Kagami Taiga y Aomine Daiki se conocieron cuando tenían apenas 9 años de edad. El encuentro en si no fue muy impresionante. La madre de Taiga, un pequeño pelirrojo de ojos color rubí, un dia de lo más común llevo a su hijo al parque, un parque de lo más común, y en ese parque conocio a una mujer moreno de cabellos azulados y ojos oscuros la cual casualmente tenia un hijo de la misma edad que el pequeño pelirrojo. Un niño que se llamaba Daiki y es completamente idéntico a su madre. Las mujeres de llevaron bien al instante y se convirtieron pronto en amigas inseparables.
Todos los días llevaban a sus hijos al mismo parque común a una hora común y se ponían a platicar de temas comunes mientras observaban a sus hijos jugar.
Pero. Oh, el sagrado pero que siempre aparece.
Con los hijos no era igual. Una rivalidad sin sentido nacio al poco tiempo de conocerse. Los niños no se aguantaban para nada, siempre se estaban gritando, peleando, compitiendo por quien era mas rápido, quien comió mas, bueno no importaba que fuera mientras pudieran seguir compitiendo.
Las madres jamas entendieron el porque de ello. Pero de algo se dieron cuenta y eso fue que sus hijos se divertían mientras realizaban todas esas competencias razón por la cual jamás los detuvieron de ello.
Todo aquello cambio un día.
Como siempre era un dia de lo mas común, en el mismo parque común y con gente común alrededor.
O eso creyeron los niños.
Ese dia un nuevo niño apareció en el parque. Su nombre: Kise Ryota. Y era un niño muy lindo con los cabellos rubios y los ojos dorados. Un niño muy animado que al instante llamo la atención de todos. Para molestia del pequeño Aomine, hasta Kagami desvio su atención al pequeño Kise.
Fue ahí donde todo empezó.
Al pequeño Daiki lo empezaron a dejar de lado. Su amigo pelirrojo parecía preferir jugar con Kise por lo cual Daiki se enojaba mucho y siempre se quejaba pero el pelirrojo no le hacia mucho caso. Y entonces Daiki empezó a tratar mal al pequeño Kise, lo cual para su mala suerte lo único que causaba eran regaños de parte de su madre y que Taiga se enojara.
El pequeño Daiki no entendía que causaba que se enojara tanto con Kise, especialmente cuando este tenía la atención del pelirrojo sobre él. Llego un punto en el cual el pequeño estaba tan enojado que ya no quería ir al parque.
Cuando su madre le pregunto el ¿por qué? Daiki solo contesto: “¿para que voy? Taiga solo va a estar con Kise y a mi no caso me va a hacer” la mujer de cabellos azules descubrió el por que su hijo se conportaba así. Tenia celos.
Por eso decidió, junto con la madre de Taiga, que se encontrarían en la casa de la morena y dejarían que los niños hablen cómodamente para que se reconcilien.
Podría decirse que aquello funciono.
Ese día la cosa estuvo así.
El pelirrojo, junto con su madre, llego a la casa de su amigo. Las madres los dejaron solos y encerrados en el cuarto del peli azul mientras ellas se iban a comprar cosas que les faltaban para la comida.
Los niños se quedaron solos. El peli azul no quería ver a su amigo ahí y mucho menos quería hablar con él. Estaba muy enojado. Entonces Taiga pregunto:
-¿Es cierto que estas celoso de que me junte con Kise?- solto la bomba con una facilidad increíble.
-¡¿Q-QUE?!....no sé de qué estás hablando Taiga….yo no estoy celoso de nadie- pero el pequeño moreno estaba sonrojado.
El pelirrojo suspiro y se acerco al moreno, lo jalo del brazo y le planto un beso en su mejilla….muy cerca de su boca.
-No entiendo por que estas celoso…yo solo te quiero a ti Daiki…-le dijo viéndole directo a los ojos y con las mejillas sonrojadas. Daiki solo le observaba sorprendido y con un enorme carmín en sus mejillas. Y, en un impulso, se lanzo al pelirrojo tumbándolo en el suelo y besándole los labios como sus padres hacían.
Taiga, impresionado, al principio no sabia que hacer pero pronto se acostumbro y devolvió el beso, moviendo lentamente sus labios al igual que el moreno.
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Cuando las madres llegaron se encontraron con los niños jugando videojuegos en la sala. Ambas se voltearon a ver y sonrieron. Sus hijos habían logrado resolver sus problemas.
-Mama- dijo Daiki en cuanto vio a su madre.
-¿Qué pasa?-
-Cuando crezca me voy a casar con Taiga- y el ojirojo solo asintió con firmeza y determinación ante las palabras de su, ahora, futuro esposo.
Las mujeres estaban estupefactas. No podían creer lo que habían escuchado. Se voltearon a ver nuevamente y, sorprendentemente, solo pudieron soltar una risita nerviosa.