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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Yahiko

 

 

 

Trabajar para la familia Uchiha era un buen trabajo, llevaba toda la vida aquí y mi mujer había trabajado para ellos en el interior de la casa, fue una de las mejores amigas de Mikoto pero tras su fallecimiento… todo había cambiado en esta casa. Siempre habíamos sido una familia sonriente, muy alegre y que disfrutaba con las pequeñas cosas, ahora en mi vida sólo había dos cosas que realmente eran importantes para mí, mi hijo Kiba y este trabajo para mantenernos.

 

A mi hijo le encantaba ir a jugar a la casa Uchiha y muchas veces le había dicho que no podía hacerlo, ellos eran nuestros jefes, no nuestros amigos, pero a él le daba igual y Mikoto era tan buena que lo trataba como a su propio hijo, al final se pasaba los días enteros allí y venía a comer y a dormir por casa. Hasta se lo habían llevado a Alaska a ver a la abuela. Sé que era una buena oportunidad para mi hijo y que eran sus amigos pero a veces me sabía mal por si molestaba.

 

Aquella mañana tuve que llevar a Fugaku hasta el aeropuerto, se iba a una importante reunión fuera del país y no volvería hasta dentro de unos días. Él siempre solía preguntarme si todo iba bien y yo como siempre… sonreía y le decía que sí. Fugaku últimamente parecía más feliz que de costumbre, quizá era por la pareja que había traído su hijo menor y es que aunque yo aún no había podido conocerla, hablaban bien de él. Yo sonreía cuando me contaba lo agradable y educado que era ese chico, la vitalidad que tenía y como estaba cambiando a su frío hijo por uno completamente diferente, por un Sasuke sonriente y lleno de vitalidad, que quería hacer mejor las cosas, que quería cambiar. Eso me llenaba a mí también de alegría y es que mi hijo también solía contarme lo bien que se lo pasaba con ese chico de nombre Naruto.

 

- Parece que ha sido como un rayo de luz para la familia – le comenté sonriendo.

 

- Lo ha sido, es como una brisa refrescante que te enseña que el trabajo no es lo más importante, es un chico responsable pero sabe disfrutar de la vida, es todo lo que le faltaba a mi hijo y aunque le ha costado aprender esta lección, creo que nunca es tarde para cambiar la visión que tiene del mundo. ¿Has visto a Naruto?

 

- La verdad es que muy poco – le dije – alguna vez cuando hemos ido a recoger a los niños pero como siempre va atrás enfrascado en su trabajo apenas hemos podido intercambiar alguna palabra. De todas formas parece un chico muy interesante.

 

- Lo es, es un chico muy especial. Espero que mi hijo no la fastidie como suele ocurrirle con sus relaciones.

 

- No creo que deje escapar a alguien como él – le intenté calmar con mi sonrisa y mis palabras.

 

- Eso espero – me dijo Fugaku antes de bajar del vehículo – nos vemos en unos días, Pain.

 

Quería volver a casa lo antes posible ya que hoy tenía la tarde libre. Kiba no tardaría en llegar y aunque quería pasar tiempo con él, también deseaba darle una sorpresa ya que mañana iba a ser su cumpleaños. Mikoto debía estar trabajando así que me acerqué hacia el centro de acogida de animales donde trabajaba con intención de hablar un rato con ella. Yo nunca fui bueno eligiendo regalos y muchas veces me ayudaba Mikoto a pensar qué regalar en estas situaciones. Me recibieron muy cálidamente en cuanto entré y me llevaron hasta Mikoto que estaba dentro del local desparasitando a un nuevo cachorro que le habían traído.

 

- Buenos días – le sonreí y ella sonrió también viniendo a abrazarme.

 

- ¿Qué tal Pain? ¿Ya está mi esposo en el aeropuerto?

 

- Por supuesto.

 

- ¿Y qué tal llevas los preparativos para mañana? – me preguntó con una sonrisa picarona.

 

- Fatal, se me atragantan los globos – le dije sonriendo – supongo que de esas cosas siempre se ocupaba mi mujer. Soy un desastre para las decoraciones.

 

- Ya será menos. Venga… hoy acabaré antes y te ayudaré a preparar todo.

 

- Sería de gran ayuda.

 

- ¿Qué vas a regalarle?

 

- Aún no lo sé, estaba pensando algo que le hiciera ilusión.

 

- Entonces pensemos algo juntos.

 

- De acuerdo. Déjame ayudarte con el trabajo.

 

Acabamos ambos desparasitando al nuevo cachorro que había entrado en el centro de acogida y luego lo estuvimos arreglando. El veterinario del centro preparó las vacunas que habría que ponerles, al menos la primera y tras inyectársela Mikoto cogió al perro para llevárselo.

 

- ¿Os lo han traído? – le pregunté.

 

- Lo encontraron en la basura – comentó – alguien lo había tirado allí pero es una monada – dijo sonriendo con el perro en brazos.

 

- La verdad es que sí. Hasta estaba pensando en llevármelo como regalo para Kiba.

