Hombre por Hacchiko

Hombre

¡Hacchiko♥!

Capítulo 5: Siempre lo supe

Jong Hyun, en cuanto su mánager lo dejó en casa, subió las escaleras en busca de su pareja sin importarle que todos estuvieran dormidos. Lo suyo era más importante. Abrió la puerta con fuerza y se tumbó en la cama de su novio repitiendo su nombre una y otra vez. Tae Min, espantado, se sentó, viendo cómo Onew y Min Ho entraban a la habitación. Ki Bum, en cambio, solo les dio la espalda.

—¡Key, despierta!

—Aish, déjame dormir… —regañó con su ronca voz llena de pereza.

—¡Pero es importante! —harto, se sentó, ignorando su cabello despeinado y lo fulminó.

—¿Puedes contármelo ahora? —el vocalista miró a los presentes y negó con la cabeza. Ki Bum volvió a recostarse—. Entonces puede esperar.

—No, no puede esperar. —exclamó levantándose para quitar las cobijas del cálido cuerpo, quien se encogió por el súbito cambio de temperatura.

—¡Aish! —se quejó lanzando golpes al cielo con frustración.

Despeinado y con la cara hinchada, Ki Bum bajó a la cocina con su novio, pidiéndoles a los chicos que intentaran dormir. Sin embargo, ahora que estaban a solas, en silencio y sin testigos, Jong Hyun permaneció en silencio.

—Jong Hyun, no tengo toda la noche. —reprendió con cansancio.

—Es que, no sé cómo decirlo…

—Como sea porque quiero dormir o si no-

—Vi a Se Kyung. —interrumpió de golpe, haciendo que el otro abriera sus ojos, extrañado.

—Es tu amiga, ¿qué no?

—Sí, pero…

—Asunto resuelto. —concluyó chocando sus palmas al tiempo que daba vuelta.

—La besé.

Key se detuvo por varios segundos. Con los ojos entrecerrados, y pensando que aún estaba dormido, giró, mirándolo.

—¿Qué?

—Nos besamos, Key. —repitió—. Ella fue primero pero soy igual de culpable. Lo lamento. —la diva cruzó sus brazos, frunciendo el ceño.

—¿Y qué quieres que haga?

—No lo sé, golpéame o algo. —Ki Bum parpadeó un par de veces.

—No. —respondió—. Soluciónalo tú solo. Yo iré a dormir. —sentenció dándole la espalda, dejando a Jong Hyun pensativo. ¿No estaba enojado? ¿No le importaba? Él sabía que había cometido un error, sin embargo, a Ki Bum parecía preocuparle más sus horas de sueño que sus problemas de pareja.

Min Ho estaba leyendo el libreto, sintiendo una especie de Deja vú con las escenas. Le recordaba mucho a cuando estaba con Tae Min, y se notaba que el escritor se había basado en los capítulos del show original para hacer las escenas. Suspiró al darse cuenta de que no podía concentrarse, pues su mente  persistía en recordarle lo ocurrido el día anterior en la tarde, cuando Tae Min llegó lleno de furia a la casa, subió las escaleras con fuertes pisadas e irrumpió en su cuarto con un portazo. Casualmente, él estaba solo en su habitación memorizando los diálogos, así que no había ningún testigo que pudiera defenderlo después. Cuando Tae Min hizo acto de presencia, Min Ho escondió el encuadernado teniendo un mal presentimiento.

¿Por qué estaba tan enojado? Tae Min no le dio respuesta ni oportunidad de pensar, solo cerró la puerta, avanzó en sus calcetines de patitos y se subió a la cama con él sin apartar su mirada de él. Min Ho tragó duro al tenerlo frente a él, sentado de rodillas con suma seriedad. El castaño frunció su ceño.

—Así que, —hizo una pausa—. Protagonista, ¿eh? —el alto levantó sus cejas sin entender—. Me dijeron que obtuviste el papel. Felicidades. —dijo monótono sin expresar ni una sola emoción, aunque eso no tranquilizaba al rapero.

—Gracias. —contestó dudoso—. ¿Ocurre algo?

—Sí, qué bueno que preguntas. —respondió al instante dando una fuerte palmada a su propio muslo—. ¿No fuiste tú el que dijo que me apoyaba y que me entendía, y que haría lo posible por evitar que filmaran la novela?

—Ah, eso, Tae… —el nombrado mostró un dedo, callándolo al instante.

