yah, creí que me ayudarían! —y en realidad su problema no iba por la vergüenza que pasaban frente a la señorita que recibía a los visitantes de la biblioteca, sino abochornado que se sentiría si Sehun entraba en ese momento.

—¡Solo queremos salvarte!

—¡¿De qué?! ¡Es Sehun, déjenme ir!

—¡Sí, suéltenlo! —apoyó Yixing.

Un hombre se les acercó muy sereno y von un periódico en manos. —Disculpen, les pediré que dejen de hacer ruido, es una biblioteca, tengan respeto por la gente o estaremos obligados a sacarlos a la fuerza.

—¿Alguien más tiene un Deja Vú? —preguntó Minseok.

—¡Yo! —Baekhyun alzó la mano.

Y uno, dos, tres…

—¡Tienes que huir!

—¡Te matará!

—¡Déjenlo que no le hará nada!

—¿Tú qué sabes?

—¡Solo es biología!

—¡Es una excusa! ¡Seguro lo desvirgan hoy!

—¡¡Jovencitos, salgan ahora!! —El hombre tomó a los dos chicos de pie y al tendido en el piso, sacándolos a tirones y dejándolos tras a la puerta, fuera del lugar. 

—¡¿Y a él porque no lo sacan?! —exclamó Baekhyun.

—El otro joven no se ha comportado como un crío. —atinó a decir el señor cerrando la puerta en la cara del trío.

—Ya sé de donde recuerdo esto. —anunció Minseok al ver la puerta cerrada frente a ellos.

Luhan tembló al encontrase solo en el pasillo. Lo único que le quedaba era avanzar a la zona de lectura y encontrar a su alumno. Tragó duro la saliva que su boca producía con ansiedad. Todo el lugar era un circuito abierto, podías ver todo desde las mesas que se hallaban en medio de la sala hasta la recepción, y apenas puso un pie dentro pudo ver a Sehun sentado en la mesa central.

«Maldición, seguro nos vio.»

—Hola. —saludó con una mano tomando un asiento en frente del menor.

—Llegaste tardado, voy esperando quince minutos.

—L-lo siento, estaba…

—Jugando en la puerta con tus amigos. —dijo mientras el mayor tomaba un color rojizo en su cara. Sehun rió ante eso.

—Empecemos, ¿qué tema te debo enseñar?

—Desde que iniciaron las clases.

El tutor casi se atraganta cuando escuchó lo que le pedía. Sabía que era bueno en la materia, pero tampoco estaba tan seguro de sí como para que le confiaran que uno de sus compañeros comprendiera más de medio año en ciencias.

Tomando aire y abrió su cuaderno buscando el comienzo de este, dándole una ojeada al texto, sacando un pequeño resumen entendible para Sehun.

Así se pasó la primera hora sin darse cuenta. Luhan se relajó bastante, sentía que el menor le daba más confianza. Aunque claro que en ese momento no estaba enterado del por qué se lo permitía. Tanta confianza adquirió que en menos de diez minutos pasó de temblar a lanzar ligeras miradas que sugerían algo más que estudiar. Se acercó mucho más, su lenguaje corporal era más suelto y la facilidad de palabras era mejor que cuando llegó. Comenzó a ser irónico y ameno como siempre era cuando estaba cerca de sus amigos, sin rebuscar mucho sus palabras le salían frases que de rato en rato le sacaban un risa a Sehun.

—Ya hablé mucho, ¿qué me cuentas tú? —Luhan intentó sacarle algo a su alumno, ya era suficiente de escucharse hablar.

—¿A qué te refieres?

—Cuéntame algo de ti.

—Estamos aquí para estudiar.

—Eso no pareció interesarte cuando empecé a soltar tonterías al aire hace como media hora.

—¿Y qué quieres saber?

—De tu vida, tus amigos, tu familia; conocernos.

«¿Conocernos?» Sehun soltó una carcajada interna. —Soy hijo único, mis amigos son los que tú ya conoces, la gente importante. —respondió guiñando el ojo y dejando escapar un poco de su narcisismo.

—¿Y tú mejor amigo? 

—Los que tú ya conoces. —repitió.

—No pues, el mejor. Con quien estás más tiempo que con los demás, al que más confianza le otorgas.

