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Hombre por Hacchiko

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Notas del capitulo:

Hi, sweeties♥!


Atención, por favor. Escena HOT no apta para personas sensibles.


Muchas gracias a quienes comentaron y leyeron. Espero que este capítulo les guste más que el anterior. Besos y abrazos psicológicos,


Atte. Hacchi♥!

Hombre

¡Hacchiko♥!

Capítulo 6: Inseguro

 

 

 

—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti…

 

 

Ki Bum, ante la canción, se sentó en su cama, viendo a sus amigos con un pastel pequeño y blanco. Onew filmaba y Min Ho tomaba fotos, la diva se mostraba algo apenada, pues a pesar de sus diecinueve años recién cumplidos, seguía sin saber qué cara poner mientras le cantaban. Al terminar, Key meditó su deseo por varios segundos, cerró sus ojos y sopló las velas. Miró a todos con sus ojos entrecerrados, no porque apenas estuviera empezando el día, sino porque temía que fueran a lanzarle el pastel tal y como habían hecho con Min Ho y Onew el año anterior. Bueno, si a Jong Hyun no le hicieron eso, ¿por qué a él sí? Jong Hyun, después de apartar el pastel, uno a uno abrazaron al cumpleañero.

 

 

—Gracias, pensé que no se acordarían. —confesó contento.

 

 

—¿Qué? ¿Y perdernos la diversión? —contestó Onew. Key notó las miradas malvadas de Tae Min a Min Ho y Jong Hyun.

 

 

—¡Agárrenlo! —gritó Min Ho, haciendo que Jong se tirara a la cama con Tae Min para sostener las manos y pies de la diva, quien comenzó a chillar con escándalo. Onew y Min Ho tomaron el pastel y se lo emplastaron en la cara, esparciéndolo por su cuello y cabello.

 

 

—¡Yah! —gritaba Ki Bum en quejidos mientras los demás reían—. ¡Me vengaré! —prometió en lo que sus amigos lo soltaban.

 

 

—Te lo merecías, a mí me entró a la nariz. —compartió Min Ho, refiriéndose a la vez pasada.

 

 

—Habías sido un cretino conmigo, ¿qué querías que hiciera? —respondió como si fuera lo más lógico, al tiempo que se quitaba la crema de la cara. Frustrado, se fue al baño.

 

 

—¡Feliz cumpleaños!

 

 

—¡Sí, claro! —gritó con sarcasmo al encerrarse, ignorando sus risas.

 

 

 

 

 

Los chicos, decididos a consentir a Key, se pusieron a preparar el desayuno y limpiar la casa. Jong, cuando terminó lo suyo, subió sigiloso al cuarto de Ki Bum y cerró la puerta en cuanto comprobó que estaba dentro. La diva, al escuchar que lo encerraban, giró con un poco de miedo por las bromas, relajándose al ver a su pareja. Ki Bum acababa de bañarse, era notable por las húmedas puntas de su cabello, el cual, aún se pegaba en su frente en varios mechones. Llevaba una camisa de botones un poco grande y un pantalón. Ni siquiera se había maquillado, pero se veía increíble.

 

 

—Disculpa, Min Ho se moría por hacerlo. —comentó refiriéndose al pastel. Ki Bum alzó una ceja—. De acuerdo, yo también. —confesó—. Pero me habría gustado que me dejaras quitarte el pastel. —extrañado el menor, arrugó leve su ceño.

 

 

—¿Por qué? —el vocalista se acercó, anclando sus manos en la cintura de su pareja.

 

 

—Porque habría podido hacer esto. —dijo antes de besar su cuello, haciéndole cosquillas. Key, tras unos segundos, se apartó entre risas, mirando a su alrededor como si estuvieran en público.

 

 

—No podemos hacer esto. —murmuró sin poder parar de reír. El otro mostró una sonrisa traviesa, pegando sus caderas a las contrarias.

 

 

—Por eso puse el seguro. —la diva, satisfecha con su última declaración, levantó sus cejas con sorpresa, abrazó su cuello y besó sus labios, dispuesto a recibir un regalo distinto y muy especial de cumpleaños.

 

 

 

 

 

Min Ho y Onew estaban cocinando mientras Tae Min hablaba sentado en la mesa que estaba en el centro de la habitación, cuando de pronto oyeron un estruendo arriba. Algo se había caído. O alguien. Después siguieron unas carcajadas histéricas, y más tarde, un total silencio. Los mayores en la cocina se miraron extrañados, encogieron sus hombros restándole importancia y continuaron haciendo lo suyo, mientras Tae Min reanudaba con su historia debido a que no tenía nada más interesante que hacer hasta que sonó el teléfono de la casa. El maknae, siendo el único desocupado, fue a contestar, sonriendo al descubrir que era la abuela de Ki Bum.

 

 

—¡Abuelita! —respondió alegre.

 

 

—Oh, solecito, ¿cómo estás?

 

 

—Muy bien, gracias, abuelita.

 

 

¿Sabes dónde está mi nieto? Le he llamado muchas veces a su celular pero no contesta el ingrato. —comentó dejando relucir su enojo y frustración a pesar de que había comenzado con un tono cariñoso. Tae Min tapó su boca para que no oyera sus risas, mas fue inútil, sobre todo porque la abuela empezó a reír también.

 

 

—Disculpe, ahorita lo busco. Está arriba.

 

 

Gracias, cielo. —sonriente por sus palabras amorosas, tapó el auricular y subió las escaleras.

