Una casa organizada e impecablemente limpia, una cena deliciosa, un baño caliente y alguien que sonriera diciendo: ¡bienvenido!; eso era todo lo que un viajero exhausto podría desear y Uchiha Sasuke no era la excepción. Sería increíble si al llegar a su antiguo apartamento todo estuviese justo como lo había dejado antes de irse; pero sabía que eso era imposible, después de todo llevaba casi seis años sin pisar el lugar, no le sorprendería encontrarse a una numerosa familia de ratas instalada cómodamente en su cocina. Por otra parte, la abrumadora idea de que no existía ningún sitio al que pudiese llamar hogar hacía que ese sentimiento incómodo y amargo rondara por su cabeza, si, ese sentimiento de soledad.
-¿Pero qué pasa contigo? ¿Eres Uchiha Sasuke o no?- se preguntó a sí mismo mientras giraba el pomo de la puerta.
Miles de pensamientos vinieron a su cabeza al entrar en la oscura habitación. Cuántas pesadillas había tenido en ese lugar, cuántas noches lamentando la pérdida de su familia; aunque también recordaba alguna que otra ocasión en la que se divirtió como la vez que el dobe tuvo una fuga de gas en su apartamento y se quedó a dormir. Sonrió de medio lado y encendió el interruptor de la luz.
-Esto…pero ¿cómo es posible?- tal vez algunos sueños si se hacían realidad. El piso reluciente, cortinas recién puestas…de ese horrible color naranja al igual que la sobrecama.- maldito usuratonkachi, te mataré por redecorar mi casa- soltó una carcajada por la bajo y se dirigió a tomar una ducha.
Después de una media hora salió del baño y se dejó caer en la mullida cama. Se removió con incomodidad al notar algo bajo su espalda. Se incorporó nuevamente para buscar con lo que le causaba tanta molestia y se sorprendió al hallar su antiguo protector y una nota arrugada.
Espero que regreses pronto teme!!
-Dobe… ¿tú no tienes nada mejor que hacer verdad?- colocó la bandana en la mesita de noche y pudo observar la foto, la primera y única foto del equipo 7.- si tanto me extrañabas podías haberme traído de regreso idiota- sí, tenía que admitirlo, se había molestado muchísimo cuando el dobe se fue y no regresó a buscarlo. ¿Estuvo todo ese tiempo tras sus pasos y ahora perdía el interés?
Se hundió en la almohada y aspiró el aroma desconocido.
-Este no es mi detergente- murmuró cerrando los ojos- tienes mal gusto dobe…esto huele terrible.- se quedó en silencio mientras caía en el profundo abismo que visitaba cada noche: el precipicio de sus arrepentimientos y deseos más profundos. Gimió con incomodidad mientras sentía un leve toque en su frente. Una gruesa lágrima rodó por sus mejillas y apretó los labios con fuerza- Itachi…nii-san…- abrió los ojos agitado y luego los volvió a cerrar para continuar durmiendo, sabía que en la mañana no recordaría ninguna de sus pesadillas.
Un estruendoso sonido lo sacó de la cama y bostezó malhumorado. Qué novedad, otro día que se despertaba con el pie izquierdo. Miro hacia la pared frente a su cama y el reloj marcaba las diez de la mañana.
-Seguro que también cambiaste las baterías del reloj dobe- se puso de pie y se vistió con prisa- tú y tus malditas cortinas, nunca despierto tan tarde.- se lavó los dientes, y fue hasta la cocina- No, no hay ratas- abrió el refrigerador y tomó una caja de leche- Hasta trajiste comida- se tomó un vaso de leche y salió finalmente a la calle.
Esperaba que los aldeanos se asustaran, o que gritaran pidiendo auxilio; sin embargo fue todo lo contrario, algunos hasta le saludaron y le agradecieron por salvar la villa junto a Naruto. Recorrió con pereza las calles abarrotadas de gente común, no encontraba a ningún conocido, aunque tampoco es que conociera a muchos.
