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Un Ángel por Dark_Yuki_Chan

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Captulo 2: Un ngel Entre mis Brazos

Sanosuke estuvo a punto de aplastar a Yahiko cuando entr precipitadamente en el dojo. Sin hacer caso de los enfurecidos gritos del chico, Sano se dirigi rpidamente a la habitacin de Kenshin. Abri la puerta en silencio y se qued pasmado al encontrarse con los ojos color cielo del rurouni, que sonri y le salud amablemente:
- Konnichiwa, Sano -. Con aquella sonrisa delicada que derreta el corazn del guerrero.
- Kenshin - Sonri a su vez Sanosuke. - Cmo ests?
- Estoy mucho mejor, arigatou. Siento haberte preocupado.
- No importa, que bueno que ests bien… -. A estas palabras les sigui un largo e incmodo silencio que puso sumamente tenso al joven moreno, quien morda la lengua dentro de su boca y volteaba los ojos hacia todas partes, evitando lo ms posible el angelical rostro de Kenshin. Sano cerr la puerta sin ningn motivo especial, y se dej caer ruidosamente sobre el tatami. Clav sus ojos en el pelirrojo y llen lentamente sus pulmones de aire, listo para decirle algo sumamente importante. Precisamente en el momento en que sus labios se separaban para dejar salir las comprometedoras palabras, Kenshin le clav sus grandes ojos azules con una expresin tan perfectamente encantadora que Sanosuke se sinti aterrado. No, no poda. No poda decrselo, abrirse, no poda desnudar su corazn frente a su amado. Quiz en otro lugar. Quiz en otro momento. Quiz en otra vida… El joven guerrero suspir de un modo sumamente varonil y cruz los brazos sobre su pecho, disimulando sus pensamientos maravillosamente. El rurouni comenz a relatarle unas aburridsimas ancdotas sucedidas en el dojo aqul da. A Sano no le interesaban mayormente los insultos de Yahiko hacia su sensei, el paseo de las pequeas Ayame y Suzume por la ciudad, ni las quejas de Jo-chan por el alza en el precio del tofu. Lo nico que llamaba la atencin del joven y le obligaba a prestar atencin a aquellas cotidianas noticias era la hermosa voz de quien se las relataba. La sonrisa que curvaba los labios de Kenshin al hablar de sus seres queridos cautivaba a Sanosuke, las joyas azules que le observaban hacan que se ruborizara invisiblemente, la voz que acariciaba sus odos le hechizaba dejndolo al borde de la locura. De pronto, el animal salvaje y desquiciado que habitaba dentro del joven rompi las ataduras con que su razn le controlaba. Ningn argumento lgico que la mente de Sano intent elaborar logr detener a su apasionada criatura interior, todas las razones y palabras de cordura murieron al nacer, todas las barreras auto impuestas fueron intiles para retenerle. Mandando a paseo su lgica, Sanosuke se abalanz sobre Kenshin y bes sus labios obligndole a callar. El sorprendido vagabundo abri tanto sus azulados ojos que parecan dos enormes lagos prestos a cobijar al guerrero dentro de sus aguas. Ken se mantuvo quieto, aceptando y continuando el beso de Sano, con las pupilas clavadas en los castaos ojos de este. El corazn del guerrero danz dentro de su pecho al ver como su beso era correspondido tan afectuosamente por su ngel. Nada podra arrebatarle a su hermoso Kenshin en ese momento, nada. Tal vez el rurouni le odiara luego de eso, quizs se sintiera asqueado y decepcionado por la actitud de su amigo y jams quisiera volver a verle. Entonces, el guerrero debera guardar eternamente en su memoria el dulce sabor de los labios de Ken, sin tener jams la posibilidad de repetir aquella deliciosa experiencia. Por eso, deba disfrutar al mximo sus cortos segundos de gozo. Completamente hechizado por los sabrosos labios del vagabundo, Sanosuke comenz a girar su lengua dentro de la boca de este, a entrelazarla con la suya, a lamer y mordisquear sus labios en un beso apasionado. Estaba haciendo lo que jams se crey capaz de hacer, estaba yendo ms lejos de lo que crea que una persona normal poda permitirle a alguien cuyo amor no corresponda… O era que acaso estaba equivocado al pensar eso? Existira la remotsima posibilidad de que el corazn de Kenshin albergara hacia Sano un sentimiento similar al que este senta hacia l? Poda, quizs, estar el rurouni enamorado del guerrero? … Sanosuke no crea que esto fuera posible, pero los acontecimientos se dispusieron a demostrarle lo contrario. Kenshin se desembaraz del abrazo apasionado con que el joven moreno lo mantena preso, clav sus ojos en este y murmur lo ltimo que Sanosuke esperaba or:
- Ai shiteru, Sano -. Los brillantes ojos del guerrero se abrieron de par en par al ser tomado absolutamente por sorpresa. Cmo poda ser posible? Realmente esas palabras haban sido pronunciadas por su ngel, o era slo un hermoso sueo del que despertara violentamente de un momento a otro? Es que acaso aquel sentimiento hermoso que desbordaba su corazn poda ser correspondido aunque fuera en parte por Kenshin? Sanosuke se sinti tan confundido al or esas palabras, que su cuerpo dej de responderle. No poda mover ni un dedo por ms intentos que hiciera. La confesin que el rurouni le haba hecho en esos cortsimos segundos le haba dejado helado, totalmente paralizado a causa de la impresin. El vagabundo acerc su ruborizado rostro al de Sano y, con slo un par de centmetros distanciando sus labios del odo de este, susurr:
- Te adoro, Sano.
- Ke… Kenshin - Balbuci Sanosuke. - Quiero amarte aqu mismo.
- Hazlo - Sonri el hitokiri. - Puedes hacer lo que quieras conmigo. Quiero ser todo tuyo, Sano.
El joven guerrero no poda creer que su sueo, su anhelo, su deseo de todo ese tiempo estuviese por fin realizndose. Qu importaban ahora las noches pasadas en vela, el dolor que haba sufrido su corazn, la censura auto impuesta? Qu importaba la tristeza de Jo-chan en aquel momento? Qu importaba todo lo dems si en ese instante estaba acariciando a su ngel, besndolo y sostenindolo entre sus poderosos brazos? Qu le importaba morir en aquel mismo instante, ser visto por el Japn entero, si saba que su ngel tambin lo amaba? Nada import para Sanosuke durante aquellas horas en las que el tiempo no corra. El universo desapareci para los amantes durante su encuentro, para cada uno slo exista el otro y nada ms fuera de l. El guerrero olvid todos los problemas que le haban atormentado durante su vida, limitndose al momento sublime que estaba viviendo. AMOR. Estaba experimentando el AMOR en su mxima expresin, la comunin con el ser que ms le importaba en la vida. AMOR. Estaba haciendo suyo al ngel que le haba visitado en sueos desde la vez primera en que le vio. El momento en que vio esos ojos azules de ensueo, esos cabellos ms rojos que un atardecer, esa piel tersa e inmaculada como las estrellas lejanas en el cielo turquesa. En ese momento, record, una luz brill para l, mas fue extinguida al poco tiempo por la hermosa, aunque temperamental, Kaoru, que pareca ejercer una fascinacin inigualable sobre el rurouni. Y ahora entenda. Entenda que el corazn de Kenshin jams perteneci a la joven, que fue suyo todo ese tiempo, que lo haba aguardado tan ansiosamente como l. AMOR. Nada importaba. Ahora s, por fin, poda llamar a Kenshin SU ngel sin exagerar. Era suyo. Nada ni nadie podra arrebatarle a su ngel ahora que por fin lo tena entre sus brazos. Aquella apasionada comunin, aquella unin de sus cuerpos y sus almas no podra ser borrada jams de su memoria. Su cuerpo y su corazn perteneceran nicamente a su ngel por la eternidad.