 

 

 

 

 

Encerrados en la habitación, tirados en el piso por culpa de Jong Hyun, quien después de acostar a Ki Bum en la cama para besarlo mejor, rodó a la orilla y cayó, llevándose con él al menor, quien en lugar de enojarse, comenzó a reírse por lo torpe que era. Jong, una vez más, giró, colocándose encima del otro, entre sus piernas, desató los botones de su camisa besando su cuello. Key suspiró más fuerte, dejándose tocar. Adoraba las manos de Jong, eran más grandes y más expertas a pesar de ser un poco temblorosas. Sabían perfectamente dónde tocar. Separó sus labios, con una mano en su cabello, y otra en la cabeza del contrario, aspirando con más fuerza al sentir una mordida en alguna parte de su pecho. Soltó un leve sollozo cuando estiraron uno de sus pezones y alcanzó a abrir los ojos para ver la sonrisa pervertida de su pareja antes de inclinarse a besar sus labios con lentitud y cargada pasión. No obstante, Key gimió separándose cuando una mano intrusa se posó sobre su entrepierna.

 

 

—Jong… —suplicó demasiado caliente—. No debemos… —intentó razonar. Jong Hyun pegó su boca a la oreja contraria aumentando las caricias en la entrepierna del menor.

 

 

—¿Por qué no? —suspiró haciéndolo temblar.

 

 

—No puedo… —exhaló aferrándose al cuello para tener un poco de control, aunque ya no sabía qué era eso. Jong Hyun besó sus labios con hambre y al separarse bajó a su vientre, frotando más rápido con su mano—. Debemos esperar… al matrimonio… —Jong rió contra el ombligo de su novio sin detener el frenético movimiento en el pantalón contrario.

 

 

—¿Para qué? Nadie hace eso. —Ki Bum, ante su respuesta, jaló la cabeza del contrario hasta su cara, obligándolo a verlo.

 

 

—¿Cómo que…? —inspiró—. ¿… nadie hace eso?

 

 

Observó con su ceño fruncido a su novio, quien se quedó mudo, percatándose de su error. Esperó varios segundos, mas éste siguió callado. Esta vez, liberó una de sus manos para frenar a la que invadía su zona íntima sin dejar de estudiar los ojos contrarios, ahora temerosos.

 

 

—¿Lo has hecho antes? —el aludido llevó sus ojos al techo, ignorando la pregunta. Ki Bum, impactado, separó sus labios y levantó sus cejas, antes de patearlo, apartándolo de su cuerpo—. Aléjate, pervertido. —ordenó dándose media vuelta para ponerse de pie.

 

 

—Espera, Key…

 

 

—Olvídalo. —ordenó mirándolo con enojo. ¡Fantástico! Tenía una erección y no quería que el otro lo tocara por ser tan pervertido. Maldito. Caminó hacia la puerta, la abrió con intenciones de ir al baño a deshacerse del molesto bulto en sus pantalones, sin embargo, se topó cara a cara con Tae Min, quien le ofreció el teléfono, extrañado.

 

 

—Tu abuela. —Ki Bum, frustrado, tomó el aparato y sacó a Jong Hyun de su habitación para tener un poco de privacidad—. Feliz cumpleaños. —dijo Tae Min antes de que le estampara la puerta en la cara. Una vez encerrado, se sentó en la cama.

 

 

—Abuela, ¿cómo estás?

 

 

Mi nieto precioso, ahí estás. —saludó con dulzura—. ¿Por qué no contestabas? Estaba preocupada. ¿Quieres darme un infarto o qué, desgraciado? —cuestionó en broma, haciendo reír a su nieto.

 

 

—Perdóname, abuela. —pidió—. Estaba hablando con Jong y no escuché mi celular.

 

 

Aigoo, ¿qué estaban haciendo? ¿Jonggie anda haciendo de las suyas? —cuestionó pícara, logrando que Key se sonrojara. Ella sabía muy bien de lo que hablaba, pues había tenido la oportunidad de ver con sus propios ojos los gestos no muy inocentes de Jong. Todavía avergonzaba a Key cuando le recordaba el día en el que vio a Jong Hyun pellizcándole una nalga. Nunca lo superaría, Ki Bum estaba seguro de eso.

 

 

—Algo así. —resumió cohibido, escuchando las carcajadas de su abuela.

 

 

Oh, ¡él no pierde el tiempo!

 

 

—Ni lo menciones, abuela. —afirmó recordando la escenita de unos segundos antes, cerrándose la camisa con más pena.

 

 

—Kibommi, feliz cumpleaños, amor. Te ama tu abuela, no lo olvides. —el aludido asintió mientras un nudo crecía en su garganta—. Hice Gom Tang* ahora, tu comida favorita, Kibommi, y quiero llevártela.

 

 

—Oh, abuela… —dijo con labios temblorosos por el gesto de la mujer—. No es necesario…

 

 

¡Tonterías! Lo dejé congelando para llevarte mucho Gom Tang. Con esto, podrás comer Gom Tang todo el mes, solo lo descongelas y podrás comerlo cuando quieras. —el menor asintió, poniendo atención—. Lo hice con mucho cariño para mi Kibommi.

 

 

—Gracias, abuela. Te amo. —chilló con lágrimas comenzando a deslizarse por sus mejillas.

 

 

—Oh, mi nieto precioso. Yo también te amo. Iré en tren a Seúl para darte tu regalo, cariño.

 

 

—No, abuela, yo iré por él, no te preocupes.

 

 

Está bien. Te esperaré para darte tu abrazo. —Ki Bum, agradecido, se inclinó sabiendo que no le observaba, agradeció, dijo una vez más que la amaba y se despidió, pidiéndole que se cuidara mucho. Ki Bum todavía se quedó varios minutos encerrado, agradeciendo tener una abuela tan asombrosa.

