Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fuguémonos por RyuStark

[Reviews - 157]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola chiquitos bebés de chocolate <3

Lo sé, me tarde en actualizar pero vamos denme un respiro, tengo otros trabajos y escritos que hacer TTATT y a diferencia de otros maravillosos únicos y sexys autores yo si me tardo escribiendo, editando, bla…. :I Pero sin más dejémonos de rodeos y vayamos a la acción. El día de hoy les traigo romance gordo y asquerosamente esponjoso. Drama leve, humor por supuesto y lemon ¬w¬ ¡Espero que lo disfruten! <3

Por cierto este capítulo se lo dedico en especial a Tai bebé y a Mely Lawliet y por supuesto a todos los amantes del AoKaga <3

////Kagami////

Ahh…más…Aomine más. Me aferro boca abajo a las colchas, gruñendo y jadeando, sintiendo a Aomine penetrarme brutal y agresivamente. Me da una dura nalgada seguida de algunas más que me dejan la piel ardiendo al igual que el cuerpo. Vibro encendido disfrutando sus bruscas estocadas, sintiendo que podría deshacerme entre el placer y la lujuria en cualquier momento.

-Ahh…carajo me corro.

Apenas Aomine toca mi erección masturbándome un poco, no duro mucho terminando entre sus dedos y sintiendo como a los pocos segundos él lo hace dentro de mí. Caigo rendido sobre el futón mientras él lo hace a mi lado.  Jadeo disfrutando mi reciente orgasmo e intentando recuperar un poco de aliento. Miro de reojo el reloj que tenemos sobre el piso a mi lado, percatándome que ya pasan de las tres de la mañana. Nuevamente no dormiremos mucho, me giro para decírselo viendo que se ha quedado totalmente dormido.

Sonrío tapándolo a duras penas para también hacer lo mismo. Apenas lo abrazo un poco siento como el sueño me invade. Definitivamente siento que hoy será un gran día. En cuanto me despierto un horrible dolor corporal me invade el cual ignoro, para hacer el desayuno y luego despertar al tipo más problemático del mundo. Despierta Aomine….despierta. Lo muevo un poco mirando como apenas si se retuerce entre las colchas mientras se rasca el abdomen que tiene al descubierto.

Me muerdo un poco los labios deleitándome con su abdomen marcado y su pecho amplio, está totalmente despeinado y durmiendo plácidamente luciendo bastante atractivo. Suspiro derrotado, levantándome y yendo por un pequeño vaso de agua el cual le vacío en el rostro, viendo como se levanta de un salto.

-¡¿Qué mierda haces Bakagami?!

No despertabas así que me preocupe.

-¿Y mojarme fue lo mejor que se te ocurrió?

Sonrío asintiendo. Estabas sudando así que pensé que tenías calor.

-Eres un puto genio Kagami, te joderé por esto ¿No se supone que deberías despertarme besándome o trayéndome el desayuno a la cama?

¿Te estás drogando? Si te beso seguro que termino jodido y creo que eres bastante capaz de levantarte y venir a desayunar. Así que mueve tu flojo e inútil trasero y ven a desayunar que ya está listo.

-No eres nada lindo Taiga, nada lindo.

Lo mismo digo Daiki. Me sonríe al escuchar que lo llamo por su nombre. Lo veo irse al baño mientras yo regreso a la cocina, tomando un par de platos y llevándolos a la pequeña mesita que tenemos sobre la arena en la parte frontal de la casa, desde donde se puede apreciar el hermoso mar. Comer cada día entre las palmeras y la arena es una verdadera delicia.

Aun no puedo creer que hoy cumpla cinco meses y medio desde que llegamos a vivir aquí. Al principio fue un poco difícil adaptarnos debido a las locaciones y al clima, pero en cuestión de días nos fuimos acoplando. Ahora conocemos a la mayoría, sino es que a todos los habitantes del lugar y simplemente nos sentimos a gusto.

Y como el dinero se nos fue reduciendo conforme los días pasaban, después de las dos primeras semanas tuvimos que conseguir un trabajo. Aomine consiguió un empleo en el embarcadero recibiendo los lotes de barcos grandes y pequeños, carga mercancía, la sube y baja y al final del día le pagan una buena cantidad ya que es trabajo pesado. En cuanto a mi conseguí un puesto de mesero en un restaurante local sobre la costera.

Tenía miedo de que lo que ganáramos no fuera suficiente pero es todo lo contrario, ya que la casa es gratuita y lo único que pagamos son los recibos de luz y agua, los cuales son ridículamente bajos. También el estilo de vida aquí no es realmente caro, ya que la mayoría de los alimentos son locales, más que si conoces bien a las personas nunca dudan en hacerte un descuento.

También aprovechando el gran terrero que tenemos decidimos construir una bastante precaria cancha de basquetbol y plantar algunos frutos. Es una vida que no creí vivir ni en mil años, junto a Aomine, en la playa, tranquilos y realmente felices. Nos peleamos como cincuenta veces al día pero siempre terminamos muertos de la risa y sobre todo follando. No sé cómo carajos tiene tanta energía  aún después de sus jornadas de trabajo.

Por fin lo miro llegar frente a mí, viendo que trae un pequeño recipiente lleno de hielos el cual vierte en la jarra de jugo, más uno que se meta a la boca para masticarlo. ¿Mucho calor?

-Demasiado Bakagami ¿Cómo puedes traer ropa?

Más bien ¿Cómo tú puedes andar solo en ropa interior?

-Joder vivimos en el puerto del infierno ¿Y se supone que me debo de vestir de esquimal?

Tonto, es solo que he visto que te has bronceado más.

-¿Qué pasa Bakagami no te gusta mi color? Después de todo me he bronceado gracias a cierto idiota, que le gusta hacerse del rogar y me hace perseguirlo por horas en la playa bajo el sol ardiente, más sus intensas sesiones de surfeo y basquetbol.

Amo tu color idiota olvídalo. Y no me hago del rogar.

-Si lo haces, siempre quiero follarte como ocho veces y apenas si lo hacemos cuatro nada más.

