Recuerdos
Es lo que más tengo de ti.
Como nos amábamos fervientemente, los abrazos, los besos, los sutiles “te amo” que me regalabas con tanta dulzura, propio de ti, es lo que más extraño de esos tiempos.
A veces me pregunto.
¿Me extrañas?, quiero creer que así es.
¿Me recuerdas?, espero anhelante que sí.
Pero la pregunta, que carcome mi ser es ¿tú me amas?, sueño que la respuesta sea un “si”, pues es lo único que me mantiene vivo actualmente, es mi única esperanza, que tú aún seas mío.
Recuerdo como fue nuestra despedida, ese trágico día en el que decidieron mandarte a vivir al extranjero, fue el día en el que odie a tú padre por alejarnos, por no aceptar nuestra relación, por…separarnos.
Me despierto todas las madrugadas con lágrimas en los ojos, la razón es simple, te recuerdo y eso duele.
Han pasado ya 2 largos años, en los que no puedo contar cuantas fueran las veces en que he llorado por tu ausencia, la falta de calidez y felicidad que inundaban mi corazón, cuando pasábamos juntos.
¿Algún día nos volveremos a ver?
Quien sabe, pero, ten por seguro que si algún día regresas te seguiré esperando con los brazos abiertos, pues mi amor por ti aún sigue intacto.
La alarma suena odiosamente, me despierto y ducho, para salir a abrir la pastelería, si Aka-chin abrí la pastelería que tanto te mencionaba antiguamente.
Entro a la pastelería y pongo el cartel de “abierto”, limpio el mostrador y coloco cuidadosamente los aperitivos del día de hoy, veo cómo rápidamente la gente entra, me he hecho famoso, ya que siempre estoy ajetreado, por los pedidos, pero, por suerte tengo ayudantes.
— ¿Disculpe cuál es el especial de hoy? —No puede ser, debe ser una broma, me giro y del susto se me cae la charola que tenía en mis manos.
Debe ser una broma, me quedo abrumado por lo que para mis ojos parece un espejismo.
—¿Aka-chin…e-res tú? —Veo como me sonríe alegremente, oh dios, si esto es un sueño, espero no despertar nunca.
—Atsushi cuanto tiem…—.
No pude controlarme, salte por encima de mostrador y lo abrace, cómo si mi vida se fuera en ello, al pensar que si lo soltaba ya no lo vería nunca más.
—Aka-chin, te amo, ¡te amo!, te he extrañado tanto—Lloro de alegría, está aquí, conmigo, siento cómo todos los sentimientos que llevaba guardados por estos 4 largos años florecen y se desbordan rápidamente.
—Atsushi, me aprietas demasiado—.
—¡No quiero!, si lo hago desaparecerás—.
Lo escuche suspirar y poner sus brazos alrededor de mi cintura, para así poder abrazarme también, la gente nos miraba entre confundidos y conmovidos por la escena que estábamos dando, pero no me importo, en este preciso instante nada importaba, solo él, mi Aka-chin.
Nos separamos del acogedor abrazo y me miro seriamente, eso me asusto, por favor no me mires así, duele, sentía como mi corazón se detenía.
—Te extrañe Atsushi y quiero hablar contigo, en un lugar más privado—Mi pulso aumento descontroladamente, rezaba porque no sea nada malo.
—De acuerdo, vamos a mi departamento—.
Sin más, cerré la pastelería, y les di el día libre a mis ayudantes.
Con todo arreglado, llamamos a un taxi, el trayecto fue silencioso, un tanto incomodo, pero era soportable, llegamos y entramos al edificio, apreté rápidamente el botón que nos llevaría a mi piso, quería hablarle para mejorar el ambiente, más sin embargo de mi boca no salía nada, pasaron uno minutos, los más largos de mi vida y por fin llegamos al piso que era, salimos del ascensor y lo dirigí hacia mi departamento.
—Bien ya llegamos—me permití suspirar—pasa—.
Lo deje entrar antes que yo, no sabía por las manos me sudaban, me sentía tan nervioso, se sentó en uno de los sofás que tenía y me miro indicando que hiciera lo mismo.
—B-bueno Aka-chin…yo—.
—Perdóname—.
No me espere eso, cualquier cosa menos esa palabra, lo mire curioso, para que se animase a seguir.
—Quiero decir, que me perdones…yo…te abandone y nunca me comunique contigo, a pesar de que si quería hacerlo, de verdad, pero mi padre nunca me dejo hacerlo, por fin puede comprar un pasaje a Japón sin ser visto por algún guardaespaldas, estos 4 años estuve pensando en ti, en si me habías reemplazado ya con alguien más, pase muchas noches llorando…yo.. —Lo mire incrédulo, pero feliz, eso fue suficiente, me acerque rápidamente hacia él y lo abrace, al fin mis preguntas fueron respuestas, mi Aka-chin aun me amaba.
—No llores, Aka-chin, no tienes la culpa de nada, no hay nada que perdonar—.
Alzo su rostro y me miro con sus ojos acuosos, me acerque y lo bese, fue como lo había soñado, tan perfecto, tan dulce.
Coloco sus brazos alrededor de mi cuello e intensifico el beso, que aun así no dejaba de ser lento, nos separamos y reímos, pues sabíamos que era el comienzo de lago, no necesite mas explicaciones, con solo unir nuestros labios, fue como si hubiéramos demostrado todo lo que aun sentíamos, pero aun así le dije lo que tanto ansiaba.
—Aka-chin, te amo—.
—Yo también Atsushi y no sabes cuánto lo hago—.
Los recuerdos amargos, se eliminarían de mi mente e iban a ser reemplazados, por momentos que aseguro, serán los mejores de toda mi vida, pues ya no me faltaba nada, con mi querido Aka-chin a mi lado yo estaré completo, hasta que el destino se encargue de separarnos.
Fin