 

 

Como era de esperarse, la empresa entera recordó el cumpleaños del todopoderoso Key. A cada tanto, alguien nuevo aparecía para felicitarlo, su celular no paraba de recibir llamadas ni mensajes y los regalos no dejaban de llegar. Ki Bum estaba feliz y no dejaba de presumir a los demás que era su día especial, por lo que prefirió dejar la discusión con Jong Hyun para otro momento y no arruinar el suyo. Dos días más tarde, el presidente organizó una fiesta formal para celebrar su cumpleaños y el de otros artistas de la misma empresa.

 

 

Sulli decidió aprovechar la ocasión para observar más de cerca a Min Ho. La simple idea de que Tae Min pudiera ser esa persona especial le parecía imposible y necesitaba confirmarlo. ¿Para qué? Por si las dudas. Simple curiosidad. Sulli, sin más remedio, vigiló al grupo de forma discreta por toda la noche, incluso mientras bailaba o se movía de lugar, ella mantenía un ojo muy pendiente sobre Min Ho y Tae Min. Sin embargo, las horas pasaban y nada sospechoso ocurría. Esa Unnie de seguro solo quería gastarle una broma. Cuando estuvo a punto de rendirse, notó algo que llamó su atención por completo: Min Ho había picado el hombro del maknae, haciendo que saltara, y éste al voltear, le dio un leve manotazo como si eso fuera a hacer que se arrepintiera. El mayor, luego de hacer su cabeza hacia atrás para reír escandalosamente, se acercó a su oído y le murmuró algo, cambiando el rostro de Tae Min a uno más serio, frunciendo su ceño extrañado. Luego, el bailarín se separó un poco para ver al rapero, como si le preguntara algo mentalmente, el rapero no tardó en asentir, tomó su mano y dieron vuelta para salir de ahí.

 

 

Ella, abriendo más sus ojos, caminó hacia allá, chocando con alguien. Al encontrarse con Jong Hyun, sonrió incómoda, excusándose para no perder pista de la parejita, pero éste no se lo permitió. Hablaba, hablaba, hablaba y no le daba tiempo de escabullirse. Cuando por fin pudo evadirlo y correr, esos dos habían desaparecido. Maldijo mentalmente, preguntándose a dónde se habrían ido.

 

 

 

 

 

—Hyung, Key Umma se va a enojar si no nos ve allá. —se quejó después de caminar mucho.

 

 

El salón tenía un patio trasero extenso con un curioso laberinto de arbustos al que Min Ho lo estaba llevando. Y eso le asustaba. Difícilmente podía resolver uno de esos en papel, ¿cómo le haría con uno verdadero? Esperaba que Min Ho estuviera memorizando los pasillos, porque estarían en un grave problema si no lograban salir de ahí. Después de unos metros más, Choi giró y tomó sus manos.

 

 

—Dijiste que si quería que fuéramos algo más, debía esforzarme más, ¿no? —el maknae arrugó un poco sus cejas.

 

 

—¿Por eso me trajiste a un lugar donde podemos perdernos fácilmente y no salir en varias horas? —cuestionó con ironía mirando a su alrededor—. Vaya que eres original… —agregó con una mueca, provocando risas en el alto.

 

 

—Quiero darte algo, pero necesitaba un momento a solas contigo. —explicó metiendo su mano en uno de sus bolsillos y antes de sacarla, pareció considerar algo, así que vio sus pupilas de nuevo—. Cierra tus ojos. —más extrañado que antes, obedeció asintiendo. Min Ho sacó su obsequio y lo ató a la muñeca izquierda de Tae Min—. Puede que no sea muy asombroso, pero lo vi y pensé en ti. Espero que te guste, y pienses tanto en mí como yo en ti cuando lo veo. —Tae Min ante la mención, levantó una ceja acusadora—. Ya puedes abrirlos.

 

 

Separó los párpados y bajó su mirada a su muñeca, mostrando sorpresa al instante. Palpó con las yemas de sus dedos los pececitos y las letras grabadas en las piedras, sin poder controlar una suave sonrisa. Con gran emoción, mordió su labio.

 

 

—¿“MH-TM”? —murmuró con duda, acertando al tiempo que llevaba su mirada al rostro del alto—. ¿”Min Ho y Tae Min”? —quiso comprobar con ilusión en su voz.

 

 

—Cursi, ¿no? —tanteó con vergüenza. Tae Min negó brusco antes de abrazarlo del cuello.

 

 

—Me encanta, gracias. —admitió apretándolo fuerte. Min Ho, algo lento, llevó sus manos a la cintura del bailarín para responderle, aunque no duró mucho. Tae Min, con ojos brillantes, lo soltó y estudió su cara—. Me recuerda al acuario, y…

 

 

—¿Nuestro beso? —interrumpió con una pequeña sonrisa, causando un leve rubor en el otro.

 

 

—Son muchos recuerdos. —admitió—. Gracias.

 

 

—Eso no es todo. —inspiró profundo—. Quiero compartir esto contigo, quizá así entiendas cómo me siento cuando pienso en ti. —arrugó el entrecejo analizando sus palabras—. ¿Repetitivo? —murmuró, logrando que el menor riera.

 

 

—Entendí la idea.

 

 

—Bien. —sinceró—. Tú sabes que no soy muy afinado, pero espero que entiendas más o menos el tono porque no sé tocar ningún instrumento musical y no quise decirle a nadie de esto. —Tae Min asintió divertido por los nervios del alto, animándole a que siguiera. Min Ho esperó varios segundos, contando los tiempos tal y como había practicado, después comenzó—. «Desde el momento en que te conocí, me gustaste. Esta sensación preciosa se incrementa, nos tomamos de las manos al anochecer. Incluso mil años después, siempre te seguiré queriendo. El mundo donde tú existes, el futuro que quiero proteger, siempre besando al sol. Las veces en las que sonríes, el mundo se vuelve divertido, siempre besando la luna».

