FORGET por Aquarius No Kari

La verdad es que sus recuerdos estaban perdidos, aquellos donde se encontraba en el otro mundo. Todo lo que llegaba a su mente, eran las imágenes de haber estado peleando contra uno de los espectros de Hades y poco después morir con el pensamiento de Camus en su cabeza…

Ahora se encontraba afuera de su templo, mirando hacia la nada, tratando de recordar como había llegado a aquél lugar y como es que a pesar de todo, seguía sin su Camus.

Llevaba tan solo una semana de haber revivido, se sentía confundido, frustrado… con miles de sentimientos encontrados… ¡Qué difícil era ser Milo de Escorpio en esos momentos!

Se llevó una mano a la frente y se sentó en el suelo, volvió a tratar de acordarse como diablos había llegado ahí; pero no obtenía ningún resultado positivo… sino todo lo contrario… cada vez que intentaba pensar en el otro mundo, su mente olvidaba más cosas

-"¿Otra vez pensando en eso?"- Preguntó una voz detrás de él, Milo giró la cabeza para mirar a la persona que había dicho aquellas palabras –"Cariño, te eh dicho que dejes buscarle tres pies al gato"- Dijo con voz seductora y se sentó en uno de los escalones de forma que pudiera mirarlo

-"Hola Afrodita, ¿Qué haces por aquí?"- Sonrió el escorpión

-"Nada"- Respondió con un suspiro mientras le sonreía –"¿Has visto a Camus?"- Le preguntó con mirada inquisidora. El rostro relajado y sonriente del escorpión, cambio radicalmente en esos momentos, por uno de enojo y frustración mezclados

-"Sabes que no…"- Murmuró frunciendo el ceño

-"Pero a puesto a que sabes donde esta"- Sonrió el santo de Piscis

-"Si vienes a burlarte, mejor vete"- Dijo Milo levantándose y dirigiéndose por el pasillo que daba a su habitación, Afrodita también lo imitó pero bajó las escaleras dando enormes carcajadas

Por supuesto que Milo sabía donde estaba Camus… y la verdad, no le hacia la menor gracia saberlo… Derrotado dio un suspiro y se dejó caer de espaldas en su cama para mirar el techo.

Shaka nunca le había simpatizado ¿Por qué?... ¡Por qué parecía hacer grandes esfuerzos por atraer la intención Camus!... siempre había sido así y esa, era una de las cosas que más odiaba de él…

Todos los maestros parecían ocupados en una junta importantísima con el patriarca Shion, su hermano Arles y algunos caballeros que ya tenían sus armaduras como Shura, Saga y Aioros –maestro y hermano de Aioria-; así que los pupilos, tenían todo el resto del día libre…

Camus y Milo –con el semblante mostrando lo aburridos que estaban- se encontraban sentados en las escaleras del templo de Aioria esperando que este subiera con Mu desde Aries

-"Estoy muy aburrido"- Protestó el de escorpio alargando más de lo necesario la «U» en la palabra «muy»

-"Yo también"- Respondió su amigo soltando un suspiro

-"¡Ya sé!"- Gritó de pronto Milo levantándose mientras Camus saltaba en su lugar y se llevaba una mano al pecho

-"¡Casi muero del susto!"- Chilló

-"Camus, vamos al lago a nadar… ¿Qué te parece?"

-"¿Y si la junta termina antes y mi maestro nos atrapa?"

-"No seas cobarde ¿Quieres?"

-"Soy prevenido…"- Murmuró mirándole con reproche

-"Bueno, ¿Vienes o no?"- Preguntó impaciente

-"Supongo que si"- Resopló, Milo le tendió la mano y lo ayudó a levantarse –"¿Y los demás?"- Preguntó sacudiéndose el polvo en su traje de entrenamiento

-"Tendremos que llevarlos"

-"De acuerdo"- Sonrió, y ambos bajaron las escaleras hacia el templo de Mu.

