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Fuguémonos por RyuStark

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Notas del capitulo:

Hola pastelitos de chocolate <3

Volví, esta vez no me tarde tanto como la pasada. Y es que por fin reuní tiempo para terminar de editar el capítulo :DD Siento si hay faltas de ortografía o redacción, pero estoy algo enferma y la cabeza me da vueltas por momentos jajaja <3 Pero eso sí, les traigo mucho humor tonto y puro romance fluff rosado que los hará vomitar arcoíris. Puro amor en este Fic caray :33

Espero que lo disfruten, ¡Los amo! <3 Btw, este capítulo se lo dedico con mucho amor a Rulo :vv <3

///Kagami///

Ruido, mucho ruido ¡Demasiado maldito y cabrón ruido! Abro los ojos y me incorporo de golpe o eso intento fallidamente debido a lo masivo que está mi vientre, por lo que con todo el cuidado del mundo me logro sentar y ver que ya ha amanecido de lleno y que el lugar a mi lado está vacío. Claro que Aomine no está aquí, digo ¿De qué otra forma podría explicar el ruido que hay en la sala? Bostezo algo adormilado, intentando aclarar mis pensamientos nebulosos, ¿Dónde carajos estoy?...Oh, ya recuerdo.

Será que aún no me acostumbro del todo a una habitación tan grande y novedosa en nuestra nueva casa. Y es que hace cerca de un mes por fin hicimos nuestra inversión más grande que fue comprar una casa, después de haber vendido el pequeño departamento donde vivíamos claro. Obviamente necesitábamos más espacio, no solo por Hine, sino por los dos que vienen en camino. Y como a Daiki no solo le pagan bien por ser parte del equipo nacional, sino que aparte le dieron un par de bonos por haber ganado la copa pues decidimos gastarlo bien.

Fue un gran paso en nuestras vidas, el por fin echar raíces de lleno en un lugar. Pero por nuestros hijos lo vale. Así que con ayuda de un amigo de Akashi nos mostraron un par de casas nuevas y rápidamente dimos con la indicada en un lindo vecindario. De dos pisos, moderna, una terraza y grandes ventanales de cristal con vista al enorme jardín con pasto, un par de árboles y lo que no podía faltar, una cancha de basquetbol. Todo amplio para que el perezoso de Aomine se pueda extender a sus anchas, y así lo dijo él. Sólo diré que yo definitivamente ayude a escoger el lugar.

Avanzo por los amplios pasillos, percibiendo un aroma dulce y algo quemado hasta la cocina, en donde por fin veo de que se trata todo el revuelo. Es nada menos que Daiki con Hine, uno sólo en ropa interior y el otro en pañal, bailando con todo el ritmo del mundo las canciones de hip hop intenso de Aomine mientras baten y hacen alguna especie rara de panqueques. Sonrío entretenido observándolos, Daiki volteando con su pala en el sartén, mientras Hine sentado en la encimera, bate con una cuchara de madera la mezcla en un recipiente y tira todo a su alrededor.

-Mira este paso Hine es el favorito de tu madre, así es como te conseguí no uno, sino dos hermanitos. Así que apréndetelo bien que volverás locas a todas las chicas.

El idiota de Aomine menea las caderas estúpidamente en su intento barato de lucir sensual, sacándole un grito de emoción a nuestro hijo que le aplaude eufórico. Sigo sin comprender como Hine puede idolatrar a ese tonto que tiene por padre. Pero aun así sonrío enternecido porque son adorables. Aunque a veces pienso que estoy criando dos niños en lugar de uno. Y ahora con los dos que vienen en camino, creo que la cosa se pondrá peor. Muy bonitos los dos, arruinándome la cocina desde tan temprano. Apenas me escuchan ambos brincan del susto.

-Ahí estás tigre, tenemos esperando a que despiertes toda la mañana ¡Te hicimos el desayuno! ¿O no Hine?

-¡Sí!

Los miro incriminatoriamente ya que lucen bastantes sospechosos. ¿De cuándo acá los dos más flojos del mundo se levantan a hacerme el desayuno temprano huh? Ambos desvían la mirada cayendo en su propia mentira y confirmando mis más terribles sospechas. Ay no, ¿Ahora qué hicieron?

-¡Bakagami me hieres! ¿Por qué piensas que hicimos algo malo?

