- ¿Shinji? –repitió Kamio con falsa seriedad y falsa voz de somnoliento. Sólo quería ver qué expresiones se verían en su cara, pues sabía perfectamente lo que había hecho y le había gustado, por lo que se levantó a medias, pues estaba sentado esperando respuesta mientras por dentro el calor de su corazón le anticipaba lo que quería escuchar.
- ¡Kamio-kun! –dijo Shinji sorprendido y también se incorporó para sentarse mejor– Etto… Lo siento, no me percaté de que ya había pasado la media hora, y yo… –vio que Kamio había bajado la cabeza e Ibu se sonrojó nuevamente al ver que estaba mirando fijamente sus manos entrelazadas.
Ibu se disponía a soltar la mano de Kamio, pero éste al sentir que la calidez de su compañero iba a desaparecer, instintivamente la sujetó más fuerte.
- Shinji yo… –comenzó a tratar de explicarse por la reacción que tuvo, pero esta vez Ibu no lo detuvo con palabras o usuales murmuraciones, sino con un beso. Kamio dejó que Ibu lo besara tanto como quisiera, pero llegó un momento en el que tuvieron que separarse para poder respirar y tomar un poco de aire. Eso tan sólo duró un par de segundos, porque esta vez Kamio tomó el rostro de Ibu con la mano que le quedaba libre y lo atrajo hacia sí, a lo cual el pelilargo no se resistió. El fuego que sentía Shinji dentro de sí lo demostraba dejándose llevar por su pelirrojo, quien con su lengua entreabría los labios de Ibu y jugueteaba dentro de su boca, haciéndole cosquillas e intensificando la pasión entre ambos –. Te escuché en el café, Shinji. Escuché cuando dijiste que te gustaba –dijo Kamio cuando se separaron un poco.
- ¿Y por qué no dijiste nada? –preguntó Ibu sorprendido, aunque no se le notó mucho.
- Porque pensé que no era el momento. Conversé de esto con An-chan y me dijo que tal vez fuera más despacio… Jamás me habría imaginado que serías tú el primero en avanzar. Me sorprendes cada vez más, Shinji –respondió Kamio con una sonrisa en su rostro.
- Cuando te vi jugar contra Sengoku… Tu juego fue impresionante. Me puse un poco celoso, por eso no paraba de murmurar más de lo normal. Tuve envidia de cómo pasaste tu límite y te superaste, eso es algo que hasta ahora no comprendía.
- No te entiendo, Ibu…
- Kamio, con tu tenis, deseé sentir esa emoción. Es sólo que no esperaba encontrarla fuera de las canchas –añadió con una leve sonrisa y un leve sonrojo en su pálido rostro.
Era imposible no sentirse conmovido con las palabras de Shinji, y aún más por los colores que adornaban el rostro de su compañero. ¡Y pensar que fue él quien se movió más rápido! La ironía de ese pensamiento lo hizo sonreír, por lo que no pudo evitar querer darle otro beso al pelimorado.
- Shinji, ven aquí –lo llamó dulcemente. Se acercó a los labios de su compañero y le brindó ese calor, ese fuego que tanto le pedía a gritos y que era correspondido.
Estaba oscureciendo y la pareja aún seguía en ese lugar rodeado de flores. Las palabras ya venían sobrando, pues los besos y las caricias de ambos lo decían todo por ellos. El pelirrojo no dejaba de besar a su compañero y éste último no quería que parase, los minutos pasaban y para ambos no importaba, disfrutaban de la compañía del otro como nunca lo habían hecho.
- Siempre quise hacer esto –le dijo Kamio a Ibu con una mirada provocadora, rompiendo el silencio.
Tiró a su compañero en el pasto y se colocó encima de él, posición que le daba una perfecta vista del pálido rostro que comenzaba a sonrojarse débilmente. Con su mano derecha se apoyó a un costado del hombro izquierdo de su pareja y con la otra mano comenzó a acariciar el cabello violeta de Ibu, quien se sorprendió un poco por las acciones de Kamio, ya que pensó (con su inocente mente) que el pelirrojo iba a ir por otro camino.
