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Hombre por Hacchiko

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Notas del capitulo:

Hi, sweeties♥!


Muchas gracias a quienes comentaron y leyeron. Espero que este capítulo les guste más que el anterior. Una disculpa por toooda la espera, ¡lo siento muchísimo! Feliz navidad ;D y feliz año nuevo :)♥!


Por favor, pase lo que pase, LEAN HASTA EL FINAL.


Besos y abrazos psicológicos,


Atte. Hacchi♥!

Hombre

¡Hacchiko♥!

Capítulo 8: Fin.

 

 

 

—¡Muchas gracias por su esfuerzo! ¡Nos vemos mañana!

 

 

Se despedía el director con amabilidad y fuerza, a pesar de su cansancio. Habían tenido un largo día de filmación, no obstante, había valido totalmente la pena. Cada toma fue un éxito, y aunque hubo errores que no se pudieron evitar, el trabajo fue más rápido que con otros episodios. La mayor parte del equipo decidió ir al hotel y el restante, a un bar a celebrar. Min Ho prefirió ir a su habitación a descansar.

 

 

Al entrar, el alto fue dejando sus zapatos y chamarra. Llegó a la cama, se puso la pijama y se sentó en el sillón que estaba frente a la ventana, viendo cómo comenzaba a caer la nieve.

 

 

Oh, cierto. Era su cumpleaños. “Feliz cumpleaños”, se festejó sarcásticamente, en silencio. La habitación no tenía ningún ruido, y él, por su propia actitud amargada prefirió tener las luces apagadas. Se sentía tan… solo y tan triste, que en realidad, no tenía ganas de nada. Ni siquiera se sentía como un cumpleaños. Era como si existiera un día en el que uno debía sentirse miserable por su existencia. Algo así era ese día. Feliz día de tu miserable existencia.

 

 

No era tan malo. En la mañana recibió la llamada de sus padres festejándolo, más tarde, una llamada de su hermano, y el resto del día, detalles y regalos pequeños de sus compañeros, quienes insistieron en que fuera con ellos al bar. No, no tenía ganas.

 

 

Solo había una persona que no había enviado nada. Ni un mensaje, ni una llamada… Nada. Incluso sus amigos de SHINee habían enviado un video felicitándolo, pero él no. Lee Tae Min no se había comunicado en todo el día. ¿Acaso no recordaba su cumpleaños? Bajó la vista. Estaba decepcionado.

 

 

Alguien tocó la puerta. Extrañado, se dirigió a la entrada. Al abrir, se encontró con un señor que llevaba en un carrito, una caja gigantesca. Todavía confundido, examinó el paquete. El hombre, un poco exasperado, le ofreció la tablilla con una hoja para que firmara. Min Ho, una vez que el señor dejó la caja dentro y se retiró, cerró la puerta, caminó alrededor inspeccionando la entrega. Él no había ordenado nada. Cauteloso, se fijó en una nota estampada en la parte de arriba, que se supone, debía decir el destinatario. Solo decía la ciudad de origen, la familia Choi. ¿Sus padres le habían enviado esto?

 

 

De pronto, la parte superior se elevó junto con una persona poniéndose de pie con los brazos extendidos, sujetando la tapa. El sujeto, en cuanto estuvo parado, gritó:

 

 

—¡Feliz cump…!

 

 

Y se quedó callado. Min Ho reconocería esa voz en cualquier parte, sin embargo, estaba estupefacto. La persona, que erróneamente había salido al lado equivocado, dándole la espalda a Min Ho, se percató de su equivocación al ver la pared frente a él, dio un vistazo y se escondió, cubriéndose con la tapa. Medio segundo después, volvió a alzarse, con los brazos hacia el cielo.

 

 

—¡Feliz cumpleaños! —gritó de nuevo, ahora seguro de que estaba frente a él.

