Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strawhat corporation por sunshinebunny

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y ya por fin el esperado lemon de ricitos de oro y el niño de chicle (?), gracias por leer y disfruten XD

 Gatito gordo, habrá avena para la cena(?) te amo <3

Diecisiete

Entrar en brazos por el umbral no había sido precisamente algo que Sabo esperara o planeara pero a penas bajaran de la limusina en el lujoso hotel de cinco estrellas que sería su lugar de luna de miel por los siguientes cuatro días Luffy lo había tomado en brazos de manera un poco… curiosa.

Sabo era un poco alto para él, con el factor sorpresa de su lado sin embargo no había sido tan difícil levantarlo, una mano en su trasero y la otra bajo uno de sus brazos, lo había tomado cual costal de papas para cargarlo así hasta el elevador, el rubio, demasiado en shock no alcanzó a reaccionar hasta unos momentos después, dentro del elevador comenzó a removerse para hacer que Luffy lo bajara, las otras personas en aquella máquina de metal, una pareja de turistas y un viejo con un anticuado traje gris además del botones, no paraban de mirarlos y Sabo estaba seguro que nos los veían con mucho agrado, a él no le gustaban ni esas personas ni el elevador por lo que su humor no había mejorado entre las ruidosas risas que Luffy soltaba cada que le pedía que lo bajara.

Con sus casi patéticos intentos para liberarse de los brazos de su nuevo esposo lo único que Sabo consiguiera había sido que el moreno le acabara cargando como a un verdadero novio, con una mano bajo las rodillas y otra en su espalda mientras él mismo se abrazaba al cuello del pelinegro, escondiendo un poco el rostro ligeramente avergonzado en el hueco del cuello de su esposo, quería que todo eso fuera un mal sueño, incluso el ligero tremor de su cuerpo cuando aquel aparato del infierno hacia parada en algún piso haciéndole abrir un hueco en la boca del estómago.

De esa vergonzosa manera llegaron al pent-house del hotel, porque claro, si no iba a ser un viaje a un extravagante destino (que seguramente los habría después entre las pasarelas a los festivales y eventos a los que Luffy era constantemente invitado) al menos iba a ser un lugar tan lujoso como el dinero pudiera comprar.

A la señal de “¡Llegamos!” dicha en ese alegre tono levemente escandaloso Sabo había levantado la mirada para encontrarse que una vez abierta la puerta desde el pequeño recibidor podía verse una cómoda sala de estar con centro de entretenimiento completo, unos cuantos equipos de ejercicio básico y la cocineta que más bien parecía una cocina completa digna de cualquier gran casa con su barra de marmolado blanco al centro y sillas que de caoba claro tan resplandecientes que parecían nuevas, no era como si alguien realmente fuera a cocinar en aquel lugar pero de haberlo querido Sabo estaba seguro que no hubiera sido complicado hacer todo un festín en aquella cocina.

Era la clase de lugar del que no necesitabas salir.

Claro que esos aspectos de la suite habían pasado por completo a segundo plano cuando Sabo se fijara en la hermosa piscina techada que ocupaba buena parte de lo que debía ser la terraza, cuando Luffy por fin le bajase aquel había sido el lugar que atrajera sus pasos.

A través de una puerta de cristal transparente enmarcado en mica blanca el exterior bien podría haber sido la fotografía de la sección de viajes de Vogue.

Su expresión debió delatarlo pues el más joven había sonreído de manera bastante complacida antes de tomar su mano y guiarle hasta afuera, eran aproximadamente las tres y media de la mañana y las luces del techo brillaban en un tenue ámbar mientras las aguas cristalinas que dejaban ver el elegante trabajo de mosaico de colores en el suelo de aquel mar artificial resplandecían con los tonos azules y verdaceos de las luces dentro de la piscina, más allá un jacuzzy con borde de madera y enmarcado en piedra se levantaba de manera maciza al borde de la alberca, con una incisión por una de sus partes las cálidas aguas caían en cascada hasta la piscina, nivelando así la temperatura de esta.

