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Un gatito enamorado por LayHun

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Notas del capitulo:

La historia sigue normalmente en wattpad pero igualmente publicaré aqui tambien los capitulos

<3 <3 <3

Cuando descubrió sus orejas por el reflejo de un cristal cercano entró en pánico y comenzó a observar su alrededor en busca de Lay, si el hechizo estaba perdiendo efecto era porque él le había ayudado a salir del tren. Necesitaba encontrarlo lo antes posible pero la multitud cargada de hormonas no le permitían avanzar. Tomaban fotografías y gritaban una palabra que Sehun no lograba comprender del todo.

 

—¡¡¡Kyaaaa!!! ¡¡¡Kawaii!!! —fueron los gritos de reacción al notar que las orejas del muchacho comenzaron a inclinarse hacia abajo, una señal clara de los gatitos cuando se sienten intimidados.

 

Sehun en serio pensó que las muchachas y los flashes serían lo último que vería antes de desaparecer y la imagen de su dueño sonriéndole sería lo último que podría recordar, hasta que un pequeño con orejas de conejo se coló entre la multitud para ponerse frente a él.

 

— ¡Escuchen todas! —Exclamó, causando que todas permanecieran en silencio—. Si desean ver a este gatito y a otras mascotas tiernas, por favor les invito a nuestro café de mayordomos donde les trataremos como nuestras queridas dueñas —hizo una reverencia y todas comenzaron a tomar fotos del tierno conejo, quien aun no recibía la reacción que esperaba, así que agregó—. ¡Las diez primeras en entrar podrán tener una bebida gratis!

 

Rápidamente todas las presentes se amontonaron en el pequeño local con sutiles decoraciones en rosa y blanco que le hacían parecer un pastel gigante. Sehun suspiró aliviado al ver que ya no lo seguirían molestando.

 

— ¿Te encuentras bien? —pregunto el muchacho disfrazado de conejo.

 

—Si…gracias por…ayudarme… —murmuró, sintiéndose aun incomodo al hablar.

 

—Tu voz es muy rara… ¿Eres extranjero? —cuestionó recibiendo como respuesta una mirada confundida—. Si me dijeras que lo eres no te creería, pareces salido de un típico Manga Shojo —comentó riéndose un poco pero al notar que nada de lo que decía era entendido suspiró—. No entiendo como un extranjero tuvo el dinero suficiente para comprar unas orejas tan reales…seguramente fuiste estafado.

 

— ¿Estafado? —preguntó en un susurro.

 

—Lo sabia…ni siquiera sabes nuestro idioma y un sujeto te vendió esas cosas…que mal… —le observó ya con un poco de lastima en sus ojos—. ¿Tienes dinero?

 

—No…

 

— ¿Y un lugar en donde pasar la noche?

 

Sehun negó entristecido causando que su contrario se enterneciera.

 

—Bien… —permaneció unos segundos pensativo, más bien fingía hacerlo ya que la idea se le había ocurrido apenas lo vio—. Nos vendría bien otro gatito en nuestro café, la paga no es mala y, podrías quedarte conmigo y un compañero. Al menos hasta que encuentres algo por tu cuenta… ¿Estás de acuerdo? —preguntó y el ex minino solo asintió con una leve sonrisa, no estaba en posición de negar una oportunidad así.

 

Ambos se encaminaron hasta el pequeño café llamado “Cherry & Cream”, y al entrar, Sehun quedó sorprendido con la amplitud del lugar. En su exterior aparentaba sencillez y humildad, pero por dentro lo más fino y elegante salía a relucir. El restaurante contaba con dos pisos, en la planta baja servían en amplias mesas dedicadas a cuatro o cinco personas, los manteles eran de color crema y las decoraciones de los muros eran de ese mismo color con detalles en rosa. La planta alta tenía un ambiente un poco diferente, las mesas eran para dos personas, sus manteles eran de un tono cereza y las decoraciones en negro con detalles rojos. Añadiendo el hecho de que, había un bar atendido por un muchacho vestido con pequeñas orejas de hámster.

