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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki


 


Cuando su abuela se marchó de la habitación no pude evitar sonreír y es que me divertía todo esto, esas locuras que hacíamos. Creo que Sasuke no entendía el motivo de mi risa, al menos no al momento, le costó un poco empezar a reírse él también y es que toda esta farsa y fingir, en realidad lo hacía divertido, siempre estábamos con la tensión que no nos pillasen pero nos estaba ocurriendo de todo.


Al menos Sasuke había empezado a sonreír y eso me alegraba. Era un chico fantástico que por alguna razón se había encerrado en si mismo, yo sólo quería enseñarle que fuera de ese aburrido trabajo había todo un mundo donde poder divertirse y hacer cosas diferentes. No todo tenía que ser trabajo, en la vida había muchas más cosas y se las estaba perdiendo. Aún era joven para vivir como un adulto, él necesitaba ser exactamente eso… un chico joven y alegre, trabajador y responsable pero también alguien que sabe divertirse y le guste quedar con amigos. Supongo que él ni siquiera tenía amigos fuera de esa oficina.


- Me gusta cómo sonríes – me dijo Sasuke y dejé de reírme sonrojándome, no esperaba que dijera algo así – en realidad me gusta cómo te tomas la vida, eres tan diferente a mí… me gusta esa vitalidad que tienes, el optimismo de sacar lo mejor en los peores momentos, esa fortaleza para no rendirte incluso cuando las cosas se ponen en tu contra.


- También tienes tú esa fortaleza, sólo que te refugias en tu trabajo para evitar pensar en los problemas. Creo que puedes llegar a tomarte las cosas con optimismo y no a malas o como un problema.


- No creo – me dijo sonriendo.


- Te demostraré que puedes tomarte la vida con humor y no con esos enfados que coges cuando las cosas no salen como quieres. A veces es divertido equivocarse y nos muestra otras cosas que no habíamos visto con anterioridad. No es malo meter la pata Sasuke, aprendemos algo nuevo de ello todos los días.


Aprovechamos para vestirnos después de desayunar y Sasuke sacó su ordenador portátil para mirar algo del trabajo. Le pregunté por lo del hotel de hielo ese al que quería ir Gaara y aprovechamos ya que estaba encendido en revisarlo. Era bastante caro y más teniendo en cuenta que teníamos casa aquí y no nos hacía falta pagar un hotel.


- ¿No hay otro sitio parecido al que podamos ir?


- Bueno a una hora de aquí hay un parque de hielo, tienen algunas actividades interesantes para hacer ¿Quieres que le propongamos ir allí?


- ¿Vas a venir con nosotros? – le pregunté.


- ¿No puedo?


- Si, es sólo que… como siempre eres tan serio y nunca quieres hacer cosas divertidas…


- Te recuerdo que eres tú el que está enseñándome lo que es divertirse, así que te acompañaré para ponértelo más fácil – me comentó intentando sonreír.


- De acuerdo.


Mientras Sasuke sacaba las entradas para las actividades de hielo decidí darme una ducha, la necesitaba después del día de ayer entre el vuelo y todo lo ocurrido. Al llegar tarde y estar tan cansado había pasado de ducharme, pero ahora notaba que me hacía falta y con urgencia. Al salir secándome con la toalla me di cuenta que Sasuke ya se había vestido y estaba algo ruborizado, no entendí el motivo y le pregunté por las entradas.


Me comentó sin mirarme que ya las había reservado y se marchó de la habitación diciéndome que me cambiase que me esperaba abajo con los demás. Supuse que iría a darles la noticia.


Bajé una vez vestido y me encontré con la familia allí reunida. No me dio ni tiempo a bajar las escaleras cuando vi a Kankuro, a Gaara, a Kiba y a Temari subir como relámpagos hacia sus habitaciones sonriendo para coger sus cosas. Kankuro y Kiba no dejaban de gritar que nos íbamos de excursión y Gaara se quedó unos instantes detenido a mi lado mirándome antes de sonrojarse, agachar la cabeza y seguir hacia arriba con rapidez.


