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Isla Ouran por Shiro8Akira

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-Maldición ya deja de moverte maldito cocinero –murmuraba zoro dándole ligeros empujones a sanji.

-¡Maldito marimo!, debo salir de aquí, malditos niñatos –pronunciaba molesto con llamas en sus ojos –que estará pasando con robin-chan y nami-san! Debo estar ahí para proteger a las damiselas, tú también deberías estar preocupado por ellas musgo verde –le miraba frunciendo el ceño.

-¿he?, ¡Ellas pueden cuidarse solas cocinero pervertido! –Exclamó zoro –deberías preocuparte de que no nos encuentren, y además ¿porque tenemos que estar en este lugar tan pequeño?

-pues, es el único lugar que pude encontrar, nos cayeron muy rápido, solo debíamos huir.

Sanji se apretaba más contra zoro, intentaba observar por entre las puertas para comprobar que no hubiera nadie, mientras el espadachín tras él se sentía cada vez más acalorado con aquella situación, ciertamente nunca había estado encerrado con el cocinero tan cerca el uno de él otro y eso estaba comenzando a producir extrañas sensaciones en su cuerpo.

-¡Ya deja de moverte maldito cocinero! –repetía mientras fruncía el ceño observando al rubio delante de él.

-¡ya no hagas ruido marimo retrasado!, pueden descubrirnos –le hacía callar sanji dirigiéndole una mirada amenazante.

-oye, sanji –hablo en un tono de voz bajo –haz notado que ese hablador de cabello rubio se parece mucho a ti –se aguantó las risas ante aquello luego de la mirada que sanji le dirigió –es un hablador y un caliente con las mujeres.

La mano sobre la boca de zoro fue la que detuvo aquella conversación, el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse luego de que alguien entrara les descoloco, sanji se apartó de la puerta quedando así, sentado sobre el espadachín

-shhh no te muevas-murmuraba sanji-

Ninguno de los dos se movía, debían estar completamente quietos o serían descubiertos.

-Un par de horas antes-

Luego de ser arrastrados, sanji, luffy y zoro fueron metidos a una sala completamente oscura, se miraban entre ellos sin comprender que era lo que realmente sucedía.

-Maldición luffy –sanji le daba un golpe en la cabeza al capitán -porque tenías que comerte todo eso.

-¡Ouch! –Se quejaba el golpeado luego riendo un poco –lo siento sanji, zoro. Estuvo delicioso, ¡tenía mucha hambre!, no pude evitarlo.

-¿cómo saldremos de aquí?-preguntaba zoro, quien en guardia esperaba el momento en que algo sucediera.

De pronto, una luz enceguecedora apareció incomodando un poco la vista de los tres que hasta ese momento se encontraban a oscuras, luego de aquello nuevamente aparecieron el grupo de jóvenes que anteriormente les había recibido.

-¡Oh!, ¡personajes tan extraños! –exclamaba tamaki dando un par de giros por el lugar para luego apuntarles sonriente. Detrás de él el resto de chicos les miraba fijamente –¡De ahora en adelante!, Ustedes trabajaran para el host club –ordeno mirándoles.

-¿Host club? –preguntaron confundidos los tres.

-¡Claro!, trabajaran para nosotros hasta que la cuenta de la comida sea pagada –exclamo nuevamente mirándoles tras el aparecían un par de gemelos colorines observando con especial cuidado a cada uno de los miembros.

-Señor –hablaban al mismo tiempo –hemos traído el uniforme que kyouya pidió para ellos –aparecían con una aura maligna a su alrededor, trayendo en la mano tres vestidos de sirvienta.

-¡¿He?! –exclamaron zoro y sanji al tiempo que observaban aquel vestido que era enseñado por los gemelos.

-¡No me pondré eso! –Alzo la voz sanji apuntando aquel ridículo vestido -¡Es una broma!

-Esto es una estupidez, yo me voy –habló zoro levantándose de su lugar, camino  a paso lento por el lugar y al momento de cerrar la puerta echo a correr en busca de la salida.

-¿he? –le miraron todos extrañados, pues se había ido sin más.

-¡Espérame maldito marimo! –corría tras el sanji, quien aprovechando aquel momento de suspenso creado por el peliverde salió corriendo tras el dejando al capitán de la tripulación en la habitación  solo con el grupo de chicos.

