Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Escape por Daggett

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +



 

Diego vs Lyle



Daniel tenía las manos puestas en los barrotes mientras miraba la terrible escena. Allí casi en la calle, estaban Lyle y Diego. A primera vista la escena parecía inocentemente tierna. Pero el pequeño río de sangre que comenzaba a salir de entre los cuerpos la convertía en aterradora.
Más sin embargo Daniel lo entendía todo por fin…Diego y Lyle estaban enamorados y pensaban escaparse juntos. A pesar de que siempre sospechó lo que había entre esos dos, nunca llegó a confirmarlo. Desgraciadamente para ambos todo había terminado. Recordó los dos estruendos que había escuchado hace un momento, veía el pequeño río de sangre circular entre ellos. Alguien los había victimado. Estaba por retirarse para avisar a la directora del colegio cuando escuchó un sollozo. ¡¡Alguien vivía!! ¡¡Unos de los dos seguía con vida!!


-¿Lyle?, ¿Diego? …






Un año antes…


Un elegante automóvil negro entraba en las grandes instalaciones del colegio Gamma . Al volante se encontraba un señor que oscilaba por los cuarenta años de edad. A su lado su bella esposa. En el asiento de atrás venía un jovencito, ignorante de las grandes instalaciones del lugar, toda su atención estaba concentrada entre sus manos, jugando con la Nitendo DS-seguro es como todos los demás…aburrido.


-vamos Lyle…este colegio es el mejor de la ciudad. Estoy orgullosa de haberte encontrado un lugar.

-Por favor, querida…aunque no quiera se va a quedar aquí, además…


La mujer levantó la mano para callar a su marido. Volteó para mirar a su hijo. –vamos, hijo…tan siquiera mírame.


Lyle tenía debilidad por su madre. Era una mujer comprensiva, siempre trataba de dedicarle tiempo a pesar de sus múltiples ocupaciones. No así en cambio su padre, este era un hombre de carácter frío.



-ya te dije que dejes de mimarlo…lo vas a convertir en un marica.



Lyle despegó la vista de su videojuego. Las palabras de su padre le dolieron, más sin embargo le había aprendido mucho, el también sabía ser frió y estar a la altura.


-mamá…papá tiene razón, no trates de animarme. De todas formas quiera o no, voy a quedarme aquí. Para que ustedes pueden divertirse sin este estorbo.


-ten cuidado con los dices jovencito, tú madre y yo estamos ocupados buscando nuestra nueva casa, no es fácil cambiarse de ciudad. Tenemos que adaptarnos, tú solo tienes que quedarte aquí.

-claro, claro… que egoísta soy. No merecen tener un hijo como yo.


La madre de Lyle sonrió ante las ocurrencias de su hijo. Lo conocía de sobra, sabía que estaba usando su mecanismo de defensa. Su hijo estaba sufriendo por separarse de ellos.
El auto aparcó y la feliz familia bajó. Lyle observó los jardines del colegio. Todo era amplio. El lugar estaba enormemente divido. Las oficinas, los salones y más allá atravesando el jardín estaban los dormitorios.
Ante ellos se acercó una mujer joven de amplia sonrisa…


-la señora directora los esta esperando. Por aquí por favor.


Lyle volvió a encender su videojuego, ya tendría tiempo suficiente para conocer su nueva prisión. Llegaron a las oficinas administrativas del colegio. Casi en el momento que llegaban, la puerta de la dirección se abrió, de reojo, Lyle vio que salía otra madura pareja, seguro traían a otro chico o chica, quizás.

-vamos, ¡¡muévete niño!!- le regañaba su padre. Lyle obedeció y comenzó a caminar aún pegado la vista a su aparato. De pronto sintió que chocaba con alguien. Levantó la vista y le vio…ahí estaba un chico de profundos ojos negros, un poco más alto que él, el cabello un poco revuelto, y Lyle tuvo que enfocar mejor… ¿su cabello era azul? No podía ser, seguro era el efecto de estar jugando tanto tiempo, pero no…miró de nuevo y aquel chico tenía el cabello azul. En opinión de Lyle, ese chico parecía un vagabundo sin oficio ni beneficio.

-¡¡apártate!!- le gritaba el peliazul.


-claro, no quiero que llegues tarde a… barrer los pisos, a veces los alumnos solemos ser muy cochinos en ese aspecto..

-insinúas que soy el conserje de aquí?

-oh vaya, ¿estoy cometiendo un error?- se burlaba.

-no te imaginas el error que has cometido.