 

 

Min Ho estaba paralizado. ¿De verdad…? No terminó el pensamiento. Dio un paso inseguro, dio otro, sin dejar de ver su sonriente cara. No sabía si era por la sorpresa, o porque tenía tiempo sin verlo, o porque ya lo extrañaba, pero su corazón estaba latiendo con tanta fuerza que no pudo evitar que un suspiro saliera de sus labios. Tae Min, vacilante por la expresión seria de su Hyung, ladeó su cara, bajando un poco sus brazos.

 

 

—¿Hyung? ¿Estás…?

 

 

Dio un brinquito al sentir los brazos rodearle. Min Ho lo estaba abrazando de la cintura. No era la fuerza con la que lo abrazaba la que lo calló, sino la sorpresa por su reacción. Se mantuvo callado, sin saber si debería hablar, o callarse, o quedarse quieto, o… algo. De pronto, su voz grave le hizo regresar.

 

 

—Te extrañé.

 

 

Tae, sonriendo tímido, dejó la tapadera en el piso para responder el gesto a su pareja.

 

 

—Yo también.

 

 

Admitió, sintiéndose confiado, feliz. Cálido. Tantos días sin él habían sido una catástrofe. Finalmente, Min Ho se separó y dejó un beso en la nariz helada del maknae, percatándose de que el suéter que traía no era lo suficientemente grueso. Preocupado, lo cargó como a un bebé y lo llevó a la cama, cubriéndolo con gruesas mantas.

 

 

—Cielos, te estás congelando. —él negó rápido, y Choi tomó sus manos, sintiéndolas heladas—. Minnie, ¿qué es esto? —preguntó refiriéndose al hecho de arriesgarse al frío de esta manera.

 

 

—Tu regalo de cumpleaños. —contestó con una sonrisa que mostraba todos sus dientes. Min Ho parpadeó sin entender. Alzó un poquito la mirada y vio un enorme moño rojo en la cabeza del menor que no había notado. Oh.

 

 

—¿Eres mi regalo de cumpleaños? —él asintió frenético—. Es lo más cursi que has hecho, ¿no podías traerme un pastel o un balón? —el bailarín infló las mejillas, llevándose las manos a la cintura.

 

 

—Yah, ¿te estás quejando? —regañó. El rapero rió, dejando un beso en su frente. Luego lo miró a los ojos.

 

 

—Estoy feliz.

 

 

—Sabía que te gustaría. —afirmó sonando muy seguro, aunque discretamente estaba retorciendo sus dedos. Temía que se enojara por su descabellado plan.

 

 

—¿Y los chicos? ¿Están abajo? —cuestionó levantándose, siendo detenido por una mano jalando la orilla de su camisa.

 

 

—En realidad…

 

 

 

 

 

—¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de hermano eres, Tae Sun?! ¡Deberían quitarte el título de hermano mayor! —gritaba Ki Bum histéricamente al teléfono alámbrico del apartamento—. ¡¿Cómo pudiste mandar solo a tu hermano a Japón?!

 

 

Bueno, regresé a Japón por un par de cosas. Tae Min me llamó después diciendo que quería venir conmigo y lo traje, así que en realidad no viajó solo. Viajó conmigo. —respondió el altavoz.

 

 

Cielos, si no fuera porque según la ley, deberían esperar cuarenta y ocho horas antes de denunciar cualquier desaparición, ya lo habrían hecho. Gracias al cielo, Tae Min, aparentemente, estaba bien. Por ahora.

 

 

—¡¿Sin avisarnos?!

 

 

Lo siento, Kibomi, pensé que ya lo habría hecho. Él suele pedir permiso. —se defendió, aunque no sabía más argumentos. Ki Bum se lo estaba comiendo de la ira.

 

 

—¡¿A quién le dices “Kibomi”?! —interrumpió Jong Hyun, peleándose a gritos con el teléfono del apartamento. La diva llevó su mano a su frente, inhalando profundo para calmarse y no ir a Japón para golpear incesantemente al Lee mayor.

 

 

—Déjame hablar con él. —pidió un poco más suave, aunque aún ansioso.

 

 

—Él no está aquí.