Atravesaron las casas de Cáncer, Géminis y Tauro, cuando llegaron a la primera de las doce, escucharon la voz de Shaka en uno de los pasillos

-"Soy un ser «Casi perfecto»"- Dijo arrastrando las palabras

-"Eres un ser bastante presumido"- Dijo Milo, Camus le dio un codazo en las costilla y le sonrió con nerviosismo al santo de Virgo, los demás amigos rieron al ver la cara que puso el escorpión al recibir el golpe

-"Chicos, siento haberme tardado… es que Mu y yo nos encontramos a Shaka…"

-"Y nos estaba platicando de su entrenamiento"- Completó el pupilo de cabello morado

-"¿De verás?"- Preguntó emocionado el santo de acuario, Milo rodó los ojos

-"¿Se quieren quedar todo el día a escuchar hablar a este… este… presumido?"- Preguntó con desprecio; si algo le molestaba era que Camus siempre se mostrara tan interesado en él

-"¿Celoso bichito?"

-"¿YO?... Claro que no Shaka, yo sé que soy mejor, más guapo y mucho más fuerte que tú"- Contestó con orgullo

-"Cuentame Shaka, ¿Son muy difíciles tus entrenamientos?"- Preguntó el pupilo de acuario con mucho interés, algo que opacó por completo las palabras de Milo; así que mientras el de virgo respondía su pregunta, él se limitaba a mirarlo con enojo, apretar los dientes y puños a sus costados

-"¡Bien!"- Gritó dando una patada al aire y salió dando grandes zancadas camino a su templo

-"Milo… ¿A dónde vas?"- Él no respondió, Camus corrió hacia él y le jaló del brazo –"¿No estás molesto conmigo verdad?"

-"¿Y qué si lo estoy?"- Preguntó con enojo sin detenerse y soltándose de una forma muy brusca

-"¿Ya no quieres hablarme?"

-"No"- Respondió tajante

-"¿Tampoco ser mi amigo?"- Su voz en ese momento se quebró

-"Mucho menos, creo que Shaka puede ofrecerte cosas mejores que yo…"

-"Pero Milo…"- El joven escorpión no quiso saber más y salió corriendo del templo, dejando a Camus muy triste, mirando como se alejaba la única persona que él pensó, lo quería…

-"Por su culpa terminamos peleados" – Susurró Milo aún mirando el techo.

No sabía que hacer para recuperar a Camus, ni en ese momento ni hace tantos años; pero entonces, un pensamiento atacó su mente… ¿Y si él era el culpable de eso? ¿Qué tal si Shaka de Virgo era el único causante de que siempre terminaran separados? ¿Podría estar aconsejándole para que dejara de amarlo y se fijara en él?

Después de todo, la razón de la mayoría de los problemas entre ellos, era él, aquél rubio de la sexta casa… Y es que Milo no podía dejar de estar celoso, ese siempre fue su defecto… de acuerdo… aún lo era.

Ha como diera lugar, tenía que hablar con Shaka para saber la razón de que Camus lo buscara solo a él y no a Milo ¿Acaso el santo de acuario y el de virgo eran algo más que simples compañeros y recientes amigos?

Eso seria lo peor de todo, tener que aguantar que no fuera perdonado y que para colmo perdiera a la persona que amaba, por uno más arrogante y presumido que él…

Vaya que si lo detestaba…

El viento soplaba en aquél lugar tan lleno de paz, llevando a su rostro, con la suave brisa, lo que parecía ser hojas de árboles que acariciaban sus mejillas con tan solo un leve roce

-"¿Ya puedo abrirlos?"- Preguntó Camus caminando torpemente con los ojos vendados, ayudado de Shaka

-"Aún no…"- Respondió con una sonrisa mientras jalaba a su compañero del brazo con suavidad –"Espero que no estés haciendo trampa"- El santo de acuario sonrió, aunque el rubio no lo notó –"Llegamos"- Anunció, le quito las vendas de los ojos y sonrió aún más cuando observó la sorpresa y fascinación en su rostro –"¿Y bien?"- Preguntó impaciente