Oh dios, ¡Hicieron algo terrible! ¡Hablen ahora mismo! Y eso te incluye Aomine Hine. Mi hijo mueve sus manitas y comienza a balbucear cuantas palabras puede mientras yo asiento comprendiéndolo todo. Así que fue tu padre, no me extraña.

-¡Hine bebé traidor! Espera, ¿Le entiendes?

Claro que le entiendo imbécil, soy su madre. Ahora habla ya Daiki, ¿Qué fue lo que rompiste?

-¿Hah? Bueno, yo…tal vez rompí por accidente la waflera. ¡Pero te compraré otra!

¡¿La waflera nueva que me regaló Tatsuya?! ¡Date por muerto Aho! Y estoy por matarlo, pero no es necesario ya que Hine bate con tanta fuerza su mezcla, que la cuchara de madera sale volando directo al rostro de su idiota padre golpeándolo por mí. Sonrío satisfecho viendo a Daiki sobarse todo untado en mezcla hasta que huelo algo quemado. ¡Saca esas cosas antes de que se prenda en fuego la casa!

-¡Es estilo crocante Bakagami!

Crocante te quedará pero el cerebro Aho, apágalo. Suspiro tranquilo al verlo apagar el sartén y sacar sus panqueques calcinados mientras yo cargo a Hine para limpiarlo y sobre todo alejarlo de su desastroso padre. Me siento en el sillón junto a mi hijo que no duda en abrazarme, bueno a sus hermanos mientras yo respiro agitado, justo como si hubiera competido por el campeonato del mundo y es que Aomine es agotador desde temprano.

-Listo, ya limpie todo, pareciera que nunca se quemó nada.

Sólo tu cerebro. Daiki se ríe restándole importancia y dándome un beso antes de dejarme en la mesita de centro un plato lleno con panqueques decentemente cocidos, deformes claro y con trozos mal cortados de fruta más un vaso de jugo.

 -Nosotros ya desayunamos, sólo que nos tardamos preparándote tus tres docenas.

Ja, ja. Le gruño mientras él se sienta a mi lado y me abraza apachurrándome para besarme. Lo odio, pero me gusta mucho, en pocas palabras estoy jodido. ¿Cuántas veces debo decirte que no entres a la cocina Aho? Cuando compramos la casa y vi la cocina supe que la quería, pero si tú la prendes en fuego de nada va a servir.

-Jodido tigre, seguro que consigues el papel principal en el nuevo drama del embarazado loco y exagerado.

Le doy un puñetazo que lo hace reírse entre gruñidos, abrazarme por los hombros y recargarse en mí mientras yo le suplico a todas las deidades no morir al probar sus panqueques. Y bueno, tal vez no están tan mal, pero nunca se lo diré. El desayuno se pasa “normal” con Hine jugando con sus cubos a nuestro lado sobre la alfombra y con Aomine babeando al ver comerciales de tipas con pechos masivos en la televisión, hasta que le doy un manotazo en la cabeza y le cambia a prisa para luego contestar el teléfono que ha sonado a su lado.

-Está llamando al cuartel central de policía, esta llamada podría y será grabada en su contra si es un idiota. Si lo es cuelgue, y si no lo es también cuelgue.

Le doy otro manotazo que lo hace morderse la lengua mientras escucha a la persona que le habla.

-¿Quién es ese? Está equivocado idiota, le dije que cuelgue.

Daiki cuelga el teléfono mientras yo le levanto una ceja. ¿Quién era?

-Un idiota, ¿Qué no oíste mi anuncio?

Daiki…

-Agh. Bien, tal vez era Kise parloteando sobre la reunión de esta tarde. Ya sabes cómo es de rubia y dramático, seguro que él podría ser tu coprotagonista en su drama de “Los rabiosos”.

¡¿Quién está rabioso?! Le jalo el cabello, lo cual aprovecha para reírse en mi cara y de paso besarme. Un beso largo y profundo que muy a mi disgusto termino aceptando complacido, hasta que escuchamos la risita traviesa de Hine que nos mira entretenido por lo que empujo a Daiki. Basta, tú ve a cambiar a Hine mientras yo preparo todo porque los chicos no tardan en venir.

-Al carajo con los chicos, ven aquí y bésame tigre.

Y la propuesta es tentadora, pero apenas le doy un beso más antes de arrojarlo lejos. Ahora vete a cambiar y a Hine también, no pueden andar los dos desnudos con gente a punto de llegar.