 

 

—¿Cómo que no está ahí? —soltó Onew, quien apenas iba entrando al apartamento.

 

 

—Bueno, él dijo que necesitaba ver a un amigo, así que está con él.

 

 

—¡Yah! ¡¿Qué clase de hermano mayor eres?! —repitió Ki Bum frustrado, explotando con argumentos chillados—. ¡Ahorita mismo lo que haré contigo no se compara con…! —fue interrumpido al sentir que un bar de brazos lo alzaban, alejándolo del teléfono—. ¡Yah! ¡Kim Jong Hyun! ¡Kim Jong Hyun! ¡Te asfixiaré con la almohada mientras duermes, enano traidor!

 

 

No te preocupes, Ki Bum. Él está seguro. —los tres se miraron sospechosamente. Dos segundos después, Onew decidió hacer la pregunta.

 

 

—¿Con quién fue?

 

 

 

 

 

—Y bien, ¿a dónde iremos primero? —preguntó el menor mientras Min Ho le retiraba los zapatos con cuidado.

 

 

—Mejor cuéntame cómo hiciste para venir hasta aquí. —pidió masajeando la planta del pie de Tae Min, luego se detuvo al recordar otro detalle—. Y también porqué vienes en una caja.

 

 

—Bueno, todo es gracias a mi Hyung. Le pedí permiso a manager Hyung para venir a Japón con mi hermano, y él me dejó aquí en el hotel. Tomé una caja de la empresa, la adorné y la puse en el correo para que la subieran a tu cuarto. Tuve que preguntarle a Hyung en qué habitación estabas, pero no hubo mucho problema. —explicó alzando sus dos pulgares, aprobando su brillante plan. Min Ho, al verlo tan positivo, rió, sin dejar de frotar los pequeños y helados pies.

 

 

—Pero estás congelado, —se quejó fingiendo un puchero—. ¿De qué sirve que me visites si vas a estar enfermo?

 

 

—No estoy enfermo. —debatió antes de pasarse la fría mano por el cuello. Mmm, ¿eso contaba como fiebre o era por la diferencia de temperaturas? Le quitó importancia encogiéndose de hombros. Min Ho se sentó a su lado, abrazándolo antes de colocar su palma en la frente del menor, a la vez que aprovechaba para retirarle el moño de regalo. Luego lo miró con los ojos entrecerrados.

 

 

—Te creeré esta vez. —admitió cubriéndolo más con las cobijas. Tae Min subió y bajó su puño con éxito, festejando su victoria mientras murmuraba un “¡yeey!”.

 

 

—Entonces, ¿a dónde iremos?

 

 

—Hace frío afuera. —sentenció el alto mientras subía las piernas para rodear y acercar más al joven.

 

 

—Omo, qué aburrido. —murmuró recargándose en el pecho del mayor.

 

 

Bueno, podría quedarse así por un rato. Unos minutos… O quizá horas. Cerró los ojos, rodeando con sus brazos la cintura del pelinegro, disfrutando de su aroma, de su calor. Sonrió satisfecho, sintiendo cómo Min Ho paseaba sus manos por la delgada espalda. Estaba tan cómodo en esa posición, con ese calorcito, con él, que casi se quedaba dormido. Casi. Se separó y sacudió su cabeza, mirando al alto.

 

 

—Salgamos, Hyung. Es tu cumpleaños. Imagínate qué tan triste sería que no festejaras tu cumpleaños.

 

 

—Tae Min, todavía estás… —no lo dejó terminar. Le dio un beso suave en los labios, callándolo. Esperó unos segundos antes de separarse y mirarlo de nuevo, casi retándolo a que dijera algo más. El alto parpadeó, paralizado todavía y luego asintió—. Está bien, iré por mis botas.