¿Por qué yo no te lo hago a ti y sabrás como te queda la maldita espalda después de ocho veces idiota? Aomine me sonríe inclinándose y dándome un beso. De inmediato tomo su rostro haciendo que se quede, mientras yo abro la boca para sentir su lengua entrar en mí. Sus besos húmedos y picantes me hacen arder más que el mismo sol, por lo que lo separo sonrojándome un poco.

-Bastante atrevido tan temprano Taiga ¿Quieres que faltemos al trabajo?

No imbécil y apúrate que se nos hará tarde. Ambos sonreímos comenzando a  comer un poco de fruta y demás mientras platicamos de tonterías riéndonos a cada segundo. Aomine ¿Con quién crees que hable? Apenas si eleva la mirada mientras come demostrándome que me presta atención. Con Tatsuya. Rápidamente me mira sorprendido.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿No quedamos con que no le diríamos a nadie dónde estamos?

Lo sé, lo sé, no le dije dónde estoy solo que estoy bien y contigo.

-¿Pero cómo es que hablaste con él?

Pues ayer fue su cumpleaños y quise llamarlo para felicitarlo, así que prendí mi celular lo cual no había hecho desde hace meses, precisamente para que nadie nos molestara y vi que tenía como millones de llamadas perdidas de todos los de Seirin más varios mensajes. No les preste mucha atención y simplemente lo llame. Hablamos un poco y dijo que todos están bien, aunque realmente se sorprendieron al saber que habíamos huido juntos.

-¿Y? ¿Lo maravilloso de todo es?

Eres un reverendo imbécil ¿Lo sabes cierto?

-Sí, sí que novedad.

Aomine continua comiendo mientras yo suspiro. El punto es que Tatsuya tuvo que dejar la Universidad.

-¿Y me interesa por qué?

Daiki eres un pendejo y yo lo soy más por quererte, solo cierra la boca y escúchame. No sé si te emocione, pero creo que es bastante lindo lo que te contaré.  Se relaja sonriendo, recargándose en su asiento y bebiendo su jugo.

-¿Por qué dejo la universidad tu hermanito adorado?

Porque está embarazado.

Aomine escupe su jugo el cual acababa de beber, tosiendo un poco y haciéndome reír ¿Genial no?

-¿Ese idiota está embarazado?

Sí, a que no adivinas de quién.

-Murasakibara.

¿Cómo lo supiste?

-¿Quién más aparte de Murasakibara aguantaría a ese emo dramático?

Eres un… Bueno olvidémoslo, pero digo ¿Qué raro no? Había escuchado sobre hombres que se embarazan pero son casos de uno entre cien.

-Si bueno, pues por lo visto no es tan raro como crees. Oh, ya comprendí. Me dices esto porque quieres que te embarace Kagami. ¿Es eso?

¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no idiota! Yo…yo solo te estaba contando. De inmediato le saco un hielo a mi jugo para arrojárselo al pecho. ¿Cómo se te ocurre?

-Imagínate un bebé nuestro Bakagami, ojalá no saque tus cejas.

¡¿Qué tienen de malo mis cejas?!

-Son raras.

¡No es cierto! Y ¡Pues ojalá no saque tú…tú cara fea!

-Ya quisieras tigre, que tú y yo sabemos que te mueres por mi rostro.

Si claro idiota. Muero por golpearte. Volvemos a reírnos mientras terminamos de comer.  Me doy prisa, cambiándome para irnos y una vez listos partimos rumbo a la costera. Mira nada más, antes sudabas y jadeabas como animalito por un par de kilómetros y ahora eres todo un ciclista ¿No Ahomine?

-Que gracioso, tú sigues sudando y jadeando como animalito durante las noches gracias al ciclista, ¿No Bakagami?

Te lo estás ganando imbécil.

-Venga, pégame y tiranos a ambos de esta horrible cosa, solo busco un pretexto para que destruyamos esta puta bicicleta y nos compremos un maldito auto aunque sea usado.

Ya hablamos de eso. No necesitamos un auto.

-Claro princesa, como yo soy el que pedalea todos los putos días no necesitamos un auto.

Ya te dije que yo lo haría, pero te niegas a sentarte en la parte trasera.

-¿Estás loco? ¿Yo abrazándote y aferrándome a ti como una colegiala enamorada?

Eres un imbécil ¡Imbécil dije! Qué bueno que nunca tendremos hijos, seguro que serían igual de necios que tú.

-Necios y con las cejas partidas, serían un éxito mundial.

Lo pellizco haciéndonos reír a ambos. Sería lindo…

-Sí, lo sería pero realmente los niños no son lo mío. Ya sabes, aun con tantos hermanitos y ahora que le hemos enseñado a jugar al hijo de ese tonto creo que más que tener hijos quisiera jugar contigo basquetbol de por vida. Con eso me basta.

¿Te me estás proponiendo Aomine?

-¿Ah? Cierra la boca fanático, dije basquetbol no cásate conmigo. Aunque tampoco me molestaría lo segundo. Oficialmente tendrías que cocinar para mí, consentirme, amarme, soportarme, obedecerme y darme el trasero todas las noches Taiga.

¡Vete a la mierda, te lo ganaste idiota! Lo empujo haciéndolo perder el control, en cuestión de segundos se va de lado haciéndonos caer y rodar estrepitosamente a la arena colina abajo. Una vez que la caída se detiene Aomine comienza a reírse.

-De verdad nos tiraste Bakagami, eres un idiota. Carajo creo que me raspe una rodilla.

¿Qué hago? ¿Lloro por ti o hacemos una fiesta? Solo siento como me jala el cabello haciéndome reír, acercándose más y colocándose encima de mí comenzando a besarme. Abro la boca dejando que introduzca su lengua en mi interior a la vez que me aferro a su espalda ancha y húmeda por el sudor sintiendo su piel caliente. Meto mis manos debajo de su camisa rasguñando un poco su abdomen.

-Si no vas a dejarme hacerlo, será mejor que pares Kagami,  porque se me está poniendo dura.

Sonrío viendo como se separa, se levanta ayudándome y sacudiéndome enfatizando sus manos sobre mi trasero. Ya no tengo arena ahí. Me sonríe frotando mi trasero con más ansias.

