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Strawhat corporation por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Pues aquí está la segunda parte de esta historia… como alguien comento por ahí no esperen que sea precisamente cielos color de rosa :)

Muchas gracias por leer y nos vemos abajo.

 

P.D. gato, eres gotoso, tienes prohibido comerte a las conejas meseras del prostíbulo de Doffy.

Capitulo 2

 

El hermoso cuerpo de aquel moreno debajo suyo se movía con la maestría que solo un chico con aquella profesión podía adquirir, lo cual a Luffy no dejaba de fascinarle, cualquier otro día las largas piernas y deliciosa cintura de aquel chico al que mantenía en cuatro con el trasero bien alzado le haría olvidar de todo, pero aquella noche su mente estaba en otra parte.

Con una sonora palmada en las nalgas del ojigris habían hecho a este enarcar mas su espalda para brindar mejor acceso al largo miembro con el que le empalaba de manera inclemente.- Ahh... Lu... Luffy-ya... más... más aprisa... - el aludido, sonriendo de medio lado, había cumplido con el capricho de aquella puta que, aunque apenas si podía soportar los violentos envistes, aun así pedía por más. Le encantaba la maestría de Torao en el acto de amar, tomando el cabello del joven sexoservidor con una de sus manos le había hecho girar en rostro hasta poder ver aquella mueca de placer y lujuria en el rostro ajeno.

Las lágrimas que nublaban los ojos del tatuado no eran precisamente de dolor y el hilillo de saliva que escurría por la comisura de sus labios hacia relucir aquellos de manera bastante apetecible. Cualquier otro día aquello le habría excitado a más no poder, pero en ese momento solo se le había aparecido el rostro del maldito rubio anegado de lágrimas y manchado con su esencia que le escurría por los labios y las mejillas... joder que aquello había sido erótico... pero esa felación más que calmar sus ansias solo le había dejado aun más caliente, de manera que había acabado en aquel antro nocturno al que solía frecuentar en una ocasión que no planeaba frecuentarle. Se preguntaba hasta que punto podría echarle la culpa de aquello a Sabo... mierda no tendría que pensar en él en aquel momento.

Tomó las caderas de Law con tal fuerza que estaba seguro sus dedos se marcarían, había comenzado a penetrarle de manera más lenta pero mucho más profundo y fuerte, sacando su miembro casi por completo antes de volverle a meter en un fluido movimiento que golpeaba con la próstata del más alto en cada ocasión, haciendo que aquel apretado interior se estrechase aun mas con cada embestida. –Luffy-ya... no... no aguanto más... - apenas dicho aquello había podido sentir el cuerpo ajeno tensarse con el esperado orgasmo, haciéndole casi imposible moverse mas, causando que acabara de correrse dentro del cuerpo que había estado reclamando como suyo aquella noche de manera violenta.

Salió después de unos segundos dejando que su esencia escurriera entre las piernas de su acompañante de manera erotica, fuera del condón, se había tumbado a la cama junto al ojeroso y atrayéndole hacía su pecho en un apretado abrazo le había besado de lleno en los labios.

Aun si se besaban Luffy no le daba significado especial a ello, nunca había entendido aquel taboo absurdo de que las putas no besan. Tomo el rostro de Law por la barbilla para rosar sus labios en un demandante beso, forzando su lengua en la boca del otro que le mordisqueaba y succionaba con el mismo deseo y la misma pasión que antes su cuerpo, le gustaba el ojigris y no lo negaría pero lo suyo no era en ningún momento algo tierno.

Desde siempre había preferido acostarse con chicos, era su preferencia no solo por su orientación sexual si no por su orgullo, le gustaba saber que podía hacer disfrutar a su compañero de cama tanto como lo disfrutaba él y la única forma de estar verdaderamente seguro de que lo lograba era ver al otro correrse. Con una chica nunca se podía estar seguro cuando fingía, había crecido entre modelos y actrices se había acostumbrado a verlas fingir muy bien,  no le atraía mucho la idea de que le mintieran en eso.

