Reía con su novia mientras subían las escaleras del centro comercial. Por instinto miró en dirección a la escalera mecánica contraria, la cual bajaba, topándose con una pareja… Su mundo pareció detenerse por unos segundos… era él, el causante de sus pesadillas, de sus alegrías y tristezas. Era el chico alto de piel canela con linda sonrisa. Simplemente era su primer amor.
El contrario sonreía a su actual pareja, una chica de la universidad. Sintió una electricidad recorrer su cuerpo, miró a todos lados tratando de encontrar a un culpable ante su propia reacción. Sin embargo, paró en seco al notar una mirada penetrante. Dejó de respirar al momento de notar esos grandes ojos observándole. ¿Cómo olvidarlo? Su corazón volvió a latir como la primera vez… como hace cinco años atrás, era Kyung Soo.
°°° 5 años atrás °°°
-¡KYUNG SOO, ESPERA! ¡NO CORRAS TAN RÁPIDO! –gritó el moreno corriendo detrás de su mejor amigo, cansado debido al ejercicio.
-¡JONG IN! ¡CORRE MÁS RÁPIDO O NOS DEJARÁ EL BUS! –contestó de igual forma el de estatura pequeña riendo sin control mientras hacía parar el bus con la mano.
El bus paró y ambos chicos subieron, caminando hasta llegar a los asientos finales. Al momento de sentarse se dedicaron una corta mirada y explotaron en risas. Siempre era lo mismo, la misma rutina, pero parecía no aburrirles.
Kyung Soo amaba que su mejor amigo fuera su vecino, así podía evitar que este llegara tarde a la escuela, siendo él la alarma personal del alto. Así mismo a Jong In le fascinaba despertar con la voz de su Dodo. Sinceramente, si no fuera porque adoraba tanto al chico de rostro tierno, ni siquiera se levantaría, sólo le tiraría una almohada acompañada con groserías.
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Ambos chicos se encontraban estudiando en la cama de Jong In, quien intentaba enseñar matemática a Kyung Soo, pero este último ya se había aburrido.
- Jong In, no quiero seguir haciendo esto –reclamó el más bajo cerrando el libro lleno de ecuaciones. Frunció el ceño notoriamente cruzándose de brazos.
-Debes hacerlo si quieres una buena nota –respondió el chico dejando de lado aquel estúpido libro de matemática, que lo tenía harto, soltando un suspiro.
-Pero llevamos estudiando más de cuatro horas –soltó de forma dramática-
-No seas exagerado, sólo han sido dos horas y media –comentó riendo. Kyung Soo era tan dramático a veces. Por esa y muchas razones más le gustaba su mejor amigo… pero no se lo diría.
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Kyung Soo y Jong In se encontraban acostados en la cama del primero. Todas las semanas acostumbran a quedarse en la casa del otro el día viernes, un viernes Soo, otro viernes Kai.
Jong In dormía profundamente aferrado a la cintura de su ojón. Kyung Soo aprovechaba la oportunidad de apreciar las facciones con cariño y deseo, sin duda eso era más interesante que dormir.
-¿Siempre fuiste así de perfecto y hermoso? –preguntó en un susurro sabiendo que no obtendría una respuesta. Solía decir todas las cosas que se guardaba del más alto cuando este dormía-. Todo sería más sencillo si fueras una chica, o al revés.
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Las últimas semanas habían resultado incomodas para ambos. En la escuela las personas solían creer que estaban juntos, a veces los molestaban diciendo que parecían pareja en vez de mejores amigos. Pero cómo no parecerlo si prácticamente se conocen de los 3 años (?). Aun así, nunca se sintieron molestos al respecto, hasta ahora, ¿La causa sería porque quizás el resto tenía un poco de razón? ¿Se habían dado cuenta de sus sentimientos?
-¿Hay algún problema si Kyung Soo es mi novio? A mí parecer sería un novio bastante lindo –dijo el moreno a su grupo de amigos, los cuales eran amigos de ambos. Miró a Soo pesando que estaría avergonzado, como siempre que salía el tema, pero era todo lo contrario, este se encontraba pensativo. Kyung Soo no despegaba la mirada del piso.
