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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki


 


El juicio fue peor de lo que yo esperaba y no por la acusación como tal, sino por haber vuelto a ver a Sasuke tras semanas sin saber nada de él. Había sido muy duro tener que volver a enfrentar todo el sufrimiento que me causaba su persona pero tenía que ir, era el juicio y no podía faltar, él era mi abogado y sabía que era bueno, no quería cambiarlo ahora y menos tan cerca del juicio, él ya lo tenía todo preparado para mi defensa.


Legalmente todo salió bien pero cuando me hicieron la pregunta sobre el abuso sufrido del abogado del acusado… miré a Sasuke, ni siquiera pensé en aquel hecho, quedaba ya tan lejos en mi vida pero sí pensé en el daño que me había hecho Sasuke. No era mi intención llorar, no frente a Sasuke pero las lágrimas salieron solas cuando recordé todo lo que habíamos vivido juntos, todas las risas, los altercados, las caídas… las discusiones tontas y no podía creerme que todo hubiera acabado ya entre nosotros, no volvería a caerme encima de él, no volvería a verle sonreír. Creo que fue darme cuenta de todo aquello, de lo que había perdido lo que hizo que me derrumbase.


El rostro de Sasuke tampoco me ayudó a calmarme, le afectaba verme llorar y por un momento pensé si realmente hubiera podido enamorarse de mí… si todo hubiera sido real pero luego recordé que hablaba de Sasuke Uchiha, el mayor mentiroso de todos y limpiándome las lágrimas disculpándome con el tribunal continué relatando los sucesos de aquella fatídica mañana en la que mi jefe trató de sobrepasarse conmigo.


Finalicé de contar mi versión y tras la valoración del juez, acabó acusando a mi jefe y obligándole a pagarme una indemnización por los daños ocasionados. Me retiré de la sala lo antes posible y sabía que Sasuke venía tras de mí pero no me detuve, no podía enfrentarle, no podía dejar de llorar sabiendo que le amaba con todo mi ser pero jamás podría estar a su altura, yo no era nada para él. Me abroché la chaqueta por el camino y quité el candado de la rueda trasera de la moto colocándome el casco enseguida para marcharme. Justo cuando cogía la recta del tribunal fue cuando vi como Sasuke salía corriendo hacia la calle tratando de alcanzarme pero no lo consiguió y yo no pensaba parar a hablar con él.


Pasaron meses desde aquella vez que vi a Sasuke y mi vida había vuelto a su rutina habitual. Conseguí el puesto en el restaurante y llevaba un par de meses trabajando allí. No pagaban mal y se estaba bien, al menos mis compañeros y mi jefe eran personas decentes que no babeaban por un chico de extraño cabello rubio como el anterior que tuve.


Estaba limpiando la barra cuando un cliente entró por la puerta y sonreí mirando hacia la puerta, fue ese momento en que vi pasar un Lexus como el de Sasuke por la calle, claro que no era él, el coche era de otro color pero yo le recordé al momento quedándome completamente paralizado. En todos estos meses no había podido dejar de pensar en él, me era imposible y aunque llamaba todos los días a mi teléfono, yo seguía sin contestarle. Había que aceptar que el chico era persistente, ahora la mayor parte del tiempo llevaba el móvil apagado para evitar que entrasen sus llamadas mientras trabajaba o dormía.


- ¿Estás bien? – escuché que me preguntaba el cliente que acababa de entrar y me di cuenta que ni siquiera le había saludado por el despiste del coche.


- ¿Eh? Sí, lo siento. Buenos días ¿Qué le sirvo? – pregunté.


- Un whisky doble, estoy esperando a unos compañeros, teníamos una comida de negocios.


- Sí en el salón principal – le dije sonriendo - ¿Les esperará aquí o prefiere hacerlo en la mesa?


- Aquí – me dijo sonriendo.


- De acuerdo, ahora mismo le traigo su bebida.


Preparé las cosas y le serví la bebida volviendo a mi trabajo recogiendo la barra. Hoy me tocaba atender las mesas de dentro a la hora de la comida pero aún quedaba media hora hasta que llegasen los comensales. Este restaurante tenía una larga cola de reservas, a mí me daba un poco igual, no habría podido permitirme pagar ni el entrante en este restaurante pero estaba convencido de que a Sasuke le gustaría mucho, era de esos restaurantes pijos y de los que te quedabas con hambre de los que a él le gustaba presumir. Sonreí involuntariamente y es que recordar a Sasuke y nuestras vivencias aún me causaba esa sensación agradable, le amaba y recordaba todo lo que habíamos vivido como la mejor experiencia de mi vida, aunque no hubiera salido bien… nos lo pasamos bien juntos, eso había que reconocerlo.


El hombre se tomó su copa con tranquilidad mientras revisaba en su agenda algunas cosas, yo seguí con mi tarea de recoger todo y cuando se acercaba la hora me fui hacia la cocina para seguir con mi tarea de camarero. Mi compañero iba introduciendo a la gente que tenía reservas en el comedor y salí a atender las mesas.


Salí al comedor ya con mi uniforme de camarero y me dirigí hacia la mesa que me tocaba atender. Llegué a mi mesa y para mi sorpresa, allí estaba el hombre de antes al que le había servido el trago pero no sólo eso… estaba Fugaku hablando con él sobre un negocio importante. Me di media vuelta de golpe al verle tapándome la cara con las cartas del menú que llevaba y saliendo de nuevo hacia la cocina. Ya pensaba que estaba salvado cuando escuché la voz de Fugaku.