-Hay que estar seguros Kagami, no queremos que llegues sucio al trabajo.

Tampoco queremos que llegues con un ojo morado al trabajo ¿Cierto? Vámonos ya. Lo tomo de la mano, jalándolo y subiendo nuevamente hasta la carretera donde se encuentra la bicicleta tirada para emprender el viaje.

-Te iré a recoger al trabajo.

Como siempre.

-Puedes regresarte caminando.

El dueño se ofreció a llevarme a casa en su auto.

-No me cae bien ese tipo y lo sabes ¿Cierto?

Tienes celos hasta de tu sombra idiota, solo es amable conmigo.

-Te contrata sin pedirte ni una identificación, te paga más que a los demás, te invita las comidas y te quiere traer de regreso a casa en su auto. Ahh…¿Qué será de mí? Si tan solo tuviera un puto auto tal vez mi novio me tomara en serio cuando le digo que su jefe quiere follárselo.

Aomine no a todos les gustan los hombres como a ti y a mí.

-Oye, oye. A mí no me gustan los hombres Bakagami, me gustas tú es muy diferente.

No puedo evitar sonrojarme un poco mientras me aferro nuevamente a él con fuerza. El punto es que aunque fuera así no me interesa y creo que sabrás que no soy de los que pueden “engañar” fácilmente.

-Ya te lo dije, no querrás que ahora tengamos que huir no por tu padre, sino porque mataré a quién te toque Taiga.

Idiota. Lo abrazo, dándole un beso en la nuca y mirando como sonríe. Una vez en la costera me pasa a dejar al restaurante para luego irse. Es verdad que fue un poco inusual que me contrataran así como si nada, pero el dueño jamás ha intentado algo extraño conmigo. Es un hombre joven y atractivo, por lo que ya debe de tener una linda novia.

Me deshago de esos pensamientos comenzando a trabajar. El día se pasa rápido con muchos clientes durante el almuerzo y la hora de la comida. Limpio mesas, barro y pulo vasos y copas mientras la clientela está más baja, asegurándome que todo esté en orden.

 -Hey Kagami casi no hay comensales ¿Por qué no sales y repartes estos volantes por las calles?

Claro. Los tomo saliendo a la costera, reparto los volantes caminando rumbo al muelle donde trabaja Aomine. Sonrío mirándolo muy a lo lejos sin camiseta y cargando un par de cajas mientras se ríe con sus compañeros. Realmente fue bueno haber dejado la ciudad un tiempo, porque aunque no lo dice Aomine se sentía muy presionado allá.

Sus padres querían que entrara a la Universidad a estudiar algo que él no quería y de paso que sacara una beca deportiva. Tal vez será que, no saben que Aomine nunca ha jugado por obligación sino por instinto, porque le gusta. Y que lo obligaran a hacerlo lo hubiera destruido. Cuando le pregunte si pensaba en convertirse en un jugador profesional me dijo que no lo había pensado. Pero que no era algo que le disgustara, ni tampoco que le urgiera.

Porque si algo nos ha quedado claro a lo largo de nuestro tiempo aquí, es que no tenemos prisa de nada, ni de crecer, avanzar o hacernos más fuertes. Simplemente estamos juntos disfrutando cada día, riéndonos y aprovechando la vida como tal. Todo el mundo suele andar de arriba para abajo intentando generar desde dinero hasta conocimiento lo cual no es malo.

Simplemente que a veces están tan ocupados en los detalles grandes, que cuando el tiempo pasa se dan cuenta que las cosas grandiosas son esos pequeños detalles que dejaron ir. Una puesta de sol, un día lluvioso, una comida agradable, un beso o un abrazo de alguien querido. La vida se va como agua entre los dedos y al menos creo que Aomine y yo ya no estamos en edad de dejarnos con las ganas de nada.

¡Aomine! Grito fuertemente, viendo como me busca con la mirada hasta hallarme. Lo saludo haciéndolo sonreír mientras me indica con señas que nos veremos en un rato más, a lo cual asiento yéndome de regreso al restaurante. Las horas se pasan rápidas y agradables mientras yo aprovecho para ver la puesta de sol desde la terraza superior y como lentamente comienza a anoche.

-¡Taiga!

Miro hacia abajo a Aomine, el cual me sonríe.

-Deja de babear y baja ya para irnos.

Mi turno termina hasta dentro de quince minutos.

-A la mierda, bríncate y fuguémonos nuevamente.

Imbécil me pagan por esto.

-¿Te pagan por mirar enamorado al mar? Jodido trabajo de ensueño. Ojalá me pagaran por ver a las malditas gaviotas todo el día.

Me rio mostrándole el dedo de en medio. Que te jodan.

-Venga ya carajo, baja Kagami. Bailamos o nos escondemos, te miro y nos abrazamos o si quieres me voy y no regreso, pero haz algo ya y no me dejes esperándote como idiota.

Entra y espérame como un idiota sentado.

-Deberías buscar trabajo de comediante sabes…

Lo haré cuando tú consigas uno de idiota insoportable. Ohh espera, ese ya lo tienes y nadie te puede quitar el puesto número uno. Me sonríe mientras yo comienzo a bajar a la planta baja, mirando como todos mis compañeros me observan con una sonrisa en el rostro, creo que ya se han acostumbrado a mis discusiones con Aomine a mitad de la calle. Lo siento jefe…

-Está bien puedes irte si quieres.

Por supuesto que no.

-No hay problema, aunque es viernes pensaba cerrar temprano. Después de todo tengo que ir a la prefectura de alado a ver a mi familia.

Ya veo. Apenas me paga lo de la semana salgo a prisa sin encontrar a Aomine hasta que siento algo frío en el cuello que me hace brincar. Giro viendo a Aomine sonreír mientras me pasa una botella de agua helada. Gracias.

-¿Qué hacemos? ¿Vamos al cine, follamos, cenamos algo, follamos, compramos carne para hacer hamburguesas, follamos o bebemos algo y follamos en casa? O donde quieras claro.

¿Tienes otra cosa en mente que no sea follar?