 

En el recorrido que le dio su amigo conejo, Sehun quedo fascinado con el ambiente y el hecho de que nadie fuera indiferente a su presencia, todos y todas le observaban, demostraban interés por él. Y eso era algo nuevo para un “gatito sin hogar”. Al terminar se dirigieron a la planta baja, lejos de los clientes se encontraba una habitación con un cartel en la puerta.

 

—“Boss” —dijo Sehun, sorprendido de su buena habilidad para leer.

 

—Sí, esta es la oficina de nuestro jefe —el muchacho golpeó tres veces la puerta—. Hay que hablar con él para que te contraten, pero no te preocupes en cuanto te vea querrá tenerte aquí.

 

Esperaron un par de segundos y antes de que el conejo golpeara de nuevo, un muchacho de no más de 30 años abrió la puerta.

 

— Buenos días Chen-san —saludó el conejo

 

—Muy buenos días Beki-kun, ¿Qué te trae por aquí? —cuestionó con una sonrisa para luego formar una mueca al ver a Sehun.

 

—Queríamos hablar con usted y con Suho-san, hay un chico que quiere trabajar aquí —explicó, tomando el brazo del gatito para acercarlo a él—. Se ha tomado muchas molestias para ser aceptado.

 

—Ya lo creo… —murmuró observando con detenimiento sus orejas y cabello causando que Sehun diera un paso atrás—. Estas contratado…

 

—Chen… ¿No crees que es muy apresurada tu decisión? —Cuestionó una voz dentro de la habitación.

 

—Lo siento cariño, pero creo que también reaccionaras igual al verlo —dijo mientras abría con mayor amplitud la puerta—. Pasen, los dos.

 

Beki prácticamente tuvo que arrastrar al minino hasta el interior de la oficina y Suho se sorprendió con su apariencia pero disimulo bajo un semblante serio.

 

—A quien has traído el día de hoy Bekuhyon… ¿Otro de tus proyectos caritativos? —comentó seriamente causando que el mencionado rascara la parte trasera de su cabeza y riera.

 

Suho no era un sujeto de 50 años con ideales estrictos, era un muchacho de 32 años que estaba comprometido con alguien de su mismo sexo y tenía bajo su mando un restaurante con mozos disfrazados de animales. Era una persona liberal, amable y muy divertida. Pero cuando se trataba de Beki y sus encuentros con muchachos apuestos en la calle, no podía ser así. Cada tres días Suho mandaba al pequeño y carismático conejo a los lugares más recurrentes de Japón para hacer simple publicidad de su restaurante, pero además de eso traía a un nuevo “postulante a camarero” y Suho siempre les rechazaba por falta de experiencia. Esos muchachos ya eran nombrados por él como “Proyectos de caridad”.

 

—No Suho-san, él es diferente —exclamó en defensa propia—. Gracias a su ayuda, todo el restaurante se llenó de clientes en cuestión de segundos.

 

Sehun permanecía en silencio, sintiendo la mirada de Suho sobre sus orejas.

 

— ¿Y las orejas? ¿No es demasiado pretensioso de tu parte venir con ellas? Aun no te he contratado —indicó causando que su prometido riera un poco porque nadie, excepto Beki, estaba acostumbrado a verle molesto.

 

—No es pretensión señor…es que él no…

 

—No te lo pregunté a ti Bekuhyon —dijo y Beki calló—. No has respondido a mi pregunta muchacho.

 

—Yo… —Sehun no sabía que decir, intentaba pensar en una respuesta que no expusiera la verdad sobre sus orejas, pero ellas solo se inclinaron una vez más hacia abajo. Y el ex minino bajó la vista resignado a la idea de recibir ayuda—. Lo siento mucho señor…

 

—Señor traté de decírselo, él no es de por aquí —explicó el conejo acercándose a su jefe y su prometido para susurrar—. Parece que un vendedor ambulante le estafó con esas cosas y ahora no tiene dinero, ni un lugar donde quedarse.

