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¿Me odias? por Tasmania

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Notas del capitulo:

Escrito sin fines de lucro. Créditos de los personajes a su respectivo autor.

-¿Me odias, Mikoto?...

Escuche su sonrisa; aquella que siempre bailaba torcida en sus labios.

-No.

Intenté sonreír... Pero solo fue un intento. No sé qué pasaba. 
Recordaba haberme acostado, mi cuerpo estaba cansado. No recordaba haber abierto los ojos hasta que un picante olor a nicotina irritó mi nariz... Me levanté pausadamente y ahí enfrente de mí, estaba aquel pelirrojo por el cual había llorado tantos meses y aun lloraría un poco más.
Quise correr, abrazarlo y decirle lo mucho que lo echaba de menos pero él pareció adivinar mis pensamientos y negó con la cabeza.

Mikoto me odiaba; mi amor me odiaba por haberlo privado de la vida a pesar de que él me lo había pedido, a pesar de que lo había preguntado y él lo había negado rotundamente.
Mis manos temblaban en mi regazo mientras miraba el suelo que ahora parecía interesante.

 

-Anna-susurré- ella me odia...

 

Mikoto negó con la cabeza mientras avanzaba hacia mí. Con sus ardientes manos sujetó mi barbilla y me obligó a mirarlo. Mi corazón parecía que se detendría en cualquier momento, sus aceitunas me miraban con ternura. Parecían más opacas de como yo las recordaba pero aun así me seguían gustando; de hecho, ahora se acababan de convertir en mi lugar favorito.

 

-Nadie te odia, Reisi.

 

Mi cuerpo se estremeció al escuchar mi nombre salir de sus sedosos labios. Las lágrimas no tardaron en asaltar mis ojos, rebeldes y descontroladas surcaban mis mejillas. Intenté retirar mi rostro de su agarre pero él no me lo permitió. Era un monstro, tan indigno de estar frente a él; debía odiarme, yo era su verdugo...

 

-Siempre dándole vuelta a las cosas, pensando hasta el cansancio... Era lo que más me irritaba de ti, sin embargo, fue la razón por la que me gustaste tanto...

 

Mis ojos se volvieron a posar en ese pozo de sentimientos...

 

-Era lo mejor... Anna lo sabe... Todos lo saben... El único que se niega a aceptarlo eres tú, amor. 


Un chillido escapó de mis labios, como un animal herido salte en busca de un refugio. Sus brazos me recibieron, cálidos, fuertes, tal y como los recordaba. Mikoto hundió su nariz en mi cuello y lo sentí sonreír. Mis sollozos parecían no tener fin...

 

-¿Por qué tardaste tanto en venir?... ¿Por qué si no me odias, no volviste?

-Me prometiste que estarías bien... Que serías feliz... Reisi, no estás cumpliendo tu promesa...

-No quiero- negué con la cabeza- no puedo, Mikoto-gimotee enterrando mi cabeza en su pecho.

 

Nos quedamos en silencio un momento, mis lágrimas seguían cayendo entre los dos pero yo hacia todo lo posible por retener mis sollozos... Pero no importaba cuanta atención pusiera, jamás volvería a escuchar el latido de su corazón; cálido, a un compás armonioso.

La desdicha estalló en mi interior, ya no podía resistirlo, quería fundirme con aquel hombre que ahora me sostenía. Abrazarme a él y jamás soltarme, ¿cuántas veces no había pensado en quitarme la vida? Solo para poder hablar de nuevo con él… poderle decirle  a él…

 

-Debo irme

-¡No!-chillé- no puedes, Mikoto, yo te necesito.

 

Mi amor me volvió a sujetar mi barbilla para que lo mirara, pero no dijo nada, solo me miro con suavidad, con esa sonrisa que derretía día a día mi corazón. Probablemente, sería lo que jamás  olvidaría de él.