-¡Es mi casa, puedo estar en pelotas si se me da la gana y ni Akashi podría evitarlo! Bueno…tal vez pueda, pero es mi casa dije.

Me rio por esa expresión boba en su rostro que tanto me gusta. Y sé que no lo convenceré fácil por lo que termino dándole un par de besos más que me hacen sentir un rico calor propagar por el cuerpo, y sin duda a él también.

-Vamos Kagami, le ponemos una película a Hine y tú y yo vamos al cuarto.

Quiero gritarle que sí, que estoy caliente y que quiero hacerlo, pero no aún. Lo haremos cuando se vayan Aho. Pero sólo si te portas bien. Y eso incluye nada de alcoholizarte en plena reunión, ni mucho menos hacer alguna estupidez que ponga en riesgo la vida de Kise.

-No prometo lo segundo.

Algo es algo. Nos sonreímos y ahora sí, Aomine se levanta y se lleva a Hine mientras yo me recuesto a lo largo en el sillón sintiendo un alivio enorme en la espalda. No hay mucho por hacer, la casa está limpia sino cuento las cosas de mi hijo. Antes era un loco de la limpieza pero con Hine y Aomine he aprendido que aunque recoja juguetes veinte veces, lo volverán a tirar en dos segundos, así que esperaré al último segundo. Así que aprovecho la privacidad para meter mis manos bajo mi camiseta y frotar mi vientre sintiendo a mis hijos moverse tan adorable, como dolorosamente.

No mentiré, si con Hine fue difícil con dos lo es más. La espalda me duele a morir la mayoría del tiempo y los niños me aplastan las costillas con cada patada cariñosa. Ya no sé si querrán ser basquetbolistas o futbolistas, porque con esos pies y manos que tienen seguro que serán una combinación rara. También estar “descansando” la mayoría del tiempo es un asco total, lo odio. Pero no hay mucho que pueda hacer en mi estado más que dejar que Daiki me consienta, si es que se le puede decir así, comprándome mi comida favorita y dándome largos masajes por las noches.

-Tigre, ¿Qué opinas de nuestro atuendo?

Giro para ver que Aomine y Hine ya están cambiados con la misma playera que dice “Sexy 1 y 2”y que casi me hace escupir el desayuno. ¡Aomine no!

-¡Aomine sí!

Tonto. Quítale eso a mi hijo en este instante, se ven ridículos. Carajo que si pudiera levantarme ya te habría ahorcado con esa camiseta, ¿De dónde las conseguiste?

-¿Bromeas? ¡Nos vemos geniales! También tengo una para ti con el número 3, 4 y 5. No sabes todas las cosas que he ordenado desde que aprendí a comprar por internet.

Voy a matarte. Daiki me besa rápido antes de que lo atrape, para salir corriendo al jardín donde de inmediato comienza un “uno-contra-uno” con Hine y su pequeño balón. Oh cielos, Jesús, Buda, Alá, Ganesha, Mahoma, lo que sea, denme paciencia para no asesinar a puñetazos al padre de mis hijos. ¿En serio voy a casarme con ese tipo? Miro por los enormes ventanales como Daiki le da pases a Hine, para luego cargarlo y hacerlo encestar haciendo a nuestro hijo gritar feliz.

Y lo mejor es que Hine me sonríe y levanta su manita mostrándome sus deditos, cosa que aprendió de su padre ahora diciéndome que también me dedica su canasta. Mierda, estoy sonriendo como un idiota enamorado hasta la locura. Los amo demasiado para mi propio bien. Bueno…supongo que sí me casaré con Aomine, después de todo no le enseña tantas cosas malas a Hine. Eso y que no hay estupidez que un par de golpes no solucionen ¿O sí?

/////Aomine/////

-Aomine-kun no debería robarle sus caramelos a Hine-kun. ¿O es que acaso Kagami-kun debería enterarse?

Chasqueo la lengua y le doy la espalda a Tetsu mientras saco del tarro de dulces un par de caramelos y chocolates que abro y me como a prisa, para luego tirar a la basura la prueba de mis delitos por haber asaltado el tarro intocable que dice “Propiedad de Kagami, Hine y bebés” “No lo toques o te mato” Obviamente Kagami empezó a ahorrar dulces por su embarazo en este tarro jumbo con el fin de satisfacer sus antojos momentáneos.

