Por fin había podido atraparlo, llevaba ya tiempo persiguiéndolo, pero aquel rubio, no lo había pelado en ningún momento, tomó el rostro del rubio y beso el área que había golpeado con anterioridad y susurro para sí — Por fin estas aquí— sonrió ante la duda del rubio, no lo había oído y eso estaba bien, y lo abrazó.
Lo conoció en la universidad, llevaban 1 clase en común, y como era de esperarse le causó una gran y grata primera impresión.
—Me alegra que hayamos entrado juntos a la facultad, y estar en casi las mismas materias, Sasuke-kun— Mencionó una mujer de cabellos rojos, y de lentes, su mejor amiga, aunque a veces no la soportaba. —mmm…— contestó sin el mínimo interés de seguir con la conversación.
—Pronto llegará Suguetsu, ya está tardando, ¿no crees Sasuke-kun?— No creo que no había entendido la indirecta, suspiro resignado y voltio a verla. — ¿No crees que a estas alturas, es más probable que ya se haya echado la pinta?— Tajó, ahora sí la conversación, voltio mirando hacia la puerta.
Se oyó la puerta abrirse con parsimonia, entro un hombre en traje, cabellos platinados, producto de su genética hereditaria. — Muy bien muchachos, han escogido la asignatura de Historia Organizacional, a las 9:00 a.m., impartido por Kakashi Hatake, y de una vez les aviso, soy un maldito desgraciado, y me odiarán durante estos 6 meses, si quieren pasar, más les vale seguir mis reglas— dijo el profesor viendo hacia el frente, con una voz seria.
—Número uno, no quiero celulares, tablets, o cualquier porquería de tecnología que posean hoy en día, a menos que yo lo pida como material de clase, en dado caso, se los aré saber con anterioridad, oigo una de aquellas cosas, y será confiscada— todos bajaron la cabeza.
— ¿¡que esperan, no piensan apagar esa mierda y escribir mi reglamento!? — dijo golpeando la mesa a la vez que todos brincaban del susto, se oyó en ruido de los teléfonos, tablets, las mochilas abrirse, las sillas moverse y después un gran silencio.
—Número dos, no toleraré su llegada después de 10 minutos empezada la clase— se oyó los lápices escribir y un gran portazo, todos voltearon a ver al recién llegado, rubio, delgado y esbelto, piel lo suficientemente bronceada para hacerlo ver hermoso, cara fina, y finalmente ojos azules y brillosos.
—¡¡Lo siento, -dattebayo!! No encontraba el salón— volteo a ver a los alumnos, que tenían una cara de terror, después voltio a ver a sus sensei, que tenía una cara sorprendida, no le dio tiempo de reacciona y se inclinó ante él — Profesor, no era mi intención dar esta primera intención, no volverá a pasar— terminó, y se dirigió a uno de los asientos libres, pegado a una de las ventanas, justo enfrente del azabache.
El profesor carraspeo su garganta y prosiguió — Decía pues, no permitiré retrasos, dan las 9:10 am y absolutamente nadie entra, no teléfonos, ni tablests hasta cuando yo lo diga y por último, aquellos que observe platicando de algo que no sea mi clase, que los encuentre haciendo tareas que no sean de mi clase y aquellos que no traigan el material de mi clase, no estarán en mi salón— resumió todas sus reglas.
—A otra cosa más, jovencito— señaló al rubio — Será el primero que presentará una presentación del primer capítulo— concluyó, y prosiguió con la clase.
Su primer encuentro no había tenido magia al conocerse, su primer encuentro había sido tan común, pero para el azabache fue, el principio de todos sus males, cada día de ese semestre en punto de las nueve, podía verlo sonreír, podía verlo platicar, podía admirarlo, pero todo tenía sus contras, también observaba como las chicas lo miraban, ellas se veían envueltas en el carácter tierno y extrovertido del rubio.
No quería fuera de alguien más, pero por más que trataba de llamar su atención, resultaba ser invisible para aquel muchacho, resultaba asombroso para el saberse indiferente para una persona, siempre había llamado la atención de las masas. Aunque no le extrañaba nadita pensar que al chico atolondrado no lo mirase.