 

 

Tae Min, sintiendo que conocía la tonada, tarareo en voz baja. Era muy similar a la música que escuchaba cuando él estaba cerca y tenían estos momentos. Cuando todo era feliz, tan íntimo y solo estaban ellos dos. Sin saber qué cara poner, bajó su vista al suelo. Min Ho, al terminar el coro, tomó las mejillas de Tae Min y juntó sus frentes.

 

 

—La letra es un poco tonta. Casi tanto como yo cuando estoy contigo. —confesó, haciendo reír a Tae Min, quien luego negó con una bella sonrisa.

 

 

—No, me encanta. —refutó—. Yo también me siento tonto cuando estás cerca. —inspiró, sintiendo ganas de llorar, a pesar de que ya no lo hacía.

 

 

—Sé que te fallé una vez, pero… —el castaño sacudió la cabeza.

 

 

—Olvida eso. —sentenció antes de unir sus labios con dulzura. Ya era tiempo de empezar de nuevo.

 

 

 

 

 

Sus palabras se deslizaban con gracia sobre el cuarto de grabación, hipnotizando a Joon. Jin Ki, en ningún momento titubeó, cada nota salía de sus labios con gran seguridad, presumiendo su dominio sin intención de ello. La música, suave y relajante, calmaba al invitado, quien estaba de pie frente al vidrio, observando con detalle su concentración. Quizá era muy evidente, pero uno de los principales motivos por los que admiraba a Onew era su majestuosa voz. Su total control y confianza al momento de soltar las notas adecuadas. Era mágico, algo que no todos podían lograr con esa facilidad. Joon, sin poder apartar la vista del otro, exhaló con añoranza.

 

 

Jin Ki era tan talentoso en tantos aspectos que solo le hacía suspirar, sin embargo, no forzaría lo que apenas estaban recuperando. Si bien, le había perdonado, eso no significaba que ya eran pareja y podían saltarse los otros pasos como si no hubiera ocurrido nada malo. Necesitaba paciencia, algo que no siempre era su fuerte. Hizo una mueca, llevando su mirada al semblante serio del vocalista. Le gustaba sus ojos, sus cejas, su nariz, sus mejillas, sus labios… sonrió cuando notó como se movía su manzana de Adán.

 

 

Bien sabía que su mirada le ponía nervioso, lo cual, le hacía sentir cierto control sobre él. Aún tenía poder en él. Se sintió satisfecho cuando vio que abría sus ojos hacia él y los cerraba con un leve rubor, aunque sin perder el control que llevaba. Las risitas salieron, y aunque Onew intentó continuar ignorando su pequeña distracción, sus mejillas aún sonrosadas delataban su crimen.

 

 

Simplemente adorable.

 

 

Volteó hacia el hombre sentado detrás de la máquina con los efectos musicales del audio, percatándose con sorpresa de que la música había terminado.

 

 

Ahora el director había pedido al grupo que fueran a grabar las canciones para la novela en la que saldría Min Ho. Sí, se suponía que estaba viendo a SHINee, a pesar de que toda su atención estaba en el líder. Claro que, Onew, con su amistad restaurada, le dio una invitación libre de compromisos. “No es obligatorio que vengas” insistió esa vez tratando de ocultar sus nervios, pues no quería ir demasiado rápido en algo que apenas estaban comenzando. O re-comenzando. Como sea. Joon no dudó en aceptar y asistió. Ahora esperaba a que los chicos salieran del cubículo. En cuanto Jin Ki se separó de sus polluelos, se aproximó a él sin saber muy bien qué decir, por lo que Joon empezó.

 

 

—Eres lindo.

 

 

—Ya me lo has dicho. —respondió un poco nervioso por el cumplido. No estaba acostumbrado a ellos, al menos, no de alguien que le gustara.

 

 

—Me gusta decirlo.

 

 

—Gracias. —admitió carraspeando incómodo a la vez que trataba de desviar su mirada, fallando miserablemente en cuanto sus ojos regresaban a Joon. Justo cuando éste iba a decir algo más, una vocecita fingida se escuchó.

 

 

—“Deberíamos besarnos para romper la tensión”*. —ambos giraron, descubriendo a Tae Min con sus manos a los lados de su boca simulando un megáfono. Jin Ki, sonrojado, le reprendió.

 

 

—¡Yah! —medio chilló, causando risas en Joon.

 

 

Si bien, la petición de Tae Min era muy atrevida, Joon estaba seguro de que no se negaría. Al menos, no si se trataba de Onew. El líder, avergonzado, le hizo gestos para que se alejara, ya que su conversación con joon era privada, anhelada. Casi sagrada. Min Ho, al ver al desobediente maknae, lo cargó de la cintura como costal de papas y se retiraron. Una vez solos, el silencio se apoderó de ellos.

 

 

—Cantan muy bien. —comentó luego de varios segundos, y agregó rápido—: Y no lo digo por ser fanboy ni nada de eso. —Jin Ki rió leve mientras observaba a Joon.

 

 

—Te daré el beneficio de la duda. —bromeó el otro, riendo al recibir un codazo del pelinegro. Cuando el silencio volvió a ellos, Onew se atrevió a hablar—. Saliendo de aquí, iremos a comer nachos. ¿Quieres venir? —el mayor sonrió, uniendo todas sus fuerzas para no brincar de la emoción.

 

 

—¿Por qué no? —contestó lo más serio que pudo, aunque no sirvió de mucho. Onew podía ver su felicidad.

 

 

—Solo te advierto que ellos se enloquecen fácil. —advirtió indicando con sus cejas y un cabezazo al resto de sus compañeros.

 

 

—Puedo con eso.

