Lloyd esta ahí, sentado, tan tranquilamente mientras lee un libro tematico de esos que venden en las tiendas de manga a las que suele ir a leer comics, tipico de el, siempre que llegue un nuevo comic, Lloyd ya lo leyó. Esta vez se encontraba leyendo uno un tanto peculiar, pues en la portada tenía un sello con el típico "+18" que ya muchos conocen. Solo que este comic era distinto a los que normalmente lee de esa tematica, ya se había fastidiado de observar siempre chicas con un cuerpo perfecto, ahora quería observar mas el cuerpo perfecto de sus parecidos, había elegido un comic gay, como siempre lo había metido en su mochila y se fue a leer al bosque mas cercano.
Cuando estuvo a punto de pasar a las paginas donde empieza su parte favorita, un hermoso conejo blanco se acercó a el y le arrebató la revista, lo volteó a ver con el mas puro estilo poker face y dijo
-Se nos hace tarde, llevamos dias esperandote muchacho-
Solo una cosa no soportaba Lloyd, y no es que le molestara, sino que le avergonzaba, esto era que lo encontraran leyendo sus comics no tan infantiles, ya mas de una vez el Sensei le había dicho y vuelto a decir testamentos acerca de por qué no leerlos, pero una vez que terminaban, Kai se acercaba y le decía que no se preocupe, que solo son cosas del Sensei. El conejo sonrió esta vez diciendo
-Por cierto, me llamo Zane
-Tu te pareces a un amigo mio, solo que tu tienes orejas y el no,de hecho juraría que eres el disfrazado
-No hay tiempo para jurar, vamos tarde, pero caminaremos lento, acompañame
Zane salió corriendo adentrandose en el bosque, Lloyd lo perdió de vista, hasta que vió su traje blanco metiendose en un agujero, el puberto lo siguió, pero cuando se dió cuenta estaba cayendo por un enorme agujero, quizas al centro de la tierra, había luciernagas en las paredes que iluminaban todo.
La caída ya había durado bastante, el niño se durmió como por media hora, hasta que un golpe en el trasero lo desperto, había chocado contra el suelo, pero el suelo no era tan duro, asi que no se rompió ni nu solo hueso. Estaba en una habitación parecida al interior de un arbol, que unicamente tenía una mesa de cristal y una puerta.
-Este lugar es algo extraño... ¡Me gusta!
-¿A ti igual?- preguntó una voz conocida
Era el conejo blanco, que lo observaba con curiosidad, sacó su reloj y dijo,
-se hace tarde, apurate o todo acabará
-¿Qué? ¿Ir a donde? Bueno, no importa donde, pero vamos
-¡Corre!- Dijo el conejo
Caminaron alrededor de un kilometro, Lloyd estaba fastidiado, el conejo mantenía su mirada fija en el bosque al que se aproximaban. Lloyd alzó la mirada, y observó a un par de curiosos personajes sentados en un curioso comedor, estaban casi fuera del bosque, pero adentro. Estaban haciendo cosas no menos curiosas que ellos.
-¡Hemos llegado!- Dijo el conejo
-Uy! ¡Que bien! Llevo años esperandolos, tomen asiento- Dijo una voz muy familiar