No que le importase tanto hacer disfrutar a su pareja por el disfrute en sí, bien podía disfrutar de "castigar" a alguien prohibiéndole el orgasmo o el placer por completo en realidad, sólo era cuestión de orgullo, no le agradaba que se pudiera manchar su reputación en ese aspecto. Era bueno en todo lo que hacia y la cama no tenía por que ser distinta.

-Estuviste estupendo Traffy. - murmuró Luffy como vano alago al separarse del beso en aquella voz algo pesada por el cansancio y la falta de aliento, observando al otro acurrucarse sobre su cuerpo le dejó hacer a pesar de que eso la parecía innecesario, un par de mimos no le dañarían y Law se los había ganado, de manera casi distraída acariciaba el cabello ajeno suavemente, aquello probablemente también se lo debía a alguien más, pero no se comería de culpa ahora, si estaba ahí era por la terquedad de Sabo y porque le había prometido a este que si le hacía terminar antes de que pudieran pasar a otras cosas le dejaría en paz al menos esa noche... solo recordar aquello sentía ganas de desquitarse de nuevo con el moreno, pero ya era la segunda vez que lo hacían, Luffy no estaba muy seguro que sus cuerpos aguantasen una tercera en aquel momento.

Trafalgar Law era mayor, más alto y puede que hasta de complexión más tosca, pero aun así a Luffy le gustaba, con los tatuajes y la barba, con sus permanentes ojeras y su perene mirada ligeramente perdida, con la mordaz sonrisa y los pendientes le gustaba. Sí, pero solo era aquello o más bien solo se había convertido en aquello. Un gusto como cualquier otro, una cosa para satisfacer una necesidad, con algo de suerte pronto ya no le necesitaría, no era que no le agradase el chico en particular, por el contrario, casi podría haber dicho que se trataba de su primer amor, pero resultaba que Luffy era una persona ridículamente posesiva eh idiota en ciertos aspectos y por ello aunque no era culpa del ojigris estar donde estaba en cierta forma se sentía receloso de que lo estuviera. Law no era más que una puta y nada de lo que hiciera iba a cambiar eso, quizá por eso le gustaba su prometido aunque fuera un tonto, cuando fuera suyo seria suyo unicamente.

Dicen que a veces exigimos aun más a quienes amamos... aunque también podía ser que el estúpido cliché de que el amor lo puede todo no fuera real. Law le gustaba de la misma manera que la carne, podía decir que la amaba y luego una vez satisfechas sus necesidades aquel gusto pasaba a segundo plano, pero a diferencia de la carne no podía simplemente guardar al moreno en el refrigerador sin miedo que alguien le agarrase y le devorara antes que él. A Torao cualquiera con dinero suficiente podía alquilarle por una noche. Siendo alguien celoso y a quién no le gustaba compartir su carne nunca había podido desarrollar un verdadero lazo afectivo con el tatuado, o al menos no uno por el que fuera a arriesgarse a cambiar las cosas, quizá le gustase más la carne.

Estaba por casarse en algunas semanas y no sería por amor, al menos no pensaba que lo fuera, pero si bien la sociedad le daba el privilegio del divorcio si algún día se encontraba con su "alma gemela" o alguna de esas cursilerías su personalidad era tal que no lo haría, porque aquello seria perder el honor de su palabra, faltar a una promesa le resultaba una de las cosas más impensables del mundo y dudaba que aun el amor le hiciera cambiar aquello. Si decía "hasta que la muerte nos separe" pensaba en cumplirlo y a ser sinceros no pensaba cancelar una compromiso hasta cierto punto prometedor solo por mantener feliz a una puta que no era tan suya, había tenido la oportunidad de convertir al ojeroso en su exclusivo cuando recién le conociera... cada noche que pasaba con él se arrepentía de no haberlo hecho.

