Colgó el telefono sabiendo que su mundo estaba del revés. Apretó con fuerza el aparato, tanto que por poco lo rompe. Entonces la mano del ojos rojos se posó sobre la suya e hizo que lo soltara.
¡Esos malditos!—pronuncio con encono el rubio antes de golpear una mesa. Se sentía frustrado. El otro lo arrancó de sus pensamientos al atraerlo bruscamente. El rubio lo miró con el ceño fruncido--¿Qué quieres? ¿Acaso es todo en lo que puedes pensar?—preguntó desquitándose el ojos azules.
Los ojos rojos muy cerca y arriba de los suyos lo miraron impasibles mientras forcejeaba--¿Tienes problemas con tu clan, no es cierto?—
¿Por qué dices eso?—preguntó de pronto alerta Fye.
No hace falta que respondas, con tu actitud es suficiente—dijo el impasible moreno soltándolo--¿Es por ese pacto que hiciste conmigo, no es así?—
¡Esto no tiene nada que ver contigo! Ni siquiera debiera estar hablando de cosas de mi clan con…--un jalón lo cortó duramente.
¿Qué no tiene que ver conmigo has dicho?—preguntó el moreno con voz contenida—Todo lo que tiene que ver contigo tiene que ver conmigo—dijo el ojos rojos.
Pero…--no pudo terminar la frase porque unos posesivos labios se hicieron con su boca mientras unos fuertes brazos lo apretaban contra el cuerpo del otro.
El beso se detuvo de golpe dejando exhausto y nervioso a DeFluorite--¡Dímelo!—dijo Fuko—No cargues solo con esto. Ese es tu maldito problema—
¡Mira quien habla de problemas! ¿Quién mierda me metió en este lío? De no ser por tu brillante idea… ¡Me hubieras matado y listo!—dijo el rubio deshaciéndose de su brazo.
¿En realidad eso piensas?—preguntó el ojos rojos mirándolo fijo.
¿A quien le importa? Todo esto esta embarrado—dijo el ojos azules furioso.
De pronto sintió como algo metálico y frío era puesto en su mano. Lo miró pasmado pues supo lo que era antes de verlo. El tacto de un arma nunca se olvida.
¿Qué sig…?—preguntó al borde del colapso.
Si me matas está claro que habrá una guerra pero todo lo de la amenaza será en vano—dijo el pelinegro.
¡Ja! ¿Y crees que tus hombres me dejaran salir airoso?—preguntó el ojos azules.
¡Shuichiro!—llamó Fuko y un hombre entró. Al ver el arma en la mano del rubio se puso alerta y quiso desenvainar la suya pero Kuro lo impidió--¡No lo hagas! ¡Quiero que corras la voz! ¡Este hombre y los que lo acompañan saldrán de aquí indemnes después de matarme…!—
Fye escuchaba asombrado las locuras que de la boca de ese tipo salían. ¿En serio él…?
El hombre de Kuro se fue después de asentir mientras algo desconocido recorría el interior del rubio. Sentía que temblaba con el arma en mano.
¡Bien! Ya está todo arreglado. Ahora puedes hacerlo e irte sin problemas—dijo el frío pelinegro tomando desprevenido al rubio que lo miró un momento antes de arrojar el arma.
¿Acaso eres un imbécil?—preguntó furioso.
El otro tomó el arma caída y caminó hacia él. Puso su dedo en el gatillo mientras Fye lo veía hacer sin reaccionar de la impresión.
¡Ponlo aquí!—dijo guiando el cañón que colocó en medio de su pecho—Es imposible que falles—
¡Estás loco!—dijo irritado el rubio tratando de sacar la mano pero el dedo sobre el suyo le impedía hacerlo.
Si tu no tienes el valor para hacerlo lo haré yo—amenazó el más alto.
¿Tu? ¿Por qué…?—preguntó el ojos azules.
¿Te lo debo, no? Fuiste mi víctima y me salvaste es lo que tu quieres… ¿no es así?—preguntó Kuro mientras comenzaba a presionar sobre el dedo y el gatillo.
Un extraño pavor se apoderó del cuerpo del rubio mientras los gramos de presión aumentaban y sentía que en cualquier momento la bala saldría.