Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vientre prestado. por nicoveth

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sipnosis: Hyuk podrá parecer idiota, pero no lo es. . . no tanto. 

d77; Estamos tan acostumbrados a sufrir, que cuando llega una persona y nos trata bien, 
con respeto y nos brinda su cariño, todo nos da miedo.d78;



¿Qué dices? ¿Resulté un puto? Bueno, eso me lo habían dicho muchas veces antes, no importa realmente, creo que te lo advertí al principio. ¿No? Iba a ser un poco diferente a como pensabas. De verdad no importa, pero aún no me juzgues, ni tampoco a Hangeng, entenderás conforme te siga contando, espero. 
¿Que quién es mi esposo? Bueno pues, se ha ido, preferiría que se presentara él mismo, después de todo, estarás aquí hasta el anochecer… ¿No es así? Vamos, debes quedarte, a veces, a veces me gusta contar partes de mi vida, a veces me siento un abuelo pero, es como si me quitara un peso de encima. Me dejarás seguir. ¿Verdad? 
Bueno, ¿En qué me había quedado? Ah, cierto, ese día. Avancemos al siguiente, he visto tus gestos cuando he sido algo descriptivo en cuanto… algunas escenas. ¡Pero no exageres! Apenas y han sido cosas suaves… si te contara lo que he hecho después… já.
¡Pero mira! Te has sonrojado… te queda el color, eh. ¿Qué me calle si no seguiré contando? Mh, que eres exigente. Bien, continuaré. 
Bastó un mes para que Hangeng comenzara a ser un posesivo compulsivo. Aún no había aceptado su propuesta, y en mis planes… no había estado aceptarla. Mira, realmente, soy un caso especial… lo sabes. ¿No? Fue parte de un experimento, realmente no nací así, me hicieron así. 
Me engañaron muy fácil cuando fui más joven e ingenuo, cuando tuve mi primera relación amorosa, cuando le tuve que donar sangre y cuando me inyectaron algo para hacerme apto a donar. Nunca supe cómo fue que pasó, realmente me sorprendí al ver esos estudios unos años después. Me había estado sintiendo mal, fue algo gracioso que se rompiera el condón unos días antes de conocer a Hangeng. Para cuando pasaron los meses, realmente yo ya estaba embarazado. 
Tenía alrededor de unos…. Dos meses cuando lo supe, era claro que no planeaba abortar, si bien era un maldito, no podía serlo con una criatura que por descuido mío se… dio… no tenía ni la menor idea de quién era el padre, era algo que me sacó de mi balance, y pronto me vi odiando a todos y con unos cambios de humor horrendos. Hangeng sonreía satisfecho cuando me veía vomitar por las mañanas y cuando no quería comer por los ascos que me daban, si lo hubiera sabido. 
Era claro que pensaba que era suyo. 
—Te lo propondré de nuevo. 
Le escuché hablarme uno de los tantos días que había amanecido en mi cama, se colocó en su posición preferida, entre mis piernas y casi sobre mí, solo que me había dado cuenta, últimamente había estado más cuidadoso al tocarme, era más suave, y sus caricias sobre mi abdomen eran más constantes. 
—No. 
Me negué como siempre, a pesar de estar embarazado, no quería hacer ese trato con él, no sé por qué, aunque, cuando lo pensé mejor, realmente yo no quería al niño cuando pasó, no me interesaba un hijo y me iba a joder la existencia, no iba a abortarlo pero, ¿Por qué no dárselo? Quizá hasta tendría una mejor vida a lado del chino idiota y su pareja. No importa si dijera que me amaba, no era estúpido, sabía por qué lo hacía. 
—Por favor. 
Pidió, parecía estar por rendirse, pero dio otro intento, su entrepierna un tanto flácida rozaba con mi ingle  y hacia que cierto calor se colocara en mi entrada y mi pene quisiera despertar. Me removí, haciéndome hacia atrás, terminando sentado y recargado en la cabecera, y le miré. 
Yo estaba corto de dinero, y no podría mantener un embarazo. No le pediría dinero a cambio para vivir, solo una cosa.
—Bien.
Hablé, mirando como sus ojos se encendían en emoción e iba directo a besarme, pero me alejé, mirándolo sin expresión alguna, había adoptado por ser la persona que realmente era, o al menos la que siempre aparenté, no podía dejarlo más tiempo conmigo. 
