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Mi razón para vivir [MikaYuu] por Ine7u7

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Notas del capitulo:

Asdfghjkñl aquí os traigo la continuación. No sé como quedó de larga, pero creo que fue suficiente para saciar mi sed de escribir MikaYuu (???). Espero que lo disfrutéis~ 

Los días pasaron con normalidad, sin contratiempos, y al fin llegó el tan esperado lunes, día en el cual un nuevo alumno llegaría a la clase. Sería un acontecimiento normal en una escuela, sin embargo, era bastante raro que se integrasen nuevos estudiantes en mitad del curso, por lo que las personas que sabían acerca de aquel suceso estaban algo exaltadas. Todas exceptuando a Yuuichiro, claro. Y él lo admitía abiertamente, que le daba igual que alguien llegase o se fuese de aquella absurda universidad, simplemente deseaba que nadie se interfiriese entre los pocos amigos que tenía o en sus estudios. Si no se metía en su vida, todo estaría correcto.

Todos los integrantes de la clase estaban sentados en sus respectivas mesas, las cuales estaban distribuidas por parejas, pero eran un número impar y alguien debía quedarse solo. Y estaba claro que el que lo deseaba era Yuu, pues durante las clases solía dormitar y no quería ser molestado en aquella importante tarea. El oji-verde recostó su mejilla sobre su antebrazo, mirando a la pared, mientras que la profesora entraba seguida del nuevo estudiante, al cual no le había prestado atención al estar con la mirada fija en la interesante pared.

─Mi nombre es Hyakuya Mikaela, es un placer conocerlos, espero llevarme bien con ustedes. ─hizo una pequeña reverencia, viendo como todos le sonreían y le daban la bienvenida.

─Puedes sentarte ahí, Mikaela-kun. Junto a Yuu-kun. ─dijo la profesora, señalando el asiento libre. Pocos segundos después, el rubio ya estaba sentado en su respectivo pupitre, mirando a su compañero.

Yuu decidió, al menos, presentarse. Si tendría que compartir mesa con aquella persona por el resto del curso era lo menos que podía hacer; como había dicho Shinoa, tendría que parecer una persona un poco agradable, una tarea algo difícil para él.

─Mi nombre es Yuuichiro Hyaku- ─detuvo en seco su habla al ver la cálida sonrisa en el rostro de el contrario, ya había visto antes una sonrisa como aquella, lo tenía más que seguro. Pero… No, no podía ser, debía desechar cualquier tipo de probabilidad de que ese Mikaela Hyakuya fuese el mismo Mikaela Hyakuya del orfanato. Su Mika estaba muerto. Está bien, quizás los dos tuviesen los ojos de aquel azul tan intenso, el pelo rubio brillante, aquella sonrisa que siempre le había fascinado e incluso podían llamarse de la misma forma. Él sabía que el Mika al que tanto había añorado durante tantos años estaba, definitivamente, muerto. Hyakuya… ─completó.

Se sacudió la cabeza tratando de alejar esos extraños pensamientos de su mente y le tendió la mano a su compañero, el cual la tomó con confianza y la estrechó suavemente, un gesto que le pareció algo familiar al mismo peli-negro.

─Me alegro de verte, Yuu-chan. ─le dijo con una sonrisa el oji-azul, separando el agarre de sus manos y tomando un cuaderno de su mochila. Mientras tanto, el nombrado se había quedado sin habla, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando en aquel instante.

─E-espera… ¿Cómo has?... ¿E-eres?... ¿De verdad?... ─un montón de preguntas salían entre balbuceos de su boca, lo cual solo hizo sonreír con algo de tristeza al mayor, al menos este tenía el consuelo de que sabía quién era. ─¿M-mika? ─aquel nombre salió de los labios del oji-verde, casi en un suspiro, tomando de la manga de la camisa al nombrado, el cual asintió.

─Te lo contaré todo, te lo prometo… ─le respondió, pues en ese momento no podían, estaban en clases y si seguían hablando mucho más tiempo les llamarían la atención por causar un alboroto. ─Cuando terminen las clases te esperaré en la azotea, y responderé todas las preguntas que quieras, ¿Está bien?

─Si… ─Respondió en un susurro, asintiendo débilmente con la cabeza. Al parecer, debía empezar a considerar la posibilidad de que Mika, su mejor amigo, su hermano y su entera razón de vivir, seguía con vida. Un montón de emociones cruzaron su mente. Alivio, duda, tristeza, alegría, felicidad; pero, sobre todo, una enorme paz que comenzaba a inundarle por completo, la cual hacía años que no sentía.

Con las clases ya finalizadas, Yuu recogió todas sus cosas y corrió hasta la azotea, recibiendo algún que otro regaño de camino de parte de los profesores por correr dentro del recinto escolar; pero aquellas palabras no le importaban en absoluto, pues tenía algo mucho más importante que hacer en ese momento. Conocer la verdad.

Al llegar a la azotea pudo notar como Mika le esperaba apoyado en la barandilla, observando a las personas irse de la universidad. Fue a paso tranquilo hasta él y le tocó el hombro, haciendo que lo mirase y, acto seguido, dedicase una sonrisa apacible. Una de esas sonrisas que harían que cualquier persona se derritiese.

─Bueno, has dicho que… Responderías todas mis preguntas… ─dijo Yuu con la mirada baja, dejando la mochila en el suelo pues le era algo incómoda de llevar. Al recibir un asentimiento por parte del contrario elevó un poco la cabeza, mirándole a los ojos. Solo una pregunta se cruzaba por su mente en aquel preciso instante. ─De verdad… ¿D-de verdad eres tú, Mika? ─soltó, cerrando los ojos con fuerza al notar como estos se cristalizaban.