 

— ¿Entonces no hablas nuestro idioma? ¿Cómo te llamas? —preguntó aun más molesto que antes y Sehun le observó alarmado.

 

*Ya no serás conocido como Sehun…*

 

—Ya basta cariño, ¿Qué no ves su estado? —Regañó Chen acercándose a Sehun—. ¿Por qué no vas a presentarte con el resto? Tendremos una pequeña charla y luego te llamaremos… ¿De acuerdo? —cuestionó amablemente para señalar a Beki e indicarle que también se fuera.

 

Al estar lejos de la oficina, Beki tomó el brazo de Sehun y caminaron rápidamente hasta la cocina del restaurante. Allí solo se encontraba un cocinero que de vez en cuando y a pedido de sus admiradoras, también se vestía de mascota y salía a servir café.

 

—¡¡¡Yoru-chan!!! —exclamó el pequeño conejo.

 

— ¡Ah! ¡Beki-chan! ¡Buenos días! —Respondió a sus gritos—. ¿Quién es el de cabello blanco? ¿Un nuevo camarero? —pregunto curioso y Sehun, aprendiendo de a poco el nuevo idioma que aparecía traducido en su mente, susurró.

 

—Shiro…

 

— ¿Ese es tu nombre? —preguntó Beki lleno de entusiasmo y el ex gatito solo asintió.

 

—Te sienta a la perfección —comentó el cocinero—. Mi nombre es Chiyanyoru Hiro pero todos me dicen Yoru, de ahora en adelante trabajaremos juntos Shiro.

 

—Si…Yoru-chan…sobre eso… —murmuró Beki—. ¿Recuerdas que siempre te quejabas de la renta de nuestro departamento? ¿Y hablamos de lo mucho que nos convendría el tener otro inquilino para dividir gastos? ¡Pues aquí esta Shiro!

 

Unos segundos de silencio con el rostro sonriente de Beki y Yoru revolvió un poco su cabello para quitarse la molestia de tal noticia. Era verdad que su departamento costaba una fortuna y que les haría bien el tenerle allí, pero aun no bajaría la guardia con uno de los tantos muchachos que el conejo traía al restaurante.

 

—Parece que seremos colegas y compañeros, Shiro —agregó sonriendo ampliamente, extendiendo su mano para que la estrechara. Sehun dudó debido a que pensó en las advertencias de la brillante mujer, pero ella nunca mencionó que debía evitar tocar a otras personas.

 

Estrecho su mano y la de otros tres empleados cuando los fue conociendo, dejando en su mente muchas cosas para recordar.

 

~*~*~*~*~*~

 

* Hiro Chiyanyoru: 30 años. Conocido como Yoru-chan y para sus admiradoras Yoru-wan. Muy buen amigo de Suho, el primer empleado del restaurante “Cherry & Cream”. Juguetón y bromista en personalidad igual que un tierno cachorro, pero cuando se trataba del trabajo su perfeccionismo de chef pastelero salía a la luz.

 

* Yuna Bekuhyon: 23 años. Conocido como Beki-chan y para los clientes Byon-pyon. Fue el segundo en ser contratado luego de que él y Yoru se conocieran en una biblioteca. Vivía con sus padres aun después de graduarse así que la propuesta le calló como anillo al dedo. Su disfraz son unas tiernas orejas de conejo y una esponjosa cola blanca.

 

* Rizumu Kaito: 23 años. Conocido como Kai-chan y para los clientes Kuro-wan. Luego de tres empleados fallidos por parte de Beki, Kai llegó por su cuenta al restaurante. Tenía un poco de experiencia en servir mesas ya que su madre tenía un pequeño local de Ramen. Apenas comenzó a trabajar los clientes quedaban fascinados con su apariencia fuerte y sexi, así que Chen le consiguió unas orejas de perro color oscuro para que hicieran juego con su piel. Luego de eso todos le llamaron Kuro-wan.

