Espero que lo que tengan para mí sea muy bueno—dijo el de ojos azules mientras caminaba hacia la mesa.
¡Muy bueno!—dijo una voz, pero… a sus espaldas. Lo que le hizo detenerse. De pronto sintió el peligro rodeándolo y cerrándose en torno suyo.
DeFluorite se volvió para mirar a quien había hablado y se encontró con Kurogane Fuko y a su lado estaba Fye, su sobrino.
¡Ah! ¿Les hablabas a ellos?—preguntó Fuko antes de apuntar atrás de él—Dudo que puedan responderte—dijo después con una sonrisa ganadora.
Claus atisbó hacia atrás y logró ver a ambos hombres. Estaban sentados con la mirada baja, sus ojos impávidos de pronto delataron que se hallaban sin vida.
Todo fue una trampa—dijo el de lentes furioso consigo mismo por perder.
Una trampa en la que no hubieras caído de ser un hombre leal. Lamentablemente eres peor que esos hombres, tío—dijo el rubio con cara seria.
Los ojos del mayor los miraron con furia--¿Qué harás conmigo?—preguntó sabiendo la respuesta.
Eres un traidor. ¿Qué crees que te pasará?—preguntó el menor sin asomo de duda en sus ojos.
Kurogane se vio de pronto sorprendido--¡Oye, él es…!--dijo poniendo su mano sobre el brazo de Fye pero el otro lo interrumpió sacudiéndose el brazo.
…mi tío. Lo sé perfectamente bien. Pero nosotros como ustedes tenemos un modo de conducirnos y reglas que acatar. Los traidores siempre son traidores—
¿Lo dices tú? ¿Que traicionas a tu familia por ese hombre?—preguntó furioso Claus apuntando a Fuko—Sabía que había algo raro entre ustedes. Una especie de asociación para socavar el poder del clan ganando ustedes solos. Y aunque jamás llegue a enterarme de las verdaderas razones de su complot tú no eres quien para darme sermones o siquiera un castigo. Tú eres un niño mimado a quien se le dio demasiado poder por nacer—casi escupió el DeFluorite de lentes.
¿Perder nuestro clan? ¿Le llamas perder a esta alianza? He ganado un aliado de importancia para el clan y sacamos mas territorio. A cambio les ofrecemos ayuda y logística para la distribución de su producto por un intercambio rentable. Si a eso le llamas perder es que siempre has sido un idiota tío. Y para que lo sepas yo no he traicionado al clan. Mi alianza es por reditos, no por confabulaciones—dijo el rubio—Pero de eso no entiendes nada porque tú pese a ser mi tío me venderías a los lobos con tal de ser tú el que lidere al clan. ¿Crees que no te conozco? ¿Cómo crees que llegué aquí? Puse una escucha en los teléfonos sabiendo que estos traidores te contactarían. Mi aliado hizo correr un rumor muy cierto por las calles. Tú me detestas y esperas la oportunidad de hacerme caer. Entonces alguien te llama y te ofrece la oportunidad en bandeja de plata y tú no dudas en tomarla para traicionarme—recrimina el joven.
Kurogane mira con el rabillo del ojo el puño a la vista del rubio que está muy apretado. Esta temblando. De pronto saca su pistola y apunta directo a la cabeza de su tío.
¿Ves? Hasta tus manos tiemblan de la emoción de al fín deshacerte de mí—grita Claus.
Mientras Kurogane siente en su interior que la verdad es otra y pone su mano sobre el arma cargada desde el costado—No dejaré que lo hagas—le dice al rubio.
¿Y que planeas hacer para detenerme?—pregunta el de ojos azules mirando a su tío con furia pero atento a lo que le responda el pelinegro.
Yo me ocuparé de él—le contestó Fuko. La mano no cedió a la presión--¿No confías en mí?—preguntó después.
Fye respiró hondo y luego cargó energías para después bajar su arma.
¿Ves como ese hombre y tú están confabulados? ¿Qué tiene el de ti para que le obedezcas?—preguntó el de lentes.
No me malentiendas—le dijo Kuro mirándolo con sus incandescentes ojos—No estoy tomando el mando o algo así, solo estoy haciendo un favor a un camarada. Para nadie es fácil deshacerse de la familia—
No tienes porque ser condescendiente conmigo—se defendió iracundo Fye.
Es solo algo que esperaría que tú hicieras por mí. ¿Esta mal?—preguntó Fuko y los ojos de ambos se encontraron por unos momentos. En esos momentos ellos se hablaron en silencio y después Fye se volteó—Esta vez dejaré que hagas esto porque no quiero que nadie diga que soy un traidor a mi propia familia. ¡Ocúpate y algún día, yo seré quien te vengue a ti!—dijo antes devolverse.
Aún asi tienes el descaro de decir que él no te controla. ¡Eres un traidor a la familia! Lo supe desde que volviste de ese miserable secuestro. Si es que te secuestraron…--dijo un momento antes de que los otros lo miraran a los ojos. Entonces se dio cuenta. Se le vio en sus irises color zafiro. La verdad a medias que se le ocurrio. Que Kurogane había sido su secuestrador y que en silencio pagaba para que no se supiera que él había sido.
De dejarle mencionar una palabra ante cualquiera todo hubiera sido descubierto. Ambos, pelinegro y rubio lo pensaron y la mano de Fye solo reaccionó.