Pero ya que no deja que Hine coma casi ninguno porque no quiere que se le piquen los dientes, el tarro ha estado algo abandonado. Lo siento Tetsu, pero alguien ha de tener caries en esta casa, y como no lo serán mis hijos, lo seré yo. Y además si Kagami no vio nada, es como si no hubiera pasado. Y sé que tú no le dirás nada porque si lo haces, yo le diré a Akashi lo de la despedida de soltero. Al instante Tetsu frunce los labios haciéndome reír, amo a este tipo.

-Aomine-kun es un inepto. Pero está bien, yo no le diré nada.

-Pero yo sí negro.

Giro para toparme con mi antiguo archienemigo “El emo” que nos ha oído y ahora me sonríe perversamente haciéndome fruncir el ceño. No te atrevas reina de las locas.

-Mírame. ¡Taiga! ¡Tú prometido se está comiendo todos tus dulces!

-¡¿Qué Ahomine qué?!

Carajo, y aun embarazado apenas dicen dulces el tigre ha salido hasta derrapándose de la cocina apuntándome con un cuchillo. Oye, oye…solo fue una paleta, así que baja eso tigre. No queremos que luego no pueda complacerte si me cortas ya sabes que accidentalmente.

-Ci...cierra la boca. Estaba cortando el pastel que trajo Murasakibara, pero podría ocupar este cuchillo para algo mejor. Así que aléjate de mí tarro.

Kagami deja el cuchillo, para venir y llevarse su tarro no sin antes fulminarme con la mirada. ¡Eso es genial! ¡Absolutamente genial! ¡Gracias emo! Ahora tardaré mil años en descubrir donde lo esconderá por milésima vez. ¿Sabes lo mucho que me costó encontrarlo la última vez? ¡Kagami lo escondió en el cajón de verduras porque sabía que nunca lo abriría! Y ahora será en algún lugar peor. Así que jodidamente gracias, espero que te quedes calvo y Murasakibara se vuelva impotente por tanta azúcar, si sabes a lo que me refiero rígido cara de tabla.

-De nada cuñado. Ojalá sufras por haber preñado a mi dulce Taiga sin mi permiso. No creas que ya he aprobado todo lo de la boda tampoco. Un error y acabaré contigo.

El emo me dedica una cruel mirada la cual le contesto para luego irse. Algún día, no sé cómo, pero le pondré crema para depilar a su shampoo y entonces sí, veremos quién hace sufrir a quién. Tetsu escupe su batido de vainilla sacándome una carcajada. ¿Buena idea no? Dime cuando tengas tiempo y se lo hacemos a Kise.

-Aomine-kun es verdaderamente perverso y me agrada. Y si te sirve de consuelo, yo apoyo tu boda con Kagami-kun. De hecho, estoy tan feliz y ansioso que he empezado a reunir información al respecto. Salones grandes o puede que prefieran un jardín, número de invitados, con tantos amigos de ambos, unas trescientas personas tal vez esté bien. Y comida gourmet y una barra de postres para Kagami-kun. O quizás les guste más…

Lo interrumpo dándole una brusca palmada en la espalda que casi lo tira. Nah, nah. Gracias pero no es necesario Tetsu. De solo recordar tu boda de extra lujo innecesario con Akashi se me va el aire, a Bakagami y a mí nos va algo más sencillo. Ya sabes, pequeño, con comida asquerosamente gorda y tapa arterías de esa que ama el tigre, licor y mi música favorita como… Ahora yo soy interrumpido ya que Tetsu me arroja lo que quedaba de su malteada al rostro. ¡Tetsu cabrón! ¡¿Por qué fue eso?!

-Aomine-kun, lo siento. Es solo que claramente escuche que describiste una proposición vulgar para tu boda y perdí al compostura, pero como seguramente me equivoque me disculpo de nuevo. Y ahora sí, como te seguía diciendo, es importante comprar las flores en un lugar de prestigio, así no habrá fallas en las entregas y los arreglos serán de lo más bonitos.

-¡¿Alguien dijo bonito?!

Agh, lo que me faltaba. Ruedo los ojos mientras me limpio el rostro y siento como Kise que se encontraba en el jardín jugando, o más bien siendo el juego de todos los niños ha entrado para abrazarme por los hombros. Dijeron bonito, no idiota Kise. ¿Y de dónde sacaste ese caramelo? ¡¿Por qué yo no tengo uno?!