Había pensado erróneamente que no necesitaba comprar a Law para que este le amara y le esperara solo a él, quizá si lo hubiera hecho las cosas habrían sido diferentes, el cuerpo de su amante era tan deseable que no le habría costado nada de trabajo introducirle en su mundo, convertirlo en modelo, ponerle buenas ropas y hacerle desfilar, Trafalgar habría tenido el mundo a sus pies, pero tras saber que Law se había alquilado a alguien mas había perdido el interés por ese fantasioso plan de sacar a Law de aquel ambiente donde lo había conocido.

Luffy sabía que era un absurdo pedirle fidelidad a una puta pero había pensado que le pagaba lo suficiente para que lo considerase, no había querido tener un "esclavo" sexual, Luffy habia querido que Law fuera suyo por voluntad propia por que pensaba que el sentimiento que despertaba en él era mutuo, por aquel entonces su moral aun rondaba de manera amenazante su joven cabecita; A los 16 tu primera experiencia siempre es amor y esperas demasiado, a los 26 te vuelves un poco más realista con tus expectativas.

Law aun era hermoso y aun podría sacarle de ahí si lo hubiera querido, pero ni al ojigris le interesaba ni Luffy era una obra de caridad. Odiaba aquellas de hecho, otra cosa en la que su prometido sería útil, un estuche de monerías aquel rubio, ya no tendría que escuchar al viejo reprendiéndole por no ir a esas estúpidas cenas en representación de la compañía, simplemente mandaría a su esposo, aquello debería valer de algo.

Acaricio la mejilla de Law antes de empujarle para que se quitara, sentándose en la cama mientras comenzaba a buscar su ropa.- ¿No te quedaras un rato conmigo Mugiwara-ya?-

Luffy sonrió ante el apodo que hacía alusión a su compañía cual si fuera bandera propia pero no volteo a ver al chico que le abrazaba por las espalda, porque sentía ligera culpa al ver aquel rostro tras haberse corrido pensando en otro. Porque en el último instante al estar por venirse casi había gemido el nombre de su prometido, aquello nunca en la vida le había pasado estando con el tatuado, era momento de buscarse otra puta "regular" quizá pero tenía aun el suficiente cariño por lo que pudiera haber sido entre ellos como para decírselo al otro en la cara.

-Tengo ganas de beber algo, puedes venir conmigo si lo deseas.- Dijo Luffy poniéndose la camisa y comenzando a abotonarla, le había pagado la noche entera al moreno, no le agradaba que fuera de otra manera pero no era su obligación pasarla con él tampoco, no le debía fidelidad alguna a aquel chico y lo más probable es que le dejase apenas consumara su matrimonio, Sabo no tendría motivos para seguir negandole nada una vez casados...

A veces Luffy se preguntaba qué pasaría con Law si dejaba de frecuentarlo, nunca lo pensó de manera seria hasta ahora, le extrañaría quizá o eso pensaba pero se le amargaba la idiota nostalgia apenas pensar que ahora tendría más noches disponible para el pelirrojo, su otro cliente regular, quizá a Kid no le importaba compartir pero a él sinceramente le fastidiaba cuando necesitaba desfogarse y el ojigris no estaba disponible, si eso hubiera pasado esa noche en particular esta se le habría echado a perder aún más, por suerte había encontrado al chico coqueteando con un perdedor castaño en la barra. Nadie importante.

El ojigris le había visto de mala manera mientras terminaba de abrocharse el cinturón y anudarse la corbata, pero a Luffy le venía sin cuidado, tomando del perchero su saco había colgado aquel sobre uno de sus hombros antes de echar una última mirada al moreno que aun se hallaba tumbado en la cama, viéndole con reproche.- ¿En verdad me vas a dejar así como si nada?- El reclamo era palpable en la voz de Law, pero sabia mejor que nadie a no hacerle escenas de celos a Luffy.

-Te eh dicho que puedes venir si quieres, me hace falta algo de alcohol y quizá charle un poco con Mingo.- dijo Luffy, pasándose una mano por el cabello para posarla en su nuca, aquello llevaba toda la pinta de drama, con lo que le fastidiaba eso, en definitiva era tiempo de buscarse a alguien más, el moreno se estaba volviendo posesivo y no le gustaba que le exigieran lo que no le podían brindar.

