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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki

 

 

 

El viaje en avión fue un martirio para mí, odiaba subir a esos trastos pero al menos el vuelo no se hizo tan largo como esperaba en un principio. Al llegar al aeropuerto me faltó un poco de descaro para agacharme a besar el suelo que pisaba, no lo hice por tratar de comportarme decentemente, pero que viaje tan horrible. No quería volver a subir a un avión en mi vida.

 

Creí que iríamos con toda la familia hacia la casa Uchiha, de hecho llevaba yo a Kiba en brazos dormido como un tronco. No entendía cómo podía dormirse tan a gusto en un cacharro metálico que volaba a cientos de millas por encima de nosotros. Yo no podía imaginarlo, no había podido dormirme nunca en ningún viaje, ni siquiera en coche o en autobús podía dormirme. Para mí era imposible y admiraba a la gente que colocando bien la cabeza caía rendida.

 

Sasuke insistió varias veces en que preferíamos irnos a nuestra casa y descansar, ya mañana podríamos ir a verles pero ahora quería simplemente estar un rato a solas conmigo. Eso no había quien se lo creyese, bueno… sus padres que sonrieron y comentaron que era mejor dejar a los enamorados solos. Yo sonreí siguiendo el juego a Sasuke y fingiendo estar muy enamorado aunque en el fondo empezaba a estar enamorado de él. Mi mentira, la primera que decía en mi vida… resultaba que se estaba convirtiendo en realidad sin que yo me lo esperase.

 

Nos despedimos de todos y le pasé a Kiba hasta los brazos de Fugaku quien lo recibió con una sonrisa viéndole dormir plácidamente. Buscamos el coche en el aparcamiento y sinceramente… no sé si acabaría en mi casa o en la de Sasuke. En parte echaba de menos mi independencia y por otra parte… no quería irme de su casa. Su casa era espectacular, no se caía a pedazos como la mía y sobre todo… estaba él, eso era lo más importante para mí.

 

Miré por la ventanilla, todo estaba oscuro y una parte de mí echaba de menos esta oscuridad, la luz de las farolas, las luces del coche iluminando el trayecto. No me atrevía a mirar a Sasuke y es que me daba miedo enamorarme aún más de él, sabía que si seguíamos con esta mentira yo acabaría haciéndome daño, no podía enamorarme de él y me lo repetía una y otra vez, era necesario que me mentalizase de eso. Los hombres como Sasuke jamás se fijaban en chicos como yo. No tenía nada que ofrecerle.

 

- ¿Qué te ocurre? – me preguntó Sasuke – estás muy callado y no es propio de ti.

 

- Supongo que estoy un poco cansado del viaje – le comenté y era cierto que estaba cansado - ¿Me llevas a casa?

 

- Sí – me dijo - ¿Dónde quieres que vayamos sino?

 

- Creí que iríamos a tu casa.

 

- Claro que vamos a mi casa, a nuestra casa – me dijo – vives conmigo en este momento ¿O me estoy equivocando? – me preguntó sonriendo – espera… ¿Creías que te llevaba al apartamento del terror? ¿A Ese donde las techos se caen, las paredes se derrumban, el suelo se traga mis pies y el sofá intenta retenerme?

 

Empecé a reírme al recordar cómo Sasuke odiaba mi casa por todo lo que le había pasado pero cuando él empezó a reírse entendí una cosa… él no odiaba mi casa, se lo había pasado igual de bien que yo aquel día. Reconozco que ambos pasamos un poco de miedo, pero ahora al recordarlo y saber que los dos estábamos perfectamente, no podíamos dejar de reírnos. Era un desastre de casa.

 

- No voy a devolverte a ese lugar Naruto – me dijo poniéndose serio – quiero que vivas conmigo el tiempo que necesites, incluso aunque tras esta mentira tengas que quedarte un poco más hasta que encuentres una casa en condiciones. No puedes seguir viviendo ahí.

 

- De acuerdo, buscaré algo aunque no prometo nada. El piso estaba bien – le dije.

 

- El piso es una trampa mortal, cualquier día sales en las noticias porque se te ha caído la casa encima. ¿Dónde ves que la casa esté bien?

 

- En que puedo pagarla – le dije y él se quedó atónito – te pagaré de todas formas por mi estancia en tu casa, no quiero estar de gorrón – le comenté.

 

- No quiero ni necesito tu dinero Naruto. Este plan fue algo mío personal y encima que aceptaste no podría apropiarme de tu dinero. Bastante estás haciendo ya por mí.

 

- Nunca me has contado el motivo por el que hacemos esto – le comenté tratando de averiguar algo más.

 

- Mis padres siempre me han visto perfecto y estaba un poco cansado de que dijeran que la gente que llevaba a casa no eran apropiados para mí. Siempre decidían por mí y quería por una vez, demostrarles que podía tomar mis decisiones.

 

- Pues es un poco radical lo que has hecho – le dije sonriendo – sólo tenías que seguir con tu vida y hacer lo que quisieras.

 

- Es algo más complejo que todo eso Naruto, dejémoslo ahí, necesitaba demostrarles que tomaba mis decisiones y que podían ser correctas.