El chico de cabello azul lo empujó bruscamente, Lyle casi pierde el equilibrio, iba a decir algo más, pero la voz de su padre de adentro de la oficina le hizo recapacitar. -¡¡deja ese mugroso aparato y ven acá!!




La señora directora era una mujer de baja estatura y regordeta. Usaba unos lentes bastante antiguos. Lyle casi se parte de risa al verla. – no hay ningún problema, según veo… su hijo tiene muy buenas calificaciones. Además tiene muchas recomendaciones de sus antiguos maestros. Lyle observó el orgullo de su madre pintado en el rostro.

-no lo adule tanto, no quiero que se confié…

-por supuesto que no, será tratado como uno más-. Respondía la diminuta mujer.



Lyle le dio una mirada de muerte a su padre. ¿Acaso nunca estaría orgulloso de él?


-nos tenemos que ir- se levantaba el padre saludando a la mujer. La madre de Lyle hizo lo mismo. Ahora miraba a su hijo con los ojos entristecidos, apenas podía hablar. –ven por tus maletas.


Ya estaban frente al auto, el padre de Lyle sacaba tres amplias maletas y las depositaba a los pies de su hijo.

-vamos a extrañarte, hijo- decía compujida la mujer.

-ya, ya…es tarde…- . Interrumpía el frió hombre.


Lyle recibió un tierno beso en la frente de parte de su madre. En cambio, su padre solo asintió con la cabeza, era su forma de decir “hasta luego”.
Lyle observó como el auto desaparecía del lugar. Tomó dificultosamente su equipaje.
Muy cerca de ahí, Lyle vio como el chico del extraño cabello también se despedía, pero solo de su padre, ya que su madre estaba dentro del auto, parecía muy molesta.

“bueno, tengo que encontrar el edificio beta, tercer piso, dormitorio B11.”


Ya estando frente al edificio Beta, Lyle descansaba un poco, eran tres enormes maletas que casi prácticamente venía arrastrando.
Dentro del edificio había un pequeño recibidor y las escaleras, como su cuarto estaba en el tercer piso, tuvo que subir esas escaleras con semejante carga. Apenas estaba llegando al tercer piso cuando escuchó que alguien venía corriendo detrás de él.
Lyle no lo pudo evitar, alguien le empujó violentamente y para no rodar por las escaleras tuvo que dejar caer su equipaje y agarrarse de los pasamanos. Vio con horror como su equipaje caía violentamente por las escaleras.


-¡¡Rayos!!-. Con voz fingida…-que torpe soy


Lyle se volteó para sonreír a su atacante…- no te preocupes, mis padres me han enseñado a ser condescendiente con aquellas personas discapacitadas mentalmente.


El chico de cabello azul respondió levantando la mano haciendo una obscena señal. La cual, Lyle respondió con otra sonrisa.


-toma, parece que esto es tuyo…


Un chico de piel morena se acercó dándole a Lyle su equipaje accidentado.

-gracias… ¿mmm como te llamas?

-Daniel…

-Gracias, Daniel.


El aludido solo se encogió de hombros. Con equipaje en mano, Lyle terminó de subir, vio por delante que iba el fastidioso chico del cabello raro mientras pasaba los cuartos. B9, B10…”oh Dios no, ¡¡no puedo ser mi compañero de cuarto!”. Pero para alivio de Lyle, el chico pasó hasta el B12 y entró.


Lyle entró a su cuarto, era algo pequeño, dos camas y en medio una ventana, un pequeño refrigerador y eso fue todo el recorrido del lugar.
Se dirigió al pequeño refrigerador y lo abrió. Todas las cosas que había en el estaban etiquetadas con el nombre de “Víctor”. Lyle rodó los ojos y se acostó en la que suponía era su cama, ya que estaba sin sabanas.

Un minuto después entró un chico rubio, tenía muchos granos en la cara y usaba gafas, estas eran aún más feas que las de la directora.

-ah, Hola…eres mi nuevo compañero de cuarto.

Lyle se levantó y extendió la mano para saludar al chico…-pues si, soy el nuevo. ¿Te cambian seguido de compañero?


El chico de lentes dudaba si responder o no, pero al final decidió responder…-bueno, ellos piden su cambio al terminar el curso. Tú también podrás hacerlo, si quieres.

-no nos adelantemos al futuro, por cierto me llamo Lyle…

-yo soy Víctor

-¿en serio? Y este… ¿a qué curso vas?

-acabo de cumplir 15, así que a segundo…

-ah…igual yo, la misma edad y el mismo curso.


