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Un gatito enamorado por LayHun

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Notas del capitulo:

Espero les guste este nuevo proyecto si quieren que lo siga comenten, dejen bellos reviews y aqui dejo mi Instagram para que vean las imagenes de los capitulos.

https://instagram.com/layhunnie/

Aqui esta la cancion en la que basé el fanfic

https://www.youtube.com/watch?v=OPnlDJG2F2k

Ahora sin mas que agragar disfruten >////<

Solo un simple animal de la calle, a quien nadie deseaba adoptar o mantener seguro por ser diferente.

 

La difícil vida de un gatito con un ojo azulado y otro verde, pelaje blanco como la nieve que le cubría, maullido ronco y una pata herida. Este se paseaba por una pequeña caja de cartón en la que fue abandonado por su madre. Incluso ella creyó que no tendría posibilidades de sobrevivir o de ser feliz y le dejó a su destino, ese día tan duro de invierno.

 

Con la nieve cubriendo de a poco su refugio, humedeciéndolo y haciéndolo menos habitable. Hubiese muerto en cuestión de unas horas si no fuera por un niño de trece años que pasaba por allí. Escuchó los extraños maullidos y se apresuró a abrir la caja que mantenía preso al animalito, lo tomó con ambas manos y en un auto reflejo este le arañó el rostro.

 

Al pequeño le dolió bastante pero no permitió que el gatito escapase, se deshizo de la bufanda que había en su cuello y con ella envolvió aquel cuerpo congelado. Caminó hasta la cafetería de su tío y allí prosiguió a alimentar a su nuevo compañero.

 

Pasaron las horas y su preocupado tío le advirtió que si no iba a casa su madre se molestaría demasiado con él, le ordenó regresar y el niño obedeció pidiéndole como único favor que el gatito permaneciera en la cafetería hasta el día siguiente.

 

Y allí él pasó la noche, en una vieja caja de pasteles, con la cálida bufanda que le habían obsequiado.

 

Al día siguiente el pequeño llegó en busca de su amiguito y con ayuda de su tío, pudieron llevarlo a un veterinario para que revisaran su pata. Por suerte no era nada grave pero el hombre les explicó que su extraño maullido era un defecto de nacimiento y que no podía hacer nada al respecto.

 

El niño no sentía molestia por aquel raro sonido, así que, cuando se aseguro de haberle curado y tratado con cariño, el niño decidió adoptarle como su mascota.

 

Y en ese momento, mientras le abrazaba y acariciaba como creyó que nunca alguien iba a hacerlo en su vida, el minino ronroneó en señal de agradecimiento. Demostrándole a su salvador que le quería y le sería fiel siempre.

 

~*~*~*~*~*~

 

Pasaron los días convirtiéndose en semanas, y las semanas se volvieron años. Años en los que el pequeño gatito había crecido bajo el nombre de Sehun y los cuidados de su amado dueño Lay. Cada mañana le despertaba con ronroneos y caricias para que no llegara tarde a la escuela pero esa vez fue diferente, cuando caminó sigilosamente hasta el cuarto de su dueño él no se hallaba allí. Buscó por todas partes hasta que le encontró en la cocina hablando por teléfono mientras comía un pan tostado, se servía café y anotaba una dirección en un pequeño papel, todo al mismo tiempo.

 

Solo cuando colgó la llamada se percató de la presencia de Sehun, inclinándose para acariciarle y servirle un poco de comida en su tazón color azul.

 

—Hoy será el gran día Sehun…— explicó mientras se colocaba su elegante saco color gris y una corbata en ese mismo tono —Iré a presentar solicitudes para las Universidades que mas me gustan, deséame suerte y no causes problemas ¿De acuerdo?

 

“Suerte y ten cuidado” respondió con un maullido ronco “¿Qué es una Universidad?” pensó mientras se sentaba cómodamente en el ventanal del departamento, a esperar que Lay ya no fuese percibido por sus ojos.

