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Strawhat corporation por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Hola, muchas gracias por continuar aquí.

Con amor para el gatito más rechoncho del mundo aunque quiera bajar de peso </3

 

Dieciséis

Las manos debajo de su camisa lo hacían suspirar, los labios en su cuello tenían el mismo efecto, quizá solo era el alcohol en sus venas pero casi podía sentir su piel burbujear debajo de cada rose, en verdad que era estúpido pero al cerrar los ojos Ace podía olvidarse de las cosas eh imaginar que eso que estaba a punto de hacer con Luffy de verdad no estaba mal... bien sabía que estaba mal pero el alcohol y la calentura hacían fácil olvidar.

Luffy le había mentido.

Había dicho que lo dejaría ir tras su boda y ahí estaban, con el chico casado y Ace aun prisionero de sus redes si acaso solo un poco más atrapado aun, porque bien podía huir tras ese encuentro pero estaba demasiado embriagado de todo para realmente recordar el camino de regreso a casa apropiadamente ¿Qué horas eran? No pensaba que importara, tarde, en definitiva demasiado tarde.

 Luffy ya estaba casado, le dejaría ir, claro que Luffy no había dicho CUANDO después lo dejaría ir. No le había dicho en ningún momento que Sabo fuera una chica tampoco, pero no le había corregido y eso era casi lo mismo que mentir, si le decía que lo esperaría y después no lo hacía ¿Qué tan malo podía ser? ¿Sería tan ruin como para pedirle al pajarraco rosa su dirección eh ir a acosarlo? Para dificultarle la vida a su madre y a su abuela… ya le había mentido, que mas no sería capaz de hacer, toda la imagen de chico bueno pero desastroso y encaprichado que guardaba de Luffy se había deshecho frente a los ojos de Ace.

Luffy hacia aquello porque, sencillamente, le daba la gana hacerlo y ese conocimiento hacia que el corazón de Ace se hundiera un poco dentro de su pecho, todo lo que había pensado saber era una maldita mentira, seguro que ni siquiera le necesitaba a él para hacer aquello y sin embargo ahí estaban.

Doflamingo le había dicho antes de meterlo en su nueva “jaula” que había tenido suerte de ser comprado antes de terminado su entrenamiento, aun ahora solo recordar la maldita educación llena de castigos y estupideces que había tenido que soportar en esas semanas le causaba náuseas y escalofríos y el que Luffy estuviera enterado de lo que se le había hecho no se le había cruzado por la mente hasta el momento. ¿Haría alguna diferencia si lo sabía? No podía culparlo por ello pero tampoco sentía que debiera estar agradecido del todo, ninguna persona tendría por qué pasar por lo que él había pasado y si hubiera sabido de antemano los problemas en los que sus deudas de juego le iban a meter no las hubiera hecho primer lugar… o quizá las hubiera hecho en algún otro bar.

“voy a extrañarte tanto…” ¿Era eso lo mismo que le decía a cualquiera de sus amantes? ¿Qué numero era exactamente él? Law también había sido uno de esos chicos ¿Cuánto tiempo antes de que se hartara de él también? Lo mejor que podía hacer era hartarse de él pero de alguna forma esa idea, ese mero pensamiento hacia la pesadez en su pecho incrementar aún más.

No podía odiar a Luffy.

A pesar de que tenía fuertes motivos para odiarle simplemente no podía ¿Por qué? Deseaba odiarlo con toda su alma pero con los labios del contrario contra los suyos distrayéndole para que no notara mientras sus manos le iban desabrochando el pantalón -como si realmente no fuera a notarlo-  no podía evitar sentir ese leve deseo de hacer todas esas cosas malas que le atormentaban y seguirían atormentándole aun después.

Le gustaba Luffy y lo quería, no admitiría bajo ningún concepto que se había enamorado, no ahora, simplemente no lo admitiría. –Ace…– La voz pesada y cargada de lujuria de Luffy le había hecho regresar de sus pensamientos, las manos del más bajo ya se encontraban en el borde de su ropa interior. – Voy a necesitar que te des la vuelta. – Era una orden y Ace lo sabía, mordiéndose los labios había dedicado una última mirada a aquel rostro que de pronto ya no le parecía tan joven antes de obedecer, dándose la vuelta y sintiendo al instante como su ropa se desprendía deslizándose lentamente hasta caer cerca de sus tobillos, las manos de menor acariciando sus glúteos con suavidad, separándoles para que el deseoso monito pudiera ver entre ellos su entrada.