 

Sasuke no quiso hablar más pero pese a su tenso silencio, yo sentí que me ocultaba algo, no terminaba de creer en sus palabras y es que cuando mentía, le salía un ligero tick que le delataba. No quise decírselo para que no le sentase mal, pero empezaba a saber cuándo mentía, cuando me decía la verdad y cuándo había información incompleta. Casi siempre me dejaba las cosas a medias y no terminaba de contarme todo lo que pasaba por su cabeza, eso me desesperaba un poco.

 

Llegamos a casa y como siempre cada uno se fue a su habitación. Deshice la maleta antes de meterme en la cama y traté de dormirme. Soñé con Sasuke esa noche, soñé que estábamos juntos de verdad, que todo iba bien pero me desperté sobresaltado al pensar que todo era una gran mentira, me desperté sudando y gritando al pillarle besándose con una mujer. Mi gran miedo se veía reflejado en mi subconsciente, tenía miedo de ver a Sasuke con otra persona, le amaba y esto se me estaba yendo de las manos.

 

Me fui directamente a la ducha, estaba demasiado sudado y necesitaba ducharme. Cerré la puerta con pestillo y encendí el agua caliente entrando en la ducha. No tuve más remedio que masturbarme debido al sueño erótico que había tenido con Sasuke aunque la verdad es que no había terminado precisamente bien. Sabía que Sasuke era heterosexual, que no podía fijarse en mí pero aún así mi cerebro había tenido un sueño erótico con él, claro que había mezclado la realidad con la ficción. El sueño decía que estábamos saliendo juntos, pero al final… acababa besando a otras chicas, al fin y al cabo sabía que era un hombre al que le gustaban demasiado las mujeres, no podía fijarse en mí.

 

Salí con rapidez y cogí lo primero que vi en la nevera para desayunar. Pegué un sorbo al cartón de la leche y me marché de allí tras vestirme. Quería llegar pronto a la casa de los Uchiha y empezar con el trabajo. La moto hacía unos días que no la arrancaba por haber estado en Alaska y le costó un poco a la batería, pero en cuanto la tuve en marcha me coloqué el casco y salí hacia la mansión Uchiha. Amanecía cuando llegaba y el guardia al verme me dejó entrar.

 

Ayudé a la cocinera a preparar desayunos y me senté allí en la mesa a esperar a los chicos. Creo que era la primera vez que todos sonreían al verme, incluso Gaara y Kankuto empezaban a comportarse. Me explicaron algunas cosas de clase aunque yo no podía ayudarles mucho con sus deberes, tendría que ponerme al día y hacerlo con rapidez. Temari me comentó que por la tarde me ayudaría y así podría acercarme más a Gaara y Kankuro aunque fuera para ayudarles. Me venía bien porque así de paso… yo también aprendía cosas que no había tenido oportunidad de estudiar.

 

Por la mañana tras llevar a todos al colegio y al instituto, me volví a la mansión Uchiha y estuve por allí leyendo un libro en su inmenso jardín hasta que vi que Sasuke llegaba de trabajar al medio día. Salió al jardín cuando le dijeron las personas del servicio que me habían visto por allí y yo salí corriendo antes de que pudiera verme. No estaba preparado para encontrarle de nuevo.

 

Huyendo del jardín acabé en la casa del chófer. Estaba bastante escondida de cualquier sitio pero Kiba que estaba allí mirando como su padre limpiaba el coche, vino corriendo hacia mí abrazándose a mi pierna. Supuse que su padre había ido a recogerle al colegio y le pregunté si estaba bien, él me contestó que le dolía el estómago y había decidido volverse a casa. Su padre había ido a buscarle.

 

Su padre me agradeció el que llevase todos los días y cuidase de su hijo pero a mí me sorprendió lo joven que era. Era un chico de unos treinta años, puede que para mi gusto algo mayor, pero era agradable y simpático, tenía una cálida sonrisa. Me tendió la mano presentándose como Yahiko.

 

No me quedé mucho rato hablando con él ya que tenía que ir a recoger a Gaara y a Kankuro. Quedé con Yahiko que algún día me pasaría y así podríamos hablar tranquilamente. Parecía un buen hombre, quizá algo solitario pero me cayó bien.

 

Fui a recoger a Gaara al instituto. El primero en salir fue Kankuro y es que con él aún no había tenido un gran acercamiento, pero como siempre iba al lado de Gaara, al menos había dejado de meterse conmigo al ver que su hermano empezaba a tolerarme. Cuando Gaara salió, me di cuenta cómo se fijaba en una chica rubia que estaba al final del parking que se metía hacia otro de los coches acompañando a sus padres mientras les contaba algo por lo que sonreía.

 

Gaara no dejó de mirarla ni un segundo hasta que llegó donde estaba y le miré con una gran sonrisa.

 

- Es guapa – le dije sabiendo el motivo de que le mirase tanto.

 

- No es para tanto – me dijo algo ruborizado intentando hacerse el duro.

 

- Yo que iba a contarte el truco para seducirla, entonces si no es para tanto me lo quedaré – le dije.

 

- Dímelo – casi me exigió y yo sonreí.

 

- En casa – le dije – si te portas bien… en casa podemos conversar del tema y encontraremos una solución para que se fije en ti.

 

- De acuerdo – me dijo algo desanimado subiendo al coche.

 

 


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