-¡Chicos! –Apunto la puerta tamaki frunciendo el ceño en señal de reto –vallan por ellos, ¡Aremos que paguen su cuenta!

Mientras tanto en los pasillos de aquel gran edificio corría zoro sin poder encontrar la salida siendo perseguido por un rubio que corría buscando con la mirada algún posible escondite.

-Es por aquí –hablo zoro entrando a una habitación donde solo habían dos puertas, rápidamente y sin dudarlo escogió la de la izquierda topándose solo con una habitación y un gran ropero en el fondo, sanji entraba tras el agitado frunciendo el ceño al verse dentro de aquella habitación sin ver ninguna posible salida de aquel lugar.

-¡Idiota!, ¡A donde nos has traído! –gritaba sanji poniéndose frente a él.

-¡¿Eh?¡ ,¡yo no traje a nadie!, ¡tú me seguiste maldito cocinero! –reclamaba zoro.

-¡deben estar por acá!, ¡búsquenlos! –se pudo oír fuera de los cuartos.

Ambos guardaron silencio, se miraron por un momento y finalmente sin remedio ambos entraron al gran armario cerrando las puertas.

-En la actualidad-

Se podían oír aun, las voces y pasos de quienes buscaban a los desaparecidos.

-¡No están en están habitación! –avisaba uno de los gemelos luego de mirar dentro de la habitación topándose solo con aquel gran closet.

-¡Aún queda otra, búsquenlos por todos lados!, deben pagar su deuda- hablaba otro mientras los pasos eran oídos en las habitaciones contiguas.

Dentro de este, zoro solo podía estarse quieto y observar la rubia cabellera del cocinero, el tenerlo sentado sobre sus piernas no era algo que le agradara demasiado, pero extrañamente pensamientos pasaban por su cabeza de manera fugaz, casi no alcanzaba a percibirlos todos, pero tenía claro que aquellos pensamientos no eran muy habituales en sí mismo y su cuerpo estaba actuando en contra de su voluntad.

Por su parte el cocinero estaba mirando hacia fuera por la cerradura de aquel antiguo mueble, suspiro aliviado al notar que no había nadie, pero los colores se le vinieron a la cara en cuanto comenzó a sentir aquel bulto que se formaba contra sus nalgas, frunció su ceño, su rostro no podía estar más sonrojado, Apenas giro un poco el rostro para poder mirar a zoro quien mantenía su mirada desviada, el ceño fruncido y sus mejillas coloradas.

-¿Qué te sucede maldito? –murmuro sanji regañando al peliverde quien al verse en descubierto frunció más su ceño sintiendo una pequeña gota caer por su cien.

-¿Qué quieres maldito cocinero? No es como si quisiera que esto me sucediera –reclamaba zoro defendiendo a su amigo que se hacía presente en aquella tan incómoda situación- Es –tartamudeo –es normal que esto suceda si no dejas de estimularlo, imbécil –corto la conversación evadiendo la mirada del rubio.

La mirada de sanji nuevamente se dirigió hacia la pequeña cerradura, ya no se oía nada fuera, abrió las puertas y salió primero rápidamente de aquel angosto lugar, sus mejillas aún estaban coloradas, sacudió un poco su traje y se giró a mirar a zoro que salía tras él.

-¡No vuelvas a hacer algo como eso maldito! –le gritaba sanji.

-¿Hacer qué?, ¡cocinero pervertido! –Respondía zoro –tú fuiste el que comenzó a frotarse contra mí.

-¡Jamás haría algo como eso imbécil!, tú no eres una señorita –cerro aquella conversación sacando un cigarrillo y encendiéndolo luego –tenemos que salir de aquí –habló dirigiéndose a la habitación anterior a esa.

Finalmente sanji se fue dejando a zoro atrás, caminaba por los largos pasillos de aquella gran mansión, buscando una salida de aquel lugar topándose con luffy que apareció volando en cuanto sanji apareció en el patio.

-¡Sanji! –Gritó el capitán cayendo de lleno sobre el cocinero –ups, lo siento sanji –rio el capitán acomodando su sombrero mostrando luego una gran sonrisa -¿Dónde está zoro?

-no lo sé, debe estar perdido por algún lugar –respondió evadiendo la pregunta- ¿y nami-chan y robin-san? –pregunto esta vez sanji.


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