 

 

El maknae aplaudió suave, esperando a que su Hyung terminara de alistarse. Lo que no se imaginaba, era que las botas serían para él. Su ceja alzada lo dijo todo: ¿En serio, Choi? Tuvo que ponerse tres pares de calcetines para que las botas no le quedaran tan grandes, lo cual ayudó a mantener el calor en sus pies. También se puso un suéter extra (que también era de Min Ho), y antes de siquiera levantarse de la cama, Choi lo cargó en brazos como a un bebé y lo llevó hasta la entrada para que no pisara con el calzado puesto. Y claro, Tae Min, una vez que la sorpresa pasó, se quejó, dando leves golpes al mayor. ¡Él no era un bebé para que lo cargaran así!

 

 

Después de asegurarse de traer la llave y su teléfono con él, cerró la habitación, tomó la mano de Tae Min y bajaron por el ascensor. Al salir, caminaron lado a lado, juntos, para esconder sus manos unidas y así evitar miradas. Conversaron mientras buscaban qué hacer en la calle a esa hora. A diferencia de Seúl y sus ciudades natales, ellos no conocían ahí, así que debían prestar más atención hacia donde iban. La noche era fresca, y aunque no hacía viento, la brisa que en momentos aparecía, los hacía temblar.

 

 

Fue hasta varias cuadras después que vieron un puesto de comida. Oh, bolas de pulpo. Ambos llevaron sus manos libres a sus estómagos, con antojo y buscaron dinero entre sus bolsillos. Tae Min no traía ni siquiera su celular, y Min Ho, aunque olvidó la billetera en el hotel, tenía suficiente para una orden. No era mucho, pero al menos calmarían el antojo.

 

 

Comieron haciendo caras graciosas y picándose en las costillas para distraer al otro. Incluso la señora del puesto se rió al verlos, sobre todo cuando Tae Min le jaló del suéter, animándole a que se acercara para abrir su boca y mostrar la comida masticada. Min Ho trató de fingir enojo por su broma, pero terminó riéndose de lo infantil que era Tae Min, así que se conformó con abrazarlo para hacerle cosquillas. Quedaban dos bolitas. Tae Min con su palillo picó una y la levantó amenazante.

 

 

—Abre la boca. —ordenó suave. Min Ho alzó una ceja antes de obedecer. Tae dejó la albóndiga dentro y sonrió.

 

 

—Qué amable. —halagó el alto con la boca llena.

 

 

—Es parte de tu regalo: darte de comer como a un bebé gigante. —el rapero rió.

 

 

—Me gusta. Puedo acostumbrarme.

 

 

—Ni lo pienses. —advirtió con el índice arriba, mostrando seriedad, aunque no duró mucho.

 

 

Cuando terminaron el plato, la señora le habló a Min Ho, obsequiándole una orden gratis de bolas, elogiando a su tierna novia. Min Ho, indeciso entre corregir a la señora o ignorar el detalle, agradeció el gesto con una reverencia, abrazó a Tae Min de la cintura para llevárselo sin explicarle nada. Sabía que le haría sentir mal, por lo que prefirió distraerlo con bromas torpes, conduciéndolo a una zona de puestos en la calle. En cada local, Choi sostenía las manos de Tae Min no por desconfiar de él, sino por miedo a que rompiera algo y tuvieran que pagarlo.

 

 

Collares, estatuas, manualidades, ropa, velas… Tae se asombraba por cada objeto nuevo, y aunque Min Ho también se detenía en ocasiones, la mayor parte del tiempo estaba observando a Tae Min. Aún cuando los puestos terminaron, ellos continuaron caminando. Las bolitas de pulpo se habían terminado desde mucho atrás, por lo que no tenían nada que hacer además de platicar.

 

 

Tae Min estaba agradecido por las botas y capas de calcetines, sino, ahora mismo, estaría temblando. La nieve cubría las calles hasta sus tobillos, sus sencillos tenis no habrían soportado tanto frío. Curiosamente, Tae Min no empacó zapatos más resistentes ni calientes. No había pensado en la nieve. Él estaba concentrado en Min Ho. Eso era lo único que le importaba, y a pesar de las advertencias y consejos de su hermano, él no quiso escuchar. Volteó hacia su Hyung, que se había quedado viendo el cielo. Sonrió, antes de correr y tumbarlo al suelo con su peso.