—Pero, habrá reglas.
—Escucho.
Suspiré y le alejé colocando ambas manos sobre sus hombros, era más difícil de lo que pensé.
—Es sencillo. No te pediré ninguna recompensa monetaria. Solo serán unas cosas. Una, vas a pagar todo lo relacionado con el bebé, visitas al doctor, transporte para ellas, la ropa, aclaro, si estaré gordo, debe de ser buena ropa. ¿Entiendes? Incluido los antojos, y si se me antoja algo a media noche, vas y lo consigues, aunque no sea tu pareja, será tu hijo. Dos, cuando nazca, no te quiero cerca, ni a ti ni al niño, y vas a pagar para que recupere mi maldito cuerpo, no quiero quedar mal. Tres, seguiré teniendo mis citas, seré tu incubadora, no tu novio, cuatro… no digas más que me amas, no me ilusiones, no funcionará, no soy idiota.  ¿De acuerdo?
Una vez lo dije, me miró un tanto incrédulo y asintió, suponía que podía manejarlo. Me levanté, dispuesto a vestirme para ir a mi trabajo y le sentí jalarme a él, pero ahora quedé de boca a la cama, e increíblemente con el trasero parado.
—Será hora de comenzar a hacer al bebé. 
Como decía, bastó un mes para que comenzara a ser posesivo conmigo, no cumplió algunas reglas que había impuesto. 
Él sabía que ya estaba embarazado con anterioridad, pero el tiempo, extrañamente coincidía cuando lo había conocido, por lo que no le importó y de cualquier forma pensó que era suyo, no había pasado mucho tiempo para que le dejara que no usara el condón. 
—Míos. 
—Yo no, chino estúpido… el bebé. 
Me costaba decir eso cada que intentaba agregarme a sus actos posesivos, más cuando miraba mi vientre ya de tres meses un tanto abultado. Suspiré, un tanto mareado y me fui a sentar a la mesa de la cocina, observando la misma con atención, no había llamado a Hangeng en toda la semana, y él tampoco, según se había casado con HeeChul, como me dijo que era su nombre, no me importó, que se fuera muy lejos con su amado de toda la vida. 
—Quiero fresas con crema. 
Hablé, torciendo los labios antes de levantarme y buscar mis cosas para salir al centro comercial por ellas, estábamos a mediados de Julio y hacía demasiado calor, el verano estaba a su máxima expresión y yo sentía que moriría de calor. Decidí no tomar ni la sudadera, y pretendí salir con mi playera más sencilla, holgada y delgada, bien, era genial. 
Cuando abrí la puerta me tomé con una muy gran sorpresa, el chino estaba parado ahí, con la copia de las llaves de mi departamento que ahora que recordaba nunca le había visto y debía explicarme como habían aparecido en sus manos. Pero había algo más importante que eso, primero lo primero. Le saqué las llaves, pues me había mirado sorprendido y sonreí.
—¡Qué bien que estás aquí! Ahora ve y tráeme fresas con nata, mucha nata. 
Hablé, antes de cerrarle la puerta en la cara y regresar al sofá, si, la vida era genial cuando había solucionado mi problema más grande. 
—¡Más vale que te des prisa y no regreses si no las traes contigo!
Me hubiera gustado ver su cara, seguro era un todo un poema. Fue gracioso cuando tocó la puerta mil veces, hasta que se fastidió.
Cuando pensé que realmente se había largado y después de una hora no regresó, ya se me había pasado el antojo, y ahora tenía una depresión demasiado grande, no sé por qué, pero tenía un nudo que iba desde mi pecho hasta la garganta, sentía que me ahogaba y esa sensación me daba pánico, y el pánico me daba más tristeza y el no saber por qué hacía que ese nudo creciera junto a la sensación de ahogo y pánico, y por lo tanto la tristeza, por lo que de la nada había comenzado a llorar, la única forma de sacar un sentimiento. 
Escuché unos toques en la puerta y arrastrando los pies fui a abrir. 
—¡¿Pero qué te pasó?! 
Me preguntó, había regresado con una bolsa de asa colgando de una de sus manos y me abrazó, me limité a corresponder y comencé a sollozar aún más fuerte, mi respiración era agitada y no tenía explicación, solo me refugié en él hasta que me llevó al sofá, sacando el paquete con fresas y la nata ya montada sobre ellas, no era suficiente, pero pareció haber pensado en eso y sacó una de las fresas, también un bote de nata con aplicador y llenó la misma con aquella sustancia.