Sehun pensó un momento, elegir solo unos de su grupo no era una pregunta que se la hubiera planteado antes. —Creo... que sería Suho.

—¿Junmyeon? 

—Sí, él. —le dio la razón levantando el pulgar— ¿Y el tuyo?

—Yixing. —contestó con seguridad.

—¿Ah, sí? Si no te molesta la pregunta, ¿cuál de todos es?

—El chico que se sienta con Jongdae.

El menor dejó ir una sonrisa irónica. —Con que Yixing... —murmuró recordando lo que Suho le había comentado la noche anterior por mensajes. Las quejas constantes y la liberación de estrés que él tuvo que encargarse de bloquear.

—¿Disculpa? —interrogó Luhan confundido.

—No es nada.

Baekhyun hablando solo, Yixing vestido para un velorio y Sehun enterado de la existencia del último. Luhan no era tonto, sabía que había algo raro ahí, podía hilar los hechos y deducir que algo no le habían dicho. Un presentimiento extraño lo embargó. ¿Quién saldría herido? O quienes. Lástima que no sabía que era parte de ese grupo que quedaría vulnerable al final.

—¿Y esto es todo?

—¿Qué?

—Que si falta algo por estudiar, Hyung.

—¿Ah? ¡Ah! No, creo que ya fue suficiente por hoy.

—Entonces ya me voy yendo, fue divertido, Hyung, hasta la próxima.

Sehun tomó sus pertenencias, billetera, celular y audífonos, mientras se despedía con la mano y dirigía a la salida, atravesando la puerta y tomando su móvil en cuanto estuvo a unas cuadras de su lugar de encuentro.

Marcó en su teléfono uno de los números que iba en su lista de recientes. Una persona con la había hablado mucho de un tema que había ido a tratar ese mismo día.

—Usted ha llamado al teléfono del hermoso y asombroso Kim Jongdae, apodado por gente casi tan bella y fantástica con él, Chen el sensual;

—Chen, cállate, soy Sehun.

—Lo sé, te tengo en mis contactos.

—¿Entonces por qué toda esa introducción?

—Todo tiene su gracia, no me dejaste terminar.

—Ajá... No me importa. Te hablaba para decirte que tengo mi primer avance, adivina quien llegará antes a su límite que tú.

—Repito, no me dejaste terminar.

—¿Ah?

—Apodado por gente casi tan bella y fantástica con él, Chen el sensual joven que ha llegado a un punto que Sehun aún no.

—¿Ah?

—Adivina quien se ganó un abrazo.

Sehun se detuvo en seco. Si eso era cierto debía avanzar más rápido con su presa. Las dudas le quedaban dentro y la curiosidad de enterarse que tan lejos había llegado con la confianza de su mayor lo dejaban pensando.

—Esto definitivamente salió bien. —suspiró Luhan aun adentro de la biblioteca.

Si, el seguía en su mundo.

{*}

El colegio al día siguiente fue extraño. Las divisiones sociales ya no parecían las mismas que hace un par de semanas. En definitiva eso de cambiarlos de sitios había sido un completo error de parte de los profesores. ¿Acaso no o veían? Los alumnos de las buenas notas debían ir de un lado, los alumnos de notas... Bueno, solo notas, debían ir de otro lado.

Mezclarlos había desatado la catástrofe total que KyungSoo hubo anunciado. Y todos lo notaban. Las chicas y chicos que no eran necesariamente de la cima ni el fondo de la pirámide social no comprendían lo que ocurría, era como un misterio que no se podía preguntar.

—¡Hola, Baekhyun! ¿Cómo estás? —saludó Chanyeol mientras llegaba junto a Suho, este último lo miró extrañado, casi queriendo matarlo. Digamos que el trauma no se había retirado del todo, cosa que contaré otro momento.

—Parece que el mundo está de cabeza. —habló Minseok al ver la escena

—Uno solo intercambia un par de palabras, lo meten en problemas y los demás creen que ya te pueden tener confianza así como así.

—Te comprendo.

—¿Por?

—No es nada.

El mayor volteo su mirada, estaban ambos en el sitio de Baekhyun. Minseok desde ahí miró de reojo a su lugar. Nadie había llegado aún y eso era bueno para sus nervios. Seguro si lo veía podía explotar. ¿O no? Ya no sabía si debía o no.

Pero no es nada, por el momento dejémoslo así.


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