 

Horas más tarde este regresó, lanzando lejos su maletín y zapatos, desplomándose en el amplio sofá color pastel. De inmediato Sehun saltó sobre su estomago y comenzó a mover sus patitas sobre él, dio unas cuantas vueltas y se acurrucó en su pecho para recibir decenas de caricias mientras veían la televisión hasta la hora de dormir.

 

Así terminaron seis días seguidos, con esa tranquila y feliz rutina que compartían. Sehun casi podía afirmar con certeza que ambos podrían pasar la  eternidad en esos momentos preciosos, pero como todo lo que ocurre en la vida nada es eterno, a excepción de una cosa, el amor de una mascota por su dueño.

 

~*~*~*~*~*~

 

La mañana del día número siete, exponía un ambiente de cambio para Sehun.

 

Lay se había levantado temprano y comenzado a reorganizar las cosas en el departamento junto con dos amigos suyos que de vez en cuando iban a ver películas. Los muebles eran cubiertos por un plástico transparente, la cocina se encontraba vacía al igual que las habitaciones y unas extrañas mochilas con ruedas esperaban en la puerta junto con todas sus pertenencias. Su querido dueño se despidió de sus amigos con muchos abrazos y lagrimas, eso le preocupo a Sehun que de inmediato comenzó a maullar, Lay le acarició tiernamente y lo colocó en la pequeña jaula transportadora que de vez en cuando usaba para ir al veterinario.

 

Nada de lo que sucedía tenía sentido para el minino, el subir a un taxi con todas esas mochilas, viajar durante varios minutos sin que una palabra se percibiera en el aire, que su dueño le bajara del taxi junto con su pequeño bolso color azul, y le dijera al taxista que “esperara unos segundos” mientras caminaba hasta una casa en la que nunca había estado.

 

“Este no es el veterinario” pensó hasta que Lay golpeó la puerta de ese lugar y abrió una mujer “Ah…ella va de vez en cuando a casa, creo que se llama Madre”

 

—Hola lamento llegar tarde, la mudanza duró más de lo que pensé— explicó agitado, mientras entraba a la casa y dejaba el bolso azul sobre el mesón de la sala —Bien aquí está la lista de medicinas que le recetó el veterinario hace unos días, su caja de arena, sus juguetes, la bufanda que usa para dormir y su tazón de comida— indicaba mientras sacaba las cosas con apuro —Intenta bañarle una vez a la semana y si te causa problemas, hay unas pequeñas botitas de lana que puedes ponerle para que no te rasguñe…

 

—Calma hijo, va a estar bien— murmuró, con lagrimas contenidas en sus ojos —Prometo cuidar de él y mostrarle videos tuyos cada noche…

 

—Me siento terrible por dejarle así…si tan solo permitieran mascotas…no sé porque decidí aceptar esta beca…

 

—Es una bendición que se te diera una oportunidad así mi cielo, Japón es un hermoso lugar y estoy segura de que te convertirás en un gran músico.

 

—Pero son cuatro años, no creo que pueda estar tanto tiempo lejos de todos ustedes…

 

—Tienes que ser fuerte hijo— pidió su madre mientras le abrazaba —Aquí estaremos esperándote…

 

Él asintió intentando contener sus lágrimas, pero al momento de ver a Sehun, maullando con desesperación dentro de la jaula rompió al llanto.

 

—Soy el peor dueño del mundo…— murmuró, sacándole de la jaula para rodearlo con sus brazos —Lo siento tanto Sehun…mi madre te cuidará y…prometo volver por ti…— agregó, sintiendo los constantes bocinazos del taxi que aguardaba afuera —Debo irme ahora…

 

“¿Irte? ¿A dónde vas? ¡No me dejes aquí! ¡Vuelve!” exclamaba fuertemente en forma de maullidos roncos, esperando a que Lay se detuviera.

 

Pero no lo hizo.