-Moo, Aominecchi tan gruñón. Me lo dieron los hijos de Murasakibaracchi y te lo comparto porque eres mi hermano del alma.

Kise, pequeño imbécil adorable ven aquí carajo. Lo abrazo, no sin antes quitarle el caramelo y comérmelo todo.

-¿Entonces de qué hablan? ¿Y porque no me incluían? ¡Somos súper mejores amigos, como Batman, Superman y el Guasón!

-Kise-kun, ellos son enemigos.

-¡Pero alguna vez fueron amigos! ¿O no?

-Ignoraré eso como siempre. Le decía a Aomine-kun que su boda será digna de recordar.

-¡Ah! ¡Bodas! ¡Amo las bodas! ¡Soy experto en organizarlas! ¡No te preocupes Aominecchi que tu mejor amigo está aquí y resolverá todo por ti!

Cierra la boca Kise, “experto en bodas” si como no ¡Ni siquiera estás casado! De inmediato Kise abre la boca y se lleva la mano al pecho una vez más echándome todo su dramatismo. Batman sálvame por favor.

-Aominecchi…me hieres. ¡Me hieres! ¡Cuán cruel puedes ser! ¡Me estás diciendo solterón de las marmotas de nuevo! ¿Por qué no te burlas de la estatura de Kurokocchi como antes, en lugar de mi falta de anillo?

-Kise-kun es un tonto, mi altura es cosa del pasado. Mejor hablemos sobre tu nuevo tinte de cabello.

-¡Ah! ¡Mentiroso Kurokocchi! Soy natural, mi papá puede comprobártelo. ¡Y también mi mami que me compró mi tinte, espera eso no!

Ignoro a esos dos torpes que se pelean, para avanzar a donde se encuentra Kagami junto al horrible emo y a Takao. Los tres babosean y sacan corazones por los ojos por el bebé peliverde que Takao tuvo con Midorima y nació apenas hace un mes. Le pellizcan las mejillas rosadas y regordetas diciéndole que se ve adorable en ese mameluco de rana. Dios, a este paso ese niño no tarda en agarrar un juguete de perro, para decir que es su objeto de la suerte y adiós a la ternura.

Supongo que hijo de Midorima tenía que ser, aunque seguro que Takao lo hará sacarle canas moradas a su padre porque verde ya está. Y hablando de morado, Murasakibara sigue igual que siempre siendo una máquina de comer y una estancia de juegos, de la cual ahora todos los niños se cuelgan incluyendo al mío. Suspiro derrotado, hasta que de repente siento un turbio y helado escalofrío recorrerme la nuca.

-Me da gusto ver que seguiste mi consejo sobre comprar una casa para Taiga y tu familia Daiki.

Akashi tenía que ser el causante de mi escalofrío. Tan sólo le medio sonrío ya que ha llegado a mi lado, y ahora que me doy cuenta ¿Cuándo creció tanto? Digo, no es un Murasakibara pero ya no es uno de los enanos de Blanca Nieves como antes, lo cual omito ya que quiero seguir viviendo por mucho tiempo. Pues ya vez que lo hice.

-Aunque, lo apropiado hubiera sido primero casarse, luego comprar una casa y finalmente tener hijos, cosa que ustedes hicieron totalmente al revés.

Ya sabes, Bakagami y yo somos unos salvajes dementes, fugándonos y rompiendo wafleras mientras tenemos hijos como conejos. Akashi me levanta una ceja pero me termina sonriendo turbiamente. Estoy seguro que cada vez que sonríe algún viejecito se ha de caer en la lejanía de un parque solitario.  

-¿Daiki, para cuándo nacen mis ahijados? Debo estar presente ese día y no te preocupes, sin importar que compromiso tenga lo cancelaré por estar ahí con ustedes al igual que Tetsuya.

Y Akashi es… Akashi y por ello de nuevo se tomó la libertad de autoproclamarse el padrino de los gemelos al igual que el de Hine, cosa que no le refutaré. Claro que quiero que mis hijos sean ahijados de un padrino rico y mafioso como lo es Akashi. Pues todo va bien, el doctor dijo que debían nacer entre esta semana y la siguiente, con gemelos nunca se sabe.

-Ya, ¿Y lo has estado atendiendo debidamente? ¿O necesitas alguien de servicio? Ya te he dicho que te mandaré a alguien sin problemas.