Luffy paso su pulgar por entre las nalgas del pecoso al tiempo que dejaba algo de su saliva escurrir hasta mojar aquella línea entre ellos, deslizándose hasta que pudiera esparcirla con su dedo en aquel lugar antes de introducir su primera falange dentro del mayor, comenzando a prepararle con calma, moviendo su dedo en círculos al tiempo que lo introducía cada vez más,  aun con las ganas que Sabo le había dejado al salir de la limusina no iba a propasarse en un lugar como aquel, solo necesitaba un pequeño desahogo y que Ace estuviera ahí era simplemente perfecto.

No se le había ocurrido pensar por que estaba ahí, él le había invitado después de todo, seguro que mingo le diera permiso de salir, y aunque al principio había pensado que la invitación había sido una estupidez y una imprudencia (aun para sus estándares) al final resultaba que todo estaba bien, en realidad todo estaba más que bien.

Inclinándose un poco coloco un pequeño beso en el cuello de su amante al tiempo que remplazaba su pulgar en el interior del pecoso por el índice y el medio, iniciando un lento y calmado ritmo que comenzaba a hacer a Ace soltar más de un suspiro y un gemido ahogado, cuando por fin le sintiera listo el menor había sacado su ya erecta hombría y colocado la punta de aquella en la entrada del mayor, de verdad que necesitaba aquello.

Ace con el pecho pegado a la puerta de mica gris había tenido que cubrir su boca con una de sus manos cuando sintiera al familiar intruso llenarle por completo, por algún motivo desconocido sentía sus ojos humedecerse mientras el delicioso bamboleo comenzaba a mecerlo, las manos de Luffy demasiado ocupadas en su cadera y sus labios en besarle los hombros hasta donde la ropa lo permitía, como trazando la constelación de sus pecas en la espalda, de alguna manera el Portgas D. Ace era demasiado consciente de la extraña sensación que esa nueva pieza de joyería en la mano del menor le hacía sentir.

Era como si quemara al contacto. – Eres tan delicioso Ace… quisiera poder conservarte para siempre. –El aludido cerro los ojos para evitar que las lágrimas que comenzaban a fluir, concentrándose en ser lo menos ruidoso que le era posible aun cuando las manos de Luffy comenzaran a atender su ya despierto miembro, poniéndole completamente duro en cuestión de segundos, los dedos expertos del menor sabían exactamente donde tocar y la respiración cada vez más pesada de ambos parecía llenar el lugar, Luffy no se había detenido ni un segundo aun cuando la puerta del lugar se abriera, las personas que entraban para refrescarse o hacer sus necesidades no le importaban en lo absoluto.

Ace ni siquiera podía poner atención en la trivial charla de que al parecer uno de los novios se había sentido mal y quizá no se presentara a la fiesta.

Aun cuando hubiera querido poner atención la manera casi salvaje en la que Luffy había comenzado a embestirle de pronto se lo había impedido, haciendo que Ace se concentrara todo lo que podía en contener sus gemidos.

Se había corrido en la mano del menor con un ahogado gruñido mientras sentía al más joven seguirle en su interior, odiaba cuando Luffy se corría dentro de él estando en la calle… no que lo hubiera hecho un montón de veces siendo que casi no salían, pero no le gustaba aun así.

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Bastante molesto, de verdad que esa extraña sensación era demasiado molesta.

Como si toda la maldita habitación girara en torno a él.

Sabo no entendía por qué se sentía de esa manera, era como si cada minuto que le acercara más a “ese” momento hiciera que sus nauseas incrementaran aún más.

Quien hubiera dicho que sentir mariposas en el estómago era una sensación bonita era porque nunca se había tragado un maldito enjambre de estas.

No recordaba haber sentido más nervios en su vida en algún momento anterior, ni en el examen de ingreso a la universidad, ni en su entrevista para obtener aquel trabajo que tenía, ni cuando enfrentara a sus padres para decir que no seguiría sus pasos y no viviría más con ellos, ni siquiera cuando había conocido a su prometido o cuando se le pidiera casarse con él o cuando apenas unas horas antes hubiera salido de la iglesia en busca de aire fresco.

El aire fresco no iba a hacer nada por él en aquel momento, se había quitado la gabardina y el sombrero, se había pasado las manos enguantadas por el cabello tantas veces que este ya era su normal desastre, Luffy le había dejado a solas tras asegurarle que le alcanzaría en algunos momentos, sus besos habían servido para enervarle los ánimos de manera bastante extraña, la verdad era que no le apetecía en nada ir a la fiesta, todo le parecía vano y sin importancia ahora, todo salvo por lo que iba a pasar después de aquel momento.