Las camas para tomar el sol y el área de verdadera terraza apenas si lograban despertar nulo interés en el rubio que se encontraba bastante absorto en la agradable visión pero cuando el sol brillara y pudiera prestarles más atención se sorprendería de encontrar la arena que cubría cualquier área cercana a la piscina que no fuera la entrada, solo esta parte se hallaba cubierta de tablones de madera similares a los de algún fino muelle del que ningún barco partiría, sin astilla alguna.—lamento no haberte podido llevar al Mar como querías. — escucho al menor decir a su lado y una sonrisa algo temblorosa se dibujó en el rostro del rubio, debería haber estado acostumbrado a esa clase de cosas, o al menos eso se esperaría pero muy por el contrario no solía gastar dinero innecesario de manera que esa clase de derroche con el único motivo de hacerlo feliz de alguna manera le hacía sentirse extrañamente agradecido, más aun siendo que no pensaba que el chicuelo recordase una conversación tan trivial como aquella que habían tenido hacía ya tantos meses.

“¿Si pudieras ir a cualquier lugar del mundo a dónde irías?”

“¿Mmmhh? A la playa supongo…”

“¿A la playa?”

“Me gusta el mar, aunque en realidad nunca lo eh visto de cerca. “

 

—¿Quieres entrar ahora? — Sabo dudo por un momento que hubiera escuchado bien, pensaba que siendo Luffy como era le llevaría directamente a la habitación a hacerlo.

 

Asintió, sentía verdadero entusiasmo por darse un chapuzón aunque la idea de pasearse en poca ropa frente a su esposo aun no lo emocionaba —Iré a cambiarme entonces. — la peculiar risa del moreno lleno el lugar enseguida, acompañada de la mano en su brazo para evitar que pudiera ir a donde sus maletas ya habían sido entregadas un par de horas atrás.

—Eso no es necesario. — las manos del chiquillo enseguida le habían recorrido hasta comenzar a bajarle la chaqueta y él apenas si había opuesto algo de resistencia ante ello. — Solo estamos tú y yo Sabo. — La sonrisa algo picara del menor bien le había dado la idea de lo que este quería, seguida de las manos de este jugueteando con la cinta azul en su cuello, claro que las cosas no podían haber sido tan inocentes, debió adivinarlo, era su noche de bodas después de todo. —Quiero verte. —

No era una petición si no una orden, Sabo trago con un poco de dificultad, aquel era el peor escenario posible, en la habitación con las luces apagadas y la cercanía que tendrían no sería posible para Luffy observarle bien del todo, ahí sin embargo estaría completamente expuesto.

La cinta azul no había tardado en ceder y las mejillas de Sabo se habían encendido cuando los botones de su camisa siguieran el mismo camino uno a uno, no estando seguro bien que hacer así que simplemente había cerrado los ojos con fuerza, sintiendo su corazón palpitar demasiado a prisa contra sus propio cuello. Ciego como estaba en ese momento los labios de Luffy sobre su desbocado pulso le habían llegado con algo de sorpresa, la manera como había delineado toda la extensión de este mientras subía al tiempo que jalaba su camisa para hacerlo inclinarse y besarle de lleno en los labios era imposible de rechazar.

El aliento del menor estaba un poco cargado con el fantasma del alcohol, Sabo mismo había tomado un par de copas para brindar y celebrar, se suponía que eso debería hacer la faena más fácil pero por el contrario solo lograba que Sabo se sintiera aún más consciente de la situación, como si el vino en lugar de aligerar su cabeza le hubiera aplomado aún más los pies.

La lengua de Luffy no había tardado en instruir su cavidad mientras las manos hábiles y pequeñas comenzaban a deshacerse por completo de su camisa, acariciando cada centímetro de su piel y sintiendo las diversas texturas en esta.

La marca en su rostro no había sido la única y el pequeño estaba a punto de descubrirlo, aquello le aceleraba el pulso a punto tal que Sabo no había resistido más y empujando un poco a Luffy había roto aquel asfixiante ósculo, ganando un poco de distancia que sirviera únicamente para dejar que el pelinegro le devorase con la mirada.

Había sido algo bueno que Luffy saciara un poco sus apetitos antes de llegar a aquella suite, No le molesto el empujón, ahora podía disfrutar a pequeños trocitos de un delicioso postre que se le había estado prometiendo desde hace tiempo, de otra manera habría estado cual predador hambriento sobre el rubio pero como eran las cosas iba a tomarse su tiempo para disfrutar de él de forma lenta y glotona, Sabo no era el plato principal en aquella ocasión sino más bien aquello que comes por gula a pesar de hallarte lleno, y Luffy era experto en hacer justo eso, comer hasta el hartazgo y después seguir comiendo.