Venga Akashi, no soy tan inútil como parezco. Akashi de nuevo me levanta una ceja mientras se cruza de brazos haciéndome rodar los ojos. Bien, tal vez prendo la cocina en fuego unas diez de cada cinco veces que me pone a cocinar el tigre y probablemente rompo una que otra cosa, pero créeme cuando te digo que se alimentar niños y a un Kagami preñado. No necesito una sirvienta, yo ya ocupo ese puesto a mucha honra. Akashi me mira fijamente hasta que de nuevo termina sonriendo, dejándome respirar aliviado. Este tipo siempre sabe cómo asustarme hasta los cojones.

-Lo digo no porque crea que eres un inútil Daiki, es porque somos mejores amigos y Taiga es como un hermano para Tetsuya, es todo. Solo quiero ver feliz a mi familia. Porque somos familia ¿Qué no?

Tiemblo al sentir el firme agarre de su mano en mi brazo, más esa sonrisa perversa y ojos acusadores. Eh, sí, sí ¡Familia! La familia es lo mejor, la familia es para siempre. Que viva nuestra familia. Akashi me sonríe más tranquilo y complacido, dándome una palmada en la espalda que casi me saca un pulmón, para luego irse mientras yo intento respirar. Oh dios, creí que moriría.

-¿Akashi te clavó sus tijeras o qué? ¿Por qué tienes esa cara de doble idiota?

Es Kagami quién ha llegado a mi lado y me lo dice en su tonito burlón. Pues no le faltaba mucho para clavármelas en el cuello. Casi muero Bakagami, ¿Qué hubieras echo sin mi “Daiki junior” de treinta centímetros para complacerte huh? El tigre me suelta un puñetazo a la vez que se pone todo rojo sacándome una carcajada, amo a este idiota adorable. ¿Y bien? ¿Ya te cansaste de babear al bebé rana-nanodayo? Ambos nos reímos mientras él me pellizca por burlarme del buen Midorima y su descendencia, pero ya sabe que lo quiero, o algo así.

-Daiki…

Conozco ese tonito meloso, si quieres follar yo distraigo a los demás y tu adelántate al cuarto.

-Quisieras tonto. Tengo hambre.

Acabamos de comer tigre. Y carajo, me hace un puchero que casi me la pone dura, contrólate Daiki, no quieres tener una erección con el emperador conservador en casa.

-Quiero pu-ddi-ng.

Este tipo, hasta me lo deletrea como si fuera retrasado, espera…¿Pu, qué? ¡Eso lo serás tú!

-¡Pudding tonto!

Oh, eso…Pues no hay así que cómete una gelatina de las que trajo el emo, aunque cuidado podría estar envenenada en un intento por matarme.

-Eres un imbécil, Tatsuya jamás haría eso ¡Él te adora! Me dijo que eres su cuñado favorito.

Kagami frunce el ceño mientras yo volteo a ver de reojo al emo que me sonríe “amablemente” y como no queriendo me muestra su dedo de en medio haciendo como que se sacude polvo invisible de la camiseta, este cabrón.

-Ahora ve por mi pudding o me voy a enojar, puedes llevarte a Kise si quieres.

Ni de puta madre, la última vez que me lleve a Kise a comprar uno de tus antojos el asunto terminó en balacera Bakagami. ¿Ya lo olvidaste? Además, ¿Por qué no le preguntas al emo sino trae uno? Él carga con una dulcería recuérdalo.

-No quiero los de Tatsuya, quiero que tú me compres uno para mí y tus hijos imbécil. Tú eres mí…mí, ya sabes mi…prometido o eso. Es tu deber cuidarme.

¿Ya dije que amo a este idiota cejas de cangrejo, trasero de bombón, pozo sin fondo adorable? Mierda, estoy jodido por él, ¿Cuán tierno puede ser? Con esas mejillas rosas y esa mirada decidida pero ligeramente avergonzada. Ah, ¿Qué se le puede hacer? ¡Te traeré un camión entero carajo! Kagami me sonríe angelicalmente, para luego tomarme de la mano y llevarme despacio.

-Ven, te acompaño a la puerta.

Caminamos lento y no puedo evitar morderme los labios de lo bien que se ve sujetándose el vientre y aferrándose a mí. Debo admitir que me gusta que dependa de mí. ¿Te la estás pasando bien en tu fiesta?