—Abre la boca. 
Me ordenó, yo estaba sensible, y con mis lágrimas aún escurriendo por mis mejillas y los hipidos invadiéndome, hice lo que me dijo y recibí un pedazo de fresa, mastiqué y sorbí la nariz, él todavía tomó el pañuelo que tenía a un lado y me limpió la nariz, yo soplé con ella, para cuando acabó, me acarició el cabello y me recostó sobre su hombro, todo en silencio y yo no pedí más. 
—¿Por qué estás aquí? 
Pregunté cuando estuve mejor, ahora miraba la tele y estaba recostado a lo largo en el sofá, con mi cabeza sobre el estómago de Hangeng.
—Porque quería ver a mi bebé.
—¿No estabas en una luna de miel?
Rió, volvió a jugar con mi cabello y no mencionó nada. Abrí la boca, en espera de que me diera otra fresa. Tenía hambre.
Hangeng era una especie de chico adinerado que tuvo todo muy fácil en la vida, su padre era una persona millonaria duelo de diversas empresas tanto en china como en corea y él había estado aquí por causa de negocios. 
Encontró al amor de su vida como él le llama en china, cuando un chico coreano decidió por sus meros… porque le dio la gana huir de su casa e irse a un lugar lejano, robando el dinero de su familia. O algo así me contó. 
Me dio igual, sus historias no me interesaban, no si lo iba a dejar de ver en cuanto pasaran los nueve meses. 
Reí un tanto histérico y me levanté, él me miró extrañado y no dije nada, solo anduve con mi aún depresión hacia la habitación mientras me iba sacando la ropa, lo único que dejé fue la enorme camisa, enredándome en las mantas. 
Sorprendentemente no me pidió sexo ni hizo nada por conseguirlo, solo me siguió…
Y durmió conmigo. 
Aún tenía un cuerpo pasable, uno que a pesar de mis ya tres meses de embarazo, la panza se podía ocultar con una playera un tanto floja, y afortunadamente solía vestirme así. El problema era a la hora de tener sexo con alguien más, solo decían que me estaba descuidando, sobre todo aquellos con los que ya me había acostado antes. No importaba, ellos tenían algo conmigo, estaban enamorados y yo solo obtenía lo que deseaba y me iba. 
Un día de esos, me estaba arreglando, había ido a quedarme a uno de los departamentos de Hangeng y descubrí la ropa del tal HeeChul. Tenía buen gusto debía decir. Y para un chico pobre como yo, que no podía costearse esas chaquetas de cuero, se me hizo fácil tomar una de ellas, y pronto salí con casi medio guardarropa, bueno, no tanto, pero si me había puesto su ropa porque la mía estaba rota… y sucia.
—¿A dónde vas? 
—A una cita.
Contesté y le sentí abrazarme por la espalda, yo rodé los ojos, lo mismo de siempre. 
—No vayas, quédate conmigo. 
Y ahí estaba, intentando convencerme de  nuevo, negué con la cabeza e hice que me soltara, dirigiéndome a la puerta, abriendo y saliendo del lugar.
—Tengo cosas más importantes que pasar el día contigo, Hannie. 
Hablé, era curioso cuando me decía que mi forma de comportarme era en cierta forma similar a la de su esposo, ¿Qué clase de idiota era ese hombre? Decía incluso que su esposo también le decía chino imbécil y sus derivados. ¿Cómo no hacerlo? Si de verdad es un idiota. 
Anduve por la calle y me encontré con ella, ¿Su nombre? No lo recordaba, pero había sido mi polvo de hace unos meses. 
Aún me recordaba, ella tenía buena figura, un cabello corto, pero le gustaba ponerse extensiones, me daba igual, tenía una cintura y unas caderas que hacían que me olvidara de todo, lo malo era…
—¡Oppa! 
Y ahí estaba su voz chillona y con ese honorífico que sinceramente detestaba. Se echó encima de mí y yo le tomé por las piernas, dejando que me rodeara la cintura con ellas, de inmediato me besó y yo solo devolví el acto, algo bueno era que la chica sabía a lo que venía.
—¿Oppa está comiendo más? Eso es bueno, necesitabas más carne, Hyukkie. 