Las prendas desordenadas que había retirado casi por completo en la parte superior le daban a Sabo un exquisito aire de extravió, estaba nervioso, eso era más que obvio pero en lugar de fastidiarle aquello simplemente le divertía, se relamió los labios descaradamente al contemplar su pecho y abdomen, aquellas clavículas marcadas que ya antes había contemplado se lucían ahora casi hasta los hombros para él, tomo una de las manos del rubio y la llevo hasta sus labios, besando la sortija de matrimonio que había en ella, Sabo había lucido su anillo de compromiso todo el tiempo antes de la boda y ahora portaba con el mismo orgullo la argolla matrimonial, esos sencillos actos de alguna manera le llenaban el pecho de gozo.

—Mi adorable esposo. — Las palabras sonaban un tanto ajenas, no era propio de él el romanticismo, pero suponía que podía al menos hacer el esfuerzo por aquella noche, el rostro de Sabo enrojecía de manera agradable con cada una de sus miradas y jugueteos y sin pensárselo había soltado una risa natural y alegre, la estaba pasando bastante bien aunque aún no hubieran hecho nada.

Jalando a Sabo de nuevo cerca rodeo su espalda con un brazo, haciéndole girar una, dos y tres veces entre sus brazos de la misma manera que había hecho durante la fiesta en la pista de baile durante el aburrido waltz, danzando ahora al ritmo de su imaginación, con su mano rosando directamente la cálida carne de la espalda ajena, trazando un recorrido lento en ella mientras sonreía ampliamente para su esposo, infundiéndole confianza aunque no fuera su intención, simplemente se sentía con ganas de sonreír con la misma intensidad que se sentía con ganas de follárselo.

Sabo giraba con tanta gracia entre sus brazos y ante la fantasmal música como si ambos llevaran el mismo son, se enredaba y desenredaba de su lado correspondiendo a sus sonrisas de buena gana, de una manera que en el salón de eventos la verdad no había hecho, si, estaban a solas y no había un alma que los observase ¿Qué habría de temer?

Soltó la mano de Luffy y con lentitud acabo de retirarse el mismo la camisa formal, dejando su torso desnudo por completo, cruzando sus brazos sobre el pecho para delinear sus propios brazos de manera lenta, había una cicatriz que surcaba su hombro izquierdo y por el frente apenas se percibía pero que se extendía rápida y rauda  por la parte posterior de su omoplato y hasta su espalda, cubriendo gran parte de esta, no era una visión grata, de más lo sabía, pero aun así trato de olvidarla, de no pensar en su propio reflejo y simplemente concentrarse en lo que veía en el rostro contrario.

Deseo.

Sentirse deseado estaba bien.

 

En los ojos color chocolate de Luffy podía adivinarse aquel deseo que ya había sentido antes dirigido a su persona infundirle un poco de confianza y de alguna manera había comenzado a notar que no era la primera vez que aquel sentimiento se reflejaba sobre él, ¿Había estado demasiado absorto antes para notarlo? Era una sensación agradable, tanto así que una sonrisa invitadora comenzara a dibujarse en sus labios mientras las mano bajaban, lentamente, junto con su mirada hasta el borde de sus pantalones, ¿Debía quitárselos también?

—No te detengas, Sabo. — Era como si le leyese la mente, de forma resoluta el rubio deshizo el botón y bajo la cremallera, jugueteando apenas un poco en el borde del elástico de su ropa interior que ya se mostraba ligeramente por la manera como se deslizaban sus pantalones ligeramente debajo de sus caderas.

Era agradable ver, claro estaba, pero la inexperiencia del rubio le incitaba aún más a tocar, con paso seguro Luffy le tomo por ambos lados de su cintura, guiando sus pasos hasta hacerlo chocar con una de las silla para tomar el sol y haciéndolo sentarse sobre ella.

Con lentitud y paciencia que no sabía poseer se había dedicado a deshacer las cintas de los botines que llevaba Sabo, colocando un pequeño beso sobre ellas antes de retirarlas junto con los calcetines, los pantalones habían seguido cuando le indicase recostarse en aquel lugar.