-¿Es mi fiesta?

Claramente tigre. Tuya y de los gemelos, ¿No viste cuantos regalos trajeron todos para ti y los bebés?

-Oh…ya veo, con razón el pastel traía unos bebés de azúcar, de haber sabido que eran por eso no me los hubiera comido.

Ambos nos reímos mientras yo le doy un beso en la frente y salimos al jardín frontal donde no hay nadie. Kagami por un momento se detiene y frunce el ceño pero sigue caminando. ¿Todo bien?

-Uh-huh. Ahora ve y tráeme mil puddines.

Dalo por hecho. Le doy un beso en los labios, para luego irme, pero apenas doy un paso siento como me da un tremendo jalón de cabello que seguro me ha dejado peor que fraile, seguido del grito que da Kagami asustándome. Oe, ¡¿Qué pasa?! Kagami se aferra a mis brazos respirando agitado mientras me mira lloroso. Tigre háblame, ¿Qué tienes?

-Inu….inunda…

¿Inunda?

-¡Inundación!

¿Ah? Me lo ha gritado todo rojo, pero no comprendo hasta que me señala con su mano hacía abajo y veo sus piernas temblorosas más un charco. Oh…inundación. ¡Oh mierda, inundación! ¡Ya es hora! Kagami asiente repetidamente mientras yo lo sostengo.

-¿Aomine-kun qué pasa? Escuche a Kagami-kun gritar y…

¡Tetsu, que bueno que llegas! Trae la maleta de Kagami está bajo nuestra cama. Date prisa que ya es hora, se le ha roto la fuente. Tetsu abre los ojos brillantemente y sale a prisa al interior mientras yo abrazo a Kagami. Venga tigre, vamos al auto ¿Sí?  Asiente y me lo llevo despacio sintiendo como a los pocos segundos Midorima que ha salido me ayuda por el otro lado sosteniendo a Kagami, no sin antes darme una amigable sonrisa. Dios, como quisiera tener una cámara, ya que luego lo negará pero se lo recordaré. Eres el mejor zanahoria-chan. Midorima frunce el ceño mientras logramos llevar a Kagami hasta el auto.

-Daiki, súbete con Taiga atrás, yo manejaré.

Brinco del susto al ver que Akashi ha llegado a mi lado junto a Tetsu que ya se ha sentado en el asiento del copiloto, y ahora se gira para sostener la mano de Kagami.

-Shintarou quédate con Kazunari para que cuiden a los niños y espera mi llamada, así sabrás cuando llevar a Hine a ver a sus nuevos hermanos. Te diría que vinieras, pero no confío en los cuidados de Ryota y Atsushi si los dejamos.

Midorima asiente y regresa a la casa junto a su esposo y una pila de mocosos incluyendo a Murasakibara y Kise que ahora corren hacía mí.

-Toma Mine-chin, para Gami-chin, a Muro-chin siempre le sirven cuando nuestros bebéchines salen de su pancita.

Me da una bolsa de caramelos que acepto, seguido del abrazo asfixiante, mocoso y babeado de Kise que se convulsiona llorando a todo lo que da.

-Aominecchi eres mi mejor amigo, ve y trae a tus lindos bebécchis para que el tío Kise se los pueda comer a mordidas y besitos.

Le sonrío y le revuelvo el cabello antes de meterme al auto junto a Kagami y ahora si irnos. Pero claro que apenas le froto el vientre y le doy un beso para tranquilizarlo, siento una mirada amenazante notando que a su otro lado está el emo. ¡¿Tú qué haces aquí?!

-Cierra la boca negro. Me perdí el nacimiento de Hine, pero el de los gemelos jamás.

Ruedo los ojos y estoy por arrancarle la yugular, cuando de repente Kagami me estruja la pierna y entierra las uñas seguramente dejándome peor que mordida de leopardo. Gruño, sin embargo me aguanto ya que él parece estar en mucho más dolor que yo. Así que lo abrazo mientras el emo por una vez en su vida sirve para algo y le dice como respirar.

-Duele…Daiki, duele, duele mucho.

Tranquilo, pronto acabará ¿Sí? Pronto veremos a nuestros tigrecitos. Me sonríe y se recarga en mi hombro mientras yo intento sostenerme, porque el auto ha girado en una curva cerrada al estilo película de acción ya que Akashi ha sacado a relucir sus dotes de cafre al volante; creyendo que puede apartar a todos tanto autos como personas,  simplemente porque es él y en caso de que no funcione estoy seguro de que no teme en atropellar a más de un transeúnte y a quién sea que se cruce en su camino.

