El día de mis pesadillas
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“Estoy aquí para contar una triste historia. Una historia que de día tortura los pensamientos y de noche envenena a nuestro protagonista. Haré lo mejor posible para contar su triste historia, pero exactamente no hay palabras que puedan describirlo. Pero ese fue el día en el cual Kagami Taiga murió.”
Año 675, en un pequeño reino llamado Seirin, vive Kuroko Tetsuya. Kuroko es un chico de 16 años, es tranquilo y amable con todo el mundo. El está enamorado, pero ¿De quién?
Si, el está enamorado de Kagami Taiga, al igual que Kuroko tiene 16 años, es muy alegre y amable. Ambos son grandes amigos, aparte de ser el único capaz de sacarle una sonrisa a Kuroko. ¿Qué sucedió después?
-¡Kuroko! ¿Dónde estás?- Kagami estaba en el bosque, pues Kuroko le había llamado.
-Aquí Kagami-kun - respondió tranquilo, eso asusto a Kagami. Kuroko no tenía mucha presencia.
-¡Maldito! ¡Deja de aparecer de la nada!- dijo con un leve sonrojo. Si, Kagami estaba sumamente enamorado de Kuroko, al igual que Kuroko a él.
-Kagami-kun, debo decirte al, ¿Podríamos sentarnos?- Ambos se sentaron debajo de la sombra de un árbol. El ambiente era soleado con un fresco aire, un lindo día de verano.
-Entonces... ¿Qué quieres? Más bien ¿Cuál es la razón de que me acitaras aquí?- Kuroko desvió su mirada, pero era ahora o nunca.
-Esta es mi confesión...- beso a Kagami, por supuesto el otro se sorprendió- tu me gustas, estoy locamente enamorado de ti, y quiero todo de ti- realmente el pelirrojo jamás espero esa confesión de parte del peli-celeste- no es necesario que respondas, te daré todo el tiempo que desees.
-No necesito tiempo…- Kuroko no esperaba esa respuesta. Y pudo notar bien que Kagami estaba sonrojado- La verdad es que... T-Tu también me gustas- dijo con una mano cubriendo parte de su cara.
Una sonrisa cubrió a ambos, una nueva relación a comenzado. Pero ninguno sabia que algo que no podían ver les observaba.
Los meses pasaban, era la relación más hermosa y sincera que podía existir. No había secretos entre ellos, y siempre se ayudaban cuando se necesitan.
Ya cumplían un año de esta hermosa relación. Kuroko pidió a Kagami reunirse en el bosque por la noche, en el mismo lugar donde todo comenzó. Kuroko estaba muy feliz, era feliz al lado de Kagami, y siempre recibía su apoyo.
-Hola cariño- dijo el pelirrojo, obviamente sonrojado. Al igual que Kuroko, estaba demasiado feliz por su relación con él.
-Qué bueno que llegas Kagami-kun, te estaba esperando- ambos se miraron y se acercaron. Comenzaron a darse besos, abrazos, pero en ningún momento se separaron.
La noche paso, para ambos fue la mejor noche de sus vidas. El amanecer llegaba y un día nuevo comenzaba. Ambos estaban tan juntos que a ninguno le importo si era de noche o de día.
Pero a diferencia de todos los días soleados, este era nublado. Apenas podía verse el sol, pero su amor no paraba en ningún momento, o eso era lo que ellos creían.
-Vamos a casa... Podremos estar juntos haya- hablo Kagami, quien estaba junto a Kuroko, abrazado a él.
-Si... Esta extraño el día, es verano y está nublado- comento Kuroko. Ambos tomados de la mano se encaminaba hacia el pequeño reino.
-Tal vez es el inicio de algo... Te amo Tetsuya- eso fue lo último que Kuroko pudo escuchar del, antes de que todo su mundo se convirtiera en una pesadilla.
“Señoras y señores, por favor, tomen asiento. Nuestra historia está en su desarrollo. La locura le hará perder cosas hasta perderse el mismo. Los ángeles disfrutan de su sufrimientos. Aquellos celosos de esa relación la terminaron en un instante”
Kagami murió ese mismo día. El ángel de Kuroko fue asesinado por los mismos ángeles. ¿Una pesadilla? ¿Podría ser mentaría? No, todo lo que él vivía era real.
Frente a una tumba se encuentra, una fuerte y solitaria lluvia caía. Solitariamente lloraba sobre aquella tumba, preguntándose ¿Cómo sucedió? ¿Por qué encerrarlo en esta pesadilla?
Kuroko enloquecido por sus pensamientos, llorando cada día y cada noche, torturándose con la muerte de su amado Kagami. Ese día solo pudo ver como los ángeles asesinaban a Kagami. Su sangre, su cuerpo, todo de Kagami desapareció por culpa de ellos.
Torturado por el pasado, viéndose en el espejo para saber si todo era una pesadilla, ellos no mienten, el solo quiere despertar de esta horrible pesadilla.
-¡Kuroko!- podía oír su voz en su cabeza, ilusionando con el cada día.
-K-Kagami-kun... ¿Por qué...?- cayendo de rodillas, llorando y pensando en el siempre. Recordando su calidez, sus besos, su risa y su cuerpo. Recordando la primera vez de ambos, recordando todo hasta caer en una profunda ilusión.
-Kuroko yo te amo, y siempre estaré a tu lado- un hermoso paisaje, ese fue el día que celebraban su primer aniversario de un mes juntos.
-Yo también te amo Kagami-kun... Quiero que seamos uno...- le caían lagrimas de felicidad, ahora creía que todo fue un sueño.
-No puedes… Ya que no estoy a tu lado- Kuroko ya no entendía, no sabía cuál era la realidad o cual era la ilusión. Todo era un ciclo sin fin.
-K-Kagami-kun tu estas vivo...- lloraba sin parar-¡Yo lo sé! ¡Nunca has muerto!
-Despierta de una vez, y vive una nueva vida- todo se volvió oscuro, haciendo desaparecer a su querido Kagami.
Despierta... Despierta... Despierta Kuroko
Kuroko despertó en el suelo, recordando el sueño que había tenido. Hundido en sus pensamientos hasta que la realidad le golpea, el ya no quiere estar solo, no quiere que su alma este aprisionada en este cruel mundo. Ya no quiere existir, solo quiere estar al lado de su amado.
“Este es nuestro acto final, prepárate para saber que sucede con nuestro protagonista y sus terrible pesadilla sin fin. Pero prepárate, no tendremos un final triste o feliz”
Enloquecido estaba que ya nadie le reconocía, tratado como un desconocido o eso creía. Todos los días lloraba, visitaba la tumba de Kagami y se encerraba en su propia pesadilla.
Kuroko ya perdió a su familia y a todo su se que le rodeaba, el ya no vivía en ese claro y brilloso ambiente, el vivía en la oscuridad de sus pensamientos, pesadillas y recuerdos.
Preguntándose cada día el porqué de sus pérdidas, castigos y por una imposible vida. Ni siquiera podía desaparecer de aquel mundo,
Tan enloquecido que jamás se dio cuenta de cuando desapareció del mundo, sin poder encontrarse nuevamente con su querido, ni amigos ni familia. Solo desapareció.
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Fin...