—Sé que fue muy tarde para cuando lo intentaron, sin embargo, yo pensé que por lo menos, no formarías parte del elenco, solo de la banda sonora. —explicó—. Entonces, si eso es lo más lógico, ¿por qué demonios estás en el elenco?

—Tae Min, no pude evitarlo pero el director me ofreció el papel y no pude… —Tae Min chitó con enojo.

—¡Shh! ¿No “pudiste” o no quisiste? —quiso saber, remarcando las comillas con sus dedos—. ¿No se supone que serías leal y darías todo de ti por protegerme? ¡Das vergüenza, Choi Min Ho! —gritó, explotando finalmente, al tiempo que se levantaba para alejarse un par de pasos de la cama—. ¡Y no solo eso, sino que además, estarás de protagonista con Sulli! ¡La linda, talentosa e inocente Sulli! —renegó cruzándose de brazos mientras le daba la espalda.

—¿Qué tiene que ver Sulli con todo esto? —cuestionó con sus manos levantadas a sus lados y su ceño fruncido.

—Eso no importa. —murmuró, pero Min Ho no le creyó.

—No, algo tienes contra Sulli. —Tae Min volteó incrédulo.

—¿Yo? —se señaló—. ¿Contra Sulli? ¿Estás bromeando, Choi? —exclamó sintiendo su rostro enrojecer.

—Entonces, ¿por qué te enoja tanto que Sulli tenga el otro papel? —cuestionó acercándose a él—. Ella es talentosa.

—¡Lo sé!

—¿Y por qué tanto enojo? —repuso, notando que el rostro de Tae Min estaba más rojo, y sus ojos más brillantes.

—No lo sé. Dímelo tú. —murmuró volviendo a darle la espalda, pues sentía que sus lágrimas estaban por salir. Sorbeteó por la nariz, bajando su cara al suelo.

—¿De qué hablas? —cada vez estaba más confundido, Tae Min lo regañaba, le gritaba, le atacaba, pero no se explicaba.

—Sulli es bonita, es tierna, es agradable, es graciosa, es talentosa… es una chica. —murmuró apretando sus dientes mientras sus hombros temblaban. Min Ho frunció más su entrecejo ante la última palabra.

“… es una chica.” ¿Qué tenía que ver eso? Min Ho parpadeó un par de veces hasta que una loca idea llegó a él, pero no. No podía ser.

—¿Acaso…?

—¿Sé que saliste con Sulli? —interrumpió para terminar su pregunta. Inspiró de nuevo y parpadeó con rapidez, soltando más lágrimas antes de asentir—. Siempre lo supe.

—Pero, ¿cómo?

—Iba a decirte que me gustabas… —recordó intentando sonreír, solo que estaba demasiado triste como para intentarlo—. Llegué justo a tiempo para oírle decir que sí, y ver cómo se besaban. —Min Ho, sorprendido, abrió más sus ojos.

—¿La flor…?

—Era mía. —contestó, dando paso a un incómodo silencio.

Bien, ahora tenía las cosas un poco más claras, no obstante, Min Ho comprendía por qué Tae Min era tan diferente. No solo le había dado ilusiones para arrancárselas, sino que también sabía lo de Sulli. Y eso lo dejaba en peor posición.

—Puedo explicarlo.

—No quiero.

—Tae Min, sé que se ve mal, pero no te engañé con ella. —el nombrado giró, buscando honestidad en aquellos ojos.

—Ah, ¿no? —soltó con sarcasmo.

—No, salí con ella porque estaba inseguro. —el maknae rodó sus ojos con hastío.

—¿Esa es tu excusa para todo? ¡Solo eso dices!

—No, no lo entiendes. Necesitaba saber qué sentía por ti.

—¿Por qué no dejas de complicar las cosas y me preguntas a mí?

—Escucha, dejé de salir con ella hace mucho, le dije que me gustaba alguien más. —Tae Min frunció su ceño, alejándose—. Porque me di cuenta de que aunque ella me agradaba, no era lo mismo que estar contigo.

—No te creo. —renegó, soltando más lágrimas. Min Ho, estando frente a él, puso sus manos en sus mejillas, sonriendo.