—Eres magnifico ¿Sabias? — una risa algo apenada salió de la garganta del rubio, la mirada embelesada que se le dedicaba no la había pensado posible, cuando Luffy se acercara de nuevo a besarle tiernamente en los labios ya estaba prácticamente preparado para hacerlo ahí en la terraza entre la luz artificial y las estrellas, sintió sin embargo al otro jalarle, aun llevaba su ropa interior y Luffy le invitaba a ponerse de pie de nuevo.

El menor aún se encontraba completamente vestido cuando le llevo al borde de la piscina, con la corbata un poco floja apenas.

Se quito el saco y los zapatos de manera rápida, sin pena alguna deshaciéndose de la corbata y la camisa en unos cuantos movimientos, parecía suficientemente acostumbrado a quitarse la ropa con prisa tal que cuando llegase al cinturón Sabo se había descubierto a si mismo mirándolo un poco de más, con los labios separados cual idiota.

Luffy se había desnudado también salvo la ropa interior, de frente a él y de pie con las manos en las caderas le sonreía a Sabo de manera entre retadora y confiada, como sopesando a un retador más que a un compañero de cama, era curioso tanto aplomo.

El agua de la alberca era tibia y agradable, se habían metido en esta antes de quitarse la última prenda de ropa, Luffy no sabía nadar por lo que aunque el agua no era demasiado profunda se andaba con cuidado por la orilla y en la parte más baja de la alberca, Sabo, por el contrario, en la primera oportunidad de separarse se había zambullido con habilidad que daba un poco de envidia, el agua parecía su elemento justo y si en aquella pequeña piscina podía retozar de esa forma y con tal libertad el moreno podía imaginar ya un par de cosas bastante divertidas que le gustaría probar en aquellos días.

Poco había tardado en atrapar un escurridizo pececillo dorado, desnudos ya salvo por el agua cubriéndoles hasta la cintura o un poco más arriba Luffy se había apegado al contrario afianzándolo a su cuerpo con uno de sus brazos, acariciando su nuca para atraerle en un beso más largo y fogoso, con sus cuerpos húmedos rozándose de forma imposible de disimular por la cercanía mientras comenzaba a apoderarse de la boca del rubio, mordisqueando sus labios y sintiendo la manera como el aliento de Sabo cada vez era más pesado, el cuerpo de ambos iba reaccionando haciendo que las zonas más sensibles de los dos que se rosaban por debajo del agua despertaran poco a poco.

Bajando una de sus manos hasta rosar aquellos redondos glúteos Luffy había forzado a que sus caderas chocaran, haciendo imposible el ignorar aquel calor agradable de sus hombrías chocando y rosándose al son de los labios que se devoraban entre mordiscos y besos. Sabo podía sentir su cabeza dando vueltas, si ya los besos del mas joven despertaban un extraño fuego desde antes ahí desnudos y sin escapatoria alguna todo iba en aumento.

¿Pero de que querría escapar? Sus preocupaciones poco a poco iban disolviéndose en el agua ¿De qué era de lo que había estado huyendo por tanto tiempo? El rostro de aquella espantosa mujer parecía difuso, incluso el peso de sus palabras ya no le parecía tal, no estaba seguro de poder recordarlas tan claramente como antes. “¿A quién podría gustarle un chiquillo  lleno de feas cicatrices?” oh si, eso era…

Las manos de Luffy subían y bajaban por su cuerpo a destiempo, aquella antes en su nuca se deslizaba por la resbaladiza piel hasta hallar una de sus tetillas la cual había sido pellizcada hasta hacerle soltar un obscuro gemido ahogado apenas por la saliva y la lengua intrusa en su boca, la otra mano de su alegre perpetrador subía hasta su espalda baja, le sostenía de las caderas un momento para obligarlo a frotar sus excitados miembros y que sintiera aquella manera como le tenía, le apretaba de manera que estaba seguro dejaría su marca ahí y después bajaba de nuevo a acariciar y apretar sus glúteos, repartiendo una suave palmada en ellos de vez en vez que le hacía gemir dentro del beso, inhalando el aire de forma un poco ruidosa y con algo de sorpresa por el sonoro chapoteo en la callada estancia.