Trafalgar no volvió a abrir la boca, no le caía en gracia que Luffy mantuviera una relación casi amistosa con su proxeneta, además no hacia ni una semana que se había enterado que aquel chico que era uno de sus mejores clientes y uno de los pocos con los que realmente disfrutaba hacerlo se casaría, ni siquiera había sido el chico quien se lo dijera si no Doflamingo, el rubio idiota dueño del bar, se había ido a burlar de él específicamente tras su encuentro anterior con Luffy, diciéndole que no se pusiera tan cómodo con el pequeño porque estaban a punto de remplazarle.

No había querido creerle una palabra a Mingo, pero Luffy se lo había confirmado sin pena alguna al preguntarle, no quería siquiera arriesgarse a saber qué pasaría una vez que estuviera casado, quería pasar más tiempo con aquel muchacho, recuperar aquello que nunca fue, pero no lo haría, ninguno de ellos pertenecía al otro, aunque Trafalgar le hubiera entregado a Luffy lo poco que tenia de habérselo pedido, tras tantos años de "servicio" hacia aquel chico le quería como más que a un simple habitual, le había visto pasar de niño a hombre y le habría gustado poder conocer aquellas otras facetas que su profesión le impedía saber.

Quizá si no hubiera cometido el error de no confiar en él en principio... Pero, ¿Cómo iba a saber que sus palabras eran sinceras? Para cuando se había dado cuenta de lo que había hecho era tarde ya, no era un hombre de arrepentimientos y amaba a Kid de cierta manera también, lo que había hecho había sido mas por gusto que por necesidad, porque con lo que el pelinegro le pasaba tanto a él como al bar en esos primeros meses le era suficiente para no trabajar si no le apetecía, el dinero fácil y el atractivo pelirrojo que se le presentase aquella noche hacia tanto tiempo atrás habían sido la perdición del ojigris y su posible amor con el joven Monkey.

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El bar se llamaba Pink flamingo, y a pesar de lo que el nombre pudiera indicar no era ni tropical ni rosado y de flamingos en la decoración solo había dos, el del letrero en luces neón y el revoltijo andante de plumas color rosa que era el dueño de aquel bar.

Un hombretón rubio de casi 230cm de altura que usaba gafas y pantalones cortos los 365 días del año, probablemente el dueño fuera lo más tropical de aquel antro. Tras la barra, en las fotografías que colgaban entre vasos de cristal y botellas de licor podía verse una versión más joven de aquel hombre vistiendo un elegante traje gris y con el pelo algo más largo, eso sí, el abrigo de plumas rosadas ya desde entonces no parecía hacerle falta en ningún momento. Doflamingo Donquixote siempre había sido un tipo peculiar.

Las estatuillas aquí y allá de aves tropicales en otro tiempo habían sido coloridas pero, por decidía o descuido, ahora lucían opacos plumajes de madera que, en la penumbra del bar y las luces fluorescentes repartidas de manera arbitraria, daban a aquel antro la apariencia de una etérea jaula de pájaros.

Que mejor atmósfera para aquellos bellos cuerpos que se lucían en la pista o entre las mesas, regalando un deleite a la vista si solo se quería ver y al resto de los sentidos si se estaba dispuesto a pagar un poco más. Cada hombre o mujer ahí era exquisito a su manera, un encanto de lo taboo y lo prohibido rodeaba a cada empleado sublimemente.

El azabache de la cicatriz en la mejilla se había sentado a la barra colocando su saco tras el respaldo del asiento y pedido su bebida mientras miraba de manera distraída la "mercancía" disponible, a la mayoría ya les conocía de vista y con varios había compartido más de una noche, no por nada Luffy era un cliente frecuente de aquel bar, en una alejada esquina sin embargo un chico al que no conocía había llamado su atención, el listón blanco atado en su brazo derecho haciéndole sonreír ligeramente, bueno, si, parecía que la noche no estaba tan mal después de todo, había encontrado algo interesante.