 

~*~*~*~*~*~

 

El tiempo se iba y Sehun odiaba con cada fibra de sus ser vivir en esa casa, “Madre” no le trataba mal, pero ella no era Lay y cada noche que observaba a la luna le preguntaba si volvería a ser el mismo animal sin dueño, al que le abandonaron por ser diferente. Pero nunca obtenía respuestas.

 

Pasaron los días volviéndose semanas, y las semanas en un año. Sehun lloraba su desesperación de la única manera que un gato podía hacerlo y parecía que sus plegarias no iban a ser escuchadas jamás.

 

Pero una noche de luna llena, él salió al patio trasero y subió hasta una pequeña casa del árbol, miró con curiosidad todo lo que había allí, pequeños juguetes y dibujos, deteniéndose en una fotografía que colgaba en la pared. Era su dueño Lay, más pequeño y con una amplia sonrisa, de inmediato estiró sus patas para alcanzar la fotografía dejándola en el suelo, colocó su cabeza sobre ella y rogó una vez más a quien pudiese escucharle.

 

“Por favor te lo imploro…quiero estar a su lado… ¿Qué acaso mi amor no es suficiente para él?” preguntó inmerso en su melancolía “¿Será que me ha abandonado? ¿Será que no merezco la felicidad?”

 

Instantes después de pensar eso, un rayo de luz iluminó la pequeña casa, provenía de la luna, que en su intento por no espantar al animalito con su presencia permitió que oyera su voz.

                                                                                                                        

*Él no te ha abandonado…en estos momentos está pensando en ti…* confesó la luna mientras su luz situada dentro de ese lugar comenzaba a tomar la forma de una hermosa mujer, de cabello brillante y piel casi translucida *Y tu felicidad es lo que más deseo en este mundo pequeño Sehun…

 

“Tú sabes mi nombre…¿Quién eres?”

 

*Soy a quien le has estado implorando cada noche durante trescientos sesenta y seis días, eres una criaturita llena de esperanzas y a pesar de estar inseguro, has esperado pacientemente mi respuesta…*expresó con una voz tranquila y melodiosa mientras se inclinaba hasta el pequeño *Tu paciencia me ha cautivado y tu amor me ha conmovido…desea una vez más con aquella sinceridad en tu corazón y yo voy a concedértelo.

 

“Deseo ir a donde este Lay…por favor…” pidió en un maullido ronco “Para poder ser capaz de vivir siempre a su lado…”

 

*Tu anhelo más grande será concedido, pero la eternidad de su unión dependerá de ti*agregó la mujer causando confusión en el minino*Toda magia tiene su punto débil y a cambio de poder darte lo que deseas, algo deberás entregar.

 

“¿Qué podría darte?”

 

*A cambio de una vida junto a tu ser amado deberás entregarme tu identidad y esencia…* explicó causando aun mas desconcierto en el pequeño*Ya no serás conocido como Sehun y Lay nunca deberá enterarse de quien eres, esa es la parte de la “Identidad”, y en cuanto a la “esencia”* hizo una pausa para observarle con seriedad *Si por casualidad llegan a tocarse…la magia perderá poco a poco su efecto y…desaparecerás*

 

“¿Desaparecer…?” pensó el gatito llenándose de preocupación y dudas “Antes de aceptar las condiciones ¿Podrías responderme algo?” cuestionó y la mujer asintió “Él no volverá…¿Cierto?”

 

*No lo hará…el viaje que supuestamente duraría cuatro años se extenderá y para cuando se le permita regresar…tú ya no pertenecerás a este mundo…*confesó con tristeza en sus ojos.

 

“Sabias que él no regresaría y por eso apareciste…para evitar que yo muriese sin poder verle otra vez…” maulló y ella asintió “Deseo ir a donde este Lay…” pidió una vez más “Y ser capaz de estar a su lado el resto de mi vida…”

 

*Así será, pero antes necesito algo que sea suyo…para que ese objeto te guie a donde se encuentra*explicó con tranquilidad*Un anillo, un collar, o quizás alguna prenda.