- Parece que va mejorando la cosa – me dijo Sasuke.


- Eso parece – le comenté – pero creo que aún no estoy completamente libre de sus bromas.


- Yo creo que irán calmándose, ya lo verás – me dijo Mikoto acercándose a mí – Venga prepararos bien y salid rápido. Coged el monovolumen del abuelo que sois demasiados.


Acompañé a Sasuke hacia el garaje y condujo él mientras el resto se acoplaban. A Kiba le dejaron en el último asiento ya que era más estrecho y el resto no cabían bien o irían más incómodos.


- Vaya por dios – dijo Sasuke quejándose – yo que siempre he conducido coches deportivos y mírame ahora… con un monovolumen para familias numerosas – me dijo sonriendo – esto si lo cuento en el trabajo no se lo creen.


En el coche puse la radio y creo que fui el único en cantar porque todos me miraban extrañados y sorprendidos sin saber qué hacer. Temari empezó a reírse y Sasuke intentaba que me callase ya que le daba vergüenza cuando parábamos en los semáforos, supongo que los otros coches me miraban pero me daba igual, me lo pasaba en grande y al final, Temari empezó a cantar conmigo.


- No te unas a este loco – dijo Sasuke quejándose pero detrás de Temari se unió kiba.


Al final Kankuro y Gaara algo más tímido empezó también, así que Sasuke no tuvo más remedio que entre risas y negando con la cabeza empezó a cantar también. Cuando nos detuvimos en el siguiente semáforo el coche de al lado empezó a sonreír al ver a todos allí cantando y gesticulando como locos pero fue un rato divertido y memorable. Llegamos al parque y Sasuke nos dejó en la entrada mientras buscaba aparcamiento. Yo me llevé a todos a recoger las entradas y esperamos a que Sasuke llegase para entrar.


El recinto era inmenso y había un montón de pruebas de hielo, hasta habían construido casas y palacios de hielo, nunca había estado en un lugar así. Todos nos esparcimos por los diferentes lugares aunque Sasuke se vino conmigo hacia el palacio de hielo.


Entramos y todo era puro hielo, un laberinto increíble donde había que superar pruebas. Sonreí al verlo y me metí de lleno en una gran pista donde había que mover unos bloques aunque el suelo resbalaba que daba gusto y no conseguía mover el inmenso bloque.


- Espera que te ayudo – me dijo Sasuke viniendo a ayudarme.


Cuando conseguimos mover el bloque resbaló hasta el otro extremo de la sala encajando en un hueco que nos abrió la puerta a la siguiente sala. Allí había paredes de hielo, un laberinto y me metí tras una de esas paredes poniéndole caras raras a Sasuke que empezó a reírse al verlas desde el otro lado.


- Deja de hacer el payaso Naruto – me dijo sonriendo.


Ya acababa el pasillo para juntarme con Sasuke cuando recibí un bolazo de nieve en la parte trasera de la cabeza que me empujó contra Sasuke. El suelo era tan resbaladizo que me caí encima de él. Nos quedamos completamente paralizados mirándonos, sin saber qué hacer. Veía las orejeras para el frío que llevaba Sasuke, miraba su bufanda, el aliento helado salir de sus labios, aquellos oscuros ojos confusos que no se apartaban de los míos… nos aproximamos para besarnos cuando escuché a Gaara gritar.


- En toda la cabeza – se reía – eso son diez puntos por lo menos – dijo y me reí.


- Oh… con que esas tenemos… te vas a enterar – le dije levantándome para coger nieve y hacer una bola mientras todos se escondían gritando “Guerra de nieve”.


Sasuke se levantó también divertido intentando hacer la bola de nieve, claro que sus primos se habían aliado todos contra nosotros dos y tuvimos al final que salir corriendo hasta una de las mesas del palacio aquel escondiéndonos de su bombardeo de nieve. Era la primera vez que veía a Sasuke reír a carcajadas sin poder parar y eso me sorprendió, me hizo sonrojarme al verle tan feliz.


- ¿Por qué me miras de esa forma?


- ¿Qué forma?