Sabo estaba seguro que lo harían en la piscina así que había sido casi una sorpresa cuando el monito se separase de el y le guiara para salir del agua, el aire fresco de la madrugada le había hecho tiritar suavemente y su piel había vibrado no estaba seguro si de frio o de la manera como Luffy seguía devorándolo con la mirada mientras el pelo mojado se le apegaba al rostro y sus pezones se contraían y endurecían levemente por el clima, haciendo que resaltaran aún más contra la blanquecina piel. — Haces que quiera follarte aquí mismo. — La voz de aquel chico sonaba pesada de lujuria, casi podía verle salivando y de alguna manera aquello lo había hecho sonreír, por primera vez, con bastante autosuficiencia, no era feo, mucha gente se lo había dicho solo que él no les creía, por una noche quizá lo creyera.

Por una noche, o dos, o tres… Luffy no era el primero en verle de aquella manera ahora que lo recordaba. Tampoco tenía por qué ser el último.

La habitación era, al igual que el resto de la suite verdaderamente magnifica y al estar el hotel enterado de tratarse de una noche nupcial no podía haber faltado sobre la colcha blanca el reguerío de pétalos de rosas, había de hecho un camino de pétalos de flores también de la puerta principal de la habitación a la cama el cual había quedado siendo un poco inútil dado que ellos habían accesado desde la puerta que daba a la terraza, aun así la visión era maravillosa; Las centellantes luces de velas aromáticas colocadas en sus vasitos de cristal opaco daban apenas una iluminación insinuada y sensual, resaltando los ocres y caobas de la madera y los decorados, entre arreglos florales de nardos y rosas que cubrían los neceseres y tocadores y el suelo al lado de la cama colocados en hermosos jarrones de china obscura y reluciente cual obsidiana había también trozos de tul blanco y perlas sueltas.

El transparente dosel pendía del techo de la habitación pues no había postes en aquella cama y todo alrededor de él, como una constelación de estrellas que apenas si brillaban cual luciérnagas perdidas un decorado de cristales suspendidos en un techo falso de color claro, cristales en cascada, pequeños y grandes, diamantes de mentiras que daban un toque fantástico junto con las flores y todo el decorado vanguardista y sobrio, clásico y refrescante, un contraste sobre otro contraste, pero todo aquello no lo observaría en detalle hasta la mañana siguiente por que en aquel momento lo único que Sabo había podido ver eran los ojos igual de refulgentes de su esposo sobre él cuando le tirase a la cama.

Con los pétalos rojizos apegándose a su cuerpo y su cabello húmedo y con el otro regando besos y succiones por su cuerpo desde el instante que sus ojos se separasen los gemidos no habían tardo en acudir de nuevo raudos hasta su garganta.

El sabor del agua mezclándose con la piel dulce y fragrante de su nuevo amante tenía al pequeño más embriagado que cualquier vino bebido durante la boda, lento, demasiado lento para su gusto había bajado por aquel abdomen y hasta las firmes y carnosas piernas, separando los muslos para besar el interior de estos mientras sus manos les acariciaban de arriba abajo, había entreabierto los ojos para observar en la penumbra esa parte que bastante le intrigaba de su esposo para descubrir que era como cualquier otra, si acaso quizá más rosada y clara dado que solía escoger a chicos con la piel acanelada o morena, no le desagradaba aunque tampoco era fantásticamente atrayente, con su lengua se acercó a probar aquella parte hasta el momento prohibida y esta, cálida y palpitante, se había cerrado sobre su cabeza al mismo tiempo que las piernas del rubio. Haciéndolo reír mientras se incorporaba.

—L-lo… lo siento…— Susurro Sabo nervioso y apenado, la sonrisa que le había sido dedicada reconfortándolo un poco.

—Está bien…— las caricias no se habían detenido aunque el menor había alargado su mano a una área que Sabo no alcanzaba a percibir del todo, Luffy no tardo en encontrar lo que buscaba y Sabo pudo sentir como de nuevo la parte más privada de su cuerpo era rosada ahora por los dedos del mas joven. — Relájate. — Sabo lo intento, entreabriendo sus piernas nuevamente para sentir algo un poco frio deslizándose entre ellas con la punta de los dedos del menor, haciendo que su cuerpo temblara de nuevo mientras el chico hacia suaves círculos en su entrada, sin presionar demasiado, dejando que solo las puntas de sus dedos resbalaran un poco con la ayuda de aquel lubricante que poco a poco se iba calentando con sus movimientos.