 

“Algo suyo…¡Ah ya lo sé! Espérame aquí” pidió para luego correr velozmente hasta el interior de la casa mas grande. Fue a su cama y tomó con los dientes la bufanda roja que Lay le había obsequiado el día que se conocieron.

 

Se la entregó y ella sonrió al ver el objeto.

 

*Esto servirá, puedo sentir una gran cantidad de memorias en ella…*dijo y se arrodillo frente al gatito colocando sobre él la bufanda*Muy bien Sehun, cierra los ojos y respira profundo, a partir de este momento ya no serás conocido como “El gatito sin dueño”…*decía mientras posaba su mano translucida sobre él y una brillante luz cubría la pequeña casa del árbol*Espero que seas muy feliz…siempre estaré viéndote junto con las estrellas…

 

Fueron las últimas palabras que le dedicó antes de que, ambos desaparecieran de ese lugar dejando a la oscura noche tomar su puesto.

 

~*~*~*~*~*~

 

Las brillantes luces, el olor contaminante y un sonido estruendoso, hicieron que Sehun despertase asustado. No tenía idea de donde se encontraba, solo podía ver a decenas de personas caminando frente a él, aunque el brillo no le permitía fijar su vista en una en especifico. Sus ojos le ardían fuertemente así que solo se limito a pestañar un par de veces y llevar su patita derecha hasta su rostro para alejar la molestia.

 

Pero antes de siquiera poder acercarla descubrió que esa no era una pata, sino una mano.

 

—¡Aaaaaahhhhhh!— gritó con todas sus fuerzas al notar que no solo era una mano, también había otra, y dos piernas. Se levantó de golpe, alejándose del asiento en el que reposaba e intento caminar, pero cayó al suelo.

 

—¿Te encuentras bien?— preguntó un hombre con uniforme parecido a los de las series televisivas, este le tomó del brazo para ayudarle a levantarse y esperó una respuesta —Oye ¿Acaso eres sordo?

 

—Soy…un humano…— murmuró, asustándose con el sonido de su voz —Y acabo…de hablar…¿Qué está pasando?

 

—¿Ocurre algo Nikishima?— cuestionó un hombre con el mismo uniforme, que se acercaba de a poco.

 

—No lo sé, parecía herido pero no le veo ningún rasguño…

 

—Entonces déjale…lo más probable es que esté ebrio…— expuso para luego clavar una mirada intimidante en el muchacho —¿Ves esa puerta de allá? Ve y mójate un poco, no queremos ningún revoltoso por aquí.

 

Sehun se alejó de ellos tambaleante hasta aquella puerta con un dibujo extraño, entró y descubrió que se trataba de un baño, caminó hasta el amplio espejo y se asombro con su apariencia. Ciertamente era un humano, su cabello blanco como aquel pelaje gatuno que antes presumía, ojos color café y piel muy pálida. Vestía un chaleco negro con capucha, la bufanda roja de su dueño, unos jeans rotos en las rodillas y simples zapatillas color negro. Dio varias vueltas para observar su espalda y detalles más definidos de su cuerpo, hasta que una sirena comenzó a sonar, salió del baño para saber la razón de ese ruido.

 

Muchas personas se amontonaban para entrar a una gran máquina, parecía ser un tren aunque no era para nada como los que veía en las películas, se acercó curioso para ver el interior sin poder creer lo que estaba justo frente a sus ojos.

 

—Lay…— murmuró al confirmar que efectivamente era él, y se encontraba en el dentro de esa máquina.

 

Corrió con paso torpe pero apresurado, logrando entrar allí antes de que las puertas se cerraran, recuperó el aliento y se encaminó al encuentro con su querido dueño. 