La llegada al hospital toma menos de lo que pensé y antes de darme cuenta ya me encuentro llevando a Kagami al área de maternidad, donde una enfermera lo sienta en una silla de ruedas mientras esperamos. Mierda, estoy nervioso y adolorido por todos los puñetazos, mordidas, rasguños y pellizcos que me da Kagami aguantando. Pero más nervioso que adolorido, oh dios, todo es tan real. Es como si apenas ayer me hubiera dicho que tendríamos más hijos y ahora en algunos minutos más los tendré en mis brazos.

-Daiki, ¿Qué pasa? ¿Por qué no atienden a Taiga?

La enfermera dijo que estaba buscando a un doctor que lo pudiera atender ya que ha habido muchas emergencias.

-¿Qué hay muchas emergencias? ¡Esto es una emergencia!

Akashi se pasa de lado y aparta a todos olvidando su cordialidad, buscando con la mirada hasta que da con su presa, un joven doctor que revisa unos expedientes.

-¡Usted, sí usted venga aquí inmediatamente! Atenderá a este chico en este instante y no está a discusión.

El doctor asiente como atemorizado e idiotizado, ya que claramente Akashi y su presencia de emperador deja claro que no existe la posibilidad de un no. Así que rápidamente Kagami es colocado en una camilla y lo que ya vivimos se repite una vez más. Lo tomó de la mano y tengo tanto miedo como con Hine, pero sé que todo saldrá bien.

-No me sueltes Daiki.

No lo haré tigre, los enfermeros tendrás que sacarme sedado porque no te soltaré ni para ponerme la bata. Ambos nos reímos mientras ingresamos a la salita donde la magia ocurre, no sin antes recibir una brusca palmada de Tetsu, otra de su marido y hasta una muy dolorosa del emo para que entre con ánimos. Y que ánimos, literalmente me cambio a lado de Kagami que se rehúsa a soltarme. Conforme lo miro lagrimear mi corazón tiembla, pero me inclino para besarlo tanto como puedo hasta que es hora de dormirlo.

-Te amo Daiki.

Y yo a ti Kagami Taiga. Mucho. Hoy y siempre… No sé si les pase a todos los que se convierten en padres, pero conforme los minutos avanzan una mezcla de desesperación, incertidumbre, nervios, emoción, felicidad, preocupación y un remolino de emociones se apoderan de mí. Pero sólo tengo algo en mente, quiero que estén bien, solo eso. No pido mucho, solo que estén sanos los tres, con eso me basta. Dios, apenas ayer era un idiota que se dormía en los techos faltando a cada clase, sin ganas de nada en la vida y hoy…hoy seré padre por ¿Tercera vez?

Y claro que el responsable tenía que ser Kagami. Él me regresó todo lo que un día perdí y me dio más de lo que necesitaba.  Suspiro hondo pensando que se merece el cielo mismo por ser un ángel, cuando de repente mis pensamientos son interrumpidos por un llanto escandaloso seguido de otro más a los pocos segundos. Carajo, carajo, carajo. Enfoco rápidamente mi vista y por fin los veo a manos del doctor y una enfermera. Cielos, son idénticos a Kagami, cabello, piel y claro, cejas.

-Felicidades Aomine-san, son un niño y una niña totalmente sanos.

En cuanto me pasan a uno de mis hijos y al otro se lo colocan alado a Kagami, que aunque está dormido pareciera estar sonriendo, sé por primera vez tan bien como que algún día me he de hacer polvo en el espacio, que los amaré por siempre.

Notas finales:

¡Ya nacieron los pequeños tigres! Y esta vez son idénticos a su madre, ese Bakagami es un ángel y un encanto y Daiki. ¿Qué les digo? Está ahogado de amor por su tigre. ¡Y ya tienen casa nueva! :DD Y como siempre sus buenos amiguitos fueron a verlos, haha ya saben, Akashi siempre de emperador, Kuroko de listillo y Kise de rubia, así los amamos carajo :33 Gracias por leer, por comentar y apoyarme. Nos vemos muy pronto en el próximo capítulo, porque sé que les debo el lemon >u< ¡Bye bye!


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