-Sasuke- se volteó y vio al dueño de esa voz cansada. Él creía estar caminando con pereza, pero el chico de cabello castaño atado en una coleta alta realmente iba arrastrando los pies como si en ellos reposara el peso del mundo.- ¿así que regresas no?-
-Nara- respondió aburrido-
-Naruto está en una misión, debe regresar mañana-
-Ya veo-así que e dobe no estaba-
- ¿Sasuke-kun?- una voz femenina resonó a sus espaldas-
-Ah, Uchiha Sasuke- y una voz masculina…particularmente incómoda- así que estás de regreso… ¿a qué has venido?-
- Deja de molestar Sai- se volteó y vio con diversión como la peli rosa le pegaba en la cabeza- Sasuke-kun es un ninja de la aldea y puede venir cuando quiera. Bienvenido Sasuke-kun- sonrió con arrogancia pero en el fondo…muy en el fondo…se alegró de que alguien dijera esas palabras.-
-Hmn- y esas fueron sus únicas palabras.
Como no tenía nada mejor que hacer acompañó al singular grupo a comer. Por el camino se habían unido Ino y Chouji; recordaba que la primera estaba loca por él en la academia, pero por el momento parecía encantada mientras coqueteaba con el tal Sai. Shikamaru regañaba a Chouji por comer en exceso y Sakura le hablaba sobre la situación de la villa.
-¿Has visto algo interesante en tus viajes Sasuke-kun?- la rubia le había dirigido la palabra de repente como si recordara algo.
-No-respondió cortante- el mundo es muy aburrido-
-Vaya, únete al club- dijo el Nara recostando su barbilla en la mesa- el mundo es muy problemático-
-Pero Naruto dijo que había sido muy divertido viaje- esas palabras lo sacaron de sus casillas, y más viniendo de su imitación barata. Se despidió de todos con un gesto, pagó su cuenta y se fue despacio mientras se perdía en sus pensamientos.
-Maldito usuratonkachi, el viaje fue divertido hasta que te empeñaste en regresar.- caminó sin saber por qué hasta llegar al Ichiraku Ramen y se detuvo unos segundos en ese lugar.
Alzó la mirada que mantenía oculta tras los cabellos azabaches y sonrió de medio lado: a lo lejos venía caminado el dobe con una gran sonrisa. Las personas caminaban de un lado a otro y por segundos lo perdía de vista. De un momento a otro se apartaron por completo y pudo ver como el rubio se rascaba la nuca y le sonreía a una chica que le mira con cara de tonta.
-¿Quién es esa?- pensó incómodo, pero ¿qué más le daba a él lo que hiciera Naruto?
El Uzumaki se acercó a la joven kunoichi y depositó un beso en su mejilla para después despedirla con una sonrisa.
-¡Te veo después Hinata!- ah…ahora la recordaba, la heredera de los Hyuga. Giró sobre sus talones y decidió irse a casa pero otro grito del dobe lo sacó de sus pensamientos- ¡Te quiero! ¡Jejee, te extrañaré dattebayo!-¿la extrañaría? ¿Desde cuándo salía con ella? ¿Y por qué él no estaba al tanto?-continuó avanzando, corriendo, saltando hasta llegar a su casa.
- Maldito bastardo- gritó cerrando la puerta de un tirón-
Esa noche no pudo pegar ojo. Durante su viaje de regreso había estado meditando lo que sentía, intentando poner sus ideas en orden…pero después de ver aquella escena su cabeza estaba hecha un lío. ¿Qué era esa sensación en su estómago? Recordaba haberla sentido antes, cuando su hermano jugaba con su amigo Shisui…solo que esta vez era fuerte, tan fuerte que sentía náuseas y deseos de romper algo…o alguien. Eso que se clavaba en su garganta y no lo dejaba pensar con claridad… ¿eran celos?