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Absurdo. por lexus_guren

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Notas del fanfic:

Nueva historia, y la verdad y es que esta significa algo nuevo para mi, pues resulta que hace un tiempo  vivi una historia muy parecida, y entonces me puse a escribir ciertas partes y a pensar en como poder armarla, debo decir que aun no tengo un final, ya que en lo personal aun no logro cerrar ese capitulo que se presento de improviso  en mi vida, sin embargo creo que tendra buenos resultados finales.

Honestamente no queria publicar esto, pero bueno... alguien muy especial para mi me orillo a hacerlo y bueno, lo que uno hace por la persona que le gusta <3. 

No era mentira que más de una vez se había quedado tan tarde en la librería como ese día, tampoco era una mentira que el lugar le gustara y en ocasiones se quedara leyendo un poco dentro de ella. Pero esa noche Michael salió más tarde que otros días, lo supo desde el momento que  vio las luces de la cafetería de enfrente apagadas y el lugar que Dave ocupaba para esperarlo completamente vacío, indicio que debían pasar más de la 10:30 de la noche.

Suspiro con cansancio y decidió caminar a su departamento. Había veces como esas en la que desearía que al llegar a casa su madre lo atendiera y le preguntara que tal su día, pero que se va a esperar de  una fanática religiosa que echo a su hijo de casa a los 16 años cuando lo encontró en su cuarto con otro chico besándose, imposible de explicar todos los días de ir a la iglesia o incluso llegar al grado de querer volverlo un cura para que se liberara de males, seguro que eso tenía aun en un trauma al pobre hombre con ojos verdes. También había  veces como esa que hacia falta de un cálido abrazo maternal, hacía falta un poco de todo eso en estos días lluviosos para Michael.

Una, dos, tres cuadras había avanzado, y hubiera seguido si no se habría percatado de esa presencia con ojos azules  brillantes y piel blanca, pero tan delgado que casi podría jurar que estaba en extinción. No necesitaba de nadie que le dijera que ayudara al animal que estaba moribundo en esa banqueta, por instinto corrió hasta el e intento cargarlo, pero el sonido de sus gemidos al alzarlo de dijeron lo que sospechaba, el pobre gato estaba herido y posiblemente  esperaba su muerte echado en esa banqueta, pero un alma tan sensible y tan humanitaria como la de Michael no dejaría que eso pasara, le daría respiración de boca a boca si fuese necesaria para que el animal intentara salvarse, si no, por lo menos lo habría intentado.

 Los gemidos convalecientes del animal seguían y llenaban esas calles frías de Noviembre. Estuvo un rato tratando de calentarlo, se quito su chaqueta y envolvió al felino en ella para que le transmitiera calor y así poder llevarlo a casa y revisar sus heridas,  ya mañana lo llevaría a un veterinario para que lo revisaran.

 

Lo que Mathew menos se imagino que pasara al salir de su disquera y dirigirse a casa fue encontrar a un chico de camisa blanca en medio de una acera sola con un animal en las manos y siendo casi atropelladlo por el mismo. No, no era para nada  normal esperarse eso en media calle de la cuidad en la noche y en plena época de Noviembre. El sonido del claxon y esas luces que dejaban pasar sobre su figura las pocas  gotas de agua que empezaban  a  caer, fueron testigos en esa escena nocturna.

La puerta del auto negro se abrió, dejando ver a una figura resplandeciente que Michael no podía distinguir  por la luminosidad que se colaba a sus ojos provenientes de los faros del auto.

-¡¿pero qué cojones se supone que haces ahí en plena calle, acaso estás loco imbécil?! Casi te atropello y me habría metido en un problema por tu culpa, no te das cuenta acaso- la voz era fría, tan penetrante, era de esas voces que lograban llamar toda tu atención apenas la escuchabas, y eso a Michael no le gustaba, para nada le encantaba la idea de asombrarse tanto por una voz que tiene el poder de congelarte y recorrerte el cuerpo entero.

-...lo siento- no había más palabras, una simple  disculpa fue todo lo que se pudo meter por sus oídos de aquel pelinegro.

A leguas se notaba que el chico estaba temblando, ya sea de frio u miedo, pero el temblor estaba presente en todos los sentidos, y eso si que era del agrado de Mathew, ¿cómo no gustarle que un hombre temblara tan solo con oír esa fuerte voz de mandato?. Era fascinante todo aquello, si no hubiese sido por  el enojo e impresión que le dio ver a un tipo en la calle oscura y casi arrollarlo, de seguro se estuviese riendo a más no poder en su cara.

-Quítate de ahí, estorbas. Y no vuelvas a ponerte tan de repente frente a los autos, de seguro a este paso terminaras muerto- cerró la puerta y se marcho de nuevo con ese aire de superioridad destilando por doquier y dejando esa calle oscura, aun chico con la presente vista de ser casi arrollado y aun gato que gemía de dolor en la acera, no había nada  más que hacer ahí.