 

 

 

 

 

—¡No, Hyung! ¡Suéltame! —imploraba Tae Min entre carcajadas mientras Jong Hyun lo sacudía en el aire, alardeando sus avances en el gimnasio.

 

 

Ki Bum, que estaba a varios pasos de ahí conversando con una chica del staff sobre maquillaje, giró al escuchar el escándalo y frunció el ceño, reconociendo a sus amigos. Rodó los ojos y se dirigió hacia ellos para callarlos. Jong Hyun sostenía a Tae de la cintura con ambos brazos, agitándolo de un lado a otro y después de arriba hacia abajo, como si su propósito fuera revolverlo. Key, en cuanto estuvo con ellos, le dio un manotazo en la nuca a su –secretamente- pareja, logrando que éste detuviera el jaleo con el maknae.

 

 

—Auch. —se quejó el vocalista principal antes de voltear hacia la diva—. Eso dolió.

 

 

—Bien, entonces suéltalo antes de que te dé una segunda probada. —Jong alzó las cejas con una mirada pícara, y Ki Bum, al captar el mensaje, se sonrojó antes de darle un manotazo en el hombro, con mucha más fuerza que antes—. Cerdo. —murmuró cruzándose de brazos mientras veía al lado contrario. Jong Hyun, con desgana, bajó a su compañero, quien, en cuanto tocó el suelo, se tambaleó hacia los lados. El vocalista, al percatarse de que iba a caerse, le sostuvo la mano.

 

 

—¿Estás bien? —cuestionó el más grande de los tres. Tae Min estaba demasiado ocupado en centrar la vista, por lo que no respondió. Jong Hyun, concluyendo que el menor no pondría atención, volvió hacia la diva—. ¿Sigues enojado? —preguntó refiriéndose a lo del otro día. El contrario le dio una leve mirada antes de ignorarlo—. Key…

 

 

—Esta vez ni tus zapatos Gucci van a comprarme. —avisó con tono serio.

 

 

—Bummie… —un jadeo le hizo virar hacia el bailarín, quien, más revuelto que nada, se recargó en su hombro para resistirse a las ganas de vomitar. Oh, por favor, que no vomitara, que no vomitara.

 

 

—No… puedo… —admitió antes de lanzarse contra una pared para buscar el baño. Lo necesitaba en ese momento.

 

 

—Tae, espera. —dijo para ofrecer su ayuda, pero el nombrado, con un ademán cansado le rechazó y continuó con su camino. Estando solos (o algo parecido a eso), Jong se acercó a Ki Bum—. Podemos hablar en otra parte si quieres.

 

 

 

 

 

—Oppa, espera.

 

 

Min Ho llevó su mirada hacia el origen de aquella voz. Acababa de lavarse las manos y las estaba secando cuando Sulli le habló. Curioso, fue hacia ella.

 

 

—¿Pasa algo? —examinó a su amiga superficialmente. Su cabello se veía bien (casualmente era el mismo corte que Tae Min), su vestido de motitas también, sus zapatos. No llevaba nada llamativo que pudiera darle pista sobre porqué lo buscaba, así que la duda seguía.

 

 

—Oppa, lo siento. —dio una marcada inclinación y al reponerse, tomó sus manos—. Necesitamos hablar. —él frunció el ceño, contrariado, no obstante, no hizo nada por oponerse cuando ella lo jaló para llevárselo a su camerino. Se suponía estaban haciendo una pausa para comenzar a filmar el video musical que usarían como entrada para la novela. Una vez en la habitación, ella colocó sus manos en sus hombros—. Necesito saberlo. —Min Ho levantó su entrecejo arrugado.

 

 

—¿Qué cosa? —ella, exasperada, se soltó con algo de brusquedad, antes de caminar en círculos.

 

 

—Ya busqué por todas partes, ya pensé en todas las posibilidades, ya pregunté tu relación con otras chicas, ya vi por todo lo que pudiera ser de interés y no. Simplemente no consigo la respuesta. —enfrentó sus ojos con gran interés—. Por favor, tienes qué decirme. —el rapero comenzó a atar cabos, mas no pudo decirlo antes de ella—. ¿Quién es esa persona especial? —el alto asintió un par de veces en silencio, luego la vio.

 

 

—¿Por qué quieres saberlo?

 

 

—¡Oppa!

 

 

—Sulli, eso no tiene nada que ver contigo. —aseguró extrañado. Ella nunca antes había sido tan insistente con un mismo tema.

 

 

—Por favor, Oppa. Necesito saber qué tiene ella que yo no. Debo saber por qué la elegiste y si de verdad vale la pena. ¿Ella es más bonita que yo? ¿Ella es mejor que yo? ¿Por qué a ella si la quieres? ¿Ella te quiere a ti? —murmuró en voz cada vez más baja, hasta volverse balbuceos sin sentido. Sulli había controlado su interés a una cantidad que pudiera considerarse “normal”, no obstante, en aquél momento, ella representaba todo menos eso. Parecía como si su mente jamás hubiera dejado esa duda en paz: ¿Quién?

 

 

Min Ho, finalmente, decidió que ella podría ser una excepción. Después de todo, ella era discreta y confiable. Suspirando, tomó sus hombros, logrando que ella se sobresaltara espantada.

 

 

—Te lo diré, pero debes prometer no decirle a nadie. —Sulli, desconcertada, no pudo cerrar sus ojos ni su boca de la sorpresa que sentía. Por fin lo sabría.

 

 

 

 

 

—Bien. Lo admito. Sigo enojado. —refunfuñó Ki Bum con su ceño más fruncido que nunca.

 

 

—¿Por qué?

 

 

—¡Porque en lugar de darme lindos deseos y felicitarme por mi cumpleaños, solo quisiste meterte en mis pantalones! —exclamó entre susurros con furia. Sí, estaba bastante enojado.