Pasó un año, y en ese año siguió observándolo, tomaba clases lo más cerca de él, aunque llevaban carreras diferentes, podía observarlo en un salón cércalo, y sin saberlo se volvió en su acosador, llegó la primera novia de su Naruto, y procuró coquetear con la fulana, para después abandonarla cuando supo que había dejado a Naruto a las dos semanas, y así se repetía el procesos. Naruto conseguía novia, él se enteraba, le hablaba bonito a la mujer, un par de rosas, y una cita, finiquitaban las relaciones de su rubio.
Decidió volver a concentrarse en su ahora, abrió la puerta y encamino al muchacho, cerró la puerta y enseguida de eso beso al muchacho, su Naruto, lo deseaba, tanto tiempo sufriéndolo y volviéndolo suyo por las noches tenían que tener su efecto, cada rose lo hacía pensando en darle placer.
—¿DD…D… De… Deberíamos hacer esto, en verdad? — pregunto el rubio una vez, viéndose sin camisa, pero en seguida se retractó y ayudo al moreno a quitarse la camisa, beso la clavícula del moreno. — ¿Decías?— contesto sonriendo y prosiguió a costar al muchacho en la cama.
Sostuvo las manos de Naruto por arriba de su cabeza, y beso lentamente sus frente, prosiguió con sus ojos y su nariz, le gustaba su nariz, respingada y pequeña, tan armoniza, beso cadenciosamente los labios del contrario, deseaba más, pero se detuvo a verlo — me gustas Naruto— dijo de una manera de ensoñación, el rubio no entendió pero sonrió.
Soltó al rubio y beso uno de sus pezones mientras bajaba la cremallera del aun puesto pantalón, pronto moría si no veía a su ángel desnudo, masajeó —mmm… ahmm!— oyó el gemido en forma de ronroneo, iba por buen camino, continuo masajeando pero ahora bajando el pantalón a la altura media de los muslos de Naruto.
—Sa…Sas…Sasuke—susurro el ruibio en su oído haciéndolo sentir una descarga eléctrica — mmm??— dijo dedicándole tiempo a su otro pezón, —quiero ir al baño??— dijo dubitativo el muchacho.
Levanto su cabeza extrañado —¿me lo dices o me lo preguntas?— se acercó a sus labios mientras susurraba estas palabras aun sin quitar su cuerpo sobre el moreno— te lo pregunto, nunca… ahmm— sintió como el chico se estremecía, cosa que aprovechó para para bajar sus pantalones y chocar sus sexos, casando que el muchacho se retorciera bajo él.
—Nunca había sentido esto— dijo avergonzado el muchacho,— Claro de eso me aseguré— no dio tiempo a Naruto de pensar lo contestado y empezó un lento vaivén, se sostuvo de los laterales, y acaricio superficialmente las costillas del rubio — Ahh— gimió con voz ronca, empezaba a sentir húmedo y viscosa ahí abajo, se recargó aún más en el cuerpo de abajo y se sostuvo con uno de sus codos, mientras con la otra apretaba los dos miembros. Se concentró el ir y venir mientras que su mano seguía un movimiento contrario a sus pelvis, volvió a besarle, se juró aprovechar cada oportunidad para besarle, pronto vio como el rubio se curvaba.
—Ah Sasuke!! … ammm ah!!—abrazo Naruto al moreno, en verdad lo estaba sintiendo, por una extraña razón sentía placer en cada movimiento de Sasuke, pero a su vez se sentía amado, como si cada movimiento lo hiciera el moreno para él, sentía que no iba a poder dejarle después de esto.
Naruto abrazó al hombre azabache y abrió como pudo sus piernas, para dejarlas a los costados de las del otro, lo quería más adentro, lo quería más íntimo y empezó a mover más su pelvis—quiero más Sasuke— suplico con vehemencia Naruto, apretó más el abrazo— quiero más, por favor, Amm ha!—
—Muy bien cariño, separa más tus piernas para mí, mientras te miro— pidió el moreno mientras alejándose momentáneamente del su rubio, y la vista lo éxito más, lo que vio lo dejo embelesado. Naruto estaba sonrojado, sus hermosos y rosados pezones habían cobrado ya una tonalidad rojiza por los incesantes besos y se encontraban levantados, quiso besarlos otra vez pero se contuvo, bajo más su mirada y se encontró con el pene del rubio en lo alto, masajeo en suyo mientras miraba como el rubio sostenía sus rellenos muslos por sí mismo, por un momento se vieron a los ojos, y se sonrojaron ambos, Naruto volteo su vista hacia otro lado.