Después de recuperarse del susto, Michael  tomo al gato en sus brazos y se  fue caminando a su departamento, de seguro cuando mañana le contara a Dave lo que paso se reiría de lo torpe que fue al arriesgarse por un animal que posiblemente moriría al mes.

La ducha y un vaso de leche para él y otro para el minino fue lo que dio fin a esa noche en la vida de Michael, ya mañana seria un día nuevo y su cama lo esperaba ansiosa.

 

                                                                         ***

 

Las luces, el olor a alcohol y un montón de caras desconocidas que se peleaban por su atención era lo que seguía en la vida de Mathew. Justo después de dejar a Michael en esa acera, las ganas de ir a casa y acostarse eran nulas, ese aire cansado se esfumo con aquella adrenalina de haber casi matado a alguien.

-¡Hey!  Mathew cuanto tiempo sin verte ya te extraña amigo, ¿porque siempre te desapareces así de la nada?, tengo un montón de gente preguntándome que cuando volverías y siempre tengo que sacarles la misma de que no te he visto- Erick, el dueño de aquel antro, se acerco hasta su mesa dejando una copa de algo transparente frente al cantante, y empezando una nueva conversación, que, como siempre, el moreno trato de ignorar y respondiendo solo más relevante, no le gustaba perder su tiempo en charlas tontas como la que ahora se presentaba frente a él.

-ya sabes, tengo trabajo y ando de aquí allá, intento perder el tiempo lo menos posible .-dijo desinteresado, volviendo la mirada a la pista donde aquellos cuerpos sudorosos y calientes se juntaban tanto que casi no distinguías donde empezaba uno y terminaba el otro, -mejor conocido por Mathew como las iguanas-.

-ya veo... wow amigo como me gustaría ser como tú, ir de aquí para allá conociendo gente y que las chicas se peleen por mí, ¿recuerdas ese día cuando una de ellas te aventó un sostén al escenario?, de verdad que sería  fantástico dar autógrafos y pararme a que me aclamen, ya me imagino a todas gritando mi nombre y deseándome.

-si bueno, tienes una gran imaginación, está claro que eso quedara dentro de tu mente toda una vida.

-¡ahh! porque siempre tan malo conmigo, yo que te quiero tanto, que te aparto a las mas lindas del antro y te regalo copas gratis para ti solito- hizo amago de querer abrazar a Mathew con tono cariñosos e infantil pero este simplemente movió su brazo y lo volvió a ignorar como si nada hubiese pasado.

-jamás te pedí que hicieras eso, tú me das las copas por qué quieres, nadie te obliga a hacerlo.

y ahí  estaba de nuevo ese demonio que Mathew había descubierto a temprana edad y era su mayor aliado: la indiferencia.

-bueno ya, tu siempre hieres mis sentimientos, mejor dime como te va con Katherine, escuche que el siguiente mes llega al país ¿ya la extrañabas?

-no realmente, aparte ¿por qué tendría que darte explicación de mi relación a ti?, eso es algo solo mío, así que si no te importa prefiero irme a otro lado.

Como si nada se levanto de su mesa y de dirigió a la pista, dejando a la par un montón de miradas tentadoras sobre su persona. No, otra vez no en definitiva,  ya no era de su importancia ahora todo ese tipo de cosas, jamás lo habían sido, el no pidió que la gente lo acosara y no lo dejara ni alzar una mano a gusto sin que la prensa o la gente se le lanzara encima.

La madrugaba estaba pasando demasiado lenta, unas cuantas copas encima y ya iba  en dirección a un hotel con una rubia de buen cuerpo sobre él, no, ni eso lograba importarle en este momento; total, cuando la vida te da limones, debes  explotarlos al máximo y véndelos por kilo hasta hacerte rico,  que quizá algún día termine aventándote mierda en vez de cítricos y ahí si estarás jodido. Ese era su lema para aquello que lograba hacer con su vida. Algo ofuscado y con poca gracia, pero en fin, hasta el momento había logrado mantener a raya ciertas cosas de su vida, por lo menos todo aquello tan lograba catalogarlo como esencial.

Dos cuerpos moviéndose bajo la cama era el retrato vivo en aquella habitación, no había nada de besos apasionados en los labios, ni siquiera un roce de ellos, toda aquello era tan relativo. Mathew era de esas personas que creía que podía compartir fluidos genitales o incluso penetrar a una mujer sin remordimiento alguno, pero los besos reales solo eran dejados en películas de amor, porque eso era muestra exacta de cariño, los besos en los labios eran únicos e incompatibles; irónico, ¿no?.Quizá a Katherine la haya besado ¿cuántas? ¿3 veces y solo frente a cámaras?  era algo tan simple como quitarle la ropa a la chica, manosearla un poco y después tirársela, algo simple y vulgar, todo aquello empezaba a perder su chiste...la vida siempre había  sido así para él, un laberinto en el que o te mueres o te suicidas.