—Es cierto. Te lo dije cuando regresaste, pero no sé qué más hacer para que me creas. —Tae Min, con su rostro atrapado, miró los ojos del alto, parpadeando rápido por la cercanía, y la timidez. Min Ho le dio un beso en la nariz y al separarse, volvió a estudiar su rostro—. Detesto saber que soy yo quien te hace llorar. —el bailarín inspiró callado, sin saber qué hacer.

Quería moverse, patearlo y decirle que lo dejara en paz, pero de nuevo, esa melodía al fondo de su mente sonó, distrayéndolo con gran facilidad. Tae Min intentó con todas sus fuerzas apartarse, sin embargo, esta vez sentía que su razonamiento se apagaba, dejándolo en un mundo apartado donde estaba solo con Min Ho. Extrañaba su aroma. Extrañaba sus ojos y sus manos. Extrañaba sus abrazos, sus palabras, sus bromas, sus risas y su cercanía. Los sonidos desaparecieron, solo escuchaba un “tu-tum, tu-tum” subiendo de volumen con cada segundo. La temperatura se concentró en su cabeza, haciendo que fuera mucho más difícil pensar en una solución, y de nuevo, esa melodía apareció. ¿Qué se supone que debía hacer? Él quería alejarse, aún le dolía lo que había pasado con Min Ho, sin embargo, le gustaba esa sensación. Esa intimidad que había entre ellos sin siquiera planearla, ese lazo natural que hacía eléctrica su cercanía.

Min Ho quería cortar esos últimos centímetros, no obstante, ya había incomodado bastante a Tae Min, por lo que prefirió separarse con una sonrisa triste. Los latidos del bailarín se escandalizaron, siendo más potentes y sonoros en su mente. Sin detenerse a pensar el porqué, tomó las mejillas del alto y unió sus labios. ¿Para qué seguir resistiendo si Min Ho lo deseaba tanto como él? Así que, decidido, dejó que sus dedos se deslizaran por el corto cabello del rapero hasta abrazar su cuello mientras su boca abría y cerraba, controlando la suya. Min Ho, impactado por su acción, quedó paralizado, dejándose hacer. No entendía, hacía un par de semanas había hecho lo mismo y había recibido una cachetada, ahora, en cambio, era él quien iniciaba, y para colmo, con demasiada confianza. ¿Tae Min habría besado a alguien más? Se sentía demasiado experimentado. Las palabras fueron desapareciendo de su cerebro, pues éste había hecho cortocircuito por aquel no tan sencillo e intenso contacto, recordándole lo mucho que había extrañado sus labios.

Cuando por fin reaccionó, llevó sus manos a la cintura del menor, acercándolo a él para disfrutar más de la sensación. Inclinó su cabeza a la derecha queriendo responder, no obstante, Tae Min iba más rápido, abusando de su boca, abriendo y cerrando con avidez. Al momento de separarse, Min Ho tuvo que inspirar profundo. Se había quedado sin aire. El bailarín sonrió antes de dar otro beso, solo que más corto, dejando una sonrisa en el alto.

—¿Te había dicho que besarte es como besar al sol y a la luna? —el bailarín, sin dejar de sonreír, ladeó su rostro, signo de que no entendía—. Es cálido, es fantástico y una total locura. —explicó, haciendo que riera.

—En ese caso, gracias.

—No creo que los amigos se besen así. —el maknae rió de nuevo.

—Bueno, quizá no seamos tan “amigos” ahora. —sugirió, dejando más confusión en el otro.

—Entonces, ¿qué somos? —el castaño bajó su mirada, mostró una sonrisa suave y observó de nuevo sus ojos.

—Más que un amigo, sí eres. —afirmó riendo, contagiando un poco al mayor.

—Hablo en serio, Minnie. —el nombrado sintió un brinquito en su corazón con el sobrenombre, y se puso a pensar por unos segundos. Luego enfrentó el rostro del contrario.

—¿No tienes nada con Sulli? —el alto negó—. ¿Ni con Yoona, Amber o alguna chica otra chica de la empresa? —de nuevo negó. Tae Min, alzando una ceja, murmuró—. ¿Y chico?

—Tú eres el único. —resumió con seguridad, haciendo que Tae Min sonriera un poco avergonzado. Quería creerle, de verdad, pero ya le había fallado antes, ya no podía saltar al vacío porque aún había dudas con respecto a él. Finalmente, asintió con una solución en mente.

