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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki


 


Dos años habían pasado desde que me decidí a perdonarle, ahora estaba allí en la barra del bar de sus abuelos pidiendo unas bebidas y estaba tan sexy como siempre. Desde que había empezado a salir formalmente con él no podía tener mis manos quietas, en cuanto nos quedábamos a solas ya estaba encima de él provocándole. Sonreí al verle terminar de preparar las copas y cuando se giró a mirarme sonrió también lanzándome un beso desde donde estaba.


Toda la familia nos habíamos ido de vacaciones a Alaska y menos mal que era pleno verano, porque no me imaginaba estar en invierno en un sitio así, debía ser un congelador al completo. Anko, la abuela de Sasuke, estaba ya en la piscina jugando con sus nietos.


Sasuke se acercó a mí dándome la bebida que me había preparado y disimuladamente me apretó el trasero con su mano sonriendo antes de morderme el lóbulo de la oreja. Sonreí al momento y es que Sasuke tenía esos prontos. Había cambiado tanto a cómo era cuando le conocí, ahora sonreía, era un chico agradable y pese a haber dejado el buffet de abogados para el que trabajaba, estaba contento, había formado su propia oficina y seguía llevando casos privados.


A mí me sabía mal que hubiera dejado su trabajo porque sabía que era culpa mía, si no hubiera empezado esta relación conmigo lo habría conservado. Tenía muy claro que a sus jefes no les interesaba que vieran a uno de sus empleados como homosexual, se excusaban en que no les gustaba a los clientes pero no era cierto, no es que no diera buenas referencias a la empresa, era por ellos mismos. Lo último que sabía de Tenten es que estaba saliendo con Neji, un antiguo compañero de trabajo de Sasuke, pero no habíamos coincidido con ellos, tampoco nos interesaba.


- Espérate a que lleguemos a la habitación – me susurró al oído Sasuke alejándose de mí hacia la piscina con una amplia sonrisa.


Sonreí porque me gustaba el nuevo Sasuke, desde que había dejado esa oficina tan estricta había cambiado por completo. Seguía siendo muy trabajador pero ya no basaba toda su vida en el trabajo, hasta había conseguido sacarlo de viaje algunos días y eso era increíble. Ahora estábamos planeando adoptar un niño pero el papeleo se hacía eterno, llevábamos ya dos años y muchas visitas sociales pero ya casi estaba, nos habían dado el visto bueno después de tanto tiempo, aunque aún faltaría para que nos lo dieran. Creí que Sasuke no estaría tan ilusionado como yo, pero no era cierto, creo que estaba hasta más ilusionado de lo que yo lo estaba. Le gustaban los niños y aunque jamás pensó en tener uno por el agobio que significaba tenerlo en su casa donde nada podía tocarse… ahora le encantaba la idea, hasta había cambiado los muebles del apartamento por algo menos refinado como yo solía llamarlo.


Aún no podía hacerme a la idea de que estuviéramos esperando la custodia de un niño y encima… nosotros antes que Itachi y Deidara que también se habían venido con nosotros a visitar a sus abuelos. Creo que Itachi aún no estaba preparado para preocuparse por hijos o mejor dicho… quería disfrutar del tiempo que había perdido con Deidara antes de preocuparse de dar el siguiente paso. Estaban bien tal cual se encontraban en estos momentos, disfrutaban de la vida, viajaban y veían lugares nuevos. Supongo que empezaban a disfrutar de estar el uno con el otro.


- Eres un pervertido – le dije y él sonrió aún más.


- Contigo es imposible no serlo.


- Oye Sasuke… - quise preguntarle algo… pero luego me arrepentí – da igual, déjalo.


- Vale – comentó Sasuke marchándose hacia la piscina y sentándose en el borde metió los pies dentro.


Era tan guapo y sexy, pese a llevar ya dos años con él… a veces aún no terminaba de creerme que realmente estaba saliendo con él, estaba aquí a su lado, le veía un poco inalcanzable para mí pero cuando estaba a su lado, todas esas dudas se me pasaban, tenía claro que me amaba y yo le amaba. Sonreí y caminé hasta el borde de la piscina sentándome a su lado y tomándome la copa que me había servido.


Miré a los primos de Sasuke jugar en el agua con Madara y con Anko. Se lo estaban pasando en grande. Ese día me lo pasé como nunca y no dejé de mirar a Sasuke ni un solo segundo. Además de estar con él, aproveché para estar con mi hermano. Habían sido los mejores meses, los había disfrutado con mi hermano y con mi cuñado claro… porque esos dos parecían estar hechos el uno para el otro. Ninguno habló sobre volver a Alemania y yo creo que pensaban quedarse aquí a vivir, al fin y al cabo Itachi ya estaba asentado de nuevo en la empresa en la delegación de aquí y Deidara estaba trabajando de traductor de Alemán – Japonés para una importante empresa de muy cerca del trabajo de su esposo.


Yo… bueno… seguía de camarero pero Sasuke me obliga a estudiar por las noches cuando llegaba y quería graduarme en empresariales para poder ayudarle a él a llevar su oficina, al menos como secretario o algo así… Sasuke lo tenía todo pensado. Sé que era un mal tiempo ya que estudiar y trabajar a la vez me agotaba, más pensando en adoptar a un niño, pero yo sabía que al final todo tendría su recompensa y sólo me faltaba un par de años para graduarme. De momento al menos… el trabajo de Sasuke iba bien y ganaba lo necesario para mantenernos, además aún teníamos mi sueldo que aunque no era ni la cuarta parte de lo que Sasuke llegaba a traer a casa, al menos podíamos vivir algo más desahogados.