Cuando piensas algo durante tanto tiempo como Sabo había pensado que esperaría hasta ese momento de su vida para hacer aquello comienzas a darle más importancia de la que realmente tiene, Sabo sabía exactamente lo que se suponía que sucediera esa noche pero ¿Sucedería?  Solo pensar en ello sus nauseas volvían aun con más fuerza, si seguía sintiéndose así no pensaba que fuera a serle físicamente posible hacer el amor con su esposo.

¿Por qué había decidido esperar hasta el matrimonio? A decir verdad la razón principal era que sentía miedo.

No era como si nunca hubiera visto pornografía, tenía una buena idea de lo que iba a pasar, también sabia por los exámenes premaritales que tanto Luffy como él estaban completamente sanos y eran aptos para procrear si eso era lo que decidían hacer en un futuro, Sabo realmente jamás había llegado a pensar en una familia y estaba tan seguro que no haría aquello fuera del matrimonio que nunca se había molestado en checarse antes. Los exámenes regulares de sangre no te daban esa clase de resultados.

Luffy… bien, dudaba que Luffy lo hubiera pensado antes, de manera que le preocupaba un poco más que quizá el idiota pudiera ir por ahí embarazando a alguien pero al menos le había dicho que solo lo hacía con prostitutas y el que no hubiera hijos era un servicio que normalmente corría a cuenta de la casa encargada, así que suponía que no tenía por qué preocuparse de posibles bastardos.

Más le preocupaba el saber que sucedería en verdad.

Creía haber escuchado que dolería, no le temía al dolor en sí, su inseguridad y su miedo más radicaban en el temor al rechazo que en alguna otra cosa verdaderamente justificada, Sabo nunca se había sentido seguro de su propio cuerpo, trabajaba este apenas un poco para mantenerse en forma, no más de lo necesario, aun cuando las cicatrices no le cubrieran no se habría sentido cómodo y ahora se esperaba de él que se expusiera por completo ante otra persona…

Su posición, por el trato que había tenido con Luffy y lo que conocía de él le quedaba más que clara. En el peor de los casos siempre podía solo echarse sobre la cama y dejar que el monito hiciera lo que le placiera con él. Mientras no le vomitara encima suponía que no arruinaría el momento.

Quería ir a casa y encerrarse en su cuarto debajo de las cobijas hasta que koala tocase a la puerta y le preguntara que iba mal. De verdad que iba a extrañar su vida de soltero con su mejor amiga ¿Por qué nunca había pensado en eso hasta ahora? Quizá debió haberse hecho heterosexual eh intentar conquistar a la castaña como muchos de sus amigos le insistían.

Sabo soltó una pequeña risa por ese pensamiento, podía ver más a Koala tomando la iniciativa para una relación que a él, no, definitivamente eso nunca iba a pasar, además Ko-chii lucia bastante feliz con la señorita Robín y verlas así siempre le hacía bastante feliz también. Amaba a esa chica como si fuera su propia hermana menor y a pesar de las peleas y la forma un poco pesada como se trataban había una preocupación y cariño que nunca había llegado a sentir por su verdadera familia.

Sabo escucho el golpeteo en la puerta y suspiro, no quería ser molestado en aquel momento pero aun así se puso en pie para abrir, en caso de que fuera Luffy quizá. El par de brazos en torno a su cuello atrayéndole firme y fuerte hacia una zona bastante acolchada del cuerpo de una mujer no se lo había esperado. –¡Sa-chan! ¡Te estás perdiendo de la fiesta! ¿Qué es lo que te sucede? – Si podía contar con alguien para notar su ausencia en una fiesta de 20mil invitados esa era Koala, quizá no debió ignorar sus 5 llamadas y sus 12 mensajes de texto.

La suave risa más allá de donde las montañas de su amiga dejaban ver le había advertido que esta no se encontraba sola aun antes de poder escuchar la profunda y agradable voz de la señorita Robín.

–Incluso Luffy lucía un poco desanimado, ¿Debo suponer que esta es la razón? – Era un poco difícil de creer que aquella mujer que solía pertenecer a una compañía rival fuera no solo parte del círculo íntimo de amigos de su esposo si no también pareja de su mejor amiga desde hacía casi dos años.

Cuando koala lo soltase había podido respirar nuevamente–Lo lamento, no quería preocupar a nadie, solo me sentía un poco… mareado. – corriendo una de sus manos de nuevo por su cabello había soltado un nuevo suspiro, era un poco incómodo decir el motivo de su indisposición pero algo le decía que aquellas chicas no le dejarían en paz a menos que se los contara.

