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I'll never find someone like u {Myungyeol} por GyuMin

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Notas del capitulo:

¡Hola! este es un one-shot Myungyeol que escribí hace mucho, pero hasta hace poco me anime a subirlo. Espero lo disfruten y dejen reviews. Pronto subire más de todas mis couples favoritas. 

Después de que Sungyeol había muerto, ya no había querido coger bocado. Acostumbraba a acostarse todas las tardes en el mismo sofá y ver hacia la nada; su respiración siempre era pacífica y difícilmente se inmutaba. Era como si su alma ya no estuviera aquí, como si se hubiera marchado aquel día. El seguía aquí, pero no se sentía de esa manera.

No hablaba con nadie, ni decía nada. Con el paso de los días, nos acostumbramos a ello. Creímos que debía ser así, que necesitaba tiempo para aceptarlo, superarlo y seguir adelante. Tristemente estábamos equivocados.

Los meses pasaban y un día, simplemente dejo de levantarse. Pasaba día y noche recostado en su recamara, y si llegaba a abandonarla, era por la simple necesidad humana de realizar necesidades fisiológicas.

Y aunque al principio lo habíamos forzado a alimentarse, ahora era diferente, pues aunque intentáramos darle de comer, se negaba, cerraba los ojos y la boca tan fuerte que las lágrimas surcaban de su rostro y sus labios se hinchaban, luego nos alejaba con un empujón y nos echaba.

 

Fue una noche cuando lo vimos. Y sólo entonces, pudimos comprender.

 

Era ya muy noche y nosotros acabábamos de llegar, asique nos dirigimos a su habitación con la intención de pasar a desear buenas noches, pero jamás esperamos encontrarnos con aquello.

Ver como se quebraba arrodillado en su cama, fue desgarrador para todos. Ver como sollozando, le juraba amor eterno a su amante, rogándole que le permitiera estar a su lado, que él era su vida, su mundo entero, su todo; suplicaba que lo llevara con él, pues, no quería y no deseaba permanecer en ese mundo si él no estaba ahí. Lloriqueando le confesó que no le veía sentido a la vida si él no estaba a su lado, asegurándole, que no era capaz de vivir un día más sin ver una de sus sonrisas, o sin escuchar su melodiosa voz. Las lágrimas surcaban de sus orbes  y lo hacían ahogarse en sus propios llantos y sollozos, con el rostro sonrojado y la garganta rota, seguía suplicándole que le perdonara, cuestionándole él si había hecho algo mal y por eso se había ido. Le juró amor eterno una vez más y sollozando le aseguro que aunque el otro ya no le amara, el estaría ahí para él siempre. Sin importar que.

 

Tambaleándose se empezó a levantar de la cama, pero al intentar sostener su peso sus pies le fallaron y se enredaron haciéndolo caer de bruces al suelo. El golpe seco nos alarmo a todos y estuvimos a punto de entrar, pero inmediatamente sus palabras detuvieron nuestros pasos.

 

“Te necesito. Es horrible despertar cada mañana sabiendo que ya no estas más a mi lado. Estiro la mano con la esperanza de encontrarte aun dormido, pero ya no estas más. Lo sé, pero me niego a aceptarlo. Mi corazón no soporta tenerte lejos” Sollozó golpeando el suelo con los puños cerrados.

 

Nos horrorizamos cuando vimos como sangre salía de sus labios. Los había mordido tan fuerte para evitar gritar, que se habían quebrado.

“Toma mi alma y mi corazón. Ambos son tuyos. No los quiero. No me sirven de nada si no estás conmigo, Yeol.” Su voz se terminó de quebrar al pronunciar su nombre.

 

 

Siempre habíamos sido conscientes del gran amor que el moreno le profesaba al más alto. Todas las tardes solía acurrucarse en su pecho y repartirle besos en el rostro. Sus ojos nunca se despegaban del otro; era como si solo fueran ellos dos. Sin embargo cuando Sungyeol enfermo, Myung no volvió a ser el mismo. Dejo de prestarle atención a sus estudios, abandono la fotografía y su sueño de crear su propia galería. Enfoco todas sus fuerzas y esperanzas en su pareja. Día y noche la pasaba en el hospital, y las pocas veces que llegaba a casa se le veía cansado y con los ojos hinchados; a pesar de eso, nunca dejo que Sungyeol lo viera así. Siempre aparecía frente a él con un regalo y una sonrisa. Nunca permitió que lo viera sufriendo.

 

Éramos sus amigos y sin embargo, no podíamos quitarle todo el dolor que el cargaba en su pecho. Queríamos ayudarlo, pero no podíamos. No éramos capaces de curar su dolor.  Nos sentíamos como basura al ver como poco a poco su piel iba perdiendo color y como sus ojos se llenaban de agonía.

 

Recuerdo perfectamente la plática que tuvó con su madre un día antes de que pasara.

Ella le había dicho que la lastimaba al estarse prácticamente matando a sí mismo. Hizo todo lo posible por hacerlo reaccionar. Le explico que la enfermedad de Sungyeol había acabado con su vida inevitablemente; le aseguro que no era culpa de él, que esa clase de cosas pasaban cuando la gente enfermaba de cáncer y estaban en etapas terminales.

 

Todos creímos que no respondería, ya que, nunca lo hacía. Pero después de cinco largos minutos, el contesto.

-       Lo siento. No puedo concebir la idea de un mundo sin él.

 

No agrego nada más, y después de unos segundos se levantó, se disculpó nuevamente con su madre, la besó, le recordó que la amaba y le dedico una última sonrisa antes de regresar a su recamara.

Era la primera sonrisa que veíamos desde lo ocurrido. Pensamos que podía ser una buena señal. Nuevamente estábamos mal.

 

Cuando cerró la puerta del cuarto, su madre empezó a sollozar; intentamos consolarla, pero no fue posible. No sabíamos que hacer. Ver como nuestro amigo estaba roto y como eso rompía el corazón de su madre era muy duro para nosotros.

Antes de marcharse, nos dijo algo que hasta el día de hoy puedo recordar con perfecta claridad. El dolor en sus palabras, su mirada llena de sufrimiento y sus mejillas rojas por el llanto contenido.

-       Lo he perdido. Lo supe desde el principio de su relación. Sabía que lo amaría como a nada en este mundo. Soy su madre, pero no creo que hubiera sufrido de ese modo por mi muerte. – soltó un sollozo y agregó: - No sólo tuve que ver como la enfermedad de Sungyeol acababa con el, sino también como acababa con la vida de mi propio hijo. Día a día le robaba su espíritu y sus ganas de vivir. Ver como día a día el brillo en sus ojos se iba acabado, hasta que un día se agotó.

Nos sonrió a todos y agradeció todo lo que hacíamos hecho por Myung.

 

 

Jamás olvidare ese día. Fue la última vez que la vimos. Y el último que vimos a Myung con vida.

 

 

El amor y la muerte son como la enfermedad, acaban y arrasan con todo sin piedad. 

Notas finales:

Gracias por leer, xoxo. 

Espero dejen lindos reviews <3. 


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