─Si, Yuu-chan. Soy Mikaela Hyakuya, el mismo Mikaela Hyakuya del orfanato, el mismo Mikaela Hyakuya del incendio. ─dijo bajando un poco la mirada, hasta que sintió que unos brazos le rodeaban y apegaban completamente sus cuerpos, a la vez que sentía como su pecho se humedecía poco a poco debido a las lágrimas que emanaba el menor. ─Yuu-chan, no llores… ─susurró, correspondiendo al abrazo y acariciando suavemente sus cabellos azabaches.

─Yo pensaba que estabas muerto… Creí que te había dejado morir… Me dijeron que todos estabais muertos… ─susurró contra su pecho. Mika comenzaba a ver cuánto había sufrido el contrario todos aquellos años, comenzaba a ver que su situación había sido mil veces mejor que la del menor. ¿Quiénes le dijeron que todos ellos habían fallecido aquel día? ¿Quiénes fueron las personas que le mintieron de tal manera a su querido Yuu-chan? ¿Quiénes fueron las personas que le hicieron llorar de esta forma aun ahora?

─Yuu-chan, no me dejaste morir, hiciste lo que debías hacer… No había otra solución. Y aun si hubiese muerto aquel día, seguiría creyendo que fue la mejor decisión que hubieses tomado. No te culpo por nada, por eso, tampoco te culpes. Yo estoy aquí, y nunca me iré, deseo que eso te quede completamente claro. ─susurró cálidamente, acunando un poco a Yuuichiro entre sus brazos, con la intención de que se calmase. ─Nadie volverá a separarnos nunca, no tendrás que preocuparte nunca más por nada, porque ahora yo estoy contigo.

Tras esas palabras el peli-negro no sabía qué decir, ni qué hacer, por lo que decidió, simplemente, cerrar los ojos y disfrutar del momento, atesorar aquel instante que compartía con su querida familia, para así, no olvidarlo nunca. No deseaba olvidar ninguna de las palabras dichas por el contrario, guardarlas en su mente como su tesoro más preciado era su prioridad.

«Puede que sea egoísta, pero nunca dejaré que te aparten de mi lado. Eres mi tesoro más preciado, mi razón de vivir. Deseo tenerte para mí toda una eternidad; quiero que seas únicamente mío hasta que nuestros días terminen. Huyamos juntos hasta un mundo en el que pueda tenerte junto a mí por siempre.»

Eran las únicas palabras que aparecían en la mente de Mika, y no hacía demasiado esfuerzo por evitar dichos pensamientos. Pues solo era solo eso, su mente jugándole una buena broma. Mas en el fondo, sabía que todo aquello en lo que su mente divagaba impulsada por el rítmico sonido de su corazón, era lo que realmente sentía.

Estuvieron abrazados por horas, en las cuales Yuu no se separaba del rubio ni para respirar, pues era este el que debía decirle que se alejase un poco para tomar aire puro. El peli-negro descubrió que, durante el incendio, Mika se escondió en un agujero que había entre las escaleras y la pared, lo cual no evitó que algunos escombros cayesen sobre él, pero no resultó demasiado herido al principio. La razón por la cual al principio el daban por muerto era que no aparecía, pero a la mañana siguiente, durante la inspección, le encontraron inconsciente bajo lo que quedaba de escaleras y rápidamente le hospitalizaron.

─Cuando intentaba buscarte, siempre me decían que no estaba autorizado para saber sobre tu paradero actual, pero me aseguraban que estabas bien de salud. Cuando cumplí los dieciocho años, al fin me tomaron en serio respecto a buscarte y me dijeron que estabas aquí, en Shibuya. Tomé todos mis ahorros y me trasladé aquí lo antes que pude, trabajo en una cafetería, con lo que me pago el vivir aquí. Pensaba comenzar a buscarte en cuanto terminase de instalarme, pero al parecer no fue difícil encontrarte. ─Al terminar de hablar soltó una risita, apoyando su mentón en la cabeza del menor.

Este, por su parte, no tenía ni idea de todo lo que había pasado el contrario para poder encontrarle. Pensaba, que si se hubiese puesto a buscar algo de información desde un principio, habría descubierto que estaba vivo. Pero ya no había tiempo para lamentarse, era el momento de comenzar a disfrutar un poco de la vida.

Siguieron en la misma posición, abrazados, Yuu enterrando su cabeza en el pecho de Mika y este acariciándole la espalda y los cabellos. No sabían cuanto tiempo habían estado así, y aunque no les importaba demasiado, el frío de la noche comenzaba a hacerse presente, y ya casi terminando el atardecer, decidieron separarse para ir a sus respectivas casas.

─¿Dónde vives? Te llevo. ─Le dijo el rubio sonriente, Yuu solo suspiró.

─En un departamento, cerca de aquí, con un indeseable. Aunque seguramente en no esté en casa hasta tarde. ─bufó exasperado el peli-negro, viendo como el contrario le miraba con una sonrisa… ¿Gatuna? Como si tuviese una idea, y no le daba buena espina.

─¿Quieres quedarte en mi departamento esta noche? No está muy ordenado, puesto que hace poco que me instalé. Pero se siente vacío sin nadie. Además, hay muchas cosas que debes contarme, y compré un par de cervezas, quizás podamos compartirlas, Yuu-chan~ ─dijo de manera alegre, mientras que este se lo pensaba.

Después de un par de minutos de Mika insistiéndole a un Yuu inseguro respecto a qué hacer, accedió a pasar la noche en la casa ajena. Al parecer, aquella velada sería interesante para ambos.

Notas finales:

Espero que os haya gustado ♥ dudas, sugerencias, correcciones o, simplemente una opinión, en un review lindo ayudan mucho ♥ 


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