-"Esto… Shaka… ¿Son los sales gemelos?"- Sus ojos se posaron en los árboles que tenía enfrente y en los pétalos que caían con suavidad sobre ellos

-"Si, ¿Te gustan?"- Se sentía emocionado por poder mostrarle aquél lugar; aunque ya lo había visto, no era lo mismo que en aquella época (NA: recuerden la saga de Hades)

-"Pero… es decir"- Balbuceó un poco apenado, entonces miró muy sorprendido a Shaka –"Me encantan, son hermosos"- Quiso sonreír, enserio lo quería; pero no podía, le era imposible… y en aquél momento, hubiera sido un lindo presente para el santo de Virgo. Camus volvió sus ojos a los sales gemelos y después a Shaka con cierta preocupación, mientras le preguntaba bastante extrañado –"¿Por qué me trajiste aquí?"

-"Has venido a mi en más de una ocasión buscando paz para tu corazón y respuestas para tu mente… así que… creí conveniente traerte a mi lugar favorito, lo utilizo para meditar cuando un mal pensamiento me ataca o cuando me siento intranquilo…"- Contestó mirando sus árboles mecerse al compás del viento

-"Pero… aquí moriste"- Respondió en tono lúgubre, Shaka lo miró y observó que tenía el rostro agachado, con su cabello cubriendo sus ojos llenos de tristeza; el santo de Virgo sonrió levemente, se le puso enfrente y alzó su rostro por el mentón, haciendo que Camus le devolviera la mirada… entonces sonrió aún más y le dijo

-"Todo esta bien, estoy aquí y tú también… anda…"- Tomo su mano y lo jaló con delicadeza para que le siguiera

-"Shaka…"- Tiró suavemente de su mano para no moverse de su lugar

-"Camus, ¿Cuál fue la cuarta regla que te enseñé?"- Preguntó volviendo a mirar su rostro

-"No hay tristeza que permanezca para siempre"- Contestó en tono pensativo mientras miraba el cielo –el cual estaba por oscurecerse-

-"¿Lo ves?"- El santo de acuario estaba por protestar de nuevo; pero Shaka apretó levemente su mano y lo jaló hacia la sombra del árbol, donde se sentaron ambos, en flor de loto uno enfrente de otro. –"Concéntrate en esa frase"

-"Es imposible…"- Suspiró

-"No lo es"- Respondió acomodando sus manos en modo de meditación, lleno sus pulmones con bastante aire y luego lo desechó –"Haz lo mismo y mantén tu mente en blanco"

-"De acuerdo"- Imitó a Shaka –cerrando sus ojos y sentándose en la misma posición que él-, respiró hondo para luego concentrarse en no pensar en nada…

Aunque era imposible, porque sabia, que un templo más arriba se encontraba Milo… ¿Solo?... quien sabe… ¿Acompañado?... posiblemente… ¿Por quién?... eso tampoco lo sabía… ¡Rayos, que difícil era no pensar en nada!

-"Pues la mía si"- Pensó arrojando bastante aire por su boca, en un suspiro

Unas horas después, Shaka abrió los ojos solo para comprobar lo que ya sabía… que sobre ambos había caído la noche, mostrándoles aquél cielo estrellado y luna llena tan hermosos…

Y que Camus se había quedado dormido mientras meditaba

-"Nos pasa hasta lo mejores"- Dijo el santo de Virgo entre risas, se levantó de su lugar y entró en su templo; minutos después, salía con algunas frazadas.

Se hincó a un lado de su compañero y lo movió levemente del hombro –"Camus… Camus…"- Susurró; pero no daba resultado, así que le desenredó los pies y las manos de la posición de flor de loto y tomando su espalda junto con su cabeza, lo recostó suavemente en la fresca hierba, al tiempo que la brisa movía sin cesar su cabello y los pétalos de las flores de los sales gemelos, luego cobijó su cuerpo con la manta y lo dejó dormir bajo aquél árbol que le daba tanta paz y que ahora parecía hacer lo mismo con su querido compañero…