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Hablamos de segundas oportunidades por Vanille

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Notas del capitulo:

UYY...no he subido capitulo en mucho XD

 

Capitulo 5 Pandora.

 

Espero que la noche cayera; cubierto con una capucha  para evitar ser visto salió de sus aposentos. Descendió las largas escaleras que guiaban a los calabozos. Sabía que su decisión era muy apurada. Pero al demonio Rumiel no le importaba. Lo único que tenía en mente en esos momentos era la felicidad de su señor Saga.

Ocurría que con el paso del tiempo la presencia de Saga había despertado sentimientos en él. Rumiel estaba enamorado de Saga.

Estaba ahí precisamente para eso, para deshacerse de sus sentimientos. No por que fueran malos o incorrectos, solo era que no eran correspondidos. Rumiel lo celaba en secreto, no se perdía ningún movimiento se su señor. Incluso cuando iba a la tierra lo vigilaba. Y es que era tanta su obsesión que cada noche imaginaba un nuevo plan para matar al humano que capturaba la atención de Saga. El que le quitaba el sueño. Ese repulsivo humano por el cual su amo sentía mucho afecto. Rumiel no quería hacer daño. Rumiel no quería sentir. El solo quería salir de en medio. Muchos decían que Rumiel era egoísta, que solo pensaba en él, eso era cierto. El guardián solo pensaba en su bien. Pero todo cambio con la llegada de Saga hace un año. Al principio le vio cómo su señor, luego como su amigo, finalmente le vio cómo su todo.

Se acercó con cautela a la última celda comprobando que el vigilante no estuviera cerca. Ahí encadenado de manos  junto con sus males estaba Pandora, el único que podría ayudarle.

En cuanto Rumiel alumbro con la antorcha la cara de pandora este abrió sus ojos con total calma. Pandora era de facciones delicadas, de ojos verdes, piel clara y el cabello muy largo que al sentarse este tocaba el suelo. Sus labios estaban cocidos para que no maldijera al mundo con estos. Porque todos sabían que por los labios de Pandora salían los males. Rumiel no sabía mucho de él, salvo que fue encerrado ahí luego de esparcir los males al mundo; y que no se le permitían visitas.  

 

Pandora estaba emocionado solo dos hombre lo habían visitado en esos miles de años. Sin contar al demonio que lo custodiaba.

 

-Seré breve. Arráncame el corazón – Pandora achico los ojos, esperando que el joven terminara de hablar- a cambio…puedes hacer lo que quieras con el.-  Rumiel se sintió estúpido, había ido ahí solo para decir una estupidez, ni siquiera tenía pensado un trato.

Pandora negó con la cabeza haciéndole entender al demonio que no aceptaba su propuesta, además ¿Que podría hacer él con un corazón?. Pero Rumiel no se daría por vencido. Tenía que de una forma u otra deshacerse de sus sentimientos.

-Si aceptas soltare tus manos. Te traeré alimentos….yo…- Rumiel cayó al suelo preso de su propia angustia- Por favor…cometeré asesinato a alguien que no se lo merece…Solo tú el más cruel ser puede ayudarme.- Si Pandora hubiese tenido sus labios libres habría reído con ganas y quien no lo hubiese hecho si un demonio le decía que tenía miedo de matar a alguien. Pandora se levantó del suelo dejando ver su blanco cuerpo solo cubierto por una toga negra hecha girones. Rumiel diviso varios cardenales morados en su cuerpo.

Pandora avanzo hasta donde las cadenas le permitieron. El vacío en sus ojos no pasó desapercibido por el demonio. “quiero salir”, Rumiel oyó claramente la seseante voz del chico en su cabeza.  Porque pandora no podía hablar de otra forma.

-No puedo hacer eso… - Si Pandora salía ni el cielo podría con él. -debe haber otra cosa que quieras.

“Compañía…Tú compañía a cambio de que te arranque el corazón.” Y es que en esos miles de años Pandora estuvo muy solo. La única visita que recibía  era la del carcelero,  quien cada vez que podía se aprovechaba de él, tocando con sus inmundas manos su frágil cuerpo. Pandora llevaba recibiendo visitas del demonio por más de cinco mil años. Él no podía evitar ser ultrajado. Porque a pesar de todo pandora no era un demonio ni un ángel, solo era un ser inmortal del cual provenían los males. La misma pandora era un mal. De eso se encargaba el demonio que lo custodiaba, de recordarle que él era el pecado en persona y que el cómo demonio debía castigarlo.

-Acepto.- a pesar de estar de acuerdo los labios del demonio temblaron al pronunciar aquella palabra. Pandora busco los ojos de Rumiel.  Rumiel miro con nerviosismo  a Pandora.

 Y Pandora  le arranco el corazón.

 

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Adriel dormía o parecía dormir. Saga no lo hacía. Eran cerca de las tres de la mañana y el aun intentaba pasar el nivel del estúpido juego que el estúpido de Adriel se le ocurrió comprar “Sera divertido” Le había dicho. Pero más que divertirlo lo estaba poniendo de muy mal humor. Tiro el mando con rabia luego de perder por enésima vez. Escalo a la cama para recostarse al lado de Adriel. Y Adriel lo abrazo.

