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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki


 


Esa noche no dormí bien y es que estaba muy nervioso, habría sido capaz hasta de irme en pijama en plena noche sólo por ver a mi hermano, me daba igual que él no pudiera escucharme ni verme, yo quería estar allí con él, quería conocerle, quería que supiera que estaba aquí a su lado, pero el horario de visitas en el hospital era estricto y tocaba respetarlo, no podía irrumpir allí en mitad de la noche, ni siquiera a Itachi le dejaban quedarse y eso que era su esposo.


Por la mañana Sasuke preparó el desayuno aunque yo quería irme hasta sin desayunar para no perder tiempo, pero él me obligó a sentarme y comer algo con tranquilidad antes de irnos, supongo que se preocupaba por mi salud mientras yo sólo pensaba en llegar cuanto antes, estaba impaciente y ese era mi carácter, me hacía bien la tranquilidad y la calma de Sasuke.


Cuando llegué al hospital prácticamente subí los peldaños de dos en dos hasta finalizar toda la escalera, quería llegar cuanto antes pese a que Sasuke sonreía tras de mí y trataba de calmarme, pero yo no podía, quería verle, necesitaba ver a mi hermano, a ese que por tantos años estuve buscando.


Llegué al pasillo y no había ni rastro de Sasuke, le había dejado atrás hacía un rato. Yo no podía aguantar las ganas así que tampoco me importó mucho, ya llegaría la tortuga esa, yo tenía mucha prisa, había perdido demasiados años sin saber de mi hermano y no estaba dispuesto a perder ni un segundo más. Quería parar el resto de mi vida a su lado, ser su hermano, su apoyo, convertirme en su familia, en esa unida que jamás debió separarse.


- ¿Dónde está? – pregunté con preocupación a Itachi cuando le encontré en el pasillo y él me detuvo de los hombros unos segundos sonriendo.


- Cálmate Naruto, está en esa habitación. Vamos, te acompañaré a verle.


Entré en la habitación para ver a mi hermano allí tumbado enchufado a múltiples aparatos y me preocupé. Sabía que estaba en coma pero aún así, esperaba haberle visto algo mejor de lo que estaba realmente. Supongo que me afectó un poco y me quedé paralizado en la entrada.


Sasuke me sacó de allí bastante rápido al verme tan paralizado con la escena y nos quedamos en la cafetería hablando del tema. No me daba miedo acercarme a mi hermano, era más bien que me había quedado estático al no esperar que estuviera tan mal. Creí que estaría tumbado, durmiendo, pero… todos aquellos aparatos que pitaban y lo mantenían con vida no lo esperé.


Ese día no me dejaron volver a subir, prefirieron esperar a que se me pasase un poco el impacto de la primera visión pero al día siguiente yo insistí en volver, estaba preparado para lo que iba a ver y quería estar con mi hermano. Ese día fui capaz de entrar y me senté tocándole la mano. Permanecí allí hasta que los médicos entraron para llevárselo a hacerle más pruebas.


Yo no entendía nada cuando hablaban, Itachi era quien se ocupaba de todo y me sentía un poco idiota aquí sentado sin hacer nada más que cogerle la mano a mi hermano. De todas formas vine todos los días sin falta y estuve aquí todo lo que podía entre mi trabajo de niñero y las horas permitidas de visita.


Pasé una semana con esta rutina y al final Sasuke preocupado por mí me obligó a ir a casa a descansar como dios manda. Supongo que llevaba días aquí sin pegar ojo y necesitaba de verdad un buen descanso. Estaba completamente dormido cuando sonó el teléfono y pegué un manotazo a la mesilla de noche tirando una lámpara al suelo.


- ¿Qué haces Naruto? – me preguntó Sasuke asustado por el golpe de la lámpara, pero yo no me moví.


- Apaga eso – le dije medio dormido.


- Es el teléfono y está en mi lado – me dijo sonriendo descolgando.


- ¿Qué hora es?


- Las tres de la mañana – me susurró


- ¿Quién llama a estas horas?  - Le regañé colocándome la almohada sobre mis orejas.


- Es mi hermano – me dijo de nuevo – Tu hermano ha despertado.


- ¿Qué? – pregunté desperezándome de golpe y lanzando la almohada al suelo – tengo que ir al hospital.


- Vale cálmate, ya vamos – me dijo y cuando fui a salir por la puerta me detuvo de nuevo – Naruto… vístete, vas en pijama – me dijo sonriendo.


- Lo siento, los nervios – le dije sonriendo.


Me vestí lo más rápido que pude y salí corriendo hacia el garaje. Sasuke al verme tan alterado y saber que no podría pararme solo me detuvo unos segundos obligándome a sentarme en el sofá y cerrando la puerta de entrada que yo ya había abierto para salir hacia el coche.


- Siéntate ahí por favor – me dijo.


- Pero Sasuke… está despierto, tenemos que ir.


-  Y vamos a ir, pero cálmate.


- Pero…


- Pero nada. Voy a llamar a mi hermano y vas a ponerte al teléfono.