Yahiko estaba feliz de que Kenshin se estuviese recuperando. Ya haba terminado sus labores en el dojo y Kaoru se encontraba fuera dando unas clases. El chico decidi ocupar su tiempo practicando, pero no consegua concentrarse. Era extrao que alguien fuera de Kaoru se mostrase tan preocupado como Sanosuke lo haba hecho por la salud de Kenshin, al fin y al cabo, slo se haba sentido cansado… O no? Acaso haba algo ms grave y nadie se lo haba dicho? Otra vez lo estaban excluyendo de todo slo porque era un nio? Estaba Kenshin realmente en peligro? No poda quedarse con aquellas dudas revoloteando en su mente, tena que cerciorarse de que Kenshin se encontrara bien. Dej su poco productivo entrenamiento y se lanz corriendo hacia el cuarto de Kenshin con aquella energa inagotable propia de los chicos. Una vez frente a la puerta, Yahiko no se molest siquiera en golpear. Abri la puerta al tiempo que deca:
- Kenshin, dime… -. Pero fue incapaz de concluir la frase. La escena con que se encontr lo dej absolutamente sorprendido, asqueado y hasta algo asustado. Un Kenshin completamente desnudo lama el pecho de Sanosuke que, desnudo tambin, yaca exhausto sobre el tatami, mientras las piernas de los dos se entrelazaban apasionadamente. Ambos hombres clavaron la vista en el chico, que los mir con un gesto de repulsin y cerr la puerta violentamente. Se ech a correr hecho un mar de confusiones, con la imagen que acababa de ver fresca y latiente en su cerebro.

CONTINUAR...

By: Dark Yuki-Chan

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