 

 

—Te atrapé. —presumió cuando estuvo encima de él.

 

 

—Eres un tramposo. —murmuró un poco sofocado por la falta de aire.

 

 

—Y tú un mal perdedor. —se burló, sacando su lengua. Min Ho llevó sus manos a las mejillas del otro, apretándolo para mover su cabeza de lado a lado.

 

 

—¡Yaahh, Hyuung! —mascullaba tratando de detenerlo.

 

 

Cuando por fin escapó, rodó lejos del alto, gateando por la nieve hasta quedar a una buena distancia y se acostó, juntando una pequeña montaña de nieve. Min Ho, que apenas giró para buscarlo, lo siguió, viendo con curiosidad… lo que sea que estuviera armando.

 

 

—¿Qué haces? —preguntó sosteniendo su cara entre sus manos. Tae lo miró con una leve sonrisa.

 

 

—Es tu cara, Min Ho, mira: —explicó señalando la amorfidad en el suelo—, éstos son tus ojos. Ésta, tu nariz. Ésta, es tu boca, y éstas, son tus orejas.

 

 

—Pero si está deforme. —se burló al no hallarle mucha forma.

 

 

—¡Por eso se parece a ti! —exclamó con mucha alegría. Choi, haciendo un puchero, aplastó la montaña y Tae, sin perder tiempo, se levantó para huir, siendo perseguido por el rapero.

 

 

 

 

 

Lee Joon no estaba de humor. A decir verdad, estaba molesto, no solamente porque había discutido con Onew (por culpa de sus tontos celos), sino porque Jong Hyun le había llamado a mitad de la noche sin motivo ni explicación. ¡Y no había vuelto a llamar! Lo cual, afectó en gran medida en el insomnio de Joon y su frustración. ¿Para qué le había llamado?

 

 

Joon se había tomado la tarde libre, estaba solo en el apartamento de su grupo. Le dolía la cabeza y su mal humor solo empeoraba todo. Y fue todavía peor cuando el maldito timbre sonó. Fulminó a la puerta, negándose a pararse. Le subiría al volumen de la televisión si no fuera porque sabía que su dolor crecería. Cuando tocaron el timbre por tercera vez, accedió a atender. Ya qué.

 

 

Casi brincó cuando un objeto de peluche apareció a unos centímetros de su bello rostro. ¿Pero qué…? Parpadeó, distinguiendo la forma de pingüino. Oh, solo alguien le traería un pingüino. Ladeó su cabeza, esquivando al muñeco para ver a quien se escondía detrás: Lee Jin Ki. Joon cruzó sus brazos. En realidad, era él quien debía disculparse, no Onew. Aún así, no habló ni se movió, esperando a ver qué diría el otro. Onew, un poco cabizbajo, le ofreció el juguete.

 

 

—¿Puedo pasar? —el pelinegro, extrañado, frunció el ceño. ¿No iba a saludar? Confundido, asintió, moviéndose para dejarle entrar mientras meditaba: ¿Por qué estaba tan serio? ¿Se disculparía? ¿Y si terminaba con él? Su pulso se aceleró con miedo. ¿Hasta ahí llegarían? Escuchó la puerta cerrarse y volteó, caminando hacia Jin Ki.

 

 

—Onew, yo… —el nombrado alzó la mano, interrumpiéndolo en silencio.

 

 

—Lo siento.

 

 

—No es necesario. —insistió exasperado—, Mira, yo… —de nuevo fue callado.

 

 

—Sé que lo sientes también y que somos unos tontos pero agregaré algo más a nuestra balanza. —el pelinegro arrugó sus cejas—. Besé a Key. —Joon sintió que su corazón dejaba de latir. Parpadeó, provocando que una lágrima saliera de su ojo. Lo sabía, lo sabía. Sus pestañas aletearon más rápido, caminó, dispuesto a correr a Jin Ki, pero éste, sorpresivamente, lo detuvo de las muñecas—. No he terminado.