“¿Por qué Jong In siempre dice lo mismo si las cosas nunca serán así?” pensó.
-Dodo reacciona, ya llegamos –mencionó Jong In preocupado–. ¿Estás bien?¿Te duele algo?
Luego de haber dicho esas palabras a sus amigos el alto agarró la mano de su pequeño y lo llevó a casa, pero este no dijo nada en todo el camino, sólo miraba el piso. Creía que ni siquiera era consciente de que se aferraba a su mano.
–Oh, perdón… estaba pensando –murmuró el de ojos grandes–. ¿Cuándo me trajiste aquí? –preguntó confundido mirando su casa. Su mirada bajó a sus manos entrelazadas y se sonrojó ligeramente ¿Acaso lo llevó así todo el camino? ¿Cómo no lo notó? Se soltó del agarre de forma inconsciente. No quería soltar su mano, pero no era de amigos tener más contacto físico del normal.
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Un mes después los sentimientos de los jóvenes salían a flote constantemente, en especial uno… los celos.
¡¿QUÉ HACÍAS CON ÉL?! –gritó Jong In molesto.
Kyung Soo había hecho un nuevo amigo hace algunas semanas, demasiado cercano para su gusto. Ya ni podía contar las veces que dejó al de baja estatura solo debido a sus repentinos ataques de celos, pero como no estarlo si ChanYeol, nombre del chico, le quería quitar lo más importante para él. Esa tarde había presenciado una escena un tanto comprometedora entre estos dos chicos, kyung Soo estaba en el piso con ChanYeol arriba suyo.
¡JODER, KAI! –KyunSoo sólo utilizaba ese apodo cuando se enojaba–. Nos caimos y ya. Aparte que mierda te importa a ti lo que haga o no. Anda, busca a tu “súper amiga” y cómela a besos, como sueles hacerlo –explotó. También le molestaba ver a Jong In con MinAh, la amiga de ChanYeol–. Y por último… NO SOY GAY. Si das sesiones de celos que sean por una chica –dicho esto salió de la habitación contraria molesto.
Él no era gay ¿cierto?, Sólo estaba confundido con su mejor amigo y ya… a quién quería engañar. Daría todo por su moreno de linda sonrisa, pero siendo un chico no podía hacerlo.
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Otro mes más y las cosas iban cada vez peor. Los jóvenes no se hablaban. Jong In intentaba acercarse a Kyung Soo, pero este lo evitaba cada vez que podía. Se negaba a sentir cosas así por un chico, menos su mejor amigo. Por el contrario, Jong In tenía asumido que amaba al chico y no podía dejarle de esa forma. Ni siquiera había confesado sus sentimientos.
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KyungSoo, ChanYeol, JongIn y MinAh organizaron una salida al parque. Todo resultó así porque Jong In no quería dejar a su dodo a solas con ChanYeol y Kyung Soo no quería dejar a su moreno con MinAh. Así es, el pequeño de ojos grandes en ese mes aceptó sus sentimientos por el contrario, y lo notó cuando se sintió molesto por las constantes salidas de JongIn y MinAh al cine.
Todos sabían que en algún momento los sentimientos de ambos chicos explotarían como una granada.
ChanYeol al ver a Kyung Soo desprevenido mirando a su mejor amigo, quien estaba en una banca con la chica, agarró al pequeño por las mejillas y depositó un casto beso en sus labios. “Mi primer beso” pensó este. O eso creía él, ya que Jong In se había encargado de robarle su primer beso uno de los muchos viernes que compartían cama, cuando el de ojos grandes se había dormido primero. Sin embargo, JongIn observó la situación, junto a un KyungSoo en shock, y no pudo dejarlo pasar. Se paró rápidamente del banco que compartía con MinAh en el parque, acercándose al banco de al lado.
Todo pasó demasiado rápido a los ojos de Kyung Soo. Jong In había golpeado a Chanyeol en el pómulo fuertemente tirándolo al piso.