-¿puedes quitarte esas vendas ya? en verdad que es molesto verte con ellas- le recrimino la rubia una vez que estaba encima suyo, pidiéndole -más bien exigiéndole- que quitase las vendas de sus muñecas.

-¿tanto te molestan?, si es así puedes irte mucho al carajo que no pienso hacer lo que una rubia ofrecida me diga ¿entiendes?.

-estúpido, como te atreves a llamarme rubia ofrecida- la mujer le reclamo encima suyo ofendida.

-ja, y como querías que te dijera, ¿acaso planeabas decirme que eres virgen y yo soy el primero? eso ni tú te lo  crees, ahora quítate de encima mío que  ya me quitaste las ganas.- la empujo sin cuidado alguno y se puso los pantalones y sus tenis, listo, con su actitud había cagado el momento,  ¿Porque, quien se creía esa tipeja para pedirle que se quitara las vendas de las muñecas?, si él las traía era muy su problema y ninguna tipa con un montón de silicona en los senos le iba a decir que hacer. Nadie podría decirle cómo manejar su vida, estaba arto de todo mundo, ¿acaso nadie entendía el lema: vive y deja vivir?.

Se fue de la habitación con esa cara de indiferencia y el cabello negro con tonos verdes amarrado en una coleta tras su nuca, las luces del pasillo eran absurdas, la vida, las personas que creían tenerlo todo y ser superiores, aquellos que no entiendan la vida y querían meterse en las faldas ajenas, esas personas que creían que la belleza o que la fama se conseguía dependiendo de qué tan buen físico tengas o en cuantas camas hayas estado, todo era absurdo.

Pago en la recepción ignorando la mirada tentadora de la mujer que atenida  y se monto de nueva cuenta en su Audi negro, 4 de la mañana y no había logrado nada, solo una medio borrachera y una pelea con una tipa que quiso quitarle sus vendas.

Eso...en automático acaricio su mano, esas marcas lo significaban todo, eran una marca personal en su vida, eran todas cada una de esas emociones que lo construían y lo hacían ser Mathew Gardner, significaban noches con frascos de Prozac y demás antidepresivos , no era fácil vivir  en su lugar, todo daba giros de la nada y el caía en un profundo precipicio, desde el principio hasta el fin sabía que su vida  sería así.

El conjunto de departamentos con luces azules fuera y una fuente en la entrada indicaban la llegada del pelinegro, la no hora no importaba, no era como si esperara a una mujer preocupada en bata recibiéndolo con un beso y regañándolo por la hora, solo era una sala fría con un ventanal enorme con vista a las luces de la ciudad que le decía que afuera había la misma mierda de siempre, los mismo dolores  de cabeza y la misma gente, justo el mismo infierno que siempre lo rodeo. No había mas que hacer por ahora, su cabeza pronto le martillaría y los analgésicos no serian suficientes, solo quedaba  poder intentar dormir y esperar a que algún día no despertara, solo eso deseaba de la vida como único regalo.

 

                                                                                   ***

El sonido molesto de la música chillante del celular sonó por toda la habitación, los rayo apenas llegaban a colarse por la ventana y luchaban por traspasar la cortina blanca para darle  de lleno en la cara, no había de otra, por desgracia si había despertado; nuevamente.

-¿qué quieres John?, te he dicho millones de veces que no me hables tan temprano.-apenas contesto  la llamada y ya estaba enojado, típica escena del líder de  TEMPLE ORCUS.

-¿temprano?, por dios Mathew, es más de medio día, ¿que no piensas venir o que pretendes ?, Adam nos matara si no llegas a tiempo...de nuevo.

-ya ya, ni que no pudieran empezar sin mí.

-supongo que no se pude cantar  sin un vocalista, eres un genio ¿lo sabías? acaso piensas que...

-ya cállate, llego en una hora, y deja de molestarme- colgó el celular sin ofuscarse por la interrupción que acababa de cometer, un día más, de seguro que la vida debía de  ser una mierda, que mas daba, siempre era así, gente de aquí para allá preguntando que si Katherine esto, que si su gira, que si las canciones, que si todo... a este paso  el mundo viviría una ola de sangre masiva por la mano de Mathew Gardner, eso era algo definitivo.

Sin más, entro a la ducha lavando cuidadosamente  sus brazos y meditando mientras tanto, hoy sería un día diferente... quería que fuera así, no mas cámaras, no más gente, no mas gritos de que alguien toco un  SOL# sin ser el momento, solo un día normal, como siempre había querido que fuera...solo eso esperaba.


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