 

 

—No lo entiendes, cariño…

 

 

—¡Y para colmo, yo no soy tu primero! —le interrumpió dando una fuerte pisotada antes de sentarse con las piernas cruzadas, al igual que sus tensos brazos. Jong Hyun, sin saber qué hacer, se sentó con él.

 

 

—No, no lo eres. —impactado, giró a verlo—. Pero eso no significa que seas menos importante, Ki Bum. —se apresuró a agregar—. Mira, yo ya tengo bastante tiempo que fue mi primera vez, así que…

 

 

—¿Lo has hecho con todas tus novias? —cortó con frialdad.

 

 

—No. Solo lo he hecho una vez, pero eso no debe importar. —explicó tomando su mano y al mismo tiempo, atrayendo su atención—. Lo que haya hecho, lo que haga o haré, no debe afectar lo que hay entre nosotros. Es solo una parte de mí. —la diva bajó la mirada, pensativo, y Jong, al instante, tomó sus mejillas para que no lo evadiera—. Yo te quiero a ti. Sé que no hice bien en tu cumpleaños, pero no quiero presionarte. Todo será a tu paso. ¿De acuerdo? —no respondió, y Jong aprovechó para plantarle tres besos en los labios antes de volver a observar su cara y repetir—: ¿De acuerdo?

 

 

Key parpadeó varias veces, meditando sus palabras, antes de esconderse en su hombro.

 

 

—Me gusta que seas el cursi. —el mayor se rió.

 

 

—Y tú, la diva.

 

 

 

 

 

Tae Min ya estaba considerablemente mejor cuando salió de los sanitarios. Su rostro ya había recobrado un poco de color, sus ojos ya podían mantenerse en un punto fijo, y sus piernas ya tenían un poco más de resistencia. Ahora solo necesitaba dirigirse a su camerino para que le retocaran el maquillaje, ya que según él, aún debían filmar el video musical, ¿no?

 

 

A medio camino, notó que había alguien en la habitación con su nombre y no tardó en reconocer aquella voz. ¿Min Ho? Arrugó su entrecejo con rareza. ¿Con quién hablaba? Agudizó su oído, mas no era suficiente. Por espacio que dejaba la puerta entreabierta veía al rapero conversando. Una voz fina estaba con él. El reconocible sentimiento de traición fue palpable y demasiado doloroso, mas no quiso creerlo.

 

 

—Qué fácil eres de reemplazar.

 

 

Tae Min se asustó con la femenina voz pero no lo demostró ni se volteó. Como si siguiera solo.

 

 

—¿Qué se siente que te engañen dos veces con la misma mujer? —cuestionó con burla y superioridad.

 

 

—No lo sé. —respondió frío antes de girar brusco y preguntar sin pena—. ¿Qué se siente ser rechazada miles de veces por el mismo hombre? —el soberbio rostro de Yoon Ah enserió, pintándose de ira.

 

 

—Cuida tus palabras, mocoso.

 

 

—Ya tienes bastantes problemas conmigo, ¿por qué no buscas algo que hacer y me dejas en paz? —dijo casi escupiendo sus palabras. Ella ya le estaba exasperando.

 

 

—¿Y tú por qué no dejas de estorbar en mi vida? —Tae Min apretó sus labios—. Arruinaste mi relación con ellos, mis amistades y la oportunidad de estar con Min Ho. Mereces que él te deje por Sulli.

 

 

Masculló sin separar sus dientes, como si eso la controlara de morderle. Tae Min, sin alejarse ni un centímetro, analizó su rostro con atención.

 

 

—Me das lástima.

 

 

Ella, impactada, parpadeó un par de veces pero no alcanzó a defenderse.

 

 

—Nunca tuviste oportunidad con Min Ho. Supéralo y madura.

 

 

—Lo mismo digo.

 

 

Ni siquiera pudo preguntarle a qué se refería. Giró hacia donde ella señalaba y vio a la mujer que apareció en la rendija saltando para abrazar el cuello del alto. Un dejavú vibró en Tae Min. ¿Otra vez? No quiso soportarlo. Confundido, y al mismo tiempo, enojado por ser tan bruto, dio media vuelta con la cabeza gacha y caminó lejos de ahí, olvidándose al instante de Yoon Ah. No le importó chocar con otras personas, ni siquiera por ser sus superiores se disculpó con ellos. Concentrado en sus emociones, ignoró a todas las voces que gritaban su nombre para que regresara. Aún quedaban siete minutos, y Tae Min no debía irse.

 

 

¿A dónde va? Murmuraban varios en lo que otros le pedían que volviera. Ki Bum y Jong Hyun, que ya estaban afuera, preguntaron porqué el alboroto. Onew, rojo hasta el cuello, se unió medio minuto después, extrañado por los chismes entre el staff. ¿Tae Min se había ido? Sacó su móvil para marcar al maknae, no obstante, vio frente a él, a Jong Hyun imitando su acción sin darse cuenta. Al voltear y descubrirlo, Onew bufó colgando. Jong lo intentó de nuevo, pero no funcionaba. ¿Habrá ocurrido algo con Min Ho?

 

 

Como si lo hubieran invocado, apareció en ese instante con Sulli detrás, detalle que no agradó mucho a la diva y que no tardó mucho en expresarlo.

 

 

—¿Dónde estabas? ¿Qué le hiciste a Tae Min? —acusó bufando sin hacer caso a la mano de Jong Hyun deteniéndolo.

 

 

—¿Qué no estaba con Jong Hyun Hyung?

 

 

—No, no estaba, Min Ho. —respondió el nombrado.

 

 

—No, Min Ho, tú debías estar con él. ¿Dónde estabas tú? —repuso cruzándose de brazos sin disfrazar un poco su enojo.