Víctor dejaba su mochila sobre su cama, su vestimenta era muy pulcra, camisa planchada y ordenadamente metida bajo el pantalón.
Lyle sacó de nuevo su videojuego y se echó a la cama. Ya estaba cayendo la tarde y mañana seguramente sería un día muy pesado.
Por la noche, mientras Víctor dormía placidamente, Lyle no podía hacerlo…a pesar de su apariencia fuerte, no lo era. Le estaba siendo muy difícil estar ahí, dejó a sus otros amigos en el antiguo colegio. Este era más grande y le intimidaba. De pronto, afuera se escucho un ruido, parecía botellas que cayeron y se rompieron. Lyle se levantó y abrió la puerta, en el pasillo, en efecto estaban las botellas rotas, junto a ellas estaba aquel chico...-parece que desperté al pequeño príncipe.


-muérete, idiota- … Respondió Lyle cerrando violentamente la puerta.





********************





Lyle despertó, faltaban escasos cinco minutos para su primera clase. Maldiciéndose comenzó vestirse , se dio cuenta con horror que tenía que haber despertado más temprano para ir a buscar su uniforme y luego encontrar el salón donde tomaría su primera clase .todo eso pensaba hacerlo con ayuda de Víctor, pero al parecer, aquel chico se tomaba la puntualidad en serio.
No se había dado cuenta, pero en el pequeño escritorio del cuarto había una nota con los horarios y las clases. Seguro las había dejado su compañero. ¿Por qué él no se había acordado de pedir un horario? Ya no podía ir por el uniforme, así que decidió ir a su primera clase.

Llegaba corriendo y entró agitado, apenas escuchó el final de una conversación…


-Bien, Diego…toma asiento. Pero antes…ese color de cabello, creo que te lo vas tener que quitar.


Lyle no pudo reprimir una sonrisa burlona. Ahora sabía que el molesto chico se llamaba Diego.

-la directora me dijo que estaba bien…


El profesor hizo una mueca y le indicó con la mano que se sentara, luego volteó hacia la puerta para ver a Lyle…-ah. Otro alumno nuevo, pasa…


Lyle entró, de inmediato sintió las decenas de miradas y los molestos murmullos. Observó que Diego se había sentado hasta atrás, junto a Daniel.
Víctor estaba hasta delante, justo frente al escritorio del profesor, junto a él había un lugar vacío, el chico le hizo una seña para que se sentara.

-antes de que tomas asiento, preséntate a la clase.


Lyle suspiró y mirando de frente a la curiosa clase decidió presentarse…-me llamo Lyle, ojala nos llevemos bien pero no se acostumbren a mi. Mis padres me han traído de aquí para allá.

La presentación provocó la risa de algunos y la burla de otros, entre estos últimos incluido Diego.


Lyle se sentó adelante junto a Víctor. Notaba que la clase era mixta, había muchas chicas. Seguro ellas tenían sus dormitorios muy lejos del de los chicos.


Terminaron las primeras clases y era hora de comer, los alumnos se reunían en la cafetería de la escuela. Víctor no se había despegado de Lyle, ambos estaban comiendo juntos.
De pronto una bola de papel se estrelló en la cabeza de Víctor, el chico no hizo caso de ella , pero Lyle si…el que la había lanzado era Daniel, el chico que le había ayudado con su equipaje.

De nuevo, otra bola de papel llegó y pegó contra víctor, quien se ruborizó ante Lyle, no quería que este supiera que era presa de esas burlas. Lyle se levantó cuando Daniel iba a lanzar otra bola de papel, iba a cantarle lo suyo a ese impertinente, pero observó que la mano de Daniel fue atrapada por la del peliazul, Diego.
Daniel se soltó violentamente y volvió a sentarse. Diego caminó hacia Lyle y Víctor…el tímido chico rubio apenas musitó un “gracias”.
-de nada, no me gustan las injusticias.

Lyle rió burlonamente y Diego le envió una mirada de muerte…


-eres el héroe del internado

-y tú el él típico niño que representa el papel del pobre niño abandonado por sus padres.

Los ojos de Lyle se llenaron de odio- tú no sabes nada de mi…te prohíbo que-… no pudo terminar, Diego lo empujó y cayó al suelo de espaldas, la multitud comenzó a reír.
Víctor le ayudó a levantarse. Una vez de nuevo en la mesa, Lyle dirigió una oscura mirada hacía Diego que salía de la cafetería.

-es un idiota…- bufaba Lyle molesto.

-tú lo provocaste…él…me ayudó…


Lyle miró con enfado a Víctor y este se apresuró a corregir…- pero no debió empujarte.