—mhhh…— mordiendo sus labios cuando el primero de los dedos del menor comenzara a abrirse paso en su cuerpo Sabo podía sentir el aire faltarle, sabia por lo que había leído y escuchado que la primera vez siempre dolía, al principio sin embargo solo había sentido incomodidad al tiempo que su propio cuerpo se tensaba como tratando de cerrarle el paso al intruso, contrayéndose y apretando con fuerza que él no deseaba.

Luffy había introducido por completo su índice de manera lenta, disfrutando de la manera como el rostro de Sabo se contorsionaba por las sensaciones, esperando a que aquel abriera de nuevo los ojos y dejara de morder sus labios antes de comenzar a mover un poco aquel primer dedo, jugando y entreteniéndose en ver como el rubio apenas si podía contener los gemidillos desordenados que le forzaba a soltar, era demasiado adictivo escuchar su voz quejándose y conteniéndose al mismo tiempo, en sus fantasías no había imaginado que le gustaría tanto el escucharlo gemir.

Había querido escucharlo pero no pensaba que le gustara tanto.

Con cuidado saco aquel primer dedo casi por completo, mojándole de nuevo con un poco más de lubricante había añadido un segundo digito para irlo metiendo en el interior del rubio que parecía cada vez más apretado, estrecho a tal modo que no estaba seguro que fuera a caber ahí dentro sin lastimarlo, pero no esperaría demasiado aquella vez para comenzar a moverlos, dentro y fuera, martilleando con ritmo y fuerza apenas contenida, quería acostumbrarlo a lo que seguiría porque una vez que el estuviera dentro no se contendría. —ahhh… Luffy…— si ahora apenas y podía contenerse.

Saco de golpe sus dedos, jugueteando de nuevo en la entrada del mayor solo con la punta de tres de ellos, ensanchando aquel circulo de músculos que se empeñaba en empujarlos y cerrarles el paso.

Las manos de Sabo se asían con fuerza a las sabanas, manchando aquellas con un extraño color violáceo al hundir sus dedos en las flores mutiladas de color rojo, dolía un poco, sí, pero más que nada era una sensación de repulsión eh incomodidad, como si eso que el menor se empeñaba en poner dentro suyo no perteneciera y ese extraño gel que dejaba una sensación caliente le desagradaba, por algunos segundos sin embargo llegaba a rosar zonas tan sensibles que le hacían temblar y nublar su visión con sensaciones tan nuevas y diferentes que no pensaba haber sentido aquello antes, ni siquiera en las esporádicas ocasiones que se masturbara.

Luffy relamió sus labios, con una mano en cada uno de los muslos del rubio le hizo abrir las piernas para contemplar aquel manjar que estaba a punto de probar, vaciando una generosa cantidad de lubricante en su hombría ya bien despierta desde hacía un rato  había guiado está a la entrada del rubio, empujando con un poco de fuerza para entrar de una sola y fuerte estocada, sintiendo el cuerpo del rubio tensarse y protestar mientras un ronco quejido abandonaba su boca y podía ver aquel deseable cuerpo arquearse de manera que invitaba a sostenerse de sus caderas y clavar  los dedos en ellas y justo eso había hecho.

Él mismo gruño de placer, el interior del rubio era bastante apretado, había escogido bien aquel lubricante para facilitarse el trabajo en caso de que Sabo se pusiera necio, contenía una pequeña cantidad de afrodisiaco que se absorbería pronto en las paredes del recto del rubio y que le haría sentir aún más dispuesto, pero incluso este no parecía poder dilatarle lo suficiente.

Moverse parecía casi imposible. — Joder Sabo… intenta relajarte un poco. — por la expresión en el rostro del otro mientras movía apenas un poco sus caderas de manera circular para intentar ensancharle siquiera un poco había podido notar a la perfección que no era su intensión tensarse de esa manera, había escuchado que los vírgenes eran mucho más estrechos, incluso Ace lo había sido la primera vez, con entrenamiento y todo, más que Torao era obvio, pero esto rayaba casi en lo ridículo.

¿Acabaría por romperlo si no tenía cuidado? La mera idea le había hecho estremecer, con algo de dificultad había comenzado a moverse de dentro a fuera, sacando apenas una pequeña parte de su extensión antes de envestir de nuevo con fuerza, sintiendo el interior del otro recibirle, tragarle y estrecharle en cada movimiento, era tan ajustado a su cuerpo que apenas si podía llevar un buen ritmo.

