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Rollin' with the dead por AuvicShio

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Notas del capitulo:

Notas al final.

—Ah Saru, finalmente te despiertas— Menciono el chico de cabellos rojizos y mirada gatuna quien observaba al chico que estaba recargado sobre su hombro. Este poseía piel pálida, casi blanca, cabellos oscuros y azulados, con ojos como el cielo despejado, escondidos detrás de unos lentes de armazón negra. —La última clase está por terminar, y no quiero meterme en más problemas por estar aquí— Aunque no dejaría de subir a la azotea.

 

— ¿Por cuánto tiempo me dormí ahora? — murmuro el menor mientras se tallaba los ojos un poco antes de acomodarse los lentes, volviendo a recargarse sobre el hombro ajeno, algo que no pareció molestarle en absoluto al contrario quien solo miraba el cielo gracias a su estadía en la azotea de la escuela, preguntándose por que le negaban el paso a los estudiantes si estaban cercado alrededor para evitar las caídas.

 

—Humm… no lo sé, tal vez 2 horas— Solamente se posiciono mejor con el contario, era extraño, pero el menor de alguna forma siempre era frio, como si se tratase de un muerto. Aunque solo exageraba, no tenía algo más frío en mente que la muerte.

 

—Ya veo— Parecía no tener intensiones de irse cuando volvió a cerrar los ojos, dejándose arrullar por la voz del mayor que le pedía levantarse para poder hacerlo igual e irse, pero solo le ignoraba.

 

— ¡Mono hablo enserio!— Grito para quitárselo de encima sin tener que retirarse y dejarlo caer contra el suelo. No deseaba ver que se lastimara y en el peor de los casos que sangrara. No ahora que estaban en buenos términos.

 

—Tsk, está bien— No tenía más opciones, si lo hacía enojar posiblemente terminaría con algún moretón de nuevo. Era imposible creer que alguien de su tamaño y contextura golpeara extremadamente fuerte, daba escalofríos el tan solo pensarlo… o verlo. Parecía un demonio, solo quería evitar eso. —Hace calor… —

 

— ¿Eh? ¿Enserio? —

 

— ¿Acaso tu no…? —

 

— No—

 

No pudo evitar sentirse asombrado. Estaban en la sombra, podía entenderlo, pero aun así el calor que rebotaba era sofocante si se hablaba de forma exagerada, ni un muerto podría soportar el calor en esos casos pero al parecer el castaño hablaba enserio, tal vez estaba acostumbrado al clima, o eso era lo único en lo que podía pensar con la lógica que le daba la situación y su recién despertar.

 

Solamente se levantó para ir hacia la puerta de la azotea y abrirla sin esperar al más bajo, quien se levantó de un brinco y fue tras él, cerrando la puerta detrás de sí. Varias semanas atrás había encontrado la llave tirada, y al ver la etiqueta con el nombre de “azotea” escrito no quiso desperdiciar la oportunidad, procurando tenerla siempre a la mano.

Al volver al salón, apenas sonó el timbre, fueron recibidos por un ambiente totalmente pesado, notándose mala cara a los alumnos y diversas personas que lloraban o temblaban, ¿Qué había pasado?

 

“Que horror”

 

“Pobre chico”

 

“¿3er grado? ¿Es enserio?”

 

“No quiero morir también”

 

“¿Por qué aquí?”

 

Pero ninguno de los dos pareció afectado, entrando simplemente a recoger sus cosas para irse como llegaron, no querían tener que meterse en problemas, menos en las situaciones del grupo o escuela, era casando el tener que verse envuelto en asesinatos de los alumnos de las escuelas por culpa de los ghouls que habitaban en la ciudad. Si bien a pesar que la seguridad era mejor en algunos sitios o distritos, siempre iba a ver alguna muerte en otro lugar. La zona más segura según el CCG era el distrito 20, o bien, la ciudad de Shizume por alguna razón. Tal vez porque las palomas siempre estaban ahí en algún sitio.

 

— Saru, ¿tú que piensas de los ghouls? —

 

— Nada en particular —

 

— ¿No te da miedo que alguno llegue asesinarte? —

 

— No —

 

El pelirrojo solo dejo de hacer preguntas, siguiéndole hasta la división de caminos, yéndose cada quien por su lado después de despedirse. Si bien el mayor ya conocía el hogar del menor, Saru desconocía totalmente la casa de Yata, mas no esperaba mucho, apenas habían pasado dos meses desde que comenzaron a pasear juntos como amigos. Si Yata conocía la residencia del menor fue porque aquel día se encontraba enfermo, aunque Saru aún desconocía cómo Yata conocía su dirección.

 

Pero daba igual. Ambos estaban a gusto al lado del otro.

.

.

.

 

— ¡Ya volví! — Alzo la voz el pelirrojo mientras se quitaba los zapatos para caminar por el pasillo hasta el comedor donde vio a su madre y hermanos menores comer. Carmín, era el único color que podía ver en la mesa y en la cara de sus hermanos.

 

— Bienvenido a casa. La comida está servida — Menciono su madre con cariño.

 

— Vale, solo iré a cambiarme — dijo en su estado animado para ir hacia las escaleras y subirlas saltando cada dos escalones y dirigirse a su cuarto, dejando la mochila en una silla para quitarse el uniforme y buscar una muda de ropa más cómoda para volver con su familia y sentarse a comer junto con ellos. — Al parecer otro ghoul acaba de  atacar en la escuela — Menciono de forma tranquila mientras recortaba un pedazo de la carne con el cuchillo ante de metérsela a la boca con ayuda del tenedor.

 

— Deberías tener cuidado Misaki. No te metas en más problemas. —

 

— Es Yata mamá, y si, lo sé. Han pasado 3 semanas desde que mis compañeros dejaron de verme como una amenaza, no quiero volver a tener su miedo sobre mí —

 

La mujer pelirroja solo suspiro con una pequeña sonrisa en su rostro — Recuerda lo que somos, se cuidadoso y aliméntate bien — hablaba mientras limpiaba a  Minoru y Megumi, quienes tenían desde sus manos hasta sus caras sucias por carmín. — Pero sobre todo, no ataques a nadie. Nosotros no somos asesinos —

 

— Lo sé, no tienes que preocuparte — menciono antes de meterse otro pedazo de carne a la boca para masticar y tragar — ¡No derramare ninguna gota de sangre inocente! — grito, recibiendo un regaño de su madre por alzar la voz, jalándole de una oreja un poco.

 

Si bien la vida del pelirrojo siempre estaba bajo peligro de ser encontrados por las palomas, estaban todos tranquilos y disfrutaban de la vida. Ellos no eran asesinos como la mayoría de ghouls, se alimentaban de la gente ya muerta. Si bien la carne era diferente a cuando se trataba de alguien vivo, era mejor que meterse en diversos problemas y que la CCG te persiguiera sin descanso alguno, además, aún tenía 12 años, casi 13 al verse más cerca su cumpleaños.

 

Si tan solo fuera tan fácil el decirle al menor sobre lo que era, pero ni siquiera tocaban los temas del gobierno, solamente hablaban de lo que podían.

 

No permitiría que Saru se enterara y le viera como un asesino de mente fría, a pesar de estar acostumbrado, había llegado a poder hablarle sin tener miedo a llegar a lastimarlo, no quería destruir lo que había construido hasta ahora. 

Notas finales:

Lamento el capitulo tan corto y cerrado, así lo había escrito hace un tiempo y si agregaba más, tendría que re-escribir mucho ahahha....

 

En fin, no hay mucho que decir, intentare subir el siguiente capitulo pronto

 

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