El Pink flamingo tenía un sistema algo peculiar con sus empleados, el "sistema de los listones" dejaba a los clientes saber justo lo que estaban comprando sin necesidad de preguntar, un listón rosa era para las y los bailarines, empleados únicamente de show que no prestaban servicio sexual, el rojo para las prostitutas, el azul para los meseros y el blanco, bueno, el blanco era demasiado raro de encontrar en realidad, pues era para los chicos o chicas vírgenes en venta, aquel lugar no era solo un antro nocturno dedicado a la prostitución... si tenias suficiente dinero podías adquirir los servicios V.I.P. de trata de personas.

A Doflamingo que se encontraba tratando con algunos clientes al otro lado de la sala no le había pasado desapercibida la mirada de uno de sus mejores clientes a su nueva adquisición, acabo con lo que hacia a prisa y acercándose al chiquillo se había sentado a su lado, tras el alto dueño del bar podía verse un solemne pelinegro con cabello a rapa, lentes obscuros y la barba manchada por su última comida, como una especie de broma pesada era quien cuidaba al rubio y las "chicas", deshaciéndose de los buscapleitos y borrachos violentos. Vergo.

Luffy nunca había tenido problemas con Vergo pero lo había visto en acción varias veces, no le presto atención más de dos segundos pues la voz cantarina del dueño atrajo su mirada.

- Raro verte aquí en un domingo Mugiwara.- la amplia sonrisa del rubio resultaba casi burlona pero el aludido no había podido más que responderla con una propia.

-Necesitaba desfogar mis energías, ¿Qué tal el negocio Mingo?-

-Fufufu.- la peculiar risa del rubio había hecho a Luffy sonreír un poco más.- Todo bien, veo que no has agotado aun esas "energías" ¿viendo la nueva mercancía? ¿Qué diría tu querido Law?-

El menor se encogió de hombros, no tenia por que dar explicaciones a Law respecto a con quien decidía coger o por que, tampoco a Mingo para ese caso- ¿Cuál es su costo?-

-Oh, directo a los negocios... Fufufufu.- El dueño le había rodeado por los hombros señalando en dirección al pecoso.- Ace aun no está listo para la venta Mugiwara, le hace falta "entrenamiento" es un chico bastante rebelde en verdad.- la cínica sonrisa en aquel rostro le daba toda la información que necesitaba en cuanto a lo que se refería el más alto.

Todas las putas de aquel lugar eran amaestradas y entrenadas pasa servir por el mismo Doflamingo en persona y aunque no todos los sexoservidores de aquel lugar estaban ahí de manera obligada Luffy sabía que más de uno había acabado en aquel lugar a base de chantajes o deudas, se preguntaba de que clase seria Ace. No tenia relevancia, le quería y no cometería el error que había tenido con Law dos veces.

-No importa.- con una sonrisa ladina Luffy había regresado su vista al moreno sentado en solitario, si tenía que juzgar se podría decir que el chico probablemente estaba drogado o sedado de alguna manera.

-Bueno, si insistes, ven tras el cierre y los presentare.- en la sonrisa de Doflamingo había algo tan tenebroso que ya sabía que aquello no sería una experiencia precisamente agradable, aun así el mismo hecho de tener la certeza de que Ace sería suyo de una forma u otra le había hecho sentir un cosquilleo de excitación, el mismo que sentía ante cualquier reto a conquistar.

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Continuará

 

Notas finales:

Y bueno, por motivos personales últimamente no actualizo tan rápido como de costumbre y puede que se quede así por un tiempo… pero no abandonare ninguna historia, solo pido un poco de paciencia, muchas gracias a quien haya leído esta historia y los comentarios son apreciados.

 

P.D. al pequeño gatito que llegue a leer esta historia le dejo un montón de besitos justo aquí para que no se sienta mal después de leerla.- besitos protegidos por la cámara de comercio de besitos de coneja, única y exclusivamente para el gato, no tocar si no eres el gato.-


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