En ese momento, un par de chicas pasaron y le dejaron un papel a Lyle…una de ellas le sonrió de forma divertida.

-es la invitación a una fiesta, este fin de semana…para celebrar la llegada de tantos chicos guapos.

Lyle asintió con la cabeza sonriendo.



-es el edificio Delta…puedes llevar a un-… de inmediato la chica vio a Víctor, su cabello rubio todo desarreglado, los granos en la cara, no pudo evitar hacer una mueca de asco….-amigo…que sea guapo.


Las chicas se fueron y Lyle miraba el papel sonriente, Víctor volteó la mirada, pensaba que iba hacer otro largo año de soledad en el colegio. Se levantó sigilosamente y Lyle ni lo notó.







La semana pasó sin contratiempos. Lyle se estaba adaptando a su nuevo colegio. Por lo demás ya se había acostumbrado a las manías perfeccionistas de víctor.
Lyle se estaba dando los toques finales a su arreglo, lo esperaba la fiesta de bienvenida en el edificio Delta. Víctor venia entrando con una montaña de libros de la biblioteca.


-oh, vamos…hoy tenemos la fiesta, deja eso.

-a mi no me invitaron.

-dijeron que podía llevar a un amigo.

El tímido rubio sonrió, nunca pensó que Lyle le consideraba un amigo.-Gracias, Lyle…pero no encajo en ese mundo.


Lyle se encogió de hombros y se dispuso a salir. En los pasillos vio a Daniel que discutía con una chica castaña de cabello muy corto.
Al adentrarse por los jardines pudo notar que estaban muy solitarios. Cuando llegaba la noche, todo el colegio estaba en sus dormitorios. Claro que no precisamente durmiendo. Llevaba en su mano el papelito que le dieron las chicas, esta noche pensaba pasárselo en grande, igual iba a estar ahí todo el año escolar y… con un poco de suerte, hasta graduarse.
Ya estaba por llegar al edificio Delta, cuando distinguió a lo lejos una sombra, alguien estaba sentando en una banca del jardín. Ese alguien estaba haciendo malabarismos con cuatros botellas vacías. Pronto descubrió la muy conocida cabellera azul y sonrió. Pero algo no estaba bien… tal vez era por la oscuridad, pero parecía que Diego no tocaba esas botellas, si no que más bien estas se movían solas. Pero eso no podía ser. Se acercó más, tropezó con alguna rama y las botellas cayeron al piso. Lyle había sido descubierto.


-no fue mi intención asustarte.


Diego le miró inquisitivamente, quería estar seguro que tanto había visto el intruso.


-los niños buenos como tú ya deberían estar calientitos en su cama.

-que aburrido ser un niño bueno.


Diego se levantó para encarar al otro chico…sus miradas se conectaron y algo sucedió. Al menos por un segundo, a Diego le pareció que Lyle no era tan desagradable. Un tanto vanidoso y prejuicioso, pero no desagradable.


-¿viste lo que hacía?-. Preguntaba Diego.

-no gran cosa…. ¿Cómo lo hacías?

-magia.


Lyle sonrió sinceramente y esto cautivó a Diego. Tal vez habían empezado mal, pero todo podía cambiar…


-no creo en la magia…pero si en los trucos.

-deberías creer un poco en ella.

-alguien con el cabello azul hablando de magia, pensé que eras más del estilo duro.

-tú problema es que clasificas a la gente por su apariencia.

-como te ven te tratan.


Diego terminó con el juego de miradas. Se había equivocado, ese chico era un tonto superficial, igual que su familia, igual que todos.

-anda, vete de aquí…la gran fiesta te espera.


Lyle no le gustaba que nadie le dijera que hacer y menos que lo estuviera echando. -¿envidia? , ah claro…no invitaron a gente…

Diego le tomó del cuello de la camisa, no lo dejó terminar…-¿a gente que? ¿Cómo yo? ¿eso ibas a decir?

-ey…¡¡suéltame!!

-hasta que me respondas, quiero saber que más pestes opinas de mi.

-ahora mismo estoy pensando que eres un ordinario.


Diego lo soltó, el estaba enojado con la decisión de su madre de haberlo llevado ahí y este chico solo acrecentaba el sentimiento de largarse de ahí. Lo estaba provocando, más sin embargo, Diego sabía que él tenía una ventaja, una ventaja que no quería aprovechar. Pues Lyle podía salir muy lastimado.