 

-Mikoto~-gemí dolido.
-Ssh

 

El silenció mis labios con su dedo. Mis sollozos parecían intensificarse. Abrí mi boca para decir algo pero él negó con la cabeza, entonces sentí que se alejaba, me estaba dejando y no podía permitirlo.

Me aferre a él desesperado y junte nuestros labios con decisión, lo besé hambriento. Cuánto había anhelado sus labios estos últimos meses.
El opuso resistencia, pero yo no me rendiría. 
Posé mis manos en su pecho y las arrastré hacia sus hombros donde apreté con deseo...

Caímos desesperados en la cama, la ropa parecía demasiada y como por magia ya no estaba en nuestros cuerpo. Se alzó sobre mí contemplando mi cuerpo como yo hacía con el suyo. Se veía tan pálido, toda marca que recordaba había desaparecido, solo su musculatura parecía mantenerse e igual que su orgullosa polla. Sonreí a pesar de que mis lágrimas no cesaban. 
Su polla estaba ruborizada con un adorable carmesí a pesar de no ser nada tímida, me hubiera gustado sostenerla una vez más entre mis labios pero Mikoto parecía no tener tiempo.
Abrió mis piernas y las encajó perfectamente a sus caderas.
Me penetró de una manera rápida y profunda, sin preparaciones ni gentileza. Lo necesitaba así, duro, que me doliera, para jamás olvidar esa sensación.
Echó su cuello hacia atrás mientras yo me estremecía gimiendo su nombre. Le grite cuanto lo había echado de menos mientras arremetía contra mi cuerpo, gemí su nombre mientras nos besábamos; grité lo mucho que lo amaba mientras ambos alcanzábamos el orgasmo...

 

Nuestros cuerpos agotados colapsaron en el colchón. Mis ojos agotados se cerraban, yo luchaba contra eso pues sabía que una vez que los abriera, él, ya no estaría.

Sentí sus calientes labios besar mi coronilla mientras me arropaba.

 

-Lo siento, Reisi... No sabes cuánto lamento que las cosas hayan tenido que ser así... Pero sabes que incluso más allá de la muerte mi corazón te pertenece a ti... Cuídate, no necesito que llegues antes, mi amor. Te estaré esperando.

 

 

Fue lo último que escuche antes que el sueño me venciera...

~###~

 

Una mano me sacudía violentamente el hombro, abrí con pesadez los ojos y vi a Seri con una notable preocupación en sus ojos.

Me incorporé un poco y noté que estaba desnudo y las sábanas totalmente revueltas.

 

-¿Qué sucede?

-Capitán, ¿está usted bien?, escuché unos horrorosos gritos y lo encontré a usted así, ¿le ha sucedido algo?

 

Negué con la cabeza mientras tallaba mis ojos intentado ocultar mis lágrimas.

 

-Una pesadilla, está bien. Retírate por favor.

-¿seguro?, ¿quiere que le traiga agua?

 

Sacudí la cabeza en negación y ella se retiró.

 

-Si desea algo, solo llámeme, lo que sea-dijo antes de cerrar la puerta detrás suyo.

 

"Dudo mucho que puedas resucitar a los muertos, Seri" pensé con ironía antes de reacomodarme entre las colchas.

Me aferre a ellas como un bebé lo hace a la blusa de su madre, e inhalé. Olían a él, no había sido un sueño, Mikoto había estado ahí.
Un temblor sacudió mi cuerpo, e intenté ahogar un sollozo en el colchón...

 

-Mikoto~...

 

Notas finales:

Wow, realmente soy un ser despreciable ;u; disfruto haciendo este tipo de escritos aunque chille como bitch en el proceso.

Bien, después de escribir esto relacioné mucho la historia con la canción "Los malaventurados no lloran" de "Panda" ... aunque me gustaría escribir algo en honor  a esa canción... pero bueh... como siempre espero haya sido de su agrado.

 

byebye :3 


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