 

 

—¡Chicos! ¿Dónde está Tae Min? —cuestionó el director llegando con ellos—. Necesitamos filmar ese video lo más pronto posible y no podemos hacerlo sin él. —los cuatro se miraron.

 

 

—Le llamó su hermano. —todos giraron hacia Sulli, quien acababa de improvisar sin problema—. Iremos a avisarle.

 

 

—Bien, no tarden mucho. —pidió severo dando media vuelta, y una vez lejos, ella volteó con sus superiores.

 

 

—¿Ya le llamaron?

 

 

—No responde. —explicó Onew meditando a donde pudo haber ido.

 

 

—Entonces no pierdan tiempo. —apresuró Joon.

 

 

—Distraeré a director-nim hasta que encuentren a Oppa.

 

 

—Bien. —convino el mismo pelinegro—. Buscaremos en las habitaciones de este piso y el de abajo. Sepárense. —ordenó antes de tomar la mano de Jin Ki y correr fuera del estudio. Jong y Key siguieron su ejemplo, y Min Ho, sin saber a dónde ir, se dirigió hacia el elevador a prisa.

 

 

Extrañado y preocupado meditaba. No era la primera vez que Tae Min salía corriendo. Casi podía decir que se estaba volviendo costumbre. (Una no muy buena, por cierto). Sin embargo, por más que repasaba los hechos del día, no se imaginaba de dónde provenía el enojo de Tae Min. ¿Qué pudo haber hecho esta vez para que huyera de esa forma? Según lo que escuchó del staff, fue que chocó con varias personas pero se fue sin disculparse. Tae Min solía ser tímido y respetuoso. Debía estar muy consternado. Muy triste. Muy confundido, o quizá muy triste.

 

 

Si Tae Min se fue mientras él estaba conversando con Sulli, podría ser… tal vez… no. ¿O sí? Llevó sus dedos a su barbilla. Tae Min podría… ¿estar celoso? Negó. Tae Min, usualmente se ponía triste. Aunque estas semanas desde su regreso, se había vuelto inestable. Ya le pegaba, le gritaba y pataleaba. ¿Conclusión? Tendría que llegar a un acuerdo con Tae Min, pues cada vez entendía menos. Quizá eso les faltaba. Tal vez.

 

 

Ahora, la otra cuestión era: ¿a dónde fue? Si según Jong Hyun salió corriendo, sin disculparse ni dar aviso a dónde iría… Arrugó el entrecejo observando la imagen difuminada en el metal frente a él, centrándola sobre los colores de su muñeca. De pronto, como si un foco se iluminara sobre él, sonrió al tiempo que el timbre del ascensor avisaba su llegada. Las puertas se abrieron, y Min Ho, con una idea en mente, empezó la carrera.

 

 

 

 

 

No estaba seguro de cómo había llegado ahí. Solo recordaba que su cabeza latía muy fuerte, al ritmo de su corazón, y que para calmarse, decidió caminar, sin embargo, cuando se percató del lugar al que inconscientemente había llegado, las lágrimas inundaron sus ojitos. Cabizbajo, como un niño abandonado, pagó su entrada y pasó al lugar dando una leve reverencia a la mujer que le atendió.

 

 

Sus arrastrados pasos hacían ecos de chirridos por el pasillo. En una hora más cerrarían el lugar, y con los fuertes vientos del otoño, los curiosos habían disminuido en gran medida. Triste, se sentó en una banca frente a uno de los grandes ventanales, respiró queriendo calmarse, y tras asegurarse de que nadie lo vería, subió sus piernas para abrazarlas y escondió su rostro, para soltarse un poco. Los sollozos silenciosos salieron paulatinamente, de esta forma, no llamaría la atención. Un muchacho que limpiaba cerca de ahí quiso ayudar, sin embargo, luego decidió dejarlo solo. Tal vez era lo que más necesitaba.

 

 

Aún cuando su corazón estuvo más ligero, Tae Min se negó a salir de su escondite. Podía apostar cualquier cosa a que su cara todavía estaba roja y terriblemente hinchada. No. Él era un hombre, y los hombres no lloraban, por lo que no quería que lo vieran en ese estado. Decidido, apretó sus pantorrillas con más fuerza e inspiró. No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba ahí, pero no le importaba. Por un segundo pensó en su hermano, Tae Sun. Tal vez él querría llevarlo a Japón con él. Sí, sería divertido, y ya no pensaría en Min Ho Hyung y Sulli. Frunció el ceño al recordarlos, y casi al instante, una voz le hizo sobresaltarse.

 

 

—Aquí estás.

 

 

Fingió no oírlo. No quería oírlo, mucho menos, cerca. Min Ho ignoró su falsa sordera y se sentó a un lado de él. Tae Min, que tenía los pies sobre la banca, estaba volteado hacia su derecha, por lo que, si levantaba la cabeza, podrían mirarse cara a cara. Tras admitir en su mente que Min Ho no lo dejaría solo, decidió hablar, aunque no pudo esconder su evidente enojo.

 

 

—¿Y Sulli?

 

 

—Estás celoso. —comentó. El bailarín, al instante, sacó su cabeza con enojo para fulminarlo.

 

 

—¡No lo estoy!

 

 

—Si no lo estuvieras, no preguntarías por ella. —Tae Min rodó sus ojos.

 

 

—¿Y por qué estabas con ella? —soltó herido, antes de agregar en un susurro—. Pensé que no te gustaba.

 

 

—No me gusta. —afirmó, pero Tae no parecía convencido. Su ceño permanecía arrugado y sus labios, apretados. Min Ho exhaló—. ¿Cuántas veces hemos hablado de esto?