 

 

—Vete. —ordenó en un gruñido, sorprendiéndose cuando el otro tomó su mandíbula con una mano para levantarla.

 

 

—Mírame. —obediente, guardó silencio, sin apartar sus ojos de él—. Me gustas. Si lo hice, fue para probar que no había nada entre nosotros. No sentí nada y él no sintió nada conmigo. —aseveró—. Jong te llamó anoche para decirte, le alteró mucho el vernos, pero Key ya le explicó lo mismo: no sentimos nada. —Joon intentó zafarse, pero Jin Ki apretó el agarre—. No estuvo bien, y no tengo excusa, pero…

 

 

—¿Pero? —instó escuchando sus alborotados latidos.

 

 

—Te quiero.

 

 

El pelinegro quedó en blanco. ¿Qué dijo? ¿Se perdió de algo? Oh, cielos. No pudo decir eso, ¿cierto? Su respiración se agitó, oh, cielos. Cielos. Puso sus manos en el pecho del otro, separándose para tomar aire. ¿Por qué hacía tanto calor? ¿Por qué? ¿No estaban en invierno? ¿Su apartamento era así de sofocado siempre? Ni se percató cuando Onew lo ayudó a recostarse en el sillón, mucho menos cuando le trajo un vaso de agua. Oh, Dios, su cara estaba ardiendo. No necesitaba verse, podía sentir la sangre burbujeando en su rostro. Avergonzado, intentó cubrirlo, fallando miserablemente por culpa de unas manos ajenas. Inevitablemente, miró al otro.

 

 

—Lo siento, Joon. No quería… —¿Qué? ¿Se estaba disculpando? ¿Por qué? ¿Cómo?—. Me gustas mucho, me gusta estar contigo y conocerte me hizo quererte más y más. Yo… —hizo otra pausa, nervioso—. No quise presionarte, en verdad…

 

 

—¿Qué? —cortó impactado—. ¡No! ¡No, no, n-no! He, he estado esperando… —balbuceó, agitándose aún más—. Yo… —llevó sus manos a su pecho, controlándose, y decidido, soltó más fuerte de lo planeado—: ¡También yo! —parpadeó rápido. Oh, lo dijo. Lo dijo. Sí, lo dijo. Enfrentó el rostro del menor, encontrando sorpresa.

 

 

—¿De verdad? —Joon, todavía sofocado, asintió frenético.

 

 

—Te he… admirado desde… tanto tiempo y yo… —golpeó su tórax, frustrándose por su respiración tan limitada—, yo… no puedo llamarlo “amor” todavía, pero… conocerte… me gusta mucho… y te… quiero.

 

 

Onew sonrió, y sin más, tomó sus mejillas con ambas manos para acercarlo y darle un tierno beso. No. Aún no podía llamarse “amor”, pero estaba dispuesto a descubrirlo junto a él, a conocerlo más y averiguar lo lejos que podían llegar. El resto de la tarde, Onew estuvo abrazando a Joon, conversando, y escuchándolo, deseando seguir de esta manera por mucho tiempo más.

 

 

 

 

 

Kim Jong Hyun* estacionó el auto, apretó el volante y pegó la frente en él. No estaba listo. No podía. Una delgada mano se colocó sobre las suyas, transmitiéndole calma. Inhaló profundo y exhaló. Repitió el proceso unas tres veces hasta que, finalmente, alzó el rostro y volteó con su novio, apretando su mano.

 

 

—Tengo miedo. —admitió.

 

 

Si había alguien a quien amaba más en la vida, eran su mamá y su hermana (Ki Bum era otro tipo de amor). Su papá, aún tenía muchas cosas que no sabía de él, pero lo respetaba y se había ganado su cariño y admiración. Era un buen hombre, y trataba muy bien a su madre y a su hermana. Sin embargo, Jong… no quería arruinar la familia que habían conseguido. Sentía tan lejano ese tiempo infeliz con aquel hombre, casi como una vieja pesadilla, y no quería revivirlo. No quería destrozar la felicidad de su familia. No obstante, era injusto tanto para él como para sus seres queridos. El amor que sentía por Ki Bum era algo demasiado bello como para esconderlo. Y no lo haría. Ya lo había decidido. Key no merecía esconderse por nada ni nadie, ni siquiera él.