Era tortuosamente exquisito.

—Luffy… nahhh…Lu… ffy…— Los gemidos del rubio solo iban en aumento, podía sentir sus ojos humedecerse poco a poco con la increíble cantidad de sensaciones agolpándose en su pecho, cuando Luffy se inclinase sobre el a besar sus labios antes de comenzar a embestirle aún más fuerte se había abrazado a su espalda, trataba de mantener las piernas abiertas pero le era proactivamente imposible, con sus muslos apretaba el cuerpo entre ellas de manera inconsciente, la saliva que se iba acumulando en su boca amenazaba por desbordarse, escurriendo de manera lenta por su mejilla y hasta su cuello, el chapoteo de su cuerpo demasiado caliente contra el del contrario no había tardado en hacer que no aguantarse más, el rose del abdomen del moreno sobre su propia excitación había sido lo suficiente para terminar corriéndose, ahogando el ruidoso gemido de aquel placer en el beso que se daban.

Pensó que el monito no tardaría en seguirle, no podía haber estado más equivocado, con una de sus manos Luffy había vuelto a tomar la hombría del rubio, estimulándola al ritmo de las envestidas que después del inesperado orgasmo habían subido en tono y fuerza. No había tardado en ponerse a tono de nuevo, quitando la mano del chico de su cuerpo cuando sintió que el placer era demasiado. — Luffy…— la sonrisa en el rostro del nombrado le había hecho estremecer, entrelazando esa mano que había quitado con la suya cerro los ojos para dejar que el menor continuara embistiéndolo todavía más rápido, con sus piernas enredándose en la cadera del chico de alguna forma lo había sentido llegar incluso más hondo, demasiado, tanto que le hacía estremecer y asfixiar de la intensidad de aquel vaivén que le robaba el alma y el aliento.

—Nghh… A…— Luffy había estado a punto de gemir el nombre de alguien más al momento de correrse, por suerte los gemidos del rubio al correrse de nuevo entre ambos habían ahogado sus roncos gruñidos, mientras se vaciaba en el interior de aquel chico no había podido dejar de preguntarse vagamente porque había pensado en el pecoso al último momento, acariciando el rostro de su esposo que parecía húmedo ahora por otros motivos la había sonreído suavemente al verle abrir los ojos. —¿Fue como esperabas? — pregunto, distraído al salir del interior del rubio.

—Mejor. —

Luffy sonrió aún más por aquella respuesta, claro que tenía completa confianza en sus habilidades pero escucharlo siempre era agradable, se levantó en dirección al baño estirándose satisfecho, si cada día podía ser como ese sería grandioso. Una ducha y a dormir, mañana seria otro día de disfrute.

.

.

.

.

.

Las 3 am en su propia cama y el corazón de Ace no dejaba de palpitar nervioso como si algo malo fuera a suceder en cualquier momento, el reencuentro con su madre y su abuela había sido por demás agradable pero ahora que se encontraba a solas en su vieja habitación no podía dejar de pensar que hacía falta algo.

No iba a regresar, se había prometido a si mismo que no iba a regresar, no entendía entonces por qué el sueño no acudía a él, su estúpida narcolepsia no funcionaba nunca a su favor.

Si hubiera alguna forma de recabar el dinero para pagar su deuda entonces no tendría que recurrir a la caridad de nadie, tampoco tendría que preocuparse por una madre o una abuela que no tenían la culpa de ninguna de sus idioteces, ¿Si mañana se presentaba por uno de los casinos rivales a los de Doflamingo que tan peligroso seria?

.

.

.

.

Continuara.

Notas finales:

Y yo que me había dicho a mí misma que no le dedicaría un cap completo a la primera vez de Sabo… pero bueno, ya es hora que valla aprendiendo que estos chicos pocas veces respetan mis deseos en cuanto a extensión XD

Aun asi no podía dejar de darles una minúscula probadita de lo que pasa por la cabecita de cierto otro moreno… de eso también ira el próximo capítulo, fufufu.

Gracias de nuevo por leer y los comentarios son apreciados

 

Amor y besos para el gato gordo la alegría de mis días a pesar de todo<3

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).