—Si de verdad quieres que seamos algo más, tendrás que esforzarte más. —dijo dándole una palmada a su hombro—. Demuéstrame que dices la verdad. —acercó sus labios al oído del rapero—. Y quizá te bese de nuevo. —sonrió, queriendo ocultar su pena y salió de ahí. No sabía qué podía hacer para evidenciar tal cosa, o qué estaba esperando en específico, pero estaba seguro de que Min Ho encontraría la forma de hacerlo.

Onew hizo un garabato nuevo en una cuarta servilleta, cansado de esperar. Después recargó su mejilla en su palma derecha, mirando a los clientes sentados en el resto de la cafetería. ¿Habría llegado muy temprano? Negó con su cabeza. Había llegado solo diez minutos antes. Y llevaba esperando cuarenta. Estaba ansioso, era notable en la rapidez con la que subía y bajaba su pierna. Joon había marcado una hora antes para decirle que estaría en esa cafetería, siendo innecesaria la famosa frase “necesitamos hablar”. Onew había captado el mensaje implícito, y no dudó en asistir junto con sus kilos de ansias en sus hombros, destacándose por sus manos sudadas y el vacío profundo de su estómago. Finalmente, unos minutos más tarde, la familiar figura se apareció en la entrada, reflejando en su silueta la misma (o quizá mayor) cantidad de nerviosismo que él. Decidido a esconderlo, caminó y se sentó enfrente, guardando silencio.

¿Quién debería comenzar? Ambos tenían tantas cosas que decir que no sabían por dónde comenzar, hasta que Jin Ki decidió dar el primer paso.

—Lo siento. —el pelinegro alzó su cara, observándolo—. No debí tratarte así. —el mayor sonrió.

—Creo que ya lo dejaste muy claro. —admitió—. Lamento todo lo de mi sobrina y lo que hice. —el cantante contrario rió.

—Eso ya pasó de moda, lo “in” son mis disculpas. —bromeó, contagiando al otro.

—¿Eso es todo? —preguntó—. ¿Ya estamos bien? Creo que ya hicimos bastante ridículo allá en el programa. —comentó sintiendo un leve rubor en sus mejillas mientras Jin Ki reía bajito.

—Pensé que me aplastarías con tus brazotes, pero solo me empujabas como un bebé.

—Si de verdad hubiera puesto toda mi fuerza, ahorita no estarías caminando. —respondió entre risas callándose casi al instante al notar que eso había sonado… sucio. Avergonzado, bajó la mirada. Onew en cambio, rió más fuerte.

—Aigoo… No sabía que tenías esos planes conmigo. —bromeó entre leves carcajadas.

—No hablaba de eso. —repuso en voz baja.

—De acuerdo, de acuerdo, te perdono. —contestó Jin Ki para que el otro olvidara lo dicho.

—Torpe. —se quejó con una sonrisa, aún ruborizado—. ¿De verdad estamos bien? —la sonrisa del otro vaciló un poco antes de asentir.

—Bueno, aún duele, pero sé que no fue tu intención. —explicó bajando sus ojos hacia sus muslos—. Además, te extrañaba. —admitió cohibido, logrando que Joon sonriera con emoción. ¡No había sido el único! Queriendo guardar sus vergonzosos sentimientos, tomó la mano de su Dongsaeng para que lo observara y alzó las comisuras de sus labios.

—Solo por eso, te compraré un cono de nieve. —Jin Ki, impresionado, frunció su ceño.

—¿En serio? —el mayor asintió alegre antes de enseriarse.

—Pero solo esta vez. —advirtió, sacando las carcajadas que tanto extrañaba.

—Key.

Al reconocer la voz de su pareja, Ki Bum cerró el encuadernado con lentitud. Estaba callado e impávido, demasiado silencioso para ser él. Jong Hyun, preocupado, se acercó para sentarse a su lado, viendo cómo el otro se levantaba de inmediato, dándole la espalda con ganas de alejarse.

—Necesito hablar contigo, Bum.

—Yo no. —dijo mirando la portada de sus hojas para la obra.

—Escúchame, por favor.

—¿Por qué debería? —cuestionó arrugando su entrecejo sin apartar la vista del libreto en sus manos, las cuales, lo apretaban con demasiada fuerza.