 

* Chie Shiumin: 26 años. Conocido como Minnie-chan y para los clientes Minnie-chi. Cuando Suho decidió hacer unas remodelaciones, agregó en el segundo piso un bar para poder ofrecer bebidas frutales y alcohol, para así aumentar la variedad de clientes. Lo malo de su idea era que nadie respondió al anuncio “Se busca bar-tender” pegado en el ventanal del local. Chen tuvo que intervenir y hacer unas cuantas llamadas hasta que dio con Minnie, un bar-tender mal pagado que buscaba irse de Hokkaido para empezar de cero en Tokio. Su disfraz consta de unas pequeñas orejas de Hámster que a veces usa sobre un sombrero elegante.

 

* Reiko Hana: 19 años. Conocido como Han-chan y para los clientes Neko-Han. Después de 15 empleados fallidos por parte de Beki, apareció Han para ofrecerse. Cuando conoció por primera vez el restaurante tenía 15 años y desde ese entonces deseo trabajar allí, pero por sus estudios esperó hasta cumplir los 18. Siempre tiñe su cabello de color anaranjado y Chen lo vio similar al gatito Garfield, por eso consiguió para él unas orejas atigradas que combinaran con su cabello.

 

*Lee Chen: 30 años. Es el prometido de Suho y encardado de administrar a los empleados de “Cherry & Cream”. Nació y se crió en China pero al cumplir los 23 años decidió viajar a Japón para conocer la fuente naciente del genero Anime, conoció a sus autores favoritos, visitó los típicos lugares que frecuentaban los Otakus y al final de ese año conoció a Suho. Luego que se inauguro “Cherry & Cream” y tuvo un rotundo éxito, Suho decidió hacer otros dos restaurantes estratégicamente ubicados dejándole poco tiempo para supervisarlos a todos. Chen es fanático del Anime y siempre está en busca de disfraces para los nuevos empleados, cambiándolos de acuerdo a la festividad o evento.

 

~*~*~*~*~*~

 

El día de trabajo ya estaba llegando a su fin y Sehun observaba desde el ventanal de la cocina, como los clientes se despedían hasta ya no quedar ninguno. Han, fue el encargado de echarle seguro a la puerta y colocar el cartel de “Cerrado”.

 

— ¡Hasta mañana! ¡Nos vemos luego! —Fueron sus gritos y los de Minnie que se acercaban a la puerta trasera, para luego irse.

 

—Buenas noches, hasta luego —despidió tranquilamente Kai.

 

— ¡Yo me adelantaré Yoru-chan! ¡Nos vemos en casa Shiro! —gritó Beki antes de salir rápidamente de allí.

 

Pasaron los minutos, en el sonido de platos y tazas Sehun encontraba tranquilidad. Era un sonido que de un cierto modo le recordaba a su hogar, el ver desde la alacena a su dueño lavando y secando mientras cantaba su típica melodía. Aquella que solo entonaba cada vez que el día había sido bueno. Cerró sus ojos e intentó recordarla pero fue inútil, había pasado más de un año y la canción de su dueño Lay ya no permanecía en sus recuerdos. No supo en qué momento el sueño le invadió pero despertó al sentir que alguien le hablaba.

 

—Es hora de irnos…

 

Sehun se levantó de su silla y siguió a Yoru hasta la salida del restaurante, pero algo le detuvo, un pensamiento.

 

— ¿Por qué no te quitas esas cosas? Déjalas aquí y búscalas en la mañana —sugirió, señalando las blancas orejas del minino.

 

—Yo…no puedo…

 

— ¿Por qué no? Nadie las tocará si no quieres, debes confiar en nosotros.

 

Confiar en extraños no era algo que caracterizara a los gatos, pero Sehun no tenía muchas opciones. O aprendía a confiar en esos muchachos que le dieron un lugar donde vivir, o aprendía a sobrevivir por su cuenta en las calles. Optó por la opción más lógica.

 

—No…puedo quitármelas…

 

— ¿Y por qué no?

 

—Te lo diré…si prometes guardar el secreto…


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