- Sonrojado


- Será el frío – le dije con una temblorosa voz al sentirme pillado.


- Ven, abrígate mejor – me dijo quitándose su bufanda para pasármela a mí por el cuello – así estarás mejor.


Acurruqué mi nariz dentro de su bufanda nada más la colocó intentando evitar que siguiera fijándose en mi sonrojo. Pese a todo ello… sólo podía mirar sus labios. Resultaban tan apetecibles que me acerqué hacia él dándome cuenta que no se alejaba, no hacía el más mínimo atisbo de que quisiera separarse. Ya estaba a punto de rozar mis labios contra los suyos cuando escuchamos a sus primos frente a nosotros diciéndonos que no era momento para besos. Empezaron un bombardeo de bolas de nieve que al final tuvimos que cubrirnos de ellos riéndonos.


Ese día estuvo muy bien y por la noche al regresar a casa, me senté con sus primos en el porche a ver el cielo y lo poco que se vislumbraba la aurora boreal, supongo que en estos meses se veía más bien poco, era una lástima no haber venido en otra temporada, quizá algún día podría verla mejor. Sasuke se sentó a mi lado sonriendo cuando vio como los chicos se quedaban dormidos junto a mí.


- ¿Alguna vez has pensado en tener hijos? – me preguntó Sasuke.


- Supongo que no – le dije sonriendo – me gustan los hombres desde que tengo uso de razón y hasta el momento… los hombres no podemos quedarnos embarazados así que no lo había pensado, quizá en adoptar. Hay muchos niños sin hogar y si pudiera al menos librar a alguno de ellos de esa vida ya habría hecho algo importante en la vida. ¿Tú habías pensado en tener hijos? – le pregunté.


- No, nunca había querido tener hijos.


- Vaya.


- Y ahora lo estoy pensando – me dijo sonriendo – supongo que no es tan malo. Antes creía que me molestarían en la vida, que la descuadrarían, pero tú ya la has descuadrado y no eres un niño – comentó con una gran sonrisa y yo sonreí también – creo que tener algún niño por la casa es lo que le falta a mi vida, ellos son los que dan vitalidad y alegría a esas paredes.


- Destrozarían tu elegante casa, pintarían tus paredes, se llenarían de chocolate las mejillas y ya sabemos lo que odias las manchas.


- Sí – me dijo con una leve sonrisa – supongo que tendría que acostumbrarme a muchas cosas, pero viendo a mis primos así de felices… no sé… supongo que me ha dado por pensar en los niños.


- Seguro que tus hijos serán encantadores – le comenté y es que él tenía la posibilidad de tenerlos con alguna chica, en cuanto rompiéramos este trato él podía buscar a una buena chica para que fuera la madre de sus hijos.


- ¿Cuándo descubriste enserio que te gustaban los hombres?


- Bueno… en realidad no lo sé – le sonreí – supongo que en realidad no tengo distinción de sexo, puedo ver a una chica y que me parezca atractiva como puede ver a un chico que me resulte llamativo, creo que me importa más la personalidad de esa persona, sentirse bien con él o ella.  Soy algo raro – le sonreí.


- Lo eres, pero eso también te hace especial, estás más allá de las diferencias del sexo, estás simplemente dejando llevar al corazón por sus sentimientos. Debe ser fácil pero yo no puedo hacerlo. Mi cabeza lo piensa todo.


- Para ti todo es blanco o negro, homosexual o heterosexual pero hay grises entre medio Sasuke – le dije – sólo haz lo que sientas en cada momento.


- ¿Lo que sienta? – preguntó.


- Sí, sólo debes dejarte llevar por el impulso del momento. Sé que puedes hacerlo.


Ya iba a girarme de nuevo para ver aquel cielo cuando la mano de Sasuke se colocó en mi mejilla impidiéndome girar y me besó invadiendo mi boca con su lengua, besándome con cierta dulzura pero a la vez con un toque fogoso lleno de deseo. Creo que por primera vez en la vida, se estaba dejando llevar por lo que sentía y no por lo que su cerebro le decía que estaba bien o mal.


 


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