Robín había tomado una buena mirada a aquel chico que conocía hacia no tanto y sonrió de esa manera un tanto enigmática que hacía que cualquiera le pusiera completa atención. – Koala había dicho que esperarían a la noche de bodas, no pensé que tan pronto pudieras estar en cinta. –

Los colores se habían apoderado del rostro del rubio, lanzándole una mirada algo amenazante a su mejor amiga. – Eso no… claro que no lo estoy. – en su vida se le había ocurrido al rubio que alguien pudiera asumir una cosa así, aunque suponía que con la reputación de Luffy era aún más difícil el esperar que alguien creyera que no se habían acostado aun. –No estoy seguro que valla a poder hacer eso del todo. – se le había escapado sin pensar y aunque aquel era un comentario bastante vago ambas mujeres parecían haber comprendido de alguna forma su malestar.

–No tienes que sentirte presionado Sabo, si Luffy ha esperado tanto tiempo seguro que no le molestara esperar un poco más. – No pudo evitar sonreír un poco ante ese comentario de koala, ella siempre sabía que decir para hacerle sentir mejor, en definitiva la iba a extrañar.

–Oh quizá le moleste pero de cualquier forma tendrá que hacerlo. – había secundado Robín en un tono demasiado tranquilo para lo que estaba diciendo y si las palabras de Koala le habían tranquilizado un poco las de Robín le habían devuelto los nervios igual de rápido.

–No es que me sienta presionado, solo… nervioso… A decir verdad nunca encontré a alguien con quien quisiera hacerlo en verdad que no estuviera comprometido ya, mala suerte supongo, no me apetecía hacerlo solo porque si y manos con alguien para quien no fuera a ser el único, –Se sentía un poco extraño externar sus pensamientos y motivos, nunca había pensado que fuera necesario explicarlos, eran sus motivos después de todo y nadie tenía por qué cuestionárselos, al menos eso era lo que pensaba aunque muchas veces cuestionara su propio razonamiento. –supongo que simplemente le di más importancia de la que tenía en verdad, ¿es un horrible motivo no? –

–Es tu motivo, ¿A quién le importa si es horrible o no? es tu cuerpo después de todo. – Robín de alguna manera parecía estarle leyendo el pensamiento exactamente y el rubio lo agradecía.

–Si, era mi decisión, por muy tonta que fuera. – dijo ligeramente más animado.

–Además, es bueno que no lo hicieras con alguien ya comprometido ¿No? – comentó Koala de manera ligera, fijándose en el estado de las ropas de su amigo de manera inconsciente había comenzado a enderezarle el cuello de la camisa.

–Supongo. Aunque pienso que en realidad simplemente no quería sentirme un segundón. – la naturaleza de Sabo era algo celosa y competitiva aunque no soliera demostrarlo, odiaba sentirse segundo ante alguien más y por ello no se entrometía con gente ya comprometida, además de que era un mal competidor, no pensaba que pudiera ganar de manera limpia muchas de las veces y eso solo lo hacía aun peor. Prefería no competir antes que perder y por ello cedía la mayoría de las ocasiones cuando no pensaba en las cosas como importantes.

–Bueno, ¡A nadie le gusta ser el segundo Sa-chan! ¿No es eso lo más normal? –

Sabo soltó una pequeña risa, y ahí estaba alguien en quien verdaderamente podía confiar para cualquier ocasión, de verdad que iba a extrañar a Koala como compañera de piso; ahora lo que probablemente debía preocuparle era si Luffy dejaría de lado aquellos amantes ahora o si tendría que forzarlo a hacerlo.

Prefería no competir antes que perder y por ello cedía la mayoría de las ocasiones cuando no pensaba en las cosas como importantes, pero esto ERA importante.

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Cuando dos fuerzas opuestas se encuentran y empujan ambas con la misma fuerza pero en direcciones contrarias puede que el punto exacto no se mueva pero las ondas de energía que el choque crea pueden llegar a afectar todo lo que les rodea.

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La fiesta había sido entretenida por decir lo menos, entre la gente bailando, jugando y hablándole todo el tiempo Sabo apenas si había tenido un segundo de paz tras salir de aquella pequeña sala de espera que se le había prestado para recuperarse, la comida era aún mejor que la que habían catado en el salón una semana antes, el entretenimiento que había comenzado tras las primera horas del banquete forzaba a que las luces estuvieran bajas y fuera difícil reconocer a nadie que no conociera ya, aun así, cerca de la puerta y antes de que comenzara el evento principal Sabo creía haber captado un pequeño atisbo de cabello negro cerca de la puerta de salida.