—Porque te quiero y no me gusta verte triste, Bummie. —con eso, Ki Bum casi corre a sus brazos, sin embargo, su orgullo le dio una cachetada en la cara. No podía volver a él con cualquiera de sus argumentos, y menos cuando acababa de besar a otra persona. Convencido, cruzó sus brazos y alzó su barbilla, en pose de chico difícil. Jong Hyun adivinando, entrelazó sus dedos, dejando al aire una oferta tentadora—. Te compraré unos zapatos. —con la palabra, Ki Bum parpadeó, indeciso y preguntó fingiendo desinterés.

—¿Gucci*? —Jong Hyun sonrió enternecido por la pregunta.

—De la marca que quieras, cariño. —sin más que discutir, volvió a su asiento, mostrando seriedad.

—Te escucho. —Jong Hyun, agradecido, cabeceó.

—Se Kyung es una amiga pero no le llamé a Se Kyung ni le pedí que me buscara. Yo quería estar solo. —sacó su teléfono y lo puso en la mesa, al alcance del otro—. Puedes revisar mi celular si quieres, no le he cambiado nada. —suspiró—. Estaba enojado porque me sentí fútil en tu vida.

—¿Fútil? ¿Qué es eso? —interrumpió arrugando su nariz ante la palabra extraña.

—insignificante, baladí, frívolo, insustancial, intrascendente, pueril, trivial. —hizo una pausa—. Lo siento, la leí hace rato en un libro y quería usarla. —se excusó antes de proseguir—. Como sea, me sentía poco importante.

—Eso es estúpido. —renegó con disgusto, tomando su mano—. Jong, eres tan importante en mi vida de tantas maneras que no sé cómo explicártelo, ¿por qué te sentirías así?

—Porque quieres hacer algo que yo no quiero que hagas, Key. —rezongó con lentitud y pesar—. Me aterra pensar en que me dejarás por una chica linda y no hay manera en que pueda evitarlo, ¿tienes ide-? —calló al verse interrumpido por un par de labios cubriendo los suyos. Unos firmes, sedosos, gruesos y abotonados labios, como corazoncito gordito, los cuales adoraba con locura, a pesar de conocerlos hace apenas un par de semanas. Disfrutando, apoyó su mano izquierda en la mejilla del rapero, respondiendo con suavidad. Al separarse, estudió su rostro.

—Jamás podría besar a alguien más que tú. —explicó con una sonrisa antes de darle uno cortito, haciéndolo sentir más culpable.

—Y yo tampoco lo haría, solo que estaba borracho y no lo pensé, ni la estaba escuchado, yo solo… —fue callado por otro beso rápido, aguardó unos instantes y lo miró.

—Lo sé. —afirmó—. Es solo que duele saberlo. —mostró una mesa sonrisa—. Además, —hizo una pausa, apoyando sus codos en la mesa con los brazos cruzados—, he estado pensando, y tal vez esto no funcionará. —Jong, preocupado, levantó sus cejas y de inmediato, tomó las manos del contrario, notando sus ojos más brillantes.

—Claro que no, te equivocas, Bummie. —negó con convicción—. Te adoro, me adoras, somos el uno para el otro, jamás me he sentido así. —expuso. El otro miró la mesa con duda antes de dirigir su vista hacia él.

—¿Ni con Se Kyung?

—Ni con Se Kyung. —sentenció sin una pizca de vacilación, recibiendo otro beso que estaba planeado para ser corto, solo que Jong Hyun llevó su mano a la nuca contraria y lo pegó más a él, por varios segundos. Al separarse, Ki Bum inspiró con una gran sonrisa.

—¿Y mis zapatos? —recordó, provocando un fuerte dolor en el bolsillo de su novio.

Al finalizar la coreografía por enésima vez, Sulli se disculpó y fue al baño más cercano con gran tranquilidad. En el camino se puso a meditar sobre Min Ho. Tenía tiempo sin verlo, pues andaba muy ocupada con los horarios de su grupo. Extrañaba estar con él, y aunque se encontraba en proceso de superarlo, aún estaba ahogada en una gran duda a la que no podía encontrar respuesta: ¿Quién era la chica a la que Min Ho le gustaba? No era como si quisiera impedirlo, después de todo, le tenía cariño a su Oppa y quería verlo feliz, solo tenía mucha curiosidad. Cuando comenzó a lavar sus manos, notó a una mujer a su izquierda. Curiosa, volteó para ver quién era, descubriendo a Yoon Ah maquillándose las mejillas. La mayor, al sentir una mirada en ella, vio en el reflejo a la joven y sonrió.