Resoplé resignado pero no tuve más remedio que esperar a ver cómo Sasuke llamaba a su hermano y tras hablar con él unos segundos y explicarle lo eufórico que estaba, me pasó el teléfono para que pudiera hablar con él.


- ¿Naruto? – me preguntó intentando descubrir si estaba al otro lado.


- Sí – le dije.


- Entiendo tus ganas de venir pero… dame un rato para que le explique todo ¿Vale? Acaba de despertar después de meses en coma, ni siquiera sabe que está en Japón y que no seguimos en Alemania. Necesito un poco de tiempo para ubicarle y explicarle que estás aquí, que te hemos encontrado, que eres su hermano.


- ¿Cuánto tiempo? – le pregunté haciendo un puchero aunque lo entendía, era algo lógico lo que me pedía.


- Una hora.


- Eso es mucho – me quejé.


- Por favor Naruto, luego puedes venir todas las veces que quieras, sólo te pido este pequeño favor. No quiero desorientarlo ni llenarle la cabeza a información estando como está. Acaba de despertarse y aún le cuesta asimilar lo ocurrido.


- Está bien, esperaré lo que haga falta.


- Gracias Naruto.


Le pasé el teléfono de nuevo a Sasuke y tras hablar con su hermano para despedirse colgaron. Sasuke al verme hacer los pucheros y cruzar mis brazos en mi pecho mientras me recostaba aburrido en el sofá se sentó a mi lado.


- ¿Vas a estar así toda la hora? – me preguntó con tono divertido.


- Sí, me habéis despertado y ahora no me dejáis ir a verle.


- Puedes volverte a la cama si quieres. Te despierto en una hora.


- Ahora no puedo dormirme con la emoción – le dije como un niño pequeño y él empezó a reírse más.


- Entonces te invito a un buen chocolate con churros.


- Esa idea me gusta más – le dije divertido.


Salimos de casa y cogimos el coche hasta un bar no muy lejano donde servían chocolate con churros. Por suerte estaba abierto ya que no estaba muy lejos del hospital. Supuse que algunas enfermeras saldrían de sus turnos y quizá pasaban por aquí a desayunar y a coger algo para llenar sus estómagos vacíos después de los intensos turnos.


Hicimos tiempo tomándonos aquel delicioso chocolate y al cumplirse la hora entramos hacia el hospital. Sasuke no dejaba de sonreír y es que no había dejado ni un segundo de mirar el reloj deseando que se cumpliera la hora. Por fin el momento había llegado y subí corriendo las escaleras como hice el primer día que vine a ver a mi hermano. Cuando llegué a la habitación abrí la puerta tocando previamente aunque no di tiempo ni a que me contestasen.


- Qué ímpetu – dijo Itachi sonriendo – entra Naruto.


Entré con todo el cuerpo temblándome, mezcla de miedo, indecisión, de no saber cómo se lo tomaría, una mezcla de nervios e ilusión, de esperanza. Estaba a punto de llorar cuando vi a Deidara allí recostado girándose hacia mí mirándome con ciertas dudas, era algo normal. Me quedé estático en la puerta hasta que vi sonreír de golpe a Deidara abriendo los brazos hacia mí.


- ¿Naruto? – preguntó y empecé a llorar antes de salir corriendo hasta sus brazos abrazándome con fuerza a él sin querer soltarle – por fin te he encontrado – me susurró al oído.


- Te he estado buscando – le dije a pleno llanto.


- Estoy aquí Naruto, estoy contigo.


Lloré como nunca lo había hecho en mi vida y me negaba a soltar a mi hermano. Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve allí agarrado a su cuello dejándome abrazar. Al final conseguí soltarle y cuando me di cuenta, estábamos él y yo a solas, Itachi se había ido de la habitación, imaginé que estaría fuera con su hermano hablando de lo que fuera.


Hablé con Deidara sobre todo lo que había pasado, había detalles de su accidente que no recordaba pero se lo saltó. Me contó sobre su familia, sobre cómo estuvo buscándome aunque no conseguía reunir el dinero suficiente con sus trabajos, me contó la boda y me habló sobre todo de cómo conoció a Itachi. La verdad es que estuve sentado en su camilla todo el tiempo mirándole y me recordaba tanto a mí, sonreía y tenía esos impresionantes ojos azules que no dejaban de mirarme intentando creerse que estaba aquí. De vez en cuando hasta me abrazaba.


Los médicos entraron un tiempo después pidiendo que me marchase ya que debía descansar Deidara, necesitaba un tiempo aún hasta que le dieran el alta médica así que me marché a casa más contento y feliz. Sasuke no dejó de mirarme en todo el trayecto y sonreía.


- ¿Por qué sonríes? – le pregunté.


- Porque estoy feliz de verte contento – me dijo.


- De verdad que eres un buen chico aunque siempre te hagas el duro.


- No me hago el duro – se quejó.


- Sí lo haces, eres reservado, misterioso y algo antipático, pero en el fondo eres tierno y cariñoso, me gusta tu carácter.


- Tú sí que eres especial Naruto. Te quiero.


- Y yo a ti – le dije sonriendo.


 


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