Lyle se arreglaba sus ropas, estaba muy irritado…

-Termina de largarte a tu estúpida fiesta

Lyle estaba rabiando, nadie lo tocaba y menos ese chico. Abrió la boca y de sus labios salieron las palabras más hirientes que pudo encontrar…-te dejo entonces, para que sigas interpretando tú pobre papel de niño rebelde abandonado. Ese día, vi que tú madre ni siquiera se despidió de ti…si ella no te soporta que se puede esperar de…



Lyle no pudo terminar, la mano abierta de Diego conectó con su mejilla haciendo un horrible silbido. Lyle se llevó la mano a la mejilla enrojecida, Diego le miraba con mucho dolor, ese comentario le había echo daño.. Lyle a quien nunca nadie le había pegado estaba petrificado.


Diego se acercó a él y le quitó la mano, quería ver si le había echo mucho daño, pero era así…solo había una mejilla roja. Pasó levemente su mano y Lyle abrió los ojos con sorpresa…-perdona, no quería pegarte.


Lyle se quitó la mano bruscamente…-seguro que tampoco querías empujarme en las escaleras, que mi equipaje cayera…


-tú me provocas, yo no soy violento.

-nunca nadie me había golpeado…esto no se va a quedar así

-es una lástima ¿sabes? Me he dado cuenta que-… Diego se arrepintió de lo que iba a decir…-mejor será que te vayas.


Esta vez, Lyle decidió marcharse, estaba muy confundido. Estaba enojado por recibir el golpe, pero también estaba enojado consigo mismo por haber dicho eso, sobre todo cuando vio el dolor en los ojos de Diego.
No fue a la fiesta, regresó a su cuarto y cerró la puerta violentamente. Víctor se sorprendió de verlo llegar tan pronto.

-¿Qué ha pasado?


Pero Lyle no respondió nada, se tiró a la cama y de nuevo se llevó la mano a la mejilla, aún le ardía. No sabía por que, pero de un momento a otro algo había cambiado con respecto a Diego.







********************





A la mañana siguiente, Lyle se despertó muy temprano, era sábado. Estaba esperando junto a la puerta de Diego, quería hablarle en cuanto este saliera.
La puerta se abrió y vio salir a Daniel, no sabia que el chico era su compañero de cuarto. Daniel al pasar junto a él le sonrió y después se perdió de vista. Lyle se armó de valor y decidió tocar a la puerta.

-¡¡esta abierto!!


Lyle entró, Diego estaba sentando en la cama el torso estaba desnudo y lo demás cubierto con una sabana. Lyle tuvo que desviar la vista, sonrojándose.


-este…yo venía

-venías o vienes…rápido que quiero dormir más.

-siento lo de ayer…nunca debí decir lo que dije.

-cierto…bueno, disculpa aceptada, ahora vete…


Lyle se volteó, ya estaba hecho. Pero de igual forma algo no estaba bien.


-te llamas Lyle… ¿cierto?

-y tú Diego, escuche cuando el profesor te nombró


Lyle sonrió y Diego devolvió la sonrisa

-bien, Lyle…no quiere decir que seamos amigos ahora, pero es un pacto de no agresión.

-¿quien quiere tú amistad?


De nuevo ambos sonrieron. Si…definitivamente algo había cambiando entre los dos. El destino era caprichoso. Pero, también cruel.



 Presente









-¿Lyle?… ¿Diego?


Lyle se levantó del frío suelo, la sangre en su ropa no era de él, eran de su querido Diego. El lo había protegido. Una bala no era para él. Ambos debieron morir, pero Diego no lo quiso así.
Puso su mano en el cuello del chico herido, el pulso era muy débil, estaba muriendo. Volteó para mirar a Daniel…este observó las lagrimas de Lyle.

-Lyle, espera…voy a llamar a una ambulancia.

-no…es tarde para eso. Ve a buscar a Nina…ella es la única que puede ayudara Diego.

-¿Nina? ¿Esa freak?


-por favor, Daniel…Diego se muere ¡¡se me muere!!


Daniel no comprendía, pero volvió sus pasos y corrió como nunca al dormitorio Delta. Debía evitar la guardia para encontrar a Nina. Por alguna extraña razón Lyle estaba desesperado por que la llevara con ellos.


Lyle abrazó al moribundo chico, Diego temblaba, tenía los ojos abiertos y no los despegaba de Lyle. Lo había salvado. Se iría tranquilo por que dio su vida por él.

-Diego… ¿por lo hiciste? Ambos debíamos morir, el segundo disparo era para mí

El chico no podía hablar, ni moverse. Todo estaba terminando para él. Lyle lo abrazó de nuevo, si Diego iba a morir, lo haría en sus brazos.




FIN

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).