- Te quiero, Shinji. Te quiero como eres, con tus murmullos y tus gestos inexpresivos. Y te quiero aún más porque sé que cuando te sonrojas, sólo sucede conmigo –añadió el pelirrojo, quien seguía acariciando sus cabellos y de pasada el rostro de su pareja que se había puesto colorado una vez más. ¿Lo ves? –le dijo sonriendo, dando prueba de lo que decía.
- Kamio… –alcanzó a decir Ibu, quien recibió nuevamente un beso del pelirrojo antes de poder continuar–… creo que es obvio que también te quiero. Tal vez me avergüence de decirlo un poco al comienzo, es decir, cuando el resto de la Fudomine se entere ya no tendré salida pero mientras tanto… –y ahí están los murmullos de nuevo, cosa que ya traía sin cuidado a Kamio, pues al menos le había podido sacar un “te quiero” al chico que todos creían que no sentía pero ni un poquito.
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- ¿Crees que seamos también una buena pareja de dobles? –preguntó Kamio.
- Ya hemos jugado antes, Akira-kun –dijo secamente el de cabello violeta.
- Ya, pero ahora somos pareja pareja, como la Golden y la Silver Pair –le respondió Kamio en voz bajita guiñándole el ojo.
. ¡Hey, chicos! Basta de palabreos, el que viene es el suyo. Den lo mejor de ustedes –finalizó el buchou de la Fudomine, Tachibana Kippei, dándoles palabras de aliento a la pareja de Dobles 1 luego de la derrota en Dobles 2.
Sobra decir cómo acabó el encuentro: “Juego y partido para la pareja Yanagi – Sanada del Rikkaidai Fuzoku. 6 juegos a 0”. El partido fue humillante, ambos no podían mirarse a los ojos porque temían que pudieran derramar algunas lágrimas antes de poder pronunciar alguna palabra. Antes del juego del buchou (que ya sabemos también cómo quedó), Kamio toma del brazo a Ibu y lo lleva a un lugar solitario pero de todas formas cerca de los partidos que se estaban por jugar.
- Kamio, lo siento mucho, no pudimos ganar ni un juego –empezó Ibu tratando de mantener la compostura, pues sabía lo importante que era para su pareja poder jugar juntos–, sabes que hicimos todo lo que pudimos pero… –no pudo continuar, pues aunque Kamio tenía la cabeza agachada, pudo ver con claridad las finas lágrimas de su compañero. No pudo soportar verlo así, por lo que abrazó fuertemente a Kamio y contuvo sus lágrimas, pues sabía que con llorar a su lado no conseguiría nada; él tendría que ser el fuerte y darle su apoyo.
- Akira, escúchame bien –le dijo en un tono muy serio, diferente a la manera inexpresiva que tenía Ibu de decir las cosas–, tal vez no estamos hechos para ser una pareja de dobles, pero sí para ser una pareja que puede apoyarse uno sobre el otro en momentos así. Sea lo que tengamos que enfrentar, lo haremos juntos y daremos siempre lo mejor, y aunque el resultado no sea el esperado, siempre, siempre estaré ahí para ti –dicho esto, abrazó aún más fuerte a su pareja, quedándose así por un largo tiempo. Kamio decidió dejarse envolver por el abrazo de Ibu, el cual lo sintió aún más cálido que de costumbre, cosa que lo calmaba luego del desastroso partido.
- ¿Crees que lo haremos mejor la próxima vez? –preguntó el pelirrojo luego de secarse las lágrimas.
- Claro que sí –respondió Shinji con una tierna sonrisa, cosa que impresionó mucho a Kamio, pues jamás lo había visto sonreír así, y menos con tanta seguridad –, recuerda que nuestros oponentes han vencido a las mejores parejas incluso de los Nacionales, por lo que debemos mejorar si queremos llegar hasta ahí, ¿cuento contigo?
- Por supuesto –Kamio apoyó su cabeza contra el hombro de su pareja. “Quién se iba a imaginar que Shinji podría decirme todas estas cosas. Creo que a pesar de todo estamos avanzando y estamos yendo a nuestro propio ritmo”, se dijo para sí con una sonrisa, la cual Ibu pudo ver.
- Mmmm –le dio un beso inesperado a Akira en sus labios, como si hubiera leído los pensamientos de su compañero– estoy listo para elevar nuestro ritmo, en el tenis y entre nosotros dos.