Las bolsas oscuras bajo los ojos de Luhan eran un reflejo de la ansiedad que no le había dejado dormir la pasada noche. Ni la anterior, ni si quiera la anterior a esta. Repiqueteaba su bolígrafo nerviosamente sobre su pupitre a la vez que movía su pierna, mientras esperaba su turno.
El aula ya estaba casi vacía y los pasillos estaban repletos de estudiantes que celebraban haber terminado su último año de instituto. Algunos más felices que otros, desde luego, compartían sus notas finales con sus amigos.
Luhan se revolvió el pelo con la mano que tenía libre, y alzó la cabeza al escuchar el nombre de su amigo Kris, el cual estaba garabateando algo sobre el bloc de notas que tenía encima de la mesa. Kris se puso en pie y se acomodó las mangas de la camisa de su uniforme azul. Ya empezaba a notarse el calor y algunas gotas de sudor caían alrededor de su cabello desteñido. Se colgó la mochila al hombro y se dirigió a la mesa del profesor Liu, que le entregó un sobre blanco con ambas manos.
Sin mirarle a la cara, Kris aceptó el sobre, lo dobló sobre sí mismo y se lo metió en el bolsillo del pantalón, sin abrirlo. Se dió la vuelta y salió de la clase dando grandes zancadas. Cerró la puerta a sus espaldas.
El señor Liu abrió la boca para decir algo, pero sus palabras se vieron ahogadas por un suspiro. El chico de pelo cobrizo que se sentaba a la otra esquina de la clase, Tao, se giró y le lanzó una mirada preocupada a Luhan que simplemente negó con la cabeza. Luhan había invertido mucho tiempo en ayudar a Kris con sus estudios durante este curso, y realmente deseaba que lo hubiera conseguido. Fue hace tan solo unos meses cuando Kris decidió que quería viajar a Corea y estudiar en la misma universidad que Luhan después del instituto, sin embargo, sus notas eran mucho más bajas. Mientras que el expediente de Luhan estaba lleno de notables y sobresalientes, Kris tenía que dar las gracias si sacaba algún suficiente.
Esa mañana, la madre de Luhan los había llevado en coche al instituto como hacía de costumbre. Lo que diferenciaba ese trayecto de los muchos otros que habían tenido antes es que los dos chicos estaban en completo silencio. Luhan entrecerraba los ojos de tanto en tanto, mientras que Kris mantenía la mirada fija en la carretera.
Kris se había esforzado mucho en los exámenes finales, pero no pensaba que ese último esfuerzo fuese suficiente para salvar el curso. Y siendo sincero, Luhan también tenía sus dudas. Pese a sus intensivas horas de estudio y su trabajo en el restaurante de su abuela, siempre sacaba un momento para ayudar a Kris, ya fuese dándole clases particulares o pasándole apuntes. Ambos necesitaban sacar más de un 70% en la media del curso para ser aceptados en la universidad Yonsei, y más de un 80% para obtener la beca económica que les permitiría estudiar en el extranjero. Muchas noches, Luhan lloraba por no poder encontrar el tiempo necesario que quería dedicarle a cada asignatura, pero eso Kris nunca lo sabría. Siempre que necesitase ayuda, Luhan se la brindaría con una sonrisa.
No pasó mucho tiempo hasta que Luhan volvió a sus pensamientos. Estaba casi seguro de que conseguiría la nota necesaria pero en su mente siempre había un "¿Y si...?" Pese a ser el mejor de su promoción por el momento, todavía se sentía inseguro, tenía miedo a que en el último momento, todo lo que había ido consiguiendo poco a poco se fuera abajo.
La clase seguía vaciándose, cuando finalmente le tocó el turno a Luhan. Estaba tan centrado en sus pensamientos pesimistas que, el señor Liu tuvo que llamarle dos veces.
—Ah, sí... Yo.—Parpadeó varias veces seguidas y dejó el boli abierto sobre el pupitre. Con la mano temblorosa cogió el sobre y miró al profesor, que le observaba con una sonrisa.
—Enhorabuena, Luhan. Has hecho muy buen trabajo.
Luhan sentía como su corazón bombeaba la sangre con fuerza y el propio sonido de sus latidos se le clavaba en las sienes. Tragó saliva y respiró profundamente antes de estirar el sobre con las dos manos y abrirlo. Sacó el informe de su interior, y en un acto reflejo, se llevó la mano a la boca intentando cubrir su emoción. Los nervios de los anteriores días desaparecieron de golpe, y la inseguridad se transformó en alegría.
Seguía ahí clavado, observando sus notas de arriba a abajo y sonriendo como un estúpido.
—Puedes llorar si quieres.—Dijo el profesor Liu divertido al ver la reacción del chico.
—Gracias ¡Gracias! —Luhan barajó la posibilidad de abrazarle, pero esta desapareció de inmediato.