—Sulli. —saludó con alegría—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, gracias, Unnie, ¿y usted?

—Fabulosa, gracias. —bromeó haciendo reír a la menor—. Te noté algo distraída, ¿pasa algo? —cuestionó con interés mientras guardaba su rubor para sacar el delineador.

—No, es na… —se calló al recordar algo. ¡Claro! Yoon Ah era cercana a SHINee, si alguien debía saber algo íntimo de ellos, era ella. Sonrió por su descubrimiento—. Unnie, eres cercana a SHINee, ¿cierto? —la cantante detuvo el trayecto de su delineador, meditó su pregunta y continuó.

—¿Por qué?

—Tengo una pregunta que no he podido responder y la verdad, me ha quitado el sueño. —la mujer maquilló su otro ojo.

—Debes saber que ya no soy tan cercana a ellos, linda. —confesó—. Han ocurrido cosas de las que no estoy orgullosa y eso nos ha distanciado, pero sí. Solía ser cercana, casi íntima a ellos. Sobre todo, a Min Ho. —guardó el delineador, sacando un lápiz labial.

—¡De él quería saber, Unnie! —aclaró la menor con emoción.

—Entonces, dispara. —dijo en broma, aunque sonó demasiado serio, pues el tema no le agradaba mucho.

—¿Sabes quién le gusta a Min Ho? —Yoon Ah frenó todo movimiento y bajó su lápiz, centrando su mirada en el espejo.

—No te conviene saberlo. —sentenció con una serena y sombría voz vacía, extrañando a la más joven.

—¿Por qué?

—Porque es humillante. —explicó con una sonrisa llena de ironía, dejando aún más confundida a la otra. Antes de que volviera a preguntar, la alta prosiguió—. ¿Sabes? Conozco a Min Ho desde que era un aprendiz, incluso desde su audición para ser aprendiz. Hice todo para gustarle, me acerqué, conversé con él, salí con él, compartí cosas con él y aún así… —exhaló mirando con enojo a su reflejo, como si éste tuviera la culpa—. Le bastó una sola mirada para ganárselo sin siquiera intentarlo.

—¿Quién? —interrogó muerta de curiosidad. La mayor cerró sus maquillados párpados, volvió hacia ella y los abrió.

—Tú sabes quién. —la menor arrugó su entrecejo.

—No, no lo sé.

—¿Y le has preguntado?

—Sí, pero no quiere darme ningún nombre. —explicó antes de dar leves brinquitos berrinchudos—. Por favor, Unnie. —suplicó. Ella, mostrando una sonrisa de comercial, puso su mano en su hombro.

—Dime, ¿te suena familiar el «… y luego, Tae Min…», «… entonces, Tae Min…», «… pero Tae Min…», «Tae Min esto», «Tae Min lo otro»? —ella bajó su mirada, arrugando más sus cejas.

—¿Tae Min? —repitió en un murmullo y negó con la cabeza—. No es cierto. —enfrentó su mirada—. Mientes, Unnie. Eso es imposible. —la mayor se inclinó.

—Yo no miento con cosas así. Desde que Tae Min llegó a esa casa, Min Ho se embobó con él, y cuando se enteró de que era un chico en realidad, no le importó. —compartió entrecerrando sus ojos—. Tae Min jamás planeó conquistarlo, solo ocurrió. Por eso lo detesto tanto. —confesó apretando sus dientes.

—Pero Tae Min Oppa no se ve…

—¿Qué? —cortó—. ¿Gay? —bufó con los labios cerrados al tiempo que rodaba sus ojos, mostrando lo ridícula que era su excusa—. Parece una mujer, se mueve como mujer. Tae Min nació en el cuerpo equivocado. —concluyó ella con desdén—. Eso no importa. Min Ho está lelo* por él.

—Pero Min Ho Oppa… —intentó decir, mas no encontraba argumentos que pudieran defenderlo. La mayor, sintiendo que su trabajo estaba hecho, se enderezó y volvió al espejo, terminando el trazo de sus labios—. Unnie, debes estar equivocada.

—Yo sé lo que digo. Los he visto, y créeme. —aseguró antes de enfocar sus ojos en su reflejo para dar credibilidad a sus palabras—. Ni en los doramas se ve algo tan real como eso. —sentenció guardando sus cosas y salió de ahí, dejando a Sulli pálida por su nuevo hallazgo.

Continuará…