- Ey chico… tomaremos una botella del mejor vino de la casa – dijo sin mirarme y casi lo agradecí.


- Claro señor, ahora mismo – le dije marchándome con rapidez hacia la bodega.


Busqué la botella de vino que había pedido y subí con ella de nuevo para ir hacia su mesa pero en lugar de eso… cogí a uno de los camareros que pasaban por allí y le pedí si podía llevarlo él a la mesa pero claro que no podía… cada uno tenía asignada su mesa para atender y esa era la mía, ya no había cambios que pudieran valer así que aquí estaba, resoplando y sirviendo a la mesa de Fugaku sin querer ser visto. ¿Qué podía hacer? No quería que me encontrase aquí, iría corriendo a decírselo a su hijo y eso no me convencía en absoluto, yo no quería que Sasuke se enterase de que estaba trabajando aquí, hasta me había tenido que mudar de casa para que no me encontrase, ya podía ser feliz con su novia apta para él, yo no quería saber nada del tema, me alegraba por él aunque en el fondo… quizá no era del todo cierto, me habría alegrado más que se hubiera quedado conmigo en vez de con ella.


Supongo que ya no se podía hacer nada. Me acerqué a la mesa tapándome con la botella de vino y la serví tratando de no mirar fijamente hacia Fugaku mientras me colocaba en el lado contrario al que miraba y llenaba su copa. Luego llené la de su compañero y ya me iba tapándome con la botella cuando volví a escucharle.


- Naruto… deja la botella en la mesa ¿Quieres? – me preguntó aunque ya sabía la respuesta y yo me sentí pillado.


- Claro – le dije.


- ¿Qué haces aquí Naruto? ¿Y tapándote con esa botella? ¿Es que no querías verme?


- No es eso… es…


- Por mi hijo sí, me lo imagino – me comentó.


- No quiero que sepa que estoy trabajando aquí, se presentaría.


- No le dejaste explicarte nada y no lo defiendo, nos contó todo lo ocurrido y lo de vuestro trato aunque luego salierais de verdad.


- No sé si realmente salimos juntos – le dije – de todas formas no quiero molestar, estás en una reunión y seguro que es importante, además tengo que volver al trabajo.


- Cuando salgas luego quédate un momento y hablaremos ¿Vale? – me preguntó.


- Vale – le dije sonriendo y tomé sus pedidos para volver a la cocina a darlos.


El resto de la comida simplemente hice mi trabajo y no molesté en la reunión que tenía Fugaku, él tampoco me prestó mayor atención, un camarero más que hacía su trabajo y ya está, lo agradecí. Aún estaba un poco nervioso y es que hasta que no hablase con Fugaku y le contase de verdad que no quería que su hijo supiera nada de mí, no me quedaría tranquilo. ¿Sería capaz de no decirle nada a Sasuke? Eso hacía que me pusiera de los nervios, esa incertidumbre.


Al final de la comida y cuando acabé mi turno, Fugaku me esperaba en el bar. Me cambié lo más rápido que pude por mi ropa de calle y salí. Allí estaba Fugaku tomándose una copa y me acerqué a él pese a que todo el cuerpo me temblaba por los nervios.


- Siéntate y tómate algo conmigo Naruto – me dijo Fugaku sonriendo y me senté en la silla de su lado derecho.


- Entonces… ¿Sasuke ya os contó todo?


- Sí – me dijo – hace unos meses. Al principio nos costó asimilar que pudiera haber hecho algo así.


- También fue culpa mía por haber aceptado y lo lamento, no quise haceros daño con todo ese tema.


- No te preocupes Naruto, no estamos enfadados, de hecho sé que Sasuke lo está pasando peor desde que te perdió. Ha intentado localizarte por todos los medios pero has desaparecido.


- No estaba preparado para enfrentar a Sasuke.


- ¿Y ahora lo estás?


- No – le dije sonriendo – me hizo daño… si todo se hubiera quedado en el trato lo entendería, me habría destrozado pero sabría que había sido mi decisión pero… me pidió salir de verdad y… no estoy seguro si fue otro de sus trucos.


- No lo fue, te amaba, aún lo hace.


- Pero sigue con ella.


- Tiene miedo a perder todo en su vida, Naruto. Lo habría dejado todo por ti pero cuando te perdió… no pudo enfrentarse a perderlo todo. Tampoco está a gusto con esa chica con la que anda, la dejaría por ti Naruto, sólo necesita abrir los ojos.


- Yo no estoy tan seguro de que me ame. Él siempre ha sido tan… mentiroso – le dije.


- Créeme a mí entonces, lo conozco… soy su padre. Es un buen chico y te ama, no ha amado a nadie tanto como lo hace contigo. Tú le has cambiado y lo hiciste para bien. Te necesita, está perdido sin ti.


- No puedo – le dije llorando – no puedo volver con él y prefiero que siga sin saber dónde estoy.


- Fue a tu piso.


- Lo imagino.


- ¿No vas a decirme donde te estás quedando, verdad?


- Prefiero que no. No quiero visitas innecesarias como la de Sasuke.


 


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