—Tú lo que de verdad quieres es arruinar el polvo… ¿Es así? 
Hablé cuando ambos estábamos desnudos, al contrario de mí ella seguía con su perfecta figura, es entonces cuando odié tener ese niño en mi vientre. 
Me resigné y al día siguiente se fue, es más, ni se esperó, después de la última vez, creo que aprendió la lección.
Ese día Derek me había hablado, él sabía todo lo que estaba pasando y estaba en verdad disgustado con Hangeng, tanto que hasta le había dejado de hablar. Ese día iba a regresar de Estados Unidos unos días, decía querer verme y yo sabía que tenía curiosidad de mirar a un hombre embarazado, no le culpaba, yo también tendría la curiosidad. 
Derek era el único amigo con el cual no había tenido sexo, y aunque estaba completamente apto para que lo follara, por alguna razón no me atraía, ni yo a él, era raro, pero funcionaba. Nuestra amistad había estado intacta, aunque yo siempre decía que sin sexo no era amistad, y era verdad, al menos una vez, me había acostado con ellos.
Ese día estaba fastidiado, últimamente a Hangeng le había dado por negarme muchas cosas, por el bien del bebé, decía él. No podía fumar, no podía tomar… ‘¡Ni siquiera podía tomar un maldito café! Lo peor de todo… ¡Se negaba a darme sexo duro! Ni que me fuera a romper. Casi lloraba, y no tenía tiempo para hablarle a alguien y hacer que me la metiera. Suspiré de nuevo con decepción, mi vida era miserable. 
Hasta ese tiempo hice como si la cosa en mi interior no estuviera, pero cada día era más difícil. 
Más cuando había accedido a darme sexo satisfactorio y rudo. Había estado a nada de meterla cuando me dieron unas ganas inmensas de vomitar, y salí corriendo como pude al baño, casi muriendo ahogado. Escuché sus risas. No era gracioso. ¿Sabes? Realmente era para llorar, por lo que no aguanté más, y con mis sentimientos intensificados por mil, al sentirme así de humillado y decepcionado, lloraba mientras devolvía todo el contenido de mi estómago y gritaba a los cuatro vientos lo idiota que era ese chino. 
Era un desastre, poco sexy y realmente desagradable. Ahora que lo pienso, realmente me veía patético. 
¿Qué también piensas lo mismo? ¡Te ha faltado educación! ¿Qué lo dije yo? ¿Y eso qué? Solo yo tengo el derecho de insultarme. 
Estar embarazado, estaba siendo difícil.

Para Hangeng, HyukJae era como un pequeño minino, una fierecilla salvaje, y quizá un tanto difícil de domar. 
Para Hyuk, Hangeng no era más que un chino estúpido… uno muy estúpido.
Ambos tenían sus perspectivas, y como tal, tenían objetivos. El de Hangeng era conseguir un hijo, y si para eso tenía que engañar a HyukJae, no le importaba, pero no contó con algo, HyukJae podría estar enamorado en algún momento de su historia, pero HyukJae era perspicaz, y era un maldito cuando se lo proponía. 
Lamentablemente se lo había propuesto en uno de esos días.


¡Seeeeeeeeeeeeeeñoritas! —No ha visto a ningún hombre por acá por lo que se da la libertad de decirlo[?].— Hola, vine más pronto que antes.. ¿A que si? Bueno, para empezar, no juzguen al pobre chino, él es amor[?]. Oh bueno, eso pensé yo..jé. 
En fin, Gracias por comentar, ustedes son unas geniales personas porque les gusta el HanHyuk, pero que sepan que me dio por querer hacer otro fic. Tranquilas, será hasta que termine este, y a este paso yo creo que si acaba prontito. Díganme. ¿Les gustaría otra pareja amorfa? Díganme sus placeres culpables[?].
Otra cosita, ¿Ven el texto del prólogo y este que está hasta arriba entre comillas? Bueno, esos los saqué del fb, y seguiré sacando más para los capis, nomás les digo pa que no me acusen de plagio:c —Si, con las palabras chistosas[?].—
Bueno, no les molesto más y ahora díganme. ¿Qué tal les pareció el capi? ¿Qué piensan que pasará? Ya tengo el final fijo, pero lo demás puedo modificarlo un poco, jé. ¿Mereceré comentario? ¿La próxima actu será pronto? Ah, misterios de la vida[?].


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).