uando sabes que la muerte se acerca, cuando ya no te queda mas que solo unos minutos, piensas en lo mucho que hubieras hecho, en lo mucho que hubieras disfrutado. Cuando recuerdas cada pequeña cosa, cada pequeño gesto o detalle, deseas volver el tiempo atrás cuando todo era curable. Si lo hubiera sabido antes, si hubiera podido curarme no tendría que ver como todos mis seres amados sufren, fingiendo que están bien frente a ti, pero que al voltearse lloran o se lamentan. Odio estar enferma, odio no poder curarme, pero lo que mas odio es tener que dejarlo a él solo.
Miro por undécima vez la blanca y fría pieza del hospital en el que estoy, sabiendo que ya no me queda nada, no quiero cerrar los ojos, si lo hago no hay vuelta atrás. Paseo libre mi mirada hasta la ventana, afuera se ve el cielo anaranjado anunciando que pronto anochecer, vuelvo mi vista al joven sentado a mi lado, la única persona que aún no se va, que mantiene su sonrisa y no ha botado lágrima alguna.
-¿por qué no descansas?- toca mi largo cabello y mi rostro con sus manos
-no me ire a ningun lado- me sonríe- eres tan hermosa- besa una de mis manos que está entre las suyas
-no mientas… me veo horrible
-no hablo de tu aspecto….¿no quieres cerrar los ojos aun?
-tengo miedo- respondo triste- después de la muerte no hay nada
-claro que si- respondes divertido-reencarnaras, y cuando lo hagas te volveré a buscar para estar juntos
-eso no es así, no hay nada más
-entonces….haré que exista para volvernos a ver- de mis labios una leve risa sale
-¿lo prometes?
-por supuesto….cierra los ojos y no te preocupes por nada
Le sonrió y mientras lentamente cierro mis ojos viendo por última vez como el sonrie a la vez que por su mejilla cae una lagrima traicionera, luego todo se volvió negro y no senti nada más. Abrí los ojos, eran no más de las seis de la mañana, sentía una opresión en el pecho que no me dejaba en paz, un sueño raro, solo recuerdo una silueta y la sensación de otro cuerpo que no era el mío...era una chica. Me lavante sin más espera, el dia afuera estaba nublado y daba la sensación de que pronto llovería, cursaba mi último año de escuela y hoy justamente el clima era malo y mi humor también.
Sali con mi uniforme ya puesto, junto con un paraguas negro pues había comenzado a llover a torrenciales, caminaba sin apuro y entre todo ese montón de gente, el dia era malo, y aun me preguntaba a qué venía ese extraño sueño. A mi alrededor solo edificios sin colores, la mayoría de la gente vestía con ropa oscura sin expresiones en sus caras, llegue al semáforo que estaba en rojo en mi cruce, mire al lado contrario observando a las personas y entre ellas un hombre alto y con traje bajo un paraguas negros cruzaba la calle, levantó su mirada y al verme se detuvo.
Ese hombre era aquel de mis sueños, solo que un poco más viejo, era la misma silueta. Ambos nos quedamos donde estábamos mirándonos, él terminó de cruzar la calle y se acercó hasta quedar frente a mi.
-te dije que te encontraría ¿no?- sonrió dulcemente- ¿por qué lloras?- volvió a decir secando mis lagrimas- asi que ahora eres un chico
-¿estás decepcionado?
-....- me miró un segundo para sonreír y responder- te dije que te encontraría y que estaríamos juntos nuevamente¿no?, ¿por qué habría de importarme cómo te ves?
-....
Lentamente quitó mi paraguas y me puso bajo el suyo abrazándome fuertemente entre sus brazos, posó una mano en mi mejilla levantando mi cara para que lo observara, me sonrió y se acercó lentamente. Nuestros labios se sellaron cumpliendo lo que años atrás se había prometido y como si el cielo quisiera confirmarlo la lluvia cesó y dejó sobre nosotros un manto cálido de luz.