-Idiota a veces también pienso en… ya sabes basquetbol y como nunca puedes derrotarme.

Jódete si te he derrotado antes. Lo jalo de la muñeca comenzando a caminar. Si cuando lleguemos a casa aun tienes ganas de follar lo hacemos, claro después de que me derrotes en un 1 a 1.

-Y si gano ¿Qué? Aparte de dejar que te lo haga toda la noche ¿Harás la cena?

Como si no siempre lo hiciera. Nos reímos volviendo a casa, en donde después de jugar un extenuante juego el idiota de Aomine logra vencerme, por lo que termino haciendo la cena. Comemos y bebemos animados, escuchando nada más que el oleaje incrementar un poco y los sonidos de los insectos de los pastizales traseros. Aomine se tira en el único camastro que tenemos frente al mar, en el cual también me acomodo recargando mi espalda contra su pecho, dejando que me abrace por la cintura. Podría ver esto todo el día.

-¿El mar? ¿Tanto te gusta?

Me encanta, me tranquiliza lo cual es algo realmente sorprendente ya que vivo contigo. Se ríe echando mi rostro para atrás y dándome un beso en la frente, haciéndome sonreír.

-Taiga hoy ha sido un día condenadamente maravilloso. No es que haya pasado nada especial o espectacular como para ponerme a contarlo, sólo que hoy realmente ha sido maravilloso.

Debe haber algo que lo haga especial.

-¿Qué me hayas ido a ver al muelle, ya que estás tan total y completamente enamorado de mí que no aguantabas las ganas de tenerme cerca cuenta?

Eres un idiota. Me giro recargándome en su pecho y mirándolo fijo. Eres insoportable pero me encantas.

-Lo mismo digo. Joder estamos tan mal pero vamos tan bien.

Sonrío comenzando a besar su pecho, sacando mi lengua y deslizándola por su piel tibia y bronceada. Aomine me observa fijo mientras yo desciendo sin dejar de mirarlo a los ojos, llegando hasta su ropa interior, la cual bajo con mis dientes liberando su creciente erección. La tomo comenzando a lamer desde la base a la punta mirando a Aomine temblar excitado. Lo chupo rozando mis dientes levemente, para luego llevar mis labios hasta su glande succionándolo y sorbiendo todo el líquido que brota.

Aomine gruñe encendido mientras yo siento mi cuerpo arder. Lo masturbo un poco sin dejar de lamerlo, embriagándome con el aroma intenso y masculino de su piel caliente, mirando el apetecible color que va tomando su erección. Deslizo mi lengua por cada vena hinchada que resalta bajando hasta sus testículos, los cuales me meto a la boca succionándolos con fuerza, hasta dejarlos empapados y escurriendo en saliva.

-Ahh…maldición tienes una expresión realmente erótica.

Aomine me jala por el cabello levantando mi rostro un poco mientras con su otra mano toma su erección, para tallarme su punta contra los labios indicándome que la abra. Lo hago sintiendo como me la mete de golpe al mismo tiempo que empuja mi cabeza haciendo que lo tome más profundamente. Me aferro a sus piernas dejando que me folle la boca con rudeza, sintiendo que me asfixio por lo grueso que es y comenzando a derramar algunas lágrimas.

-Haah…carajo…así, vamos trágatelo todo Taiga.

Me clava su punta más allá de la garganta, jadeando y sonriendo arrogantemente mientras yo siento como chorros espesos de saliva y fluidos escurren desde mi boca, ahora bajando por mi cuello.

-Tu boca es la mejor…totalmente húmeda y…ahhh, suave.

Aomine me da una brusca estocada, para luego sacarla y masturbarse un poco, echándome un espeso y caliente chorro de semen en el rostro. Sonrío mientras intento respirar, tomando hondas bocanadas de aire y sintiendo su esperma escurrir por mi piel. Maldito pervertido. Aomine sonríe volviendo a tomar su erección tallándomela por el rostro.

-Te encanta Kagami y no puedes negarlo.

Sonrío un poco más, levantándome y terminando de quitarme la ropa interior al igual que Aomine, tan solo para volver a sentarme sobre él de frente. De inmediato me toma por la cintura mientras yo me quito la camiseta, limpiándome un poco el sudor y arrojándola a la arena. Aomine toma mi rostro besándome con pasión mientras yo jadeo un poco al sentir nuestras erecciones rozándose entre sí.

Sus manos recorren mi espalda deslizándose hasta mi trasero el cual presiona con fuerza. Aomine muerde mis labios con fiereza haciéndome gritar al sentir dos de sus dedos llegar hasta mi entrada, los cuales me introduce agresivamente. Jadeo entre sus labios sintiendo mi cuerpo derretirse de tanto calor. Aomine no más.

-¿No más qué?

Tus dedos, no más. Los empuja con más fuerza y profundidad haciéndome gemir descontrolado. Nunca puedo controlar las reacciones de mi cuerpo cuando se trata de Aomine. Basta carajo…ahh, no más.

-Estás totalmente caliente y suave, succionándome tan fuerte.

Jódeme ya. Me sonríe complacido volviendo a besarme,  a la vez que me abraza por la cintura con una mano mientras saca sus dedos sustituyéndolos por su gruesa erección. Aomine comienza a penetrarme lenta y tortuosamente gruñendo al igual que yo. Maldición, mi cuerpo vibra encendido al sentirlo totalmente duro y palpitante dentro de mí. Por lo que sin esperar más me agarro del borde del respaldo del camastro, comenzando a mover mis caderas subiendo y bajando sobre su erección.

Aomine sonríe disfrutando la vista al igual que el calor de nuestros cuerpos fundiéndose mientras aferra sus manos a mis nalgas, para acelerar el ritmo de las penetraciones. Grito al sentir como me masturba mientras sus labios llegan hasta mis pezones para morderlos bruscamente. Aomine…Aomine…ahhh…Aomine.

-Mi nombre Taiga di mi nombre, quiero que se te desgarre la garganta de tanto gritarlo.

¡Dai…ahhh…Daiki…ahí, ahí más fuerte! Agito la cabeza muy mareado por el calor y el placer que me abruman hasta el exceso, sintiendo la gruesa punta de su erección golpear sin parar ese punto que me enloquece. Ahhh…más, no te detengas…haahh. Aomine sonríe y toma mi rostro besándome con gula, como si quiera comerme entero.

Me besa obscenamente dejando que pequeños hilos de saliva cuelguen entre nuestras bocas, para luego ir directo a morder mi barbilla, descendiendo hasta mi cuello al mismo tiempo que yo no paro de moverme sintiéndolo en lo más profundo de mi interior. Sus uñas me marcan y rasguñan la espalda haciéndome sentir que toco el bendito cielo.

-Taiga…ahh, maldición. Me gustas demasiado para ser verdad.

Tan solo me muerdo los labios dejando que el placer estalle en mí, terminando sobre su abdomen y mirándolo sonreír mientras gruesas gotas de sudor se deslizan por toda su frente. Me pierdo entre sus ojos azul intenso, como el mismo mar y cielo percibiendo como a los pocos segundos termina dentro de mí, entre algunos gruñidos y maldiciones. Me acerco metiendo mis manos entre su cabello mojado, revolviéndoselo y despeinándolo a la vez que muevo mis labios diciéndole algo.

-No sé si me acabas de decir que me amas o que soy un idiota. O tal vez los dos.

Me rio recargándome en su pecho aun respirando algo agitado. Sácala ya idiota.

-No, aún tengo ganas.

Jódete, sácala ya.

-No quiero.

Te doy un beso.

-Que sean mil y seguimos follando.

Sonrío dándole un beso, para luego intentar levantarme sintiendo como me detiene.

-Es una orden Kagami Taiga.

Es una desgracia que me encante romper las reglas. Me suelto, levantándome y notando de inmediato  un ligero dolor punzante en la espalda baja, el cual ignoro recogiendo mi ropa de entre la arena. Y claro que a los pocos segundos Aomine me toma por sorpresa, cargándome en su hombro y dándome un beso en el costado.

-Si hablamos de romper reglas sabes que nadie es mejor que yo en eso.

Idiota bájame ya.

-Claro que lo haré.

Me lleva hasta dentro de la casa, soltándome como si nada sobre el futón. ¡Joder me dolió! Se ríe abalanzándose sobre mí mientras yo le jalo el cabello. Eres un maldito encimoso Ahomine.

-Jódete Bakagami me perteneces.

Vuelve a besarme agresivamente, metiéndose entre mis piernas, abriéndolas y volviendo a penetrarme. Grito aferrándome a su espalda y dejando que se aferre a mis muslos para embestirme con fuerza. Sonrío entre cada beso y mordida disfrutando tenerlo conmigo. Aomine me gusta como nadie, tiene unos ojos hermosos, un alma inquebrantable, un caos en la cabeza y un desmadre con su existencia.

><><><><>< 

El tiempo sigue transcurriendo imparable ante nadie, los días rápidamente se convirtieron en semanas y luego en meses. En meses de eternas discusiones y risas multiplicadas, besos, abrazos, reproches y arrepentimientos. En cuanto cumplimos nuestro primer año en este lugar recién me pareciera que fue ayer cuando llegamos.

Aomine logró convencerme de comprar una pequeña camioneta, la cual ha chocado más de cinco veces, la misma en la que hemos pasado algunos momentos de pasión.  Ahora tenemos amigos de los poblados cercanos e inclusive vamos a jugar basquetbol en algunas canchas grandes que hay ahí. Hemos encontrado uno que otro oponente un tanto fuerte pero sin duda no hay quien detenga esa alma salvaje que posee a Aomine y también me incluyo, cuando tocamos el balón.

Hemos tenido uno que otro reto, que puedo presumir hemos sabido afrontar victoriosos. No puedo decir que todo ha sido grandioso, pero sin duda no me arrepiento de nada, estoy feliz con lo que tenemos. Hasta que hace algunos días que me imagine que el hijo de Tatsuya ya debió de haber nacido y desde aquella vez que hable con él, no he vuelto a saber nada sobre ninguna persona cercana.

Una pregunta ronda por mi cabeza últimamente ¿Cuándo volveremos? No es que quiera hacerlo, pero sé que en algún momento tendremos que hablar de ello. Creo que tal vez tengo miedo, miedo a perder lo que ahora he construido aquí junto a Aomine. Digo, aquí la gente sabe de memoria que somos pareja y pareciera no importarles en lo más mínimo.

En la ciudad también son algo abiertos, pero aún me resultaría extraño llegar y decirles a todos que Aomine es mi novio. También he pensado en mi padre, en mis amigos ¿Cómo les cuento que he hecho una vida sin ellos incluidos, la cual he disfrutado enormemente? Los extraño a todos, pero a veces pienso que si me dieran a elegir entre ellos y Aomine, lo escogería a él.

-Deja de mirarme mientras duermo pervertido.

Jódete Ahomine ¿Quién te está mirando? Además ya amaneció así que despierta porque harás el desayuno.

-Maldición no, si me desperté fue porque sentí una mirada sucia y obscena perforarme la cabeza ¿Qué pasa Taiga querías montarme mientras dormía?

Quisieras imbécil. Ambos nos reímos mientras Aomine me abraza, pegándome a él y recostándome en su pecho. Daiki…

-¿Qué pasa?

¿Cuán…cuándo volveremos?

-¿Ya te aburrió este lugar?

No.

-¿Ya no soportas los mosquitos?

Me aguanto.

-¿Qué hay de mí, ya no me soportas?

Ya me acostumbre a tu odioso ser.

-Que te acostumbres a algo no significa que te guste ¿Quieres que ya volvamos? Creo que tu padre ya debió haberte hasta quitado de su herencia.

Idiota. En algunos meses será Navidad y sería raro volver en esas fechas.

-De hecho sería perfecto volver en esas fechas.

¿Qué haremos allá?

-No sé…¿Qué quieres hacer?

No he hecho otra cosa más que ser un mesero y jugar basquetbol.

-Cargar cajas y lotes no me da un currículum muy extravagante que digamos tampoco.

Pero juegas increíble, nadie hace latir mi corazón tan desenfrenadamente como tú ¿Y si nos volvemos profesionales?

-¿Crees poder Bakagami?

Yo no soy el imbécil que se la ha pasado tirado en el camastro viendo el mar, tomando el sol y bebiendo cerveza.

-Lo que sea, aun así soy genial.

Ahí vas con ese ego del tamaño del mundo. Aomine se ríe, bostezando un poco y estirándose.

-Si seremos profesionales odiaría estar en el mismo equipo que tú.

Yo igual, lo divertido es jugar el uno contra el otro. A pesar de todo aun te considero mi rival.

-Estoy temblando del miedo tigre.

Le jalo el cabello a la vez que me levanto yéndome hacia el baño. Entonces volveremos y nos haremos profesionales ¿Así de fácil? ¿Aomine? Me asomo viendo como nuevamente se ha quedado dormido ¡Levántate carajo! Brinca moviendo su mano, diciéndome que si mientras yo le echo un poco de pasta a mi cepillo de dientes y me lo meto a la boca.

Me cepillo los dientes, mirándome detenidamente en el enorme espejo todas las horribles y estúpidas marcas que me hizo Aomine anoche. También toco mi abdomen notándolo inusualmente hinchado. Uh, que raro, diario juego por horas con Aomine, también nado y surfeo por largos ratos. Aunque he comido más de lo normal las últimas semanas tal vez es eso.

-Muévete.

Miro a Aomine entrar al baño, empujándome un poco y tomando su cepillo, miro como el idiota sin remedio se queda entre dormido, aun de pie y con el cepillo en la boca. Aomine ¿Crees que he engordado?

-Te ves bien.

¿Eso qué mierda significa?

-No sé, te ves bien es todo.

Se termina de cepillar la boca mientras yo me coloco de perfil mirando que realmente mi vientre se ve algo abultado. ¿Qué carajos? Daiki realmente he subido de peso, creo. Mira mi abdomen. Me mira de mala gana algunos segundos, volviendo a encontrar su mirada con la mía.

-Bakagami te ves genial, un par de kilos más no te matarán ni a ti, ni a mí, ni a nadie. Te ves simplemente increíble y juegas tan bien como siempre, no es problema. Ahora deja de joderme, que si no te juro que quemaré tu pan del desayuno a propósito.

Aomine sale nuevamente dejándome totalmente extrañado. Tiene razón, me veo bien solo estoy exagerando, tal vez solo no deba comer tanta grasa. Me termino de asear sintiéndome un tanto mareado. Ultimamente no me he sentido muy bien y probablemente debería ir a ver al doctor. Después de todo no me he hecho ni una revisión desde que llegamos. Una vez desayunando miro a Aomine comer como si nada ¿Me acompañas al doctor de la ciudad siguiente?

-¿Te sientes mal?

No, pero…bueno algo ¿Podemos ir? Asiente mirándome fijamente. Platicamos y nos molestamos como de costumbre durante el camino, dándonos uno que otro beso fugaz hasta que llegamos a la clínica, que luce bastante lujosa y moderna como las de la ciudad. Después de tomar un turno esperamos en la pequeña sala y matamos el tiempo leyendo una que otra revista hasta que nos toca. Ya dentro el doctor nos sonríe amablemente invitándonos a sentarnos.

-Así que Kagami-kun, ¿Cuál es el problema? A simple vista puedo notar que luces muy bien.

No lo sé, últimamente he tenido muchos mareos, dolores corporales, la temperatura un tanto elevada y mi vientre esta un…un tanto hinchado. El doctor asiente anotando en su libreta mientras Aomine se acerca susurrándome.

-¿Por qué no me habías dicho nada?

Lo ignoro intentando ver que escribe el doctor. ¿Pasa algo malo conmigo?

-No para nada, ¿Puedes quitarte la camiseta? Quiero revisar algo.

Claro. Me indica que me siente sobre una plancha, en la cual me quito la camiseta y me muerdo los labios para no reírme al ver como Aomine mira de mala manera al doctor, el cual ha comenzado a tocarme. Es un estúpido celoso sin remedio. Inhalo y exhalo según me indican sintiendo el estetoscopio frío sobre mi vientre, pecho y espalda. Por último me saca una pequeña muestra de sangre, que me deja un tanto intrigado seguida de un cuestionario sobre mi vida sexual. ¿Entonces qué tengo?

-No quiero adelantarme hasta estar seguro ¿Podrían esperar un poco más?

-¡Déjese de rodeos y díganos ya qué rayos tienes Kagami ahora mismo!

Aomine no seas grosero. Me ignora mirando molesto al doctor mientras yo presiono su mano haciendo que me mire. Tranquilo. Doctor ¿Nos podría decir algo?

-Por tus síntomas y demás creo, y digo creo porque hasta que me traigan los resultados no estaré seguro, pero puedo casi afirmar que estás embarazado.

-¡¿Qué?!

Me quedo estático sintiendo que el mundo a mi alrededor tiembla, por algunos minutos dejo de escuchar tan solo viendo a Aomine discutir con el doctor hasta que nuestras miradas se encuentran.

-¡Taiga! ¡Taiga reacciona! ¡Taiga!

Reacciono sintiendo mis manos temblar al igual que mi boca. De inmediato miro al doctor. ¿Está seguro? Sé que se puede pero ¿Está completamente seguro?

-Ya te dije que apenas lleguen los resultados lo comprobaremos.

Asiento levantándome y saliendo de la habitación, no sin antes voltear a ver al doctor. Ya regreso. Comienzo a caminar mirando a la gente sonreírme y demás, escuchando de fondo los gritos de Aomine que a los pocos segundos me alcanza, tomándome por el brazo y haciéndome voltear.

-Maldición Kagami ¿Qué carajos te pasa?

Aomine voy a tener un hijo.

-Dirás vamos a tener un hijo, pero eso…eso aún no lo sabemos. Hey mírame…Kagami mírame.

Toma mi rostro haciendo que lo mire fijamente. Yo…yo lo quiero, si tú…si tú no estás de acuerdo lo entenderé, pero quiero al bebé. Lo quiero, Aomine quiero a este bebé. Porqué…porque…Oh dios mío estoy embarazado. Aomine estoy embarazado.

-Cierra la boca.

No…no, sé que no te gustan los niños pero…

-Kagami cierra la puta boca un minuto, me estás alterando. Acabas de decir que no quiero al bebé o una mierda así y no me gustó.

Aomine ¿Me acabas de escuchar? ¡Estoy embarazado! Todos los que pasan nos miran directamente mientras yo comprendo bajando la voz.

-Aún no lo sabemos.

¿Y si lo estoy qué? ¿Vas a salir corriendo?

-Joder tranquilízate. ¿Qué mierda te pasa Kagami? Ven aquí.

Me toma de la mano llevándome hasta el estacionamiento mientras yo siento que podría comenzar a llorar, no sé si de la felicidad, del miedo, de la incertidumbre o de los nervios. Daiki…

-Cállate por favor. Maldición….espera dame…dame un segundo necesito pensar esto.

Me quedo en silencio sintiendo que realmente mis ojos se llenan de lágrimas mientras Aomine comienza a caminar de un lado para otro. Daiki… Me voltea a ver, sorprendiéndose y abrazándome rápidamente, me aferro a él comenzando a llorar un poco.

-Basta no…no llores, maldición no llores tigre.

Aomine me estruja entre sus brazos, para luego tomar mi rostro y lamer mis lágrimas, miro como sus ojos también se han comenzado a humedecer. ¿Estás feliz?

-Sabes que soy un idiota, probablemente sin ti me pudriría en un rincón. No sé cocinar, ni limpiar, ni mucho menos como debería cambiar un pañal. Carajo en momentos como estos es que realmente me doy cuenta que solo sirvo para joderte y para jugar basquetbol, pero si aun así estás bien con eso, quiero que sepas que estoy feliz ¡Carajo estoy feliz! Taiga tendremos un hijo y…no sé qué más decir ¿Cómo…cómo lo llamaremos? ¡Yo le compraré su primer balón! Y su cuarto será tapizado por mis jugadores favoritos de la NBA y ni siquiera intentes detenerme.

No…no, shh. No hables no…¡Joder cállate Ahomine!

-¿Ahh? ¡Tú cállate Bakagami tonto!

¿Qué dijiste idiota?

-¡Tú empezaste!

No es que…es que me estoy emocionado mucho idiota y si no lo estoy, mejor hay que comprobarlo primero. Jalo a Aomine arrastrándolo hasta el interior del hospital, una vez en el consultorio Aomine me empuja, adelantándose y azotando sus manos sobre el escritorio sorprendido al doctor.

-Hable ya ¿Tendré un mini Daiki o no?

-¿Perdón?

-¡Que si tendré un hijo!

-¿Por qué no se sienta?

-¿Por qué no me dice de una buena vez si preñe a Kagami o no?

¡Ahomine! Me ignora tan solo mirando desafiantemente al doctor intentando intimidarlo, el cual sonríe sacando los resultados.

-Son jóvenes pero confío en que sabrán cuidarlo bien, felicidades porque serán padres.

Aomine se va de lado chocándose contra la pared mientras yo sonrío enormemente, yendo a agarrar a Aomine el cual al parecer sigue abrazando la pared.

-Solo debo advertir que un embarazo en hombre es más riesgoso que en una mujer, por lo que habrá de tener cuidados especiales, no hacer mucho esfuerzo, comer bien y venir a revisiones controladas.

-Hey doctor defina “No hacer mucho esfuerzo” ¿Eso implica follar duro?

De inmediato le suelto un golpe, que alcanza a esquivar escuchando de fondo la risa del doctor.

-El tener sexo no es un problema, pero definitivamente no puedes ser muy brusco con Kagami-kun.

-¿Y qué pasa si él se me ofrece y me lo pide duro?

¡¿Quién haría eso idiota?!

-No lo conoce doctor, cuando Kagami está en celo es insaciable. No sé cuánto tiempo pueda controlarlo.

Le jalo el cabello, escuchándolo reírse mientras yo siento que podría morirme de la vergüenza. El doctor me hace un ultrasonido que casi hace que se me salga el corazón por la boca cuando me enseñó al bebé, el cual tiene casi tres meses. Apenas me da la fotografía del ultrasonido la abrazo posesivamente y una vez listos, agradecemos y nos despedimos yéndonos de regreso a casa.

-¿Quieres dejar de babear la foto del bebé Bakagami?

¡No la estoy babeando!

-Llevas todo el camino besándola.

Jódete imbécil es mi hijo.

-Es más mío que tuyo.

Yo lo tengo dentro.

-Pues yo te lo metí.

¿Quieres morir? Sera una pena que nuestro hijo no tendrá a uno de sus padres pero no te preocupes solamente le contaré cosas buenas sobre ti. No le diré que eres un imbécil, inútil, prepotente y arrogante.

-Muy gracioso ¿Debería follarte la boca para celebrar?

Inténtalo, te la arrancaré. Aomine se ríe haciéndome sonreír al sentir como toma mi mano durante la mayor parte del camino. Pasamos a comprar algo para comer en casa y una vez ahí corro con cuidado para pegar la foto de nuestro hijo en el refrigerador, sintiendo como a los pocos segundos Aomine me abraza por el cuello.

-Serás la madre del año ¿No es así?

Aomine creo que deberíamos quedarnos hasta que nazca el bebé, si regresamos ahora sería….sería demasiado para mi tener que dar tantas explicaciones.

-Ya sabía que dirías eso.

¿No te molesta? Creí que querías que fuéramos profesionales.

-Estoy seguro de que siempre habrá un lugar para Aomine Daiki y Kagami Taiga en algún equipo. Por ahora mini Daiki es primero. Oh cielos, ¿Y si saca tus cejas?

¡¿Ya vas a empezar?! Ambos nos reímos hasta acercarnos y darnos un dulce beso que me hace temblar. Y de no ser por el hambre que traigo seguramente hubiéramos terminado follando contra la pared, pero lo primero es alimentar a mi hijo.

-Por dios Taiga casi te comes hasta el plato.

Es por el bebé.

-Si claro el bebé…

Continuo comiendo y mirando como Aomine apenas si juega su comida con su tenedor mientras se queda totalmente perdido en sus pensamientos ¿Es mucho para ti? Levanta la vista mirándome sin comprender. ¿Tener un hijo a esta edad es mucho para ti? Aomine eleva una ceja, estirando su mano y jalándome una mejilla.

-Idiota cuando estoy contigo lo único en lo que puedo pensar es en la eternidad. Mini Daiki es el mejor regalo que me han dado en la vida y claro, tenías que ser tu quién me lo diera. Ahora rellénate esos cachetes como ardilla que quiero ver a mi hijo crecer más grande que yo.

¿Cómo Murasakibara?

-Tampoco exageremos…

Me rio un poco terminando de comer, dejando los platos en el fregadero y yéndome a nuestra habitación, en donde me recuesto un rato en el futón mirando a los pocos minutos a Aomine asomarse.

-¿Cansado?

Sí…dormiré un rato. ¿Duermes conmigo?

-Quiero ir por algo que necesitamos, voy rápido ¿Sí?

Bien, no te tardes. Se va mientras yo bostezo mirando a través de la ventana como comienza a ocultarse el sol. Lentamente voy cerrando los ojos hasta quedarme completamente dormido. De repente miro a un pequeño niño correr dándome la espalda y como en su espera se encuentra Aomine, el cual apenas llega a él lo carga y abraza. Sonrío acercándome hasta intentar tocarlos, abriendo los ojos de golpe al escuchar un ruido.

Me incorporo viendo que ya ha anochecido y que me encontraba soñando. ¿Aomine dónde estás? Nadie me contesta por lo que me levanto llegando a la sala, mirando que las puertas siguen totalmente abiertas hacía la parte frontal mostrando el mar imponente. Sonrío al ver la espalda de Aomine sentado en la orilla del camastro.

Me acerco en total y completo silencio, sentándome atrás de él. Logro meter mis manos debajo de sus brazos, abrazándolo por la cintura, sorprendiéndolo y haciéndolo voltear. Le sonrío dándole un beso en la mejilla, para luego recargar mí barbilla en su hombro ¿Qué pasa Daiki? ¿Ya te estás arrepintiéndote de haberme pedido que nos fugáramos aquella vez?

-Haberte pedido eso fue lo más estúpidamente increíble que pude haber hecho. Eres más de lo que necesitaba y merezco. Me haces sentir cosas nuevas todo el tiempo.

¿Y eso es bueno o malo?

-No lo sé pero me encanta.

Tú también me transformas Daiki. Me sacas mi malhumor… Nos reímos un poco mientras yo lo abrazo con más fuerza, sintiendo como se levanta, girándose y sentándose nuevamente  de frente a mí entrelazando sus manos con las mías.

-¿Tú malhumorado? Para nada, nunca…como no. Hablando de eso ¿Qué te haría enojar realmente aparte de todo lo que hago con mi existencia?

Que no estés conmigo para joderme la existencia.

-¿Sabías que estas más loco de lo que pensaba?

¿Y eso es bueno o es malo?

-No lo sé joder pero me encanta…

Sonrío abrazándome a su cuello para besarlo, un beso dulce y suave que hace mi corazón latir emocionado. Aomine me besa como si el mundo se fuera a terminar ahora mismo, a la vez que toma mi mano izquierda colocándome algo en el dedo anular. Me separo viendo que se trata de un anillo. Lo miro totalmente sorprendido tragando saliva.

-No es muy caro así que no te emociones Bakagami, ya luego te compraré uno mejor.

¿Por qué?

-¿Por qué será? Kagami óyeme, habrá tiempos difíciles de ahora en adelante. Te garantizo que en algún momento uno o los dos querremos salir de esto, pero también sé que si no te pido que seas mío para siempre en este preciso momento me arrepentiré el resto de mi vida. Sé muy dentro de mí que tú eres el único idiota que me hace sentir así.

Es la propuesta más fea del mundo.

-Tan fea como tú.

Sonreímos volviéndonos a abrazar mientras yo suspiro derrotado. Me tienes Aomine, realmente lograste acabar conmigo, te pertenezco maldición.

-Lo sé, lo supe desde la primera vez que te toque. Siempre me has gustado porque eres como yo en versión tú, solo que odio tener que aceptar que eres extremadamente lindo y que tienes el trasero más sexy del mundo.

Me rio metiendo mis manos entre su cabello, besando su cuello y aspirando su aroma que me reconforta. Aomine me vuelve loco, me hace sentir libre, salvaje, único y especial.

Sólo sé que la pasión nos tomó por sorpresa en algún punto de nuestro camino, nos tomó desprevenidos como casi siempre sucede. En un abrir y cerrar de ojos ahora nos amamos con esta extraña obsesión. No hay vuelta atrás, no hay retorno. No sé si será eterno o si se irá algún día con la llegada del sol, pero por eso hoy mismo lo abrazo de manera que su luz viva siempre en mí. Después de todo, ahora tengo dentro de mí un resplandor que no me permitirá olvidarlo jamás, ni nada de lo que hemos vivido hasta hoy.

 

Notas finales:

¿Vomitaron arcoíris? Espero que no, fue demasiado amor lo sé, tanto dulce casi me deja en coma diabético jajaja Pero AMO el Fluff y AMO el AoKaga, no puedo evitar ponerlos ridículos *3* Como ven Daiki y Taiga se la viven disfrutando los pequeños placeres de la vida y también los grandes. Resumiendo el capítulo en una frase importante sería “Bakagami tiene dentro un mini Daiki”

Ahora el punto es ¿Se imaginan a Aomine como padre? ¿O al menos cambiando un pañal? Creo que todos presentimos que cuando se lo deje encargado al peliazul este prenderá la casa en fuego de tan solo intentar abrir el paquete de pañales >u<  Ahora les cuento que en el próximo capítulo tendrán visitas :3 Como saben les dije que el Fic sería corto y no mentí así que acelero las cosas tanto como puedo. En fin espero que les vaya gustando cómo va la historia. Muchas gracias por sus hermosos comentarios y por leer ¡Nos vemos!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).