Salió por la puerta dando saltitos, el último de los cuales se convirtió en un placaje contra Yixing, que estaba apoyado en las taquillas sacando una foto de sus notas con su Lenovo blanco.
—¿Pero qué haces?—Yixing, confundido, trató zafarse del abrazo de su amigo.—Me estás ahogando.
Se llevó una mano melodramáticamente al cuello, lo que hizo que Luhan le soltase, para volver a abrazarlo fuertemente un segundo después. En ese momento salió Tao de la clase, al que Yixing le pidió auxilio.
—Veo que te ha ido bien.— Dijo Tao mientras se acercaba a ellos.
Luhan soltó a Yixing, que sacudió su flequillo como si fuese un perro.
—¡95%!— Gritó Luhan sacudiendo el informe en la cara de Tao
— ¡Sí, sí, sí! ¡Lo conseguí! ¿Qué tal vosotros?
—Lo suficiente para quedarnos aquí mientras que tu te das la buena vida viajando.—Rió Tao.
Yixing asentió con una sonrisa.
—Teniendo en cuenta que pensaba que iba a repetir curso, yo estoy más que feliz.
Impulsivamente, Luhan abrazó esta vez a los dos. Ambos rieron.
—¿Sabes? Creo que deberías tratar de compartir un poco de tu euforia con Kris. No parece que lo esté llevando demasiado bien.—Yixing miró de reojo detrás de él.
Luhan volvió de golpe a la realidad y comprendió que Kris, no lo había logrado. Levanto la vista por encima del hombro de Yixing y vio a Kris sentado en uno de los bancos del instituto con la cabeza baja. Se acomodó la mochila y apartó a sus amigos de su camino mientras se dirigía a Kris. Conforme se fue acercando vio a una chica que se movía alrededor de él con las manos en las caderas, su novia Victoria.
Se detuvo delante de él, y al sentir su presencia, Kris le miró y se levantó del banco. Resopló y comenzó a caminar dejando a su novia, y a Luhan, atrás.
—¡Kris!—Luhan salió corriendo detrás de él, escaleras abajo. Y le siguió hasta el patio, donde le detuvo cogiéndole de la espalda y obligándole a girarse. Kris era mucho más alto que él, así que de haberlo querido, podría haber utilizado su fuerza para librarse de los brazos de Luhan.
Le miró con dolor en los ojos.
—Felicidades Luhan. Has conseguido lo que querías.—Volvió a darle la espalda.—Como siempre...
—Kris... Yo... Lo siento. De verdad. Esperaba que pudieses venir conmigo.
—Ya. Yo también lo esperaba.
—Es una pena.—Respondió Luhan sin saber muy bien que decir. Realmente le dolía ver a su amigo así, pero no había mucho que pudiese hacer.
—Lo es.—Kris echó a caminar y se detuvo a medio camino.—¿Vas a ir igualmente?
Luhan frunció el ceño ¿Esperaba que se quedase después de todo lo que se había esforzado? Al fin y al cabo, era lo que había deseado desde que empezó el instituto.
—Sí...Supongo que sí, iré.
—Claro.—Kris se despidió de él haciendo un saludo con la mano, sin mirarle a la cara.—Entonces, buena suerte.—Siguió caminando, y Luhan le dejó ir. Imaginó que cogería el autobús o se las arreglaría de alguna forma. Su casa quedaba lejos, y Kris era lo suficiente inteligente para no volver andando.
Se dió la vuelta y maldijo por lo bajo. Ahora se sentía culpable, como si tuviera un peso en la espalda. Le dió una patada a una piedra que había en el suelo, y se dejó caer con las manos en la cabeza. Se quedó así, encogido sobre sí mismo hasta que una voz femenina le devolvió a la realidad.
—¿Cómo te sientes?—Victoria, la novia de Kris estaba mirándole desde arriba—Me refiero, cuando consigues que te den todo lo que quieres... por lástima.
Luhan se levantó y la miró entrecerrando los ojos. Era casi de su altura, por lo que intimidarla era una tarea bastante difícil. Además, el cuerpo delgado de Luhan y sus rasgos delicados, eran de todo menos intimidantes.
—¿Disculpa?
Victoria rió.
—Dicen que ser medio huerfanito da puntos para caer bien a los profesores.
Luhan sintió un nudo formándose en su garganta. No se podía creer lo que le estaba diciendo la chica.
—No necesito caerle bien a nadie. —Replicó Luhan con la voz temblorosa.
—Cualquiera lo diría Luhan, siempre siendo tan correcto con todo el mundo. Al menos, ahora que te vas Kris dejará de estar a tu sombra. —Victoria se crecía con cada palabra que decía y Luhan intentaba esquivar su mirada.— No te necesita en su vida, es mucho mejor que tú.
—No lo dudo.
Se escapó de esa conversación con el paso acelerado al ver el coche de su madre al otro lado de la valla. Salió por la puerta, y se sintió aliviado al pensar que esa sería la última vez que pisase ese instituto.