—Por favor, haz algo, quiero más— suplico en un susurro el rubio, extasiado por verse observado. —haré algo Sasuke empezó a besar el cuerpo el su ángel recorrió cada centímetro, hasta llegar al falo de su niño, empezaba a soltar el pre semen, se relamió la boca y empezó a masajeárselo — Te gusta— dijo mientras besaba alrededor de su pene, llegó a los huevos de Naruto, y sintió como otro estremecimiento recorría el cuerpo de su amor, Naruto seguía sosteniéndose sus muslos.
Ya no aguantaría mucho tiempo sosteniendo sus piernas, iba a hablar cuando sintió como la cavidad del moreno comía su pene — ah!! Sasuke dijo queriendo soltar sus piernas, — no puedes aguantar así cariño— dijo el moreno sabiendo lo que pretendía su ángel, el asintió — abre tu boquita— dijo el moreno viéndolo de una manera penetrante, para después posicionar sus dedos en la boca de su Naruto, el seguía chupándosela mientras tanto.
Así pasó 5 minutos, de tortuosidad tanto para Sasuke como para Naruto, la mamada cobraba diferentes ritmos, una vez llegado el frenesí, Sasuke sacaba el pene del rubio para después volver a empezar lento, los dedos ya habían empezado a trabajar en la entrada de Naruto.
Naruto sentía placer viniendo por todas partes, su pene era chupado mientras que en su entrada, un dedo hizo aparición, empezó con movimientos dentro y fuera, después en círculos, y fue sacado para ser remplazado ahora por 2 que hicieron la función de abrirlo en forma de tijeras, después en círculo, sintió como los dedos formaban un ganchillo dentro de su año y subían de arriba debajo de manera rápida, se empezaban a oír sonidos propiamente de sexo, se sentía pegajoso, se sentía caliente y finalmente se sentía consumido por el azabache.
—Ya méteme tu pene, Sasuke!, lo quiero ya!!— y aunque el azabache era lo que más deseaba tenía que asegurarse que estuviera correctamente preparado. Unos minutos más detuvo tanto la mamada como el movimiento de sus dedos, recibiendo una pequeña queja, se levantó de la cama y busco en los burós lubricante y condones, el precio que pagaría por ellos, valdría bien la pena, se puso el condón enfrente de Naruto, este lo miraba con deseo y pasión, abriendo inconscientemente más sus piernas para Sasuke.
Lo quería dentro, quería sentir aquella vara dentro de sí, el tamaño de Sasuke excitado lo había asustado un poco pero a la vez, lo tenía fascinado, el joven azabache se acomodó entre sus piernas — aquí voy Naruto, aquí voy— avisó el moreno, mientras entraba la punta, recibió un quejido de incomodidad, y el cuerpo de Naruto se removió bajo él.
—¿Te duele?— dijo preocupado pero sin parar de meterse lenta y cuidadosamente —No— contesto Naruto viéndolo otra vez a los ojos, — sigue por favor—suplicó.
Ya dentro de Naruto, Sasuke empezó un vaivén lento, pero profundo, salía y entraba prácticamente por completo, su pelvis empezó a ir cada vez más rápido, la habitación se empezó a llenar de gemidos tanto de Él como de Naruto, el olor a sexo se intensificó y los cuerpos desnudos perlaban de sudor.
Naruto se sentía lleno, completo y feliz, Sasuke se sentía en un sueño, unos minutos después, los dos llegaron al clímax, el moreno cayó con cuidado encima de Naruto, distendió la cama, y limpio a su rubio, lo cobijo y lo atrajo hasta él.
—durmamos por ahora, Naruto, mañana será otro día— el rubio se encontraba prácticamente ya dormido, lo abrazó, beso su frente y así durmió junto a su ser amado.