¿Podría ser? Entre el mar de gente las posibilidades no eran muchas.

No bien había dado tres pasos en esa dirección cuando alguien le cortara el paso. Su esposo específicamente.

Luffy lucía un poco agitado y despeinado, su traje algo arrugado y su rostro levemente nervioso, algo no tan extraño considerando su propia facha, sonriendo suavemente por lo que casi parecía un furtivo encuentro Sabo se inclinó ligeramente a rosar los labios de su ahora esposo, aun sentía mariposas en el estómago por lo que sucedería en unas cuantas horas pero que Luffy luciera tan nervioso como él mismo se sentía había hecho a Sabo calmarse ligeramente, no que alguno de los dos supiera los motivos de los nervios del otro.

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Luffy era un idiota impulsivo.

Todo el mundo se lo había dicho en alguna ocasión, al ver a Ace en aquel lugar idiotamente había pensado que el pecoso había ido a verle, por supuesto que no era conveniente un escándalo el mismo día de su boda pero por un par de segundos el monito se había pensado que quizá y solo quizá no fuera tan trágico huir ese mismo día, olvidarse de toda responsabilidad y empezar de cero en algún sitio, lejos de su padre y de todo lo que se esperaba de él, forjar algo con su propias manos y compartirlo con una persona especial.

–No quiero esto. – Cualquier pensamiento de huida se había cortado con esas simples palabras por parte de Ace. –No quiero esperar por ti, quiero irme a casa. – Cualquier cosa que pudiera haber sido simplemente quedo destrozada, la sonrisa del menor tembló por unos instantes, casi se había olvidado de la situación. –Dijiste que me dejarías ir cuando estuvieras casado, veo que lo estas. –

Luffy  subió una de sus manos a la mejilla ajena, tomando buena nota de la pinta de Ace, con los pantalones desgastados a los tobillos y su propio semen escurriéndole entre las piernas, con la camisa suelta desacomodada y pendiendo de uno de sus hombros y el cabello un poco más largo que cuando lo conociera cayéndole sobre los ojos que ahora podía notar un poco enrojecidos.

Acarició la constelación sobre esa mejilla un instante, limpiando una lágrima solitaria. – Lo que tú quieras no es importante Ace. – Claro que lo era pero no en aquel momento, no en ese momento que se le escapaba de las manos como agua.– Iras a casa, cuando yo diga que vayas a casa. –

Ace pareció querer protestar sin embargo el fuerte impacto en su mejilla se lo había impedido, la manera amenazante y molesta como Luffy lo observaba era algo que no recordaba haber visto en el chico y que de alguna forma le había recordado a su primer captor, haciéndolo temblar ante el recuerdo, era una presencia soberbia eh imponente que le había impedido incluso el razonar que aquel chico acababa de golpearle la mejilla. –Vete de aquí Ace, y no hagas ningún escándalo, hasta que decida darte tu libertad eres mío y como tal más vale que te comportes. – La majilla del pecoso se sentía caliente, cuando aquel chico abrió la puerta tras él y le dejo solo para que se arreglase la ropa llevo una de sus manos a aquel lugar, estaba hinchado y dolía un poco al presionar.

Luffy era alguien impulsivo y también un chico con el suficiente dinero y poder para comprar a otra persona ¿En qué momento había pensado que podía llegar a ser mejor que Doflamingo?

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El beso de su prometido le había hecho sonreír, la escena en el baño había dejado a Luffy un mal sabor de boca, no quería dañar a Ace sin embargo algo en él se había removido ante la cara del pecoso al momento de golpearlo.

Le había gustado, le había gustado y eso le asustaba.

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Continuara.

 

Notas finales:

Heeeey, quería incluir el lemon de Sabo y Lu en este capítulo pero no solo ya se extendió un poco si no que creo que será mejor ponerle en el siguiente cap, espero no decepcionar a nadie con ello.

Muchas gracias a quienes se toman el tiempo a comentar esta historia, toda opinión es valorada, de hecho algunas de ellas me han hecho reevaluar la necesidad de quizá hacer un capitulo especial donde se muestre la “educación” que se le estaba dando a Ace para volverle “sumiso” por qué básicamente eso es lo que se le hace a los esclavos antes de vendérseles y, por si no eh hecho suficiente hincapié en ellos Ace fue vendido como esclavo sexual, así que… no sé, si quieren ver más a detalle las cosas que nuestro querido pecoso tuvo que sufrir déjenlo en su comentario <3

Gatito gordo te extraño mucho, quisiera tenerte bajo mi escritorio mientras escribo esto.

 


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