 

 

Su diva cubrió su mano con las suyas, le dio un beso y después besó su nariz con suma ternura. Cuando se separó, le sonrió con cariño.

 

 

—Estoy contigo. —aseguró—. Eres el hombre más valiente que conozco.

 

 

Jong respiró más rápido, teniendo ganas de llorar. Oh, demonios. Imaginarse a su mamá mirándolo con dolor, sufriendo por su culpa. No podría vivir con ello. Y su papá. ¿Qué diría su papá? Sacudió la cabeza, borrando esos pensamientos. Inhaló profundo una vez más y salió de un salto del auto. Cada paso estuvo lleno de lentitud y firmeza a la vez. Listo, pero temeroso, caminó hasta llegar a la puerta, donde ya estaba su hermana esperándolo con gran alegría.

 

 

Sea lo que fuera a pasar, Kim Jong Hyun estaba listo para enfrentarlo.

 

 

 

 

 

 

—No puedo creer que me hayas sacado al frío invierno en mi propio cumpleaños.

 

 

Se quejó mientras cerraba la puerta y se quitaba las botas, Tae Min solo reía, mirándolo.

 

 

—Lo más divertido fue cuando te caíste. —comentó sentándose en la cama.

 

 

—Me lanzaste una bola de nieve en la cara, ¿qué esperabas que hiciera? —renegó acostándose junto a él. Tae se tapó la boca con diversión—. Y lo peor de todo fue la nieve en mis pantalones.

 

 

—¿Cómo habrá llegado hasta ahí? —contestó fingiendo inocencia, cubriéndose con la cobija.

 

 

—Habría preferido un regalo de cumpleaños diferente.

 

 

Tae Min, que todavía estaba riendo, se detuvo y parpadeó rápido, recordando algo.

 

 

—Espera aquí. —dijo antes de levantarse, envuelto en la cobija, corriendo hacia la enorme caja en la que venía. No tardó mucho en regresar con una caja pequeña entre sus manos. Con cuidado, se sentó en el suelo, dejó el regalo y palmó el suelo vacío frente a él, indicando que se sentara. Min Ho obedeció al instante y Minnie empujó el objeto—. Es para ti.

 

 

El mayor, sorprendido, se señaló antes de aceptar la caja. Aún extrañado, la abrió lentamente, descubriendo un pastel de chocolate con temblorosas letras blancas que decían “¡Feliz cumpleaños, Hyung!”. Levantó sus cejas, incrédulo. No sabía cómo responder. Tae, ante tanto silencio, comenzó a ponerse nervioso. ¿No le gustaba? Curioso, se asomó hacia la caja y luego levantó su cara hacia él, justo a tiempo para recibir un beso en la frente. Inspiró profundo, sintiendo cómo revoloteaba su corazón. Miró con timidez a su Hyung.

 

 

—Gracias. —Él sonrió mordiendo su labio inferior. Min Ho apenas iba a levantarse, cuando el menor colocó su mano en su pierna para detenerlo.

 

 

—Espera. —pidió, se inclinó, sacando algo de su bolsillo antes de mostrárselo: Velas y cerillos—. Estamos listos. —aseguró con una gran sonrisa.

 

 

Colocó las velas con ayuda de Min Ho, quien prefirió encenderlas él mismo. No iba a arriesgar los deditos de Tae Min por un par de luces. El bailarín sacó su teléfono, listo para grabar y comenzó a cantar. Choi mordía sus labios, sin saber qué cara poner. ¿Debería cantar también o quedarse callado? ¿Aplaudir o estarse quieto? A decir verdad, solo podía observar a Tae Min, percibiendo cómo sus ojos picaban y sus mejillas dolían. Estaba feliz. Muy feliz. Cuando la canción terminó, él se acercó, a punto de soplar. Tae Min, de nuevo, lo frenó.