De la casa… dejé las casas “infernales” donde las paredes se caían, los camas se rompían y los armarios se descolgaban para irme a vivir con Sasuke a su lujoso apartamento del centro. Su casa no tenía comparación a ninguna de las mías, las vistas eran espectaculares, había cambiado todos los muebles previniendo un futuro niño por la casa y había tirado a la basura todos los rotuladores y lápices de colores para intentar evitar que el niño le pintase las paredes, aunque yo me reía por todas las precauciones que cogía ya antes de tenerlo en la casa. Creo que sería un buen padre, uno muy preocupado por él y sobre todo… muy cariñoso.


- ¿En qué piensas Naruto? – me preguntó Sasuke.


- En cómo empezamos y en cómo hemos acabado – le sonreí.


- Quien me diría que iba a estar con un pesado como tú – me bromeó sonriendo.


- Oye… que yo he tenido que aguantar más que tú – le dije – mira lo que he tardado en transformarte en un chico que valga la pena.


- Yo ya valía la pena – me dijo.


- Sí… pero eras como un diamante en bruto que había que pulir mucho. Eras egocéntrico, antipático, serio y no tenías vida social, nadie habría querido salir contigo. Admítelo… conmigo has ganado mucho – le bromeé también sonriendo.


Sasuke pasó su mano por mi nuca y me acercó hacia su rostro uniendo sus labios a los míos en un tierno beso que acabó convirtiéndose en un más profundo y pasional cuando coló su juguetona lengua por mi boca. Dejé que me besase y acabé correspondiendo su sorpresivo beso antes de escuchar a sus primos silbar y gritarnos que nos fuéramos a una habitación. Tanto Sasuke como yo nos reímos deshaciendo el beso y es que en esta familia no había ni un momento de tranquilidad.


Dos meses después de aquel viaje, al volver a casa tras un duro día de trabajo y abrir la puerta… escuché gritos y no gritos cualquieras… eso no podía ser de Sasuke así que fui corriendo hacia la habitación creyendo que ocurría algo cuando me encontré a Sasuke tratando de cambiarle un pañal a un niño de año y medio aproximadamente, claro que a Sasuke estas cosas se le daba fatal y yo estaba sorprendido de ver allí al niño. Supongo que se me pasó un poco la sorpresa al ver las maniobras extrañas que hacía Sasuke tratando de arreglar el pañal que tan mal estaba colocando y no pude empezar a reírme.


- No te rías – me dijo medio enfadado – para esto se necesita un máster.


- Mira que eres exagerado, déjame a mí anda – le comenté acercándome al niño y poniéndole bien el pañal – ya está, mi chico está bien seco y limpio.


El niño empezó a reírse y tras acostarlo en su cuna me fui al comedor con Sasuke. Me estuvo explicando que la trabajadora social lo había traído esta mañana y que no quiso decirme nada en toda la semana para que fuera una sorpresa para mí. Me acurruqué entre los brazos de Sasuke una vez nos sentamos en el sofá a ver la tele aunque apenas se escuchaba ya que Sasuke no quería poner volumen por si el niño se despertaba.


- ¿Estás cansado del trabajo? – me preguntó Sasuke.


- Sí, pero supongo que tu sorpresa me ha dado aún algo de energía – le sonreí.


- ¿Dónde aprendiste a cambiar pañales? – me preguntó sorprendido.


- En el orfanato – le aclaré – no es muy complicado, mañana te enseño cuando tengamos más tiempo.


- Vale.


Al final me quedé dormido allí en el sofá entre los brazos de Sasuke con la cabeza apoyada en su pecho. Creo que hasta le babé un poco la camiseta pero a él le dio igual. Me desperté cuando escuché el llanto del pequeño y descubrí que Sasuke también se había quedado dormido. La televisión seguía encendida sin volumen y el mando estaba todavía en la mano abierta de Sasuke. Sonreí quitándole el mando para dejarlo en la mesa y me levanté para ir a ver al pequeño. Le cambié el pañal y lo llevé hasta la cocina para darle el biberón. Estaba preparándolo cuando vi a Sasuke tras de mí cogiendo al niño y jugando con él haciéndole sonreír. Era un niño que sonreía con prácticamente cualquier cosa y parecía adorar a Sasuke… algo inaudito teniendo en cuenta lo antipático que había sido en su pasado. Si no lo hubiera visto quizá no me lo habría creído.


Le dimos el biberón y pasamos la mañana todos en la alfombra del salón jugando con el pequeño Hibiki. Así le habíamos puesto de nombre ya que queríamos que creciera fuerte y sano. Sasuke estaba como loco con él y yo aún más sabiendo que estábamos avanzando, podía ver mi futuro al lado de ambos y me gustaba lo que veía, estaba feliz de formar una familia nuevamente. Estaba seguro que mi felicidad estaba aquí porque ya no sólo había encontrado a mi única familia que era Deidara sino que tenía una nueva familia… la familia Uchiha al completo. No podía pedir nada más en la vida.


Fin


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