 

Su felicidad no podía disimularse, después de tanto tiempo al fin podría estar junto a quien más amaba en el mundo, casi no podía reconocerlo con tantos cambios que presentaba el mayor. El cabello castaño que relucía con el sol ahora era negro y destellaba en azul como la noche, usaba ropa más sofisticada como los protagonistas de las películas románticas que siempre veían en la sala. Y su altura, pues, ahora el ex minino era unos centímetros más alto que Lay lo cual le causaba un poco de gracia.

 

Pero aunque estaba ansioso por acercarse solo contemplaba y admiraba cada detalle desde una distancia prudente, ya que aun recordaba las palabras de aquella mujer con cabellos blancos y brillantes.

 

*Si por casualidad llegan a tocarse…la magia perderá poco a poco su efecto y…desaparecerás*

 

~*~*~*~*~*~

 

Pasaron unos minutos de viaje y Sehun notó como Lay se encaminaba a una salida cercana a él dispuesto a bajar en la siguiente parada, intentaba alcanzarle pero las personas cerca suyo no planeaban ceder el poco espacio que tenían pare dejarle pasar.

 

Por eso insistió, tomó un fuerte impulso y llego a la entrada logrando sacar solo el brazo izquierdo, pensó por unos instantes que sus intentos por salir iban a ser inútiles y que además la puerta mecánica le cortaría el brazo por imprudencia, pero de repente unas fuertes manos le tomaron y halaron para que pudiese salir del tren. Aquella fuerza provocó que Sehun cayera una vez más al suelo y quien le había ayudado se parase frente a él.

 

—¿Te encuentras bien? Aguarda, te ayudaré a levantarte— dijo extendiendo su mano derecha, Sehun se reincorporó mostrando una expresión adolorida que rápidamente cambio al ver quien estaba era el que le hablaba —La próxima vez deberías buscar un lugar cerca de las puertas, así no tendrás este problema de nuevo…¡Oh no ya es tarde! Tengo que irme pero ten un lindo día— exclamó mientras se dirigía a la salida de la estación de trenes, al ex minino le tomo unos segundos procesar lo que pasó, pero en cuanto lo entendió corrió tras su dueño.

 

Cuando le perdió el rastro a unas cuantas calles de allí se sintió devastado, quizás nunca más volvería a verle. Siendo una ciudad tan grande, con centenares de personas y ningún plan en especifico; decidió sentarse en una banca de acero cercana a esperar alguna idea o quizás un milagro.

 

—¡Aww! ¡Mira Onee-chan! ¿Acaso no es lindo?— señaló una pequeña que iba acompañada de alguien un poco más grande.

 

—Sí lo es pero…¡Espera Maki!— demandó la mayor ante la pequeña que se acercaba a Sehun.

 

—¿Puedo acariciar tu cabeza?— pregunto la niña mientras extendía su mano hacia él, quien no se negó al extraño pedido y ella pudo acariciar con ternura su cabello blanco —Es tan suave…

 

—Bien es suficiente Maki, vamos a casa…— demandó la mayor.

 

—De acuerdo, adiós Neko-niichan— la pequeña y su hermana se alejaron, dejando a Sehun confundido con su despedida.

 

Aunque su estado de soledad y confusión duró poco, una decena de chicas se acercaron hasta donde estaba, comenzaron a tomar fotos suyas y a hablar al mismo tiempo sobre su apariencia.

 

—¿De dónde eres? ¡Es muy apuesto! ¿Eres acaso un modelo?— eran unas de las tantas preguntas que se podían entender entre el escándalo pero una de ellas, cuestionó algo que causó en Sehun sorpresa y temor —¿Podrías maullar para nosotras?

 

—¿Mau…maullar?— preguntó, observándoles con curiosidad.

 

Esa petición era aun más inusual que la anterior pero entiendo la razón de esas palabras cuando observó  su reflejo a través del cristal de una tienda.

 

—Mis orejas…han vuelto a aparecer…

Notas finales:

¿Que les pareció?

Aun siento que debo mejorar pero si hay errores diganme, al igual si les gusto haganmelo saber.

Muchas gracias por leer.

¡¡¡SEXING FIGHTING!!!


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