 

 

Tae Min no quiso responder. Estaba demasiado molesto como para admitir que se sentía tonto. Los peces nadaron de un lado a otro en el brillante cristal azul frente a ellos, como si fuera un alegre día bajo el mar.

 

 

—Si quieres que funcione esto, debes confiar en mí, Tae Min. No puedes estar pensando siempre que voy a traicionarte.

 

 

—¿Y si lo haces? —se apresuró en cuanto el otro terminó—. Pensé que ya no lo harías, pero solo me fui un rato con Jong Hyun Hyung y tú ya estás con ella otra vez.

 

 

—Pero no estábamos haciendo nada. —Tae, cruzando sus piernas en pose de yoga, y sus brazos con enojo, volvió a poner su cara de “no te creo nada”. Min Ho, con una leve sonrisa, agregó—. Es más, estábamos hablando de ti. —los ojitos entrecerrados se relajaron para rodar con hastío.

 

 

—¿Sobre qué? ¿Sobre lo tonto que soy por creerte?

 

 

—No. —respondió dolido el alto—. Sulli quería saber si la persona que me gusta siente lo mismo que yo. —el maknae, una vez más, esperó en silencio—. Pero le dije que eso dependía de «esa persona».

 

 

—Entonces… —relajó su postura, contrariado—. ¿Le dijiste que soy yo?

 

 

—Sí. —impactado, dirigió sus enormes ojos hacia el rapero.

 

 

—¡¿Qué?! —soltó en un grito que llamó la atención de dos personas al fondo, pero tras reaccionar, volvieron a lo suyo—. ¿Por qué le dijiste?

 

 

—Para que confíes en mí y no te enojes conmigo cada vez que nos veas juntos. —comentó en voz baja—. Las filmaciones aún no comienzan, pero sé que te alejo un poco más con cada que ella se acerca. —Tae bajó la mirada, avergonzado—. No está mal que estés celoso, yo lo estuve de Tae Sun antes de enterarme de que era tu hermano.

 

 

Recordó antes de reír, contagiando a Tae, quien no sabía de ese dato. Min Ho, un poco más tranquilo, tomó la mano de Tae Min y revisó su muñeca, sonriendo al ver su pulsera.

 

 

—Siempre la llevo conmigo. —confesó con una sonrisa penosa. Min Ho, como si fuera su cetro de poder, alzó su puño hacia el cielo frente a él, con el dorso en dirección a Tae Min, presumiendo una pulsera idéntica.

 

 

—Es algo cursi, pero quiero pensar que estamos conectados de alguna manera. —el bailarín, sorprendido, tomó entre sus delgadas manos la del mayor y comparó los accesorios con gran atención antes de reír. Después, jaló su brazo, le dio un beso en los labios y sonrió.

 

 

—Creo que eres la niña de la relación.

 

 

—Si eso significa que me perdonas, claro que sí.

 

 

La sonrisa del menor creció, ahora con más confianza, y de nuevo, sin importarle que alguien pudiera regañarlos, dejó otro beso en sus abultados labios, esta vez, tomándose su tiempo para disfrutar la sensación.

 

 

Tal vez aún era muy precipitado. Tal vez aún era muy torpe, o incluso, tonto por creer una vez más en el mismo idiota. Quién sabe, quizá debería esperar a estar seguro. Lo único que importaba por ahora era la unión de sus labios. Media hora más tarde, Min Ho llamó a Key para avisar que Tae Min estaba bien, enterándose de que el director había pospuesto la filmación. Mejor, así tendrían más tiempo juntos.

 

 

 

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

1* Gom Tang, sopa coreana hecha con varias partes de carne y de color lechoso. En un programa, Key mencionó que amaba el Gom Tang que hacía su abuela. Este platillo tarda mucho en hacerse.


2* La canción que Min Ho canta en el laberinto es la de  “The World With You” o “El mundo donde tú existes”. Insisto, me encanta.


3* No sé si recuerden la película de los Simpsons. En ella, cuando Homero mira fijamente al cerdo y se quedan en silencio, le dice: «deberíamos besarnos para romper la tensión». Tae Min bromea con esto cuando ve a Onew y a Joon tan juntos y en silencio.


A continuación, la sección que, aunque no es obligatoria, me haría muy feliz que la contestaran, y se trata del:


Question Time


*El Question Time es una pequeña sección de preguntas al final de cada capítulo para ayudarte a tener ideas al momento de escribir un comentario y que no dejes un “conti, plis”. No es obligatorio, pero me encantaría conocer tus opiniones.


• ¿Parte favorita? (*Puedes escoger más de una).


• ¿Les gustó el cumpleaños de Key?


• ¿Qué opinan de la escena HOT? ¿Alguien pensó que habría setso intenso?


• ¿Creen que el enojo de Key estaba justificado o que exageró con Jong Hyun?


• ¿A alguien más le gustó la escenita de Key con la abuelita en teléfono?


• ¿Les gustó la cita 2min en el laberinto? ¿Demasiado cursi? (¡Pa’que vean que este fic si tiene 2min!)


• ¿Alguien supo de dónde era la frase «deberíamos besarnos para romper la tensión»?


• ¿Qué pensaban que le diría Min Ho a Sulli: Una mentira o la verdad? ¿Creen que merecía saber la verdad? ¿Por qué D:?


• ¿Les gustó la conversación JongKey? ¿Y el discursito de Jong?


• ¿Qué opinan de Yoon Ah en este capítulo? ¿Se la esperaban?


• ¿Alguien pensó que Tae Min iría a Japón?


• ¿Les gustó que Tae Min haya ido al acuario? ¿Les gustó la conversación 2min? ¿Y el discursito de Min Ho?


 


Muchas gracias a todos por leer, no olviden dejar un poco de su amor♥. Besos y abrazos psicológicos,


Atte. Hacchi♥!


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