 

- Pues sería un buen regalo, a esta edad los niños disfrutan mucho con las mascotas, se harían compañía mutuamente y seguro que se hacen inseparables.

 

- Entonces está decidido, ponlo a mi nombre y me lo llevo – le sonreí.

 

- Claro, eso está hecho.

 

Me esperé hasta que Mikoto acabó todo el papeleo y nos fuimos los tres a casa, incluido el perro que se iba a venir a mi casa. Pasamos a comprarle un lazo rojo y se lo atamos al cuello para cuando Kiba llegase a casa, aunque claro tuvimos que esconderlo en la caseta de la piscina para que no lo descubriera hasta mañana. Mikoto se ocupaba de darle de beber y de llevarle la comida para que Kiba no me pillase a mí y es que cuando se acercaba su cumpleaños siempre me seguía a todas partes tratando de averiguar su regalo. Era muy impaciente pero también era un niño adorable.

 

Al llegar a casa Gaara y Kankuro decidieron llevarse a Kiba a la casa Uchiha para ayudarle con los deberes, algo que agradecí porque así podía preparar todo para la fiesta. Queríamos celebrarla esta noche para que no sospechase nada mañana. Empezamos a preparar todo cuando fui a entrar a la cocina de la casa de los Uchiha descubriendo a Sasuke hablando por teléfono con alguien, creo que algún compañero de trabajo.

 

- Déjalo ya Neji, te he dicho que he tomado mi decisión – discutía con él y pensé que de trabajo – ya sé que es sólo un trato pero soy yo quién decido cuando se acaba esto. Ese chico sabía perfectamente en lo que se metía cuando accedió a formar parte de esto. – me quedé atónito, creo que hablaban de Naruto – cuando venga mi novia arreglaré todo esto así que cálmate. No necesito que me digas qué hacer, como te he dicho… mi decisión está tomar y es irrevocable. Mis padres no sospechan nada y ese chico aún no sabe lo de mi novia, se lo contaré cuando lo crea más oportuno.

 

Sin más que decir colgó el teléfono pero yo me quedé con una mala sensación. Creo que Naruto no sabía nada de la novia de Sasuke, en realidad nadie sabíamos nada sobre ese tema, ¡Tenía novia! Pero estaba saliendo con Naruto ¿Qué estaba ocurriendo entonces? Me dio un poco de lástima Naruto aunque según Sasuke… sabía sobre el trato. Yo no tenía muy claro en qué consistía su trato, pero lo que estaba claro… es que Naruto no sabía todas las condiciones del trato, no sabía que le estaban mintiendo a él también respecto a la novia.

 

Me marché de allí sin haber cogido las cosas que necesitábamos y cuando Mikoto me preguntó le dije que no lo había encontrado, al final fue ella a buscarlo aunque no pillaría a su hijo, ya hacía rato que había colgado el teléfono. El que apareció por allí para ayudarme fue Naruto con esa sonrisa que siempre contaban que tenía. Se ofreció a ayudarme con los preparativos y acepté.

 

- ¿Qué tal tu relación con Sasuke? – le pregunté al final cuando ya habíamos hablado de varias cosas.

 

- Bien, supongo. Cada vez va mejor. Por cierto… el perro es precioso, había pensado que podrías llamarle “Akamaru” – me dijo sonriendo.

 

- Ya, lo tendré en cuenta – le comenté – Volviendo a Sasuke ¿Y el trato?

 

Aquellas palabras hicieron que se le cayesen las servilletas de las manos por los nervios que acababa de sufrir.

 

- No sé de qué hablas – me dijo casi tartamudeando levemente.

 

- Sé lo del trato de Sasuke y tuyo. ¿Qué ganas con esto?

 

- Sasuke es mi abogado – me dijo serio – él me ayuda con un problema legal que tuve.

 

- ¿En qué le ayudas tú exactamente?

 

- No lo sé, no hice preguntas y no hablamos de ello. Tan sólo sé que tengo que salir con él.

 

- Te estás enamorando – le dije al ver sus ojos tristes.

 

- No – se apresuró a responder.

 

- No era una pregunta, era una afirmación – le dije – no te enamores de él, recuerda que sólo te está utilizando.

 

- Lo sé, lo tengo muy claro.

 

- De todas formas… aunque llegases aquí como un trato, yo agradezco tu aparición, Kiba se ha encaprichado contigo. Desde la muerte de su madre no le había visto tan feliz de nuevo y es gracias a ti. Gracias – le dije y él se sonrojó, algo que hizo que yo me sonrojase también.

 

Era un chico muy guapo, muy atractivo y terriblemente sincero, hasta creo que estaba sintiendo algo por él y no quería que le hicieran daño. Si Sasuke no valoraba lo que tenía delante, yo sí lo haría. Sin darle opción antes de que llegasen los demás, me acerqué a él uniendo mis labios a los suyos. Se quedó sorprendido unos segundos y luego se alejó nervioso.

 

- Lo siento, no… yo no puedo hacerle esto a Sasuke.

 

- Pero si no sales con él, sólo es un trato.

 

- Da igual… no puedo hacerle esto. Tengo que marcharme.

 

 


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