–NO TIENES DERECHO DE HACER ESO –gritó el moreno alterado al chico que se encontraba en el piso–.
–¿Acaso tú sí? –cuestionó Chanyeol de forma sarcástica acariciando levemente el lugar del golpe–. ¿O te molesta que su primer beso haya sido conmigo y no contigo? –volvió a cuestionar. Él también había notado como los enamorados se miraban.
KyungSoo y MinAh estaban inmóviles en su sitio. Soo escuchaba cada vez más perplejo. MinAh imitaba la acción del chico, quizás un poco decepcionada. Ninguno hacía nada, ni planeaban hacerlo ya que sería agravar la falta.
–¿Qué dices?, Su primer beso fue conmigo –respondió JongIn aún más indignado. Si las miradas mataran sin duda ChanYeol estaría bajo tierra–. Fin de la discusión. Kyung Soo, nos vamos. A-HO-RA.
Dichas esas palabras el de piel canela tomó la mano del chico blanquecino, aún en shock debido a las palabras que escuchó, y lo alejó de un Chanyeol tratando de recomponerse y una MinAh ayudándole con cara triste.
En el trayecto a sus respectivas casas nadie habló, caminaban de forma lenta, cada uno concentrado en sus pensamientos. Era una suerte que hubiera reunido en el parque cercano a sus hogares, evitando así un incomodo viaje en bus.
Ya en la casa de KyungSoo, este dejó salir su molestia, dejando todo el silencio que mantuvo en un gran olvido.
–¡KAI! ¿POR QUÉ HICISTE ESO? ¿QUIÉN ERES PARA HACERLO? –gritó su furia contenida, buscando hacer sentir mal al otro–. ¿No notas la magnitud del problema? Está bien… Quizás hubiera hecho lo mismo porque, vamos, es un chico. Pero aún así no debías meterte en esto.
–¿Cómo planeas que no haga nada? ¡Dios, KyungSoo! –suspiró tratando de mantener la calma–. Está bien que no notes lo mucho que me gustas y lo acepto… pero no me pidas tranquilidad cuando aquel chico hace en 1 o 2 meses lo que yo no pude hacer en 14 años.
El chico de labios con forma de corazón guardó silencio, asimilando las palabras dichas. No sabía si llorar de felicidad porque sentía lo mismo, o al revés porque no podía corresponderle. Su mente era un lío, pero le tranquilizaba saber que su primer beso fue de JongIn.
–¿Entonces yo también tengo el derecho de golpear a MinAh por querer quitarme al chico que me gusta? Las cosas no funcionan así JongIn. Basta, se acabó. No quiero verte en un buen tiempo. No quiero problemas y te considero como uno.
Esa fue la última conversación que compartieron. Esa noche Soo lloró sin parar, buscando aligerar aquella presión en el pecho. Esa fue su excusa para no tener que complicar su vida con un amor no correspondido por la sociedad. Si bien admitió que el moreno le gustaba, nunca estarían juntos.
JongIn esa noche no lloró, bailó durante 2 días sin descansar. Trataba de suplantar el dolor emocional con el físico, sin embargo dolía tanto su pecho, sus recuerdos… que no podía evitar las amargas lágrimas en su rostro.
3 meses después JongIn se cambió de residencia, pues su madre estaba preocupada por su cambio de ánimo. Y no supieron nunca más del otro hasta hoy.
°°°Actualidad°°°
El contacto de miradas duró segundos, pero se sintieron como horas. Y lamentaron internamente nunca haberse dicho las palabras “Te amo” y “Lo siento”.
Sería una mentira decir que no lloraron durante meses e incluso un año luego de aquel suceso. Un engaño decir que las heridas son curadas por el tiempo. Sobre todo, sería una farsa decir que se olvidaron con el paso de los años.
Cada chico volvió la mirada a su actual pareja y siguió su camino como si nada hubiera pasado…
Como si no estuvieran dejando ir al amor de su vida una vez más.