Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vientre prestado. por nicoveth

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien, es un fic, que no está terminado, pero espero poder terminarlo pronto, hasta hoy, llevo tres capítulos, y bueno, aquí va. 

 

Sipnosis: ¿La importancia de un condón?[?].

Recuerdos, manchas del pasado en el presente.



—Recuerdo... dios fue hace tanto tiempo. ¿Sabes? Ya varias cosas de las que sucedieron se me han olvidado... nunca he sido bueno para recordar fechas. Mucho menos para recordar hechos. Recuerdo lo esencial, lo más relevante, pero no creo poder contarte todo a detalle. 
El día de hoy, ya que me pides que te cuente una historia, viene a mi mente una de las personas con las que más remordimientos tengo, ese chico extranjero. En el pasado, estuve con muchas personas, realmente era difícil hacerme sentar cabeza; hasta el día de hoy, que mi esposo logró llevarme al altar y aún conservarme a su lado. No sé cómo lo hizo, quizá debería contarte todo desde el principio, lo que me hizo ser un maldito con los demás, mi esposo está ya enterado de todos esos hechos y me comprende perfectamente, pero probablemente tú no lo hagas si comienzo desde ese punto. Aunque también probablemente te aburras.
A él ya le conté parte de esta relación, pero no creo que le moleste volver a escuchara, incluso puede marcharse a fastidiar a las mascotas o hacer algo más interesante, hoy has venido de visita, creo que puedo contarte sobre esto sin temer a que él se moleste.
Vamos a dar unos cuantos pasos hacia atrás, al pasado, a esa época donde era un chico, notablemente más joven, con la cabellera rubia y en cierta forma demacrado por las pocas horas de sueño que tenía. Me avergüenza tener que contar esta parte de mi vida, pero parece que a ti te interesa, no estoy en posición de negar el saciar tu curiosidad, pues a pesar de que puedes comenzar a juzgarme, creo que me darás el derecho de explicarme un poco después. ¿No?
Todo empezó una tarde de Abril, hacía demasiado calor, sin embargo… como buen adicto a la cafeína que era, me hallaba sentado en uno de los sofá de cuero que ofrecía aquella cafetería, mi favorita cabe mencionar. Hacen unos frappés estupendos. El caso es que tomaba una de esas bebidas frías que acabo de mencionar, lo que más me gustaba de ese lugar era el aire acondicionado, podía quedarme ahí por toda la vida. Estaba demasiado cómodo, y esperaba a una de las tantas citas que tendría esa semana. 
Si, quizá aún no lo has pensado, pero tenía una vida que muchos llamaban… ‘promiscua’ ante los ojos de los demás, era un fácil. No me molestaba, después de todo, creo que lo era, y me había creado yo mismo esa fama. Solía ser muy serio, pero podía ser divertido si me lo proponía, más que nada porque ese lado nunca desapareció, solo permaneció oculto hasta que la persona indicada lo volviera a despertar.
Fue gracias a Derek. Ese chico que a pesar de haber nacido en Estados Unidos, poseía rasgos coreanos, además, cabe mencionar, afeminados. Labios acorazonados y muy rosas. Había conocido a Hangeng en un intercambio a china. ¡Es que ese chico ha ido a parar a todos lados! Y él como buen amigo que era, pensaba que unirnos cual Cupido sería lo mejor. Gran error. 
Nunca pensé que desearía que nunca llegara ese día, nunca pensé que desearía el no haberlo conocido. Estúpido chino idiota. 
Él era una persona alegre, pero dominante… demasiado para mi gusto. Yo solía ser el dominante en las relaciones. Y no me refiero a eso de estar arriba o abajo en el sexo, eso era lo de menos, hablo de que parecía querer controlarme mentalmente. No fue fácil, pues nunca me dejé. Él no era el… ‘indicado’ para mí.
Ese día él llegó, con su ropa casual, esa camisa de manga corta que hacía mostrar sus brazos y esos pantalones ajustados color champagne… no estaba mal, era atractivo, y para una noche en la cama, podría hacer una excepción y repetir más de una noche esas… citas.
Lamentablemente, él tenía pareja. Lo supe tiempo después, una vez me hube acostado con él… y varias veces, una vez hubiésemos hecho ese estúpido trato. Me sentí tan… utilizado…. Que juré vengarme, había sido un golpe muy duro para mi ego… mi orgullo. Y porque… lamentablemente, estaba logrando enamorarme… vaya decepción que me había llevado.
Se sacó las gafas de sol, dejándolas en la mesa, mientras con esa sonrisa ladina y arrogante tomaba asiento frente a mí. 
—Todo un galán, ah. 
Recuerdo que lo dije, causando que se desconcertara un poco, seguro estaba acostumbrado a que las personas cayeran a sus pies, cosa muy difícil si hablábamos de mí, yo estaba acostumbrado a que ellos cayeran a los míos. Dejé sin más mi vaso con el frappé de café que había estado bebiendo, acercándome lo suficiente a su rostro, dejando alguna corta distancia entre nosotros, nunca había sido alguien reservado, o bueno… quizá hace tiempo, pero eso ya es otra historia. 
—Toda una puta… ¿No? 
Si, me habló así desde el inicio, en ese instante supe que él solo podía ser una persona de una noche, aunque había algo de verdad en ella, no podía alegar cuando no tenía dignidad que salvar. Recuerdo también que me tomó del mentón, uniendo nuestros labios en un beso que…. Oh, joder, ¡Me comió la boca de una forma! Como me había calentado. Debía reconocer que ese tipejo tenía la habilidad que muchos de los que he estado no tuvieron… vaya, que he estado con muchos. 
—Vámonos. 
Propuse alejándome, levantándome del asiento, dejando el dinero de mi bebida en la mesa, junto a mi frappé a medio tomar. ¡Al diablo la maldita cita! Había cosas mejores que hacer con este tipo. 
Y así fue como llegamos a mi departamento, aquel al que iba solo para tener sexo, pues mayormente me la pasaba fuera de casa, ya sea por trabajo o por.. mis citas. Ese día fue estupendo, recuerdo como habíamos llegado comiéndonos a besos, de inmediato, apenas y pude abrir la puerta, pues apenas me giré él ya estaba pegando su ya erecta hombría sobre mi trasero, que si bien era escaso, estaba en su lugar. Me había sacado tantos jadeos, había hecho que la piel se me erizara tantas veces. Me hizo casi pegar mi frente a la puerta y rogarle que me jodiera. Me hizo tener tantas ganas de él. 
Después de haber entrado a lo que venía siendo mi departamento, me giré, volviendo a prácticamente devorar sus labios mientras mis manos se guiaban hacia su cabellera, tirando de sus cabellos, dejando que mi cadera se moviera con necesidad contra la del tipo del que aún no sabía ni su nombre. Solté más jadeos desesperados, gruñendo cuando mi erección se frotaba con la del extranjero en cada vaivén que yo realizaba. Sus manos fueron a parar a mis nalgas y lo más que pude hacer fue deshacerme en sus brazos, se notaba quien era el que tomaba las riendas en el asunto, yo podía simplemente dejarme dominar en el sexo si él lo quisiera. Y lo hice, ese día me tomó tantas veces que terminé agotado. 
Al día siguiente, yo desperté, aún con demasiado sueño, afortunadamente era mi día de descanso y no tenía que levantarme de la cama si lo deseaba. Sentí un peso extra a un lado de mi colchón y bufé. ¿Era que todavía no se iba? Me giré con la intención de despertarlo y que se largara de mi hogar, como siempre hacía cada que despertaba con un desconocido. Sin embargo lo encontré mirándome con esa cara de idiota que tenía. 
—Buenos días, hermoso. 
Le escuché decir mientras me acariciaba el cabello. Y claro.. yo estaba con cara de: ¡¿What?! ¿Este qué se creía? Fruncí el ceño y solté un pesado suspiro, antes de intentar levantarme, sintiendo como de inmediato fui apresado por esos brazos que yo mismo el día anterior había rasguñado. 
—Me hiciste perder mis gafas. 
Me reclamó y yo solo pude rodar los ojos. ¿Fue mi culpa que quisiera follarme y fuera tan idiota de olvidar sus lentes? Yo considero que no. Me removí, intentando soltarme para irme a la ducha. Más no pude hacerlo, pues me manejó tal como si fuera un trapo, y de la nada ya me hallaba sentado en su regazo, con su erección matutina rozando con mi entrada. Logró hacerme temblar, y ahogué un jadeo, mordiendo mis labios. ¿Qué pretendía? 
—El que seas un idiota para olvidar tus lentes fresas, no fue culpa mía, ahora vete.
Le contesté, aprovechando para correrlo de forma directa, intentando levantarme cuando me tomó de las caderas con tanta fuerza que su hombría podría penetrarme con un empujón más. Abrí con amplitud los ojos, oh, eso si que no, no podía hacerlo así, por lo que tomé su miembro con mi mano derecha, alejándolo de mí. 
—No pienses en hacer eso, no sin condón. 
Gruñí, mirándolo hacer su gesto de molestia. Aparte de que me daba asco el quedar con residuos de una persona que no iba a frecuentar, temía eso de quedar… embarazado, yo era.. soy de esas personas lamentablemente fértiles, otra cosa vergonzosa también en ese momento de mi vida, nunca se lo decía a nadie, y a los demás, el que quisiera que usaran condón, les hacía pensar que era un patético. 
—Pero… estoy limpio. 
Habló el castaño, yo solo negué con la cabeza, estirándome para coger de la mesita de noche uno de los tantos condones que tenía ahí para mis noches largas, extendiéndoselo a él.
—Con condón o nada, ya lo sabes. 
Fue lo único que dije, antes de mirarlo rodar los ojos, haciendo que me levantara, más no me apartó del todo, sino que solo apenas se puso aquel preservativo, me acomodo de nuevo en aquella posición, embistiéndome de una sola, sin lubricación ni una preparación más. 
—¡Ah!
Se podría decir que estuve encerrado, teniendo sexo con ese tipo durante los dos días siguientes, incluso falté a mi trabajo y cuando me presenté porque al fin me dejó vivir, no podía ni caminar bien, aparte de eso, no me salvé de los regaños del jefe, el cual al parecer también quería una noche conmigo, pues aprovechó para manosearme mientras me ‘hacía entender’ las responsabilidades de un empleo. ¿Era que tenía pinta de puta o en verdad era muy guapo? Siempre pensé que fue la primera.
Los días, semanas y meses habían pasado, cuando menos me di cuenta, noté que frecuentaba más a Hangeng que a cualquier otro amante que alguna vez tuve. Nunca tuvimos pláticas sobre nuestras vidas, solo me limitaba a crear muro tras muro para que nuestra… ‘relación’ se basara en solo sexo, nada más. 
Un día, él llegó demasiado serio a mi departamento, tocó como siempre y se fue a sentar a mi sofá apenas le abrí. Ese día parecía no tener ganas de nada, pues no me había acorralado tras lo primero que encontraba como siempre. Me confundí. ¿Qué hacía ahí si no era para follarme? 
—HyukJae, quiero que tengas un hijo mío. 
Habló sin más, yo si hubiera tenido un vaso de agua se me hubiera caído, o si hubiera estado bebiendo algo ya lo habría escupido.. 
—¿Cómo pretendes que  tenga uno, grandísimo idiota?  Para empezar, por si no te has fijado, soy hombre, tengo un bonito pene entre mis piernas. Eso ve a pedírselo a una mujer.
Le miré, alzando una de mis cejas, aparentando que no sabía nada sobre mi condición. Él por el contrario me miró con su amplia sonrisa, eso me daba a entender que estaba enterado pero.. ¿Cómo?
—¿Crees que no sé que puedes tenerlos? HyukJae…. Vi tus estudios. 
—¿Qué mierda? ¿Cómo es que puedes ir hurgando en mis cosas?
Si, me había molestado, como nunca, ¿Con qué derecho iba a meterse así entre mis cosas? Me crucé de brazos y negué con la cabeza, de cualquier forma, supiera o no supiera, yo no estaba dispuesto. 
—Antes de que digas cualquier cosa, permíteme explicarte. 
—No, no me jodas y ahora vete, pretende que nunca me conociste, no quiero verte nunca. 
Dije antes de subirme a mi habitación, cerrando la puerta, echándome en la cama, enredándome con las sábanas. Estaba tan avergonzado, tan humillado, tan…¿Por qué dolía tanto el que lo corriera? No lo quería, solo era una persona que me daba buen sexo, y ahora quería un hijo mío. 
No sentí cuando se sentó en la cama y se acostó tras mío, no conté que me abrazaría y me haría sentir protegido y mejor entre sus brazos. Era un imbécil. 
—Por favor… Jae… dame un hijo. Tengamos un pequeñito para los dos. 
¿Por qué me presionaba tanto? Ni que fuéramos pareja. Nunca pensé que realmente me estaría queriendo utilizar en ese instante. Lo supe después. Cuando no dejó de insistirme días y días, hasta que un día, harto, le pregunté por qué quería uno. 
—Sin mentiras, porque eso de que me quieres para pareja eterna y padre de tus hijos no me lo creo. 
Le vi pasar saliva y acariciarse el puente de su nariz. Le miré sentarse en la orilla de mi cama, con las piernas separadas y los dedos entrelazados, le vi bajar la cabeza y negar.
Fue entonces que lo supe todo. 
—Tengo una pareja, estoy junto al chico del que me enamoré hace tiempo. Él no es fértil, no quiere hijos. Siempre he querido una familia. Siempre he querido un niño para mí, pero él no me lo puede dar. Pensé en adopción, pensé en un vientre prestado, pensaba conocer a una mujer. Pero a ti te tengo confianza, y cuando vi tus estudios ese día… diciendo que eras fértil y que por alguna razón extraña eras un hombre que podía tener bebés, pensé en ti. 
Me explicó, por mi parte yo no cabía en mi asombro. `¡Estaba con alguien y aún así iba a tener sexo conmigo casi siempre! ¿Es que cuándo me lo pensaba decir? Más aparte, quería al hijo para llevárselo con su pareja, mi hijo, quería que le regalara un hijo mío.
—Estás imbécil. 
Solo dije, dispuesto a irme cuando de nuevo me agarró, esta vez no aguanté y me giré, dándole un golpe con el puño sobre su cara, lo dicho… ese tipo estaba idiota. 
—¡HyukJae! 
Le escuché llamarme de nuevo y lo ignoré, pero ésta vez me atrapó contra la pared y sostuvo mis manos. Cuando pretendía patearlo, se dio cuenta de mis intenciones y alejó sus partes nobles, yo solo bufe frustrado. 
—Por favor, Jae.. entiéndeme.. mira. Tengo dinero, te doy lo que quieras, solo dame un hijo. Es más, después de que lo tengas, no sabrás nada de mí… ni del niño. Como si todo esto nunca hubiera pasado. Podrás tener tu vida normal. 
Era tentador, pero no podría regalar un hijo. No así. Negué de nuevo la cabeza, y le sentí besarme, yo como siempre me dejé, sumiso con él, como cada vez que me besaba de esa forma y me hacía tener unas ganas de sexo. Ese día me hizo olvidar, me hizo gemir, me hizo rasguñarlo y logró que me olvidara del preservativo, me supe cuando terminó dentro mío. 
—¡Estúpido!
Lo tiré de encima de mí, lo hice caer de la cama y me levanté de inmediato a la ducha, lo corrí de mi departamento por millonésima vez en esos meses, sin embargo se coló en mi ducha, y me hizo de lo que quiso. ¿Cómo fue que me dejé tan fácil?
Caí en sus redes, me hizo pensar que en verdad se había retractado, y quitó la barrera del condón. Me sedujo, me hizo quererlo, pero me mintió. 
—Te amo, Hyukkie.  
Musitó, mientras rozaba la punta de su nariz sobre mi hombro, estaba aún dentro mío y me aferraba fuertemente por el abdomen. Yo reí, eso no se lo creía ni él mismo. No volvimos a tocar el tema de su pareja, pero sabía que aún estaba con él. 
—Admítelo, no me amas… solo estás obsesionado. 
Le dije, alzándome de hombros, sentí cómo se movia y me daba una fuerte embestida, sacándome un gemido de sorpresa, era su forma de… ‘Castigarme’ 
—Dije que te amo, me enamoraste, me gustas. 
—¿Se está declarando, señor?
Inquirí en broma, aún sin mirarlo, yo solo me lo tomaba a juego. 
—Si. 
Me contestó, yo me helé por su respuesta, era claro que jugaba conmigo, a diario recibía declaraciones, pero ésta fue la única que me dejó sin palabras.
—¿Cómo puedes decir eso cuando tienes pareja? 
Hablé incrédulo. Le sentí tensarse y me aferró más a él, yo me dejé, su miembro se hundía más profundo en mí y tocaba mi punto sensible, me sacaba temblores y joder, como se sentía tan delicioso, que instintivamente moví mis caderas en busca de más. 
—Ya no lo quiero a él, yo te quiero a ti… sé mío, Hyuk. 
—Ajá. 
No me importaba nada, yo solo necesitaba el placer que en ese momento me daba, solo podía arquear la espalda y comenzar a sentir sus embistes, bien, eso podíamos hablarlo después. Aunque yo seguía sin creerle absolutamente nada.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).