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Isla Ouran por Shiro8Akira

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-Día 2-

 

Se encontraban reunidos todos los miembros del host club en uno de los grandes salones que había en aquella mansión, todos atentos a lo que tamaki decía.

-Todo va saliendo como lo planeamos, ¡ahora debemos comenzar con la segunda parte de este magnífico plan! –Exclamaba sonriente -¡Hikaru! ¡Kaoru! Ustedes se encargaran de la ornamentación de la habitación –indicó.

-¡Si, señor! –hablaron al mismo tiempo, poniendo la mano sobre su frente como un saludo militar y luego desaparecieron de la habitación para hacer lo que tamaki les había pedido.

-¡Mori-sempai, Honey-sempai! Pondrán las señaléticas para que el espadachín no se pierda –exclamó, esta vez hablando con los mayores.

-¡Sí! –exclamo el bajo y ambos desaparecieron para cumplir con su misión.

-Kyouya, consigue una foto de ese rubio cocinero –le pidió esta vez al chico de lentes, este solo asintió y abrió su teléfono para hacer un par de llamadas mientras desaparecía de la escena.

-Haruhi –la miro sonriéndole, acercándose para tomar su mano -¿Podrías guiar a sanji hasta el lugar acordado? –la miro sonriéndole, había utilizado un tono de voz profundo y seductor, mientras la miraba coqueto.

-Claro, claro –respondió soltándose de la mano del rubio y caminando para salir de aquel salón.

-¡y yo! –Puso ambas manos sobre su cintura -¡Ha llegado la hora de disfrazarme! –sonrío amplio.

El segundo paso del plan de tamaki había comenzado.

Mientras tanto, zoro se encontraba recostado bajo la sombra de un gran árbol, tomaba una siesta pues las brisas que corrían por el lugar y el cálido ambiente que se sentía, eran perfectos.

-Lo tenemos en la vista señor –hablaba Kaoru por una radio con tamaki –está en el jardín recostado bajo un árbol.

-Bien, ya estoy en el salón preparado, pueden comenzar con el plan –ordeno el rubio y luego corto la transmisión.

Los gemelos se dirigieron una mirada cómplice y finalmente se encaminaron hacia donde zoro descansaba, se acercaron cada uno por un lado y de manera sigilosa se agacharon junto a zoro, frunció el ceño y les miro, pues interrumpían su siesta con sus presencias allí.

-¡Hola zoro-san! –exclamaron a la vez, alterando la tranquilidad del serio espadachín.

-¿Qué quieren? –preguntó, acomodando su espalda en el árbol.

Hikaru miro a Kaoru y este asintió, zoro había cerrado nuevamente su vista sin tomarle realmente atención a los gemelos, con una mirada un poco maligna uno de ellos tomo una de las katanas del espadachín y se echó a correr siendo seguido por el otro, zoro abrió sus ojos cayendo en cuenta de que una de sus tres armas faltaban.

-pero que –frunció el ceño, mirando luego como los gemelos corrían hasta perderse por uno de los pasillos -¡Maldición! –Exclamo molesto, se levantó y corrió tras ellos-¡Regrésenmela malditos gemelos! –les gritó.

Les siguió por donde ellos habían corrido, se adentró hasta el pasillo y corrió por el hasta donde terminaba, luego el único camino era hacía la izquierda, lo tomó y al final de aquel pasillo había un letrero que apuntaba hacia la derecha, decía “es en esa dirección”, si era una broma aquello, le parecía de mal gusto –“¡Malditos gemelos!, ¡¿Por qué se la habían llevado?!", Tomo aquella dirección encontrando una nueva indicación al final de aquel pasillo, nuevamente la siguió y siguió así hasta que el ultimo letrero estaba colgado en la perilla de la puerta y este decía “Es aquí” camino hacía aquella gran puerta y la abrió, todo estaba oscuro asomo parte de su cuerpo para observar, fue empujado adentro y la puerta tras él cerrada con llave.

-¿Qué demonios? –frunció el ceño, ya no le parecía divertido ser parte de aquella broma.

Una puerta se abrió entre la oscuridad dejando ver un poco de luz salir por ella, camino hacía aquella puerta con el objetivo de recuperar su preciada espada, entró, encontrándose con un camino echo de velas y nuevamente la puerta se cerró tras de él, observo el camino y hacía donde se dirigía había un sillón allí y sentado sobre él se podía distinguir una rubia cabellera y un negro traje, de piernas cruzadas le observaba con mirada sería.

-¿sanji? –preguntó confundido, allí estaba la katana sobre las piernas de aquel individuo, camino a paso rápido hacía ella y justo cuando iba a tomarla su muñeca se encontró entre los dedos de la mano de su acompañante, le jalo y le obligo a sentarse en un rápido movimiento -¿he? –le miro esta vez de cerca, ese no era sanji.

-¿Viniste por tu espada? –preguntó con voz susurrante sentándose sobre sus piernas –pues aquí la tienes –menciono de manera coqueta, poso sus brazos alrededor del cuello de zoro apegándose a él y entre ambos cuerpos aquella espada de blanca funda, acerco peligrosamente su rostro al del espadachín quien retrocedía confundido y nervioso.

-¿qué haces?, ¿Por qué estas vestido como sanji? –trago saliva, apoyo sus manos sobre los apoya codos del sillón retrocediendo lo más que el espaldar de este le dejaba, tamaki estaba cada vez más cerca -¿acaso eres homo? –preguntó.

-¿he? –miró a zoro aquella pregunta le había descolocado un poco, no supo que responder –“Debo seguir con el plan” –pensó, volviendo la mirada nuevamente a zoro sonriéndole.

La puerta se abrió y la luz se encendió dejando al descubierto aquella escena donde los actores eran tamaki y zoro y quien les miraba desde la puerta el rubio cocinero de la tripulación, quien no apartaba su vista de zoro pues este también le miraba descolocado, ninguno de los dos entendía la situación en la que se encontraban y zoro entre tartamudeos de nerviosismo intentaba excusarse con sanji.

-o-oye sanji –negaba con las manos –no es lo que parece, yo solo… digo el, ellos me quitaron mi katana y solo quería recuperarla –tamaki aún estaba colgado del cuello de zoro observando de reojo a sanji, mientras dejaba un pequeño beso en la mejilla de zoro que le hizo sentir un terrible escalofrió.

-Lo siento –habló sanji, en aquel momento había sentido una extraña sensación recorrer su cuerpo que no la comprendía para nada –No sabía que eras de esa clase zoro –exclamo sanji con un tono burlesco ocultando aparentemente su rostro mientras reía con ironía.

-No, sanji –zoro continuaba excusándose y no sabía porque un terrible nerviosismo comenzaba a recorrerle, el ser descubierto de aquella forma por el cocinero le hacía sentir demasiado avergonzado, solo podía mirar a sanji mientras su lengua se trababa al intentar dar una nueva excusa.

-Discúlpenme si los interrumpí –Trago saliva, pues aquellas palabras salieron con una amargura inexplicable por su boca y se fue dejando un tenso ambiente dentro de aquel salón.

La mirada impresionada de zoro no se desvío de la puerta por un rato, sentía angustia y estaba tratando de comprender porque la sentía, luego su mirada se dirigió hacía tamaki intentando buscar una respuesta en los ojos azules del rubio que le miraban de igual manera.

-¿por qué me siento así? –preguntó intentando buscar una respuesta que solo le llevaba a formular nuevas preguntas en su mente, se sentía confundido de una manera sorprendente, no era propio de él sentir ese tipo de cosas, poso su mano sobre su frente suspirando –ya vete maldición –miro a tamaki frunciendo el ceño molesto, un escalofrío recorrió la espalda del rubio quien en menos de un suspiro ya se encontraba saliendo de la habitación dejando en aquella escena a un peliverde espadachín cuestionando sus pensamientos y sentimientos, buscando una respuesta que lograra convencerle sobre lo que estaba sintiendo.

Se levantó, acomodo sus espadas y saliendo de aquella habitación camino por los pasillos con tranquilidad, metido entre sus pensamientos de un rato para otro se encontraba en uno de aquellos patios, miro al cielo estaba perfectamente azul, tan tranquilo, en busca de esa tranquilidad que le brindo el cielo, de un salto se encontró subiéndose a uno de los techos de aquella gran mansión, al estar allí se recostó sobre este, mirando el cielo dio un gran suspiro y cerro sus ojos para tomar una siesta.

-Esta sobre él techo, ahora solo hay que dejar que la poción haga su efecto –comento una voz por el radió.

Por otro lado sanji caminaba con el ceño fruncido por aquellos largos pasillos sin ningún aparente destino, molesto sin ninguna aparente razón –“¿porque estoy tan molesto?” –Se preguntaba –“¡Cómo se atreve a estar haciendo esas cosas con un idiota vestido igual a mí!, ¿Cuál es su maldito problema?, ¡si tenía alguna clase de sueño mojado con migo porque no simplemente me lo dijo!” –Frunció más el ceño mirando al suelo por unos segundos deteniendo su paso al caer en cuenta de algo –“¿Por qué me lo diría?” –Suspiro con pesadez sacudiendo luego su cabeza como queriendo borrar aquel pensamiento de su mente, chispeo los labios y retomando el paso pensó –“no es como si me importara”.


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