 

 

—Pide un deseo, Hyung.

 

 

¿Qué podría pedir? Cerró los ojos, inhaló profundo. Abrió los ojos y apagó las velas con Tae Min aplaudiendo. Fue cuando sintió un toque en su mejilla y la luz de un celular se encendió, mostrando al sonriente bailarín.

 

 

En realidad, no había nada más que pudiera pedir. Por más que lo pensara, tenía todo lo que quería, todo lo que necesitara. Sonrió, pensando en lo completo que se sentía estando con Tae Min a su lado.

 

 

—Gracias.

 

 

Murmuró con los ojos brillantes. El pelinegro frunció su ceño, sin entender, después movió sus ojos del teléfono al pastel y luego hacia al alto, ampliando su sonrisa.

 

 

—No es nada, Hyung. En realidad, no es tan difícil hacer un pastel, ¿sabes? —Choi rió.

 

 

—No hablaba de eso. —Tae parpadeó confundido, abrió la boca y Min Ho se adelantó—. Gracias por estar conmigo, por recordarme. —suspiró—. Por quererme. —Minnie, con su corazón latiendo muy fuerte, se acercó y unió sus labios con ternura.

 

 

—Feliz cumpleaños, Hyung, te quiero mucho.

 

 

—Y yo a ti.

 

 

 

 

 

 

 

Fin.

 

Notas finales:

 


Antes de proseguir, quiero aclarar algo respecto a un capítulo de los anteriores: Emma Watson es quien interpretó a Hermione en Harry Potter es castaña, no pelirroja. Gracias por la corrección ;D!


 


*¡ESPEREN UN MOMENTO! ¿De verdad creyeron que los dejaría sin saber el chisme con Jong Hyun? Pfff, no. Jong tendrá su propio mini capítulo extra para que lean a detalle la escenita ;)! ¿Por qué un mini capítulo extra en lugar de alargar éste? Bueno, además de que este episodio habría salido algo larguito, siento que el tema de Jong Hyun es un poquito más profundo que lo de Onew, Joon, Min Ho o Tae Min. Si lo hubiera incluido aquí, la verdad, habría perdido mucha importancia y al mismo tiempo, le habría quitado mucho protagonismo a Min Ho y Tae Min.


 


A continuación, la sección que, aunque no es obligatoria, me haría muy feliz que la contestaran, y se trata del:


Question Time


*El Question Time es una pequeña sección de preguntas al final de cada capítulo para ayudarte a tener ideas al momento de escribir un comentario y que no dejes un “conti, plis”. No es obligatorio, pero me encantaría conocer tus opiniones.


• ¿Parte favorita? (*Puedes escoger más de una).


• ¿Les gustó la llegada sorpresa de Tae Min? ¿A dónde pensaron que se había ido D:?


• ¿Qué opinan del regaño de Ki Bum hacia Tae Sun? ¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de hermano eres, Tae Sun?! ¡Deberían quitarte el título de hermano mayor!»)


• ¿Les gustó la salida cumpleañera de Min Ho y Tae Min?


• ¿Qué opinan de la disculpa de Onew? ¿Les gustó cómo se resolvió?


• ¿A quién le dio un paro cardiaco al leer lo de Jong Hyun? (8… (no desesperen, habrá un capítulo extra única y especialmente para él).


• ¿Les gustó cómo terminó este fanfic? ¿Qué le habrían cambiado? ¿Cómo lo habrían terminado ustedes? (Lloraré una hora por cada “no sé” que reciba :’c)


 


Muchas gracias a todos por seguirme en esta larga odisea. Sé que no fue bonito esperar, pero por fin terminamos. Gracias a todos, espero leerlos muy pronto en este y mis demás proyectos. No olviden dejar un poco de su amor con comentarios♥. Besos y abrazos psicológicos,


Atte. Hacchi♥!


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