A Saga le gustaba Adriel y sabía que era correspondido. No eran novios ni nada de eso. Su relación se dio de a poco, sea lo que sea que tenían funcionaba, los dos se complementaban y eso bastaba…o tal vez no.

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-¿De nuevo te vas?- Adriel detuvo la cuchara de cereal que iba a su boca. Odiaba escuchar cuando Saga le comunicaba que tenía que irse. ¿Por qué no simplemente el joven no se iba a vivir de una buena vez con él? - ¿esta vez cuantos días serán?

-Los necesarios- Saga odiaba que Adriel se molestase con él. Y es que simplemente no era su culpa. Tenía muchas responsabilidades en el infierno. Responsabilidades que había descuidado durante una semana. – Escucha, no es como si no fuera a volver-

-hubo una vez que  te fuiste por casi dos meses- Reprocho el moreno

-Tuve complicaciones…- Saga desvió su rostro de la penetrante mirada del chico frente a él.

-Mientes…lo único que tienes son excusas- Mas molesto que nunca, agarro de las muñecas a Saga atrayéndolo hacia el- ¿crees que me trago tus “tuve complicaciones”?, Saga te amo, pero esto no funciona…nunca estas.

Adriel tenía razón…habían pasado cinco meses desde que le robo los brazaletes a Luzbel, y en  esos cinco meses solo había estado con el máximo tres días por semana. Había considerado muchas veces contarle  sobre su condición como demonio. Pero si hacia eso solo sería tachado de loco.

-De verdad lo siento. Es solo que enserio debo irme. Volveré…siempre lo hago- Trato de tranquilizar al mayor pero no lo consiguió.

-Saga, no estoy jugando. Soy una persona madura y tú un niño que está jugando conmigo. ¿me amas?- Y como no amarlo si era jodidamente todo lo que imagino, un chico dulce, serio en situaciones como esta, con un cuerpo de infarto, de piel morena, tonificada debido a su profesión, con unos ojos que lo hacían perderse y con unos labios que le tentaban. Saga asintió con la cabeza, Saga lo amaba- Entonces entiende esto. Puedes irte, pero cuando vuelvas quédate…si te vas…si te vas esto se acaba.-

 

Adriel beso la frente de Saga, soltó sus muñecas y se fue. Saga tenía tantas cosas que pensar.

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Cuando Rumiel vio llegar a su señor  no sintió nada, si hubiese tenido su corazón se habría alegrado, agradeció internamente  a Pandora pues había cumplido con su parte del trato. Esta noche Rumiel cumpliría también su parte. Se encamino a su señor notándolo un poco afligido por lo que prefirió hablarle de asuntos políticos del infierno en otro momento. Por hoy dejaría descansar a Saga.

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Su cuerpo nuevamente estaba siendo sometido. Si sus labios no estuviesen cocidos estaría seguro de que sus gritos se escucharían hasta el primer infierno. Sintió sus caderas crujir cuando el demonio termino dentro de él. Se salió con brusquedad, dejando el cuerpo de Pandora inerte en el suelo. No estaba dormido, ni menos desmayado. Solo estaba muy concentrado en una mancha invisible en el piso.

Rumiel llego en el minuto en que el demonio salía de la celda.

-Mi señor Rumiel, que le trae a este desolado lugar.- De rodillas en el suelo en modo de respeto se encontraba el hombre que lastimaba a Pandora.

-Eso no te incumbe a ti. Vete-

Pandora tardo en enfocar su vista. De pie al lado de él estaba Rumiel. “Estas aquí porque comprobaste que cumplí”  Rumiel observo el estado del chico, no era tonto las señales eran obvias. Lo habían violado.  El guardián se quitó su propia capa cubriendo al chico con ella. Se sentó en el suelo con la espalda topando la pared.

-Cumpliste- soltó luego de unos minutos- Así que yo cumpliré- Si Rumiel hubiese tenido su corazón, estaba seguro de que sentiría lastima del estado actual de Pandora.

“¿Puedo ir?” El hombre asintió por lo que el joven se paró lentamente agarrando la capa para que esta no cayera, se sentó junto al  mayor apoyando su cabeza en el hombro de este. Rumiel miro las cadenas de Pandora, estas eran largas, pero no lo suficiente como para llegar a la reja.

-Donde escondiste mi corazón- “Junto al mío” - ¿Tienes hambre?- “No más que tu”

Rumiel noto que entablar una larga conversación con Pandora era imposible, pues este solo “hablaba” para responder preguntas. De forma inconsciente llevo una mano al cabello del menor, comenzó acariciarlo de forma suave provocando que el chico dormitara. Rumiel también acaricio los moretones de sus brazos, sus piernas no las toco, eso sería un insulto para el joven. Se prometió así mismo no dejar que ese demonio le tocase de nuevo.

-¿Cómo fue que acabaste aquí?- pregunto de forma suave. Pandora se puso derecho, atrayendo las piernas a su pecho. No es que le importase hablar de él. Es solo que no tenía ganas de hacerlo.

"Por la avaricia de la gente" La mirada de Pandora estaba fija en el suelo.  Y por qué no tuve opciones" " Rumiel dejo de insistir pues sabía